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1 Producciones visuales y representaciones culturales: los caminos del análisis histórico-cultural Daniel Vázquez (UNA) Daniela Abbate (UNA) Silvina Gardonio (UNA) En los últimos años, en distintos espacios del Departamento de Artes Visuales (UNA), desarrollamos una perspectiva de abordaje de las producciones visuales que denominamos análisis histórico-cultural de representaciones. Acá explicitamos algunas de las preocupaciones teóricas que generaron esta estrategia de trabajo. También incursionamos en sus fundamentos y alcances metodológicos. Y, sustentando la perspectiva, presentamos el despliegue experimental que dos artistas-investigadoras desplegaron en el corpus de su propia producción visual. (D.Abbate, 2015; S. Gardonio, 2016). En esas instancias, el análisis histórico-cultural permitió el develamiento de formas y sentidos visuales de las obras, como así también posibilitó potenciarlas y continuarlas. Las imágenes como representaciones culturales. Análisis situado y trans-estético, cuerpos- portadores y pervivencias Convendrá decir que proponemos explorar en los procesos de producción, circulación y recepción de imágenes visuales, partiendo de la premisa de considerarlas como representaciones culturales. Así, la evocación-presentación de lo ausente que toda representación conlleva en sus formas, materialidades y sentidos, es advertida como resultado de prácticas culturales.1 Por eso, abordamos las imágenes más allá de valoraciones artístico-estéticas, des-cubriendo la trans-esteticidad de las obras2, y reconsiderando los alcances de las autorías individuales al indagar en los procesos histórico-culturales de producción y recepción. Detengámonos en algunas implicancias de estas consideraciones sobre el situado de las obras ante el tiempo, la carga de sus originalidades y la cuestión de los sujetos. 1 En el uso que hacemos del concepto de representación, aparecen las improntas de Louis Marin y Roger Chartier, quienes han destacado la doble dimensión que constituye toda representación. Por un lado, una representación nos refiere a un sujeto/objeto ausente, asumiendo una dimensión transitiva, estableciéndose “una neta distinción entre lo que representa y lo que es representado.” Por otro lado, y es su dimensión reflexiva, toda representación exhibe una presencia: hay una imagen presente que se plasma en “la presentación pública de una cosa o una persona". (R. Chartier, 2002:57-58) 2 La perspectiva de trans-esteticidad de las obras es propuesta por E.Grüner en oposición a la estetización de las mismas (E. Grüner,2017:31) 2 Por un lado, destacamos la necesidad de realizar análisis situados en procesos históricos y áreas culturales donde las obras se producen y circulan. Pero tratamos de eludir relaciones mecánicas o reflejas entre contexto y obra, a partir de elementos contextuales que necesariamente se replicarían en las producciones a través de sus formas y recursos (C.Ginzburg, 1984: XXII). En sentido distinto, al considerar las imágenes- representaciones como testimonios figurativos derivados del quehacer de los sujetos, las pensamos como puertas de acceso a la comprensión del mundo social dónde fueron producidas o re-producidas. Y resaltamos la posibilidad de re-producción de las obras: no se trata de anclarlas en los momentos y áreas en que han nacido. Las representaciones circulan, viajan a través del tiempo y los espacios, por eso a veces recurrimos a itinerarios transculturales, para advertir cómo los sujetos se apropian de antiguas producciones sosteniendo, pero también mutando, los sentidos inaugurales. Así, nuestro análisis histórico-cultural ubica las producciones en tiempos de muy largo plazo,3 reconociendo formulas expresivas-emotivas que perviven en ellas, las que a veces mutan de manera aparentemente insignificante. Aparece aquí la posibilidad de advertir las producciones visuales como cuerpos-portadores de otras representaciones. Y es esa supervivencia de las imágenes en los largos plazos, esa nachebelende la que hablaba Aby Warburg, la que refuerza el sentido histórico-cultural del que venimos hablando.4 Por otro lado, esta mirada trans-estética, al des-cubrir pervivencias y mutaciones en las obras, reconsidera los sentidos culturales de los préstamos a los que necesariamente recurre todo sujeto-productor de imágenes. Un acercamiento a la cuestión lo proporciona Warburg, cuándo refiriéndose a Manet nos advierte que “la fuerza y vigencia” de los “nuevos valores