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493© Ed ito ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 47 Síndrome hiperosmolar hiperglucémico Ma. Ludivina Robles Osorio El estado hiperglucémico hiperosmolar no cetósico es una de las complicaciones agudas más graves de la dia- betes mellitus tipo 2 (DM2) que se caracteriza por hi- perglucemia > 600 mg/dL, deshidratación y ausencia de acidosis debida a cuerpos cetónicos. En algunos casos se registra una leve acidosis, en su mayoría a causa de ácido láctico. A este trastorno se le ha denominado también síndrome hiperosmolar hiperglucémico (SHH). EPIDEMIOLOGÍA En un reporte de México de 2012, relacionado con el to- tal de egresos hospitalarios en los hospitales del sistema de salud pública por complicaciones agudas de diabetes se registraron 6 220 casos durante ese año, 82.1% fueron casos de SHH, con una tasa de 1 caso por cada 1 000 egresos; 56.8% fueron mujeres con una mediana de edad de 54 años. También en EUA 1 de cada 1 000 admisiones hospitalarias se debió a SHH. Se estima que 1% de los ingresos a hospital por diabetes son por SHH. La morta- lidad es alta (15 a 60% en diferentes series), sobre todo, porque ocurre en una proporción importante en perso- nas mayores de 65 años de edad. Después de los 70 años, la mortalidad se incrementa, a menudo por otras patolo- gías que al agudizarse desencadenan esta complicación. En los casos con menor mortalidad, ésta parece deberse al reconocimiento y tratamiento oportunos. Es importante mencionar que en años recientes se ha reportado un incremento en la aparición del SHH en menores de 18 años de edad, en particular en adolescen- tes. En un estudio en el que se reporta la incidencia en niños y adolescentes de 0 a 18 años, registrada del infor- me del diagnóstico de SHH al alta del hospital en todo el país (EUA) entre 1997 y 2009, el porcentaje de hos- pitalizaciones por SHH subió en 54% (de 2.1 a 3.2 por 1 000 000), por lo que no debe considerarse una compli- cación exclusiva de la población adulta. El 24.5 y 35% de los casos de SHH no cuenta con diagnóstico previo de DM. Un punto que vale la pena destacar es que existe una sobreposición importante en- tre cetoacidosis y SHH en cuanto a sus características. De acuerdo con Wachtel et al., en pacientes con este tipo de complicaciones, 33% de los casos registró característi- cas tanto de cetoacidosis diabética como de SHH. FACTORES PRECIPITANTES La causa más común del SHH son las infecciones, cuya frecuencia va de 32 a 60%. Las infecciones principales son neumonía y del tracto urinario. Alrededor de 25% de los casos, incluso un mayor porcentaje en otras series, se desencadena por poco o nulo apego al tratamiento, así como por tratamiento inadecuado. En cuanto a condicio- nes metabólicas deben tomarse en cuenta como desenca- denantes más usuales pancreatitis, obstrucción intestinal e insuficiencia renal. Las causas relacionadas con patolo- gías endocrinas incluyen DM no diagnosticada, principal- mente en personas de edad avanzada, síndrome de Cus- hing y tirotoxicosis. Además, algunos fármacos pueden acelerar estado hiperosmolar, entre estos, los que dismi- nuyen la acción o la secreción de insulina (p. ej., tiazidas, diuréticos de asa, bloqueadores de los canales de calcio, diazóxido, propranolol, esteroides, inmunosupresores, fe- nitoína, cimetidina). Debido al riesgo de desarrollar esta complicación, los pacientes que reciben nutrición paren- teral total se deben vigilar con todo cuidado, ya sea por- que se han diagnosticados previamente como diabéticos o porque tienen carga genética importante para diabetes o antecedentes de descontrol metabólico en estados de estrés. Otro tipo de pacientes vulnerables son los que se han sometido a cirugías ortopédicas, cardiacas o del SNC. Sobre todo cuando se les administran soluciones osmó- ticas con glucosa o fármacos, como fenitoína y glucocor- ticoides. En este último grupo se incluyen los receptores de trasplantes (cuadro 47-1). http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 494 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 47) FISIOPATOGÉNESIS Uno de los mecanismos fisiopatogénicos básicos es la reducción del efecto neto de la insulina circulante. Es decir, las concentraciones de insulina son inadecuadas para facilitar la utilización de glucosa por los tejidos, pero suficientes para prevenir lipólisis y, en consecuencia, ce- togénesis; sin embargo, hay que destacar que una tercera parte de los pacientes tienen elevación de cetonas y, en consecuencia, disminución del pH sanguíneo. En forma simultánea se elevan las hormonas contrarreguladoras (glucagón, catecolaminas, cortisol y hormona de creci- miento), las que a su vez contribuyen a un mayor in- cremento de glucemia por inducción de gluconeogénesis, glucogenólisis y disminución en la utilización de glucosa. El descontrol metabólico de estos pacientes, sumado en determinados casos a patologías coexistentes, así como a la poca o nula disponibilidad de líquidos para beber (p. ej., en ancianos o personas con trastornos mentales) los hace vulnerables a esta complicación y facilita el de- sarrollo de un estado hiperosmolar. La patogénesis de hipertonicidad debida a hiper- glucemia es ocasionada porque la glucosa se comporta como un osmol efectivo y un soluto impermeable por la deficiencia de insulina que provoca diuresis osmótica. Lo que induce de forma