expresivos” que proponía el Almuerzo sobre la Hierba (1863): 3 La perspectiva de tiempos de muy largo plazo ha sido planteada en 1958 por Braudel, quien introdujo la cuestión de la coexistencia de las distintas duraciones temporales. (F. Braudel, 1986:.60-106) Didi- Huberman ha instalado en torno al anacronismo de las imágenes, una serie de consideraciones muy interesantes, desafiando el historicismo de ciertas categorías temporales-visuales, sosteniendo que es precisamente la riqueza del anacronismo el mejor “modo temporal para expresar la exuberancia, la complejidad, la sobre determinación de las imágenes” (G.Didie-Huberman, 2000: 39). Sin embargo, nos parece que son los sujetos que las producen y re-producen quienes van cargando de sentido, a veces diferenciados, las imágenes-representaciones. 4 Ya desarrollamos, en otro trabajo, la complejidad del concepto de pathosformeln con el que Warburg sostenía la supervivencia, en los largos plazos, de determinadas formulas expresivas-emotivas. Allí destacamos la importancia de la perspectiva de Warburg para abordar el análisis de prácticas y representaciones culturales, y comprender las producciones artísticas. De hecho, nuestra estrategia histórico-cultural se sostiene en toda esa producción a la que seguimos accediendo y trabajando.(D. Vázquez, 2014) 3 “…dependen, en definitiva, no del descarte de las formas antiguas sino de los matices que surgen en la reelaboración de las mismas” (A. Warburg, edit.2014.10). De esta manera, Aby ayuda a diferenciar originalidad y novedad en las obras. También a reconocer la legitimidad artística de las cadenas de imágenes que perviven en una obra, y nos advierte que tomar prestado supone: “…retomar, no para imitar, repetir, reiterar, sino más bien para transformar, modificar y, en última instancia, hacer una reversión (A. Pinotti, 2014:39). Esta cuestión del tomar prestado y del problema de la autoría-originalidad de una obra, nos conduce al problema del sujeto sobre el que conviene detenerse. Las investigaciones de Warburg y Ginzburg mostraron la complejidad de la relación comitente-artista en las producciones renacentistas, y la necesidad de reconocer el protagonismo de los encargos en la producción de una obra.(A. Warburg, 1902; C.Ginzburg,1984) Por otra parte, las investigaciones de Chartier sobre representaciones textuales destacaron el protagonismo de los editores en la conversión de un texto en libro.(R. Chartier,1994) Y otra vez Ginzburg, a través de las lecturas-rebeldes de Menocchio (C.Ginzburg,1976), pero también los trabajos de Gruzinski (S.Gruzinski,1994;2007) y Siracusano (G.Siracusano,2005) sobre las prácticas de transculturación que los mundos indígenas americanos produjeron en las representaciones hispano-católicas, mostraron el protagonismo de los sujetos-que-leen y los sujetos-que-miran. Es necesario, entonces, en un análisis histórico-cultural dimensionar los múltiples protagonismos en los procesos de producción, circulación y recepción de las obras. Por eso reconocemos sujetos, individuales y sociales, que pugnan y confluyen, que se prestan y se distancian, por cargar de sentidos y significados a las producciones y obras. Irreductibilidad e intrincación de los lenguajes. Las imágenes como cuerpos-de-confluencia de los lenguajes. Entre nuestras preocupaciones teóricas apareció la necesidad de generar una conceptualización pertinente a las especificidades del lenguaje visual, que nos llevó a incursionar en las relaciones entre imagen visual y textos. En este sentido, nuestra perspectiva recurre a un análisis vinculante de representaciones visuales y textuales, que advierte críticamente el arraigo de una tradición en la cultura occidental, que 4 sostiene la supuesta superioridad del texto como lenguaje comunicacional.5 También, estableciendo distancias de aquellas perspectivas que asemejan imágenes y textos como el camino apropiado para desentrañar los sentidos más ocultos de las producciones visuales. Así sucede con los análisis iconográficos y los abordajes semióticos que, por distintos caminos, buscaron interpretar imágenes como si fueran textos.6. De allí que destacamos la necesidad de alcanzar análisis rigurosos de las imágenes sin necesidad de asociarlas a lógicas textuales, pretendiendo establecer la sintaxis de la obra, o abordando los significados para encontrar una semántica de las mismas, y todo para posibilitar la pretendida lectura de la obra artística.7 Por eso, al cuestionar la universalización de la categoría lectura también interpelamos la universalización de la categoría texto, y evitamos identificar “las imágenes pero también los rituales o la invención de lo cotidiano, con una textualidad”. De hacerlo, reduciríamos las prácticas sociales y las representaciones que “no recurren al escrito, a los principios que rigen los discursos”. (R.Chartier, 1996:92) Y no sólo a los principios, sino a los devenires histórico-culturales que los caracterizaron y modelaron. Una significativa muestra de esas especificidades, y en la que venimos poniendo el acento, es la importancia de abordar la materialidad de las producciones visuales como un aspecto relevante-constituyente de sus formas.Justamente, conviene contraponer el rol de la materialidad en las producciones plásticas con los procesos históricos de desmaterialización de los textos, producidos en la cultura occidental, y que fueron particularmente explicados por Ginzburg.: “Se empezó por considerar no pertinentes al texto todos los elementos vinculados con la oralidad y la gestualidad; después se siguió igual criterio con los elementos relacionados con el aspecto material de la escritura. El resultado de esta doble operación fue la paulatina desmaterialización del texto, progresivamente depurado de toda referencia a lo sensible: si bien la existencia de algún tipo de relación sensible es indispensable para que el texto sobreviva, el texto en si no se identifica con su base de sustentación” (C.Ginzburg, 1989: 148) Así, en las lecturas que suelen proponerse de las producciones plásticas la materialidad, como las relaciones sensibles que esta provoca en los sujetos-que-producen y en los 5Daniela Abbate nos ofrece una serie de referencias precisas con respecto a esa tradición de la supuesta superioridad del texto (D.Abbate, 2015:5-19). 6 Peter Burke nos señala que E. Panofsky diseña sus niveles de análisis (pre-iconográfico, iconográfico e iconológico) en correspondencia con los tres niveles literarios diseñados por Ast, de manera que había aplicado-adaptado “al mundo de las imágenes una tradición (…) de interpretación de textos “(P.Buke, 2005:45-46). 7 Un ejemplo de estas propuestas en S. Marchan Fiz,1997:13-18 5 sujetos-que–miran, suelen ser dejadas de lado. Y los abordajes sobre los sentidos simbólicos abrevan en esa misma desmaterialización. Entonces, propiciamos un análisis relacional entre imágenes y textos, reconociendo sus especificidades y su complementación. De allí, que sostengamos: “la irreductibilidad y la intrincación entre esas dos formas de representación que son el texto y la imagen, el discurso y la pintura” (R.Chartier, 1996: 76). Si abordamos imágenes y textos confiando en des-cubrir “las voces inaudibles” que pueden portar las representaciones, nuestro análisis “no desdeña la fatiga”, la valiosa fatiga, “de reconstruir la unidad natural de la palabra y la imagen “(A. Warburg, 1902). Y vale detenerse en esa condición de natural, que Aby propone para la unidad texto- imagen. Presentamos las representaciones como cuerpos-portadores tanto de imágenes como de textos. El mismo Warburg ha demostrado las múltiples conexiones entre imagen visual, palabra escrita, palabra oral y gestualidad. Si los lenguajes, en sus diversas formas, son vehículos posibilitadores de la praxis humana, es natural que se entrecrucen, se imbriquen, se intrinquen, confluyendo en el cuerpo de una representación. De allí la importancia de advertir especificidades, la irreductibilidad, y complementaciones, la intrincación. Redes de representaciones: representación núcleo, conexiones externas y cadenas indiciarias. Revisemos lo planteado e hilemos cuestiones nodales. Proponemos un análisis histórico-cultural de las producciones visuales, abordándolas como representaciones. Procuramos un análisis trans-estético que explore en los procesos de producción, circulación y recepción de las representaciones. Que las sitúa en largos plazos temporales y que recurre a vinculaciones trans-culturales. Que reconoce los distintos sujetos en los procesos de producción, circulación y recepción de las obras. Que las reconoce como cuerpos-portadores de otras representaciones, de saberes y prácticas. También, como cuerpos-de-confluencia de los distintos lenguaje humanos-culturales, reconociendo sus irreductibilidades e intrincaciones. Ahora bien, ¿cómo desplegar estos supuestos teóricos por itinerarios metodológicos que posibiliten análisis rigurosos, fundados y significativos? Volvamos a la cuestión de la trans-esteticidad. Sostenemos con