directa hipertonicidad por glucosa en el líquido extracelular, y también el incremento de ésta como resultado de la pérdida renal de líquidos hipo- tónicos por diuresis osmótica. La hiperglucemia produce un movimiento osmótico de agua fuera de las células que genera hiponatremia por dilución y pérdidas urinarias. Además, la diuresis osmótica ocasiona pérdida importan- te de H2O libre y exceso de Na+ sérico. Este fenómeno incrementa la osmolaridad plasmática. En la mayor parte de las situaciones, la hiperglucemia se desarrolla de modo progresivo durante días a semanas, y esto da pauta para mayor pérdida de Na+, K+, H2O y otros electrólitos. De igual forma, conforme más tiempo transcurre, se generan en el SNC moléculas intracelulares osmóticamente acti- vas como mecanismo compensatorio, como mioinositol y taurina, entre otros. La hiperosmolaridad de estos in- dividuos tiene una correlación positiva con el deterioro del estado de alerta; es decir, a mayor osmolaridad corres- ponde mayor deterioro del estado de alerta del paciente: 320 a 350 mOsm/kg = alerta. 350 a 380 mOsm/kg = obnubilado. Más de 380 a 400 mOsm/kg = estupor. Más de 400 mOsm/kg = coma. Cada vez existe mayor evidencia de que la hipergluce- mia en pacientes con SHH está asociada con un estado inflamatorio grave caracterizado por elevación de cito- sinas proinflamatorias (factor de necrosis tumoral) in- terleucina 6 y 8, proteína C reactiva, especies reactivas de oxígeno y peroxidación lipídica; así como factores de riesgo cardiovascular, como inhibidor del activador tisu- lar del plasminógeno tipo 1 y ácidos grasos libres. Estos cambios se han observado aún en ausencia de una pato- logía infecciosa o cardiovascular obvia. Estos parámetros regresan casi a rangos normales a las 24 h del tratamiento basado en insulina e hidratación. DATOS CLÍNICOS Al inicio, el cuadro clínico es característico de descon- trol metabólico con síntomas, como fatiga, visión borro- sa, polidipsia, poliuria, calambres musculares y pérdida de peso. Estos se desarrollan de manera progresiva en el transcurso de días a semanas para, al fin, evolucionar has- ta SHH. En la exploración física se detectan signos de deshidratación, como disminución en la turgencia de la piel y sequedad de mucosas. Conforme aumenta la pér- dida de volumen se observan más datos de hipovolemia, como hipotensión, taquicardia, hasta llegar al grado de choque con hipoperfusióntisular y disminución de volú- menes urinarios. También se pueden encontrar signos y síntomas abdominales (náuseas, vómito, dolor y ausencia de ruidos intestinales) que sugieren patología intraab- dominal. Se recomienda una investigación cuidadosa Cuadro 47-1. Condiciones que favorecen la aparición del síndrome hiperosmolar hiperglucémico (SHH) Infecciones • Neumonía • Infección de vías urinarias • Septicemia Enfermedades coexistentes • Insuficiencia renal • Obstrucción intestinal • Pancreatitis aguda • Diálisis peritoneal Fármacos • Esteroides • Tiazidas • Diuréticos de asa • Bloqueadores H2 • Bloqueadores de los canales de calcio • Cimetidina • Fenitoína • Antipsicóticos (clorpomazina, olanzapina, clozapina, risperidona, loxapina) • Interferón a • Ribavirina • Inhibidores de proteasa • Nutrición parenteral • Inmunosupresores Endocrinas • Tirotoxicosis • Exceso de glucocorticoides • Acromegalia • DM no diagnosticada • Omisión o mal apego al tratamiento Otras • IAM • Hipotermia • Alcoholismo • Uso de cocaína • Quemaduras graves • Posoperatorio (cirugías ortopédicas o cardiacas) http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Síndrome hiperosmolar hiperglucémico 495 en cuanto a si el dolor se desarrolló antes del cuadro de hiperglucemia, por lo que, en consecuencia, podría ser la causa de SHH como en el caso de un abdomen agu- do. Los pacientes con descontrol crónico son proclives a hígado graso y, por distensión de la cápsula de Glisson cursan con dolor en el cuadrante superior derecho. Una clave en el diagnóstico de estos casos es que, si el dolor se relaciona con SHH, los síntomas mejoran en forma nota- ble después de iniciar el tratamiento apropiado. De acuerdo al grado de hiperosmolaridad pueden existir alteraciones en el estado de alerta. Las más co- munes son letargia y desorientación, incluso, pueden lle- gar a estado de coma. Las manifestaciones neurológicas focales son por igual frecuentes y al parecer reflejan un incremento de la insuficiencia vascular cerebral en áreas en las que existía disminución del flujo sanguíneo. Esto hace sospechar que se trata de enfermedad cerebrovas- cular (EVC), las manifestaciones cuando se deben a hi- perosmolaridad remiten con el tratamiento para SHH. Cuando el trastorno no se detecta de manera temprana se observa irritabilidad del SNC, con convulsiones (focales o generalizadas) hasta en 25% de los pacientes. La epi- lepsia parcial continua se ha reportado en 6% de los casos con SHH en la fase temprana, cuando la osmolaridad es aún < 330 mOsm/L. Las convulsiones relacionadas con SHH a menudo son resistentes al tratamiento con anti- convulsivantes. Debe subrayarse que la difenilhidantoína puede exacerbar las crisis. Las convulsiones, hemipare- sia, confusión y coma pueden retrasar el diagnóstico de SHH y, en consecuencia, el tratamiento apropiado. Por ello, resulta tan importante sospechar esta complicación cuando se observan alteraciones en el estado de alerta, ya que el diagnóstico tardío