Grüner que “la obra señala, mediante algún detalle, a veces nimio, a un afuera de ella” (E. Grüner, 2017:53) Conviene advertir los alcances de ese afuera de la obra. Veámoslo: 6 “Habría que decir, más bien, que es un afuera-adentro, puesto que el dedo que señala no puede estar dibujado en otro lado que en el propio “tejido” de la obra: un umbral, entonces, o un linde, como una suerte de límite poroso por el cual se cuela el fantasma, sin por ello pertenecer plenamente a la obra” (E. Grüner, 2017:53)8 Así, en virtud de ese afuera-adentro, no abordamos las representaciones como mundos cerrados sobre sí mismos, aunque reconozcamos “la intricada red de relaciones microscópicas que todo producto artístico” contiene.(C.Ginzburg, 1984: XXIII) Esa red interna es la que nos impulsa a las conexiones externas de las producciones analizadas. Cómo ya dijimos, las representaciones deben ser pensadas como puertas abiertas, son los lindes porosos de los que habla Grüner, que permiten acceder a los mundos histórico- culturales de producción y circulación. De allí que la obra-representación analizada aporte referencias desconocidas y relevantes de esos mundos sociales. Se trata, entonces, de constituir corpus de representaciones, mayormente visuales y textuales, de diversa naturaleza e índole, que son conectadas a la obra-representación que analizamos. La conformación de redes de representaciones más o menos acotadas o desplegadas en series de muy larga duración, en torno a una suerte de representación núcleo, nos permiten establecer vínculos y desarrollar cadenas explicativas de carácter indiciario.9Esas redes también deben contemplar la posibilidad de integrar las prácticas sociales a través de las cuales, las representaciones analizadas, se producen y circulan. Son los caminos propuestos por Ginzburg a través de sus estudios indiciarios, que posibilitaron el develamiento de los significados profundos de producciones visuales y textuales, escapando de las “cadenas interpretativas circularesy de asociaciones libres que generalmente se basan en una presunta interpretación de símbolos.” (C.Ginzburg, 1984: XXIII) Las implicancias de explicitar los vínculos entre el afuera-adentro de una obra son complejas y abren toda una serie de posibilidades para pensar las producciones artísticas. Son esas conexiones externas las que sustentan la hipótesis de una memoria 8Donde nosotros transcribimos “en el propio “tejido” de la obra”, en realidad el profesor Gruner dice:” en el propio texto (el “tejido”) de la obra”. Y es que viene polemizando con Derrida, a quien le hace saber que “hay mucho fuera del texto”. Nosotros, en virtud de lo que veníamos diciendo, nos tomamos la libertad de esta adaptación. 9Burucua ha propuesto en su estudio sobre el retrato de Lucía Carranza de Rodríguez Orey algunas precisiones muy interesantes con respecto a cómo componer cadenas indiciarias. Sugiere diferenciar huellas “material y documentalmente comprobados “y conjeturas. Y distinguir entre estas últimas, las conjeturas de alto grado de probabilidad fáctica y las totalmente hipotéticas. A partir de estas diferenciaciones, sostiene dos criterios metodológicos: uno, no unir dos eslabones conjeturales hipotéticos seguidos. Dos, “no unir cadenas autónomas ni desprender una cadena nueva de otra primera, sino mediante la secuencia de dos indicios material-documentales”. (J.E.Burucua 2006:159-160) 7 colectiva e individual, que sostenidas en la circulación y portación de imágenes y saberes, subyace en toda producción cultural y artística. Son, también, las que posibilitan la comprensión profunda de la obra-propia a la que un artista-investigador puede acceder promoviendo una suerte de arqueología de la propia producción. De allí, que el análisis histórico-cultural aparezca como un posible camino para comprender y potenciar la obra. La reflexión sobre los quehaceres plásticos y la construcción teórica Las investigaciones de Daniela Abbate y Silvina Gardonio que presentamos, incursionaron en el análisis histórico-cultural de la propia obra plástica, permitiendo una comprensión de las formas y sentidos que no habían alcanzado en el momento de la producción pictórica, e impulsando la reflexión crítica sobre los propios quehaceres plásticos. Justamente, Abbate plantea la necesidad de una praxis pictórica que integre reflexión teórica y práctica pictórica, que haga posible la comprensión-explicación de lo producido y que impulse un pensamiento que “refluya sobre la misma práctica para comprenderla, complejizarla y mejorarla” (D.Abbate, 2014:15).A su vez, Gardonio reconoce en este tipo de abordajes las posibilidades de “desarrollar, desde la investigación y la teoría”, nuevas relaciones entre las prácticas pictóricas, la producción y los intereses artísticos (S.Gardonio,2016). Ahora, estas artistas-investigadoras formularan algunas consideraciones con respecto a sus análisis, presentaran algunas conceptualizaciones teóricas logradas, como así también las redes de representaciones que impulsaron sus procesos de investigación. En la experiencia de Daniela Abbate, convendrá decir que eligió su oleo Te recuerdo como eras (Imagen 1, en adelante TR) para desplegar un análisis histórico-cultural, por razones estrictamente plásticas. La obra “sintetizaba un proceso de trabajo pictórico” guiado por “la intención de profundizar conocimientos sobre el lenguaje”, en especial el color. Sin embargo, sus exploraciones trans-estéticas le permitieron des-cubrir ciertas claves plástica-simbólicas, develando “el sentido totalizador, pictórico, simbólico y emotivo” al que llamó “poética de la obra. (D.Abbate, 2014:3) Asi nos refiere su trabajo. 8 Te recuerdo como eras: arqueología de la imagen, conexiones externas y representaciones del cuerpo Comprendimos a TR como una imagen-representación: nos preguntamos por aquello que evocaba y por cómo lo hacía presente en la obra. La abordamos como medio portador donde esa imagen-representación se materializaba, y realizamos una arqueología en su cuerpo-pictórico para des-cubrir las imágenes, prácticas y saberes que ella portaba. En la indagación por el afuera-adentro de TR establecimos vínculos entre la obra, la producción de artistas referentes y la producción propia. Así fuimos desplegando la red de representaciones en torno a TR (Imagen 3),buscando acceder a sus significados más ocultos. Las conexiones externas establecidas entre TR y anteriores producciones visuales nuestras (Imagen 3.2, 3.3, 3.4, 3.5) mostraron que el tratamiento del cuerpo era una constante, pudiendo establecerse en ese acotado corpus-visual propio una suerte de metamorfosis: de un cuerpo-objeto a un cuerpo-sujeto, de un cuerpo-deshumanizado a un cuerpo-humanizado. A esas conexiones, las sucedió el rastreo de imágenes y saberes en la producción de artistas-pintores que reconocemos como referentes.10 (Imagen 3.6, 3.7, 3.8, 3.9, 3.10, 3.11, 3.12, 3.13, 3.14) Esa exploración nos fue sugerida por coincidencias-influencias que establecimos con Bacon.(Imagen 3.10 y 3.12) Así: “La torsión exagerada de la figura-humana en TR, debería asimilarse a la del cuerpo en Figura en movimiento (…) También, cómo en TR la síntesis compositiva, los planos lisos estructurantes y la modulación del color en las figuras opuesto al color homogéneo del espacio, son formas visuales que hallamos en la obra de Francis Bacon. Así también la saturación de tonos, los contrastes de textura y la aplicación de carga matérica. Además, el óvalo con el que Bacon aísla la figura, se advierte como reminiscencia en TR en el plano blanco inferior.” (D.Abbate, 2014:54) Si esas conexiones con Bacon, y las establecidas con los otros artistas-referentes explicitaban los préstamos que portaba TR, si las conexiones con la propia producción des-cubría la importancia del tratamiento del cuerpo en nuestra obra y reconocía la metamorfosis de esos tratamientos, una conjetura nos llevó más afuera aún de la obra: vincular la figura-mariposa y la figura-humana como posible símbolo del proceso de metamorfosis. 10Los artistas-referentes a los que hacemos referencia son F. Bacón, G. De Chirico, E. Degas, H.Matisse, E.Pettoruti,P. Picasso y O.Redon 9 De la figura-mariposa a la imagen-mariposa. La pervivencia de una formula emotiva-expresiva en Te recuerdo como eras La reflexión-teórica sobre la forma-mariposa nos condujo a una serie de asociaciones. Primero, con la metamorfosis y la transformación, con aquello que pervive. Segundo, con la simetría-dinámica del cuerpo-humano, por lo que tiene de móvil y animado, por esa condición simétrica que tiende permanentemente a lo disimétrico Y tercero, con la fuerza arrolladora de la vida, con la energía visible que incesantemente se repite y se recrea, como el batir de alas de la mariposa. Pero mientras pintaba TR, no tenía plena conciencia de los posibles sentidos que guardaba nuestra figura-mariposa, incorporada adentro de la tela a partir del hallazgo de un cuerpo-mariposa-inerte (Imagen 3.15) que precipitó en estudios-bocetos (Imagen 3.16 y 3.17) Pero nuestras exploraciones histórico-culturales, afuera de la tela, nos mostraron que la forma-mariposa fue representada en diversos momentos históricos donde el sentido simbólico de la metamorfosis y la fuerza vital eran recurrentes. Nos preguntamos si no estaríamos ante una suerte de formula expresiva y emotiva. Casi para evaluar la solidez de la hipótesis, ensayamos un recorrido vinculante por diferentes temporalidades y distintas áreas culturales. Las semejanzas transculturales halladas parecieran confirmar la supervivencia de la forma-mariposa. Nuestra red de representaciones en tormo a TR creció significativamente y da cuenta de esos decursos.11 (Imagen 3.18, 3.19,3.20, 3.21, 3.22, 3.23, 3.24, 3.25, 3.26) Así, las distintas experiencias histórico-culturales revisadas nos alentaron a plantear la presencia de una de aquellas pathosformeln de las que hablaba Warburg en el cuerpo- plástico de TR. (D.Abbate, 2015) Maestros y discípulos en los pintores de La Boca.Huellas del aprendizaje en la obra y pervivencias del qué-se-pinta y de cómo-se-pinta. En el caso de Silvina Gardonio, su incursión en el análisis histórico-cultural se produce reflexionando-indagando-explorando sobre la complejidad del vínculo maestro- discípulo en la enseñanza-aprendizaje de las artes visuales. Su trabajo de análisis supone dos itinerarios diferenciados que se entrecruzan y yuxtaponen. Por un lado, aborda una experiencia-situada en el mundo de la plástica argentina, la de los pintores 11Nuestros itinerarios transculturales nos condujeron a distintas representaciones visuales y textuales. Seguramente las más significativas y trágicas fueron las de Eva Bulová (1942) la niña de doce años que moriría en Auschwitz hacia 1944 (Imagen 3.20 y las mariposas dibujadas en las paredes de Maidanek, Buchenwald o Dachau, y que sobrevivieron al horror desatado en las barracas alemanas. 10 de La Boca. Allí trabajó los vínculos pedagógico-plásticos que, en la primera mitad del siglo XX, desarrollaron Alfredo Lazzari y sus discípulos Fortunato Lacámera y Benito Quinquela Martín. Por otro lado, Silvina indagó en su propia producción, advirtiendo las huellas de sus aprendizajes, y des-cubriendo las pervivencias de qué-se-pinta y de cómo-se-pinta. Veamos su relato y observaciones al respecto La ausencia de documentación sobre las clases del maestro Lazzari suponía límites para nuestra investigación. Los resolvimos pesquisando en memorias y biografías de los pintores-discípulos, también de otros protagonistas de aquella experiencia barrial- cultural. Pero sobre todo, explorando en los cuerpos-plásticos de las producciones de Lazzari, Lacámera y Quinquela. Así, conformamos redes acotadas de representaciones y desarrollamos ciertas cadenas explicativas indiciarias. Ese análisis relacional nos permitió establecer formas, recursos y temáticas plásticas sostenidas y diferenciadas, de allí la posibilidad de pensar las obras de Lacámera y Quinquela como portadoras de huellas del aprendizaje construido junto a Lazzari. A través de esas huellas, evidenciadas en las continuidades y pervivencias, advertimos elementos y recursos tomados de las obras del maestro, o aprendidos en las prácticas de las clases, y que aparecían en las nuevas producciones de los discípulos. Allí estaban transformados, confirmando los sentidos del tomar prestado que aquí se señalaron más arriba. Además, esa incursión por el adentro-afuera de las obras nos permitió reconstruir prácticas de enseñanza-aprendizaje desplegadas por Lazzari en las clases de Unión. En esa sociedad de socorros mutuos, Lacámera y Quinquela, discípulos-trabajadores fueron tomando prestado recursos plásticos que un pintor de vasta formación académica les proponía. El análisis trans-estético de las obras-representaciones nos permitió reconocer “un complejo entramado de confluencia y transmisión entre distintos sectores sociales y culturales” desplegado en una comunidad de trabajadores- inmigrantes, donde las instituciones asociativas eran protagonistas culturales relevantes, y donde las producciones visuales coincidían en “una preocupación representativa común: evocar y hacer presente el espacio barrial, aportando a los vínculos identitarios que se generaban”(S.Gardonio,2016) 11 Las Prácticas I: huellas del aprendizaje y des-cubrimiento de lo que-se-pinta. El encuentro de la figura-humana El abordaje histórico-cultural de la experiencia de enseñanza-aprendizaje desplegada por Lazari y sus discípulos, nos sugirió la posibilidad de una exploración similar en nuestra propia experiencia de formación plástica. Nos propusimos reconstruir nuestros aprendizajes tallerísticos (2000-2006) para establecer las posibles huellas de esa formación en nuestras producciones. Para ello, establecimos etapas de formación, indagamos en estudios-producciones, (Imágenes 4.2, 4.3, 4.4, 4.5) rastreamos en pinturas de esas etapas (Imágenes 4.9, 4.10, 4.12), y confeccionamos autoregistros experienciales sostenidos en nuestra memoria. Después, conformamos un corpus de producciones posteriores (2007-2012) para tratar de rastrear en ellas, las posibles pervivencias de recursos plásticos aprendidos, como así también de posibles continuidades temáticas. (Imágenes 4.1, 4.6, 4.7, 4.8, 4.11, 4.13). Como el oleoLas Prácticas I (Imagen 2, Imagen 4.1, en adelante LP) presentaba cierto peso dentro del conjunto pictórico que habíamos construido hasta allí, lo planteamos como la representación-núcleo de la red (Imagen 4) que sostendría nuestras indagaciones. Así, reconocimos la conformación de una paleta de colores durante esas etapas tallerísticas que continuó sosteniendo las producciones del ciclo 2007-2013, más allá de cuestiones relacionadas al tono, valor y saturación, y a variables surgidas de la experimentación. Reconocimos continuidades en el uso de los colores complementarios y sus grises, en la incorporación del blanco y el negro como colores, y en la utilización de los grises coloreados. También, advertimos que el tratamiento del espacio plástico continuaba siendo abordado desde la totalidad, permitiendo la construcción de espacios con ilusión de tridimensión, combinándolos con bidimensión, conviviendo imágenes figurativas y no figurativas. A propósito de las primeras, estas exploraciones por nuestras distintas producciones permitieron tomar nota de una preocupación plástico-temática que pareciera sostenerse: la de la presencia de la figura-humana. Los cuerpos son evocados y se hacen presentes en figuras-mujeres, figuras-niños, figuras-hombres, siempre surgidas a partir de las relaciones de forma y color. Sin embargo, nuestro análisis permitió conjeturar algunas constantes representativas: la de cuerpos-ensimismados, situados en entornos de desolación, pero siempre de cuerpos-con- otros-cuerpos. 12 Así, nuestras indagaciones histórico-culturales permitieron entrever esa relación entre el tema o contenido, el qué-se-pinta, apareciendo a partir de las relaciones que desarrollamos entre las formas y colores, el cómo-se-pinta, y des-cubrimos, en el análisis de las huellas de aprendizaje, que las imágenes visuales encuentran en el-como-se- producen su más verdadera y genuina forma de lenguaje (H. Belting, 2007:15).Y justamente en esa trama constituida por el cómo y el qué-se-pinta de una obra, podemos rastrear las huellas del aprendizaje y los préstamos tomados. En nuestra red de representaciones damos cuenta, también, del haber tomado conciencia de ciertos préstamos-portados en LP. De las vinculaciones con el uso del color y los contrastes, con la combinatoria de planos geométricos de colores netos, junto a otros más blandos (dominados por la curva) e irregulares, que hace nuestro maestro Héctor Destéfanis en obras como Sola en el desierto.(Imagen 4.14) De las reminiscencias de ciertas figuras-mujer de Spilimbergo.(Imagen 4.18) o del tratamiento del agua en Lacámera (4.17) De las cercanías de cierta atmosfera en Saltimbanquis .(Imagen 4.16) o de las figuras-errantes de las fotografías de Salgado.(Imagen 4.15). Todas estas imágenes llegaron a nosotros en el ejercicio retrospectivo que realizamos. ¿Por qué no suponer que también lo hicieron en el momento de la pintura? Perspectiva histórico-cultural y praxis-pictóricas. Hasta aquí hemos presentado fundamentos teóricos y alcances metodológicos de una perspectiva inacabada y en suspenso. Si ha sostenido e impulsado experiencias de trabajo-investigación como lasque Gardonio y Abbate presentaron, conviene decir que esas experiencias colaboraron sustancialmente en constituirla. Hemos intentado, en este trabajo, mostrar ese diálogo permanente, no desprovisto de tensiones, entre lo teórico-histórico-cultural y lo experiencial-plástico-visual. Algo muy cercano a la perspectiva de praxis pictórica que propuso Abbate. En ese sentido, hemos seleccionado una serie de trabajos de nuestras artistas- investigadorasrealizados a posteriori de los análisis histórico-culturales que llevaron a cabo sobre TR y LP (Imágenes5, 6, 7, 8, 9, 10). Las investigaciones en torno a las obras ayudaron no solo a comprenderlas, sino a potenciarlas. 13 Imagen 01: Daniel Abbate, Te recuerdo como eras, oleo s/tela, 100x 120 cm, 2011 Imagen 02: Silvina Gardonio, Las prácticas I, óleo s/tela, 120 x 100 cm, 2012. 14 Imagen 03: Red de representaciones en torno a Te recuerdo como eras 15 Referencias de la Red de representaciones en torno a Te recuerdo como eras 1. Daniela Abbate, Te recuerdo como eras, oleo s/tela, 100X120cm, 2011 2. Daniela Abbate, Marioneta, objeto y diapositiva, 2003 3. Daniela Abbate, Bailarinas, oleo s/tela 40x50cm, 2009 4. Daniela Abbate, Donde se escucha el viento, oleo s/tela, 80x60cm, 2009 5. Daniela Abbate, En escena, oleo s/tela, 35x50cm, 2010 6. Henry Matisse, La lección de piano, oleo s/tela, 245x213cm, 1916, 7. Giorgio de Chirico, La fabrique des rêves, oleo s/tela, 59 x 75cm 1970, 8. Odilón Redon, El pensamiento, oleo sobre tabla, 22x36cm, 1880, 9. Emilio Pettoruti, El improvisador, óleo sobre tela, 195x140cm, 1937, 10. Francis Bacon, Figura en movimiento, oleo s/ tela, 198x147,5 cm, 1973 11. Henry Matisse, La Danza, oleo sobre lienzo, 260x389 cm, 1909 12. Francis Bacon, Edipo y la esfinge de Ingres, oleo s/tela, 198x147,5 cm, 1983 13. Edgar Degas, Bailarinas entre bastidores, pastel tiza s/papel, 67x67cm, 1897, 14. Emilio Pettoruti, Invierno en Paris, óleo sobre lienzo, 210x134,5 cm, 1955, 15. Cuerpo de la Mariposa encontrado en Lujan,2011 16. Daniela Abbate, Boceto en grafito sobre papel,2011 17. Daniela Abbate, Detalle de dibujo en carbonilla sobre papel, 2011 18. Werner Herzog, Cave of Forgotten Dreams, documental, 2011, Zeta Films 19. Autor Anónimo, Psique, Palazzo Nuovo, S II D.C 20. Guillaume Seignac, El despertar de Psyché, 1903 21. Itzpapálot o Mariposa de obsidiana, tallado en piedra, Mexico, 1200-1521 22. Eva Bulová, Mariposas, Lápiz sobre papel, 1942 23. Loïe Fuller, la Mariposa, danza,1908 24. Pablo PICASSO, Composición con mariposa, Tejido, madera, vegetales, mariposa y óleo sobre lienzo, 16 x22 x2 cm, 1932 25. M.C. Escher, Butterflies, xilografía, 281 x 260cm, 1950 26. Rebecca Horn, Mariposa columpio, instalación, 2004 16 Imagen 04: Red de representaciones visuales en torno a Las Practicas I 17 Referencias de la Red de representaciones visuales en torno a Las Practicas I 1. Silvina Gardonio, Las prácticas I, óleo sobre tela, 120 x 100 cm, 2012. 2. Silvina Gardonio, Las prácticas I, óleo sobre tela, 120 x 100 cm. 2012, detalle. 3. Silvina Gardonio, Naturaleza muerta con cabeza, óleo sobre papel, 65 x 95 cm, 2001. 4. Silvina Gardonio, Fuego, 15 x 20, tinta sobre papel, 1999, detalle. 5. Silvina Gardonio, Fuego, 15 x 20, tinta sobre papel, 1999. 6. Silvina Gardonio Cantar, óleo sobre tela, 40 x 50 cm, 2009. 7. Silvina Gardonio, La serenata, óleo sobre tela, 80 x 100 cm, 2011. 8. Silvina Gardonio, La ofrenda, óleo sobre tela, 150 x 160 cm. 2013. 9. Silvina Gardonio, Mesa amarilla, óleo sobre tela, 65 x 95 cm. 2002 10. Silvina Gardonio ,A la espera, óleo sobre tela, 120 x 80 cm. 2005 11. Silvina Gardonio, Sólo los dos, óleo sobre tela, 100 x 120 cm. 2011 12. Silvina Gardonio, La Procesión (II), óleo sobre tela, 100 x 130 cm, 2006 13. Silvina Gardonio, Colgados sobre un cielo azul, 30 x 40, óleo sobre cartón entelado, 2010. 14. Héctor Destéfanis, Sola en el desierto, óleo sobre tela, 180 x 155 cm. 2012 15. Sebastiao Salgado, fotografía perteneciente a la serie Éxodos. 16. Pablo Picasso, Familia de Saltimbanquis, óleo sobre tela 213 x 229 cm, 1905. 17. Fortunato Lacámera, Marina. óleo sobre cartón, 30 x 40 cm. 18. Lino Enea Spilimbergo, Figuras en la terraza, 1931. 18 Imagen 05: Daniela Abbate, La Luterana, pastel tiza s/tela, 30x 60 cm, 2012 Imagen 06: Daniela Abbate, Metamorfosis, pastel tiza s/tela, 30x 60 cm, 2012 Imagen 07: Daniela Abbate, Rio de mariposas, pastel tiza s/tela, 120x 100 cm, 2012 19 Imagen 08: Silvina Gardonio, Escena en la ventana, óleo s/tela, 150 x 120 cm, 2016 Imagen 09: Silvina Gardonio, El sueño de llegar a tierra, óleo s/tela, 150 x 160 cm, 2017 Imagen 10: Silvina Gardonio, Madre Patria, óleo s/tela, 120 x 130 cm. iniciado en 2017,en proceso 20 Bibliografía ABBATTE Daniela, 2014 “Reflexiones sobre la práctica pictórica. Arqueología y poética de la producción a partir de la obra Te recuerdo como eras”, tesis de licenciatura, Bs. As: UNA BELTING Hans, 2010 Antropología de la imagen, Bs.As: Katz, BRAUDEL Fernand, 1986 La Historia y las Ciencias Sociales, Madrid: Alianza BURKE Peter, 2005 Visto y no visto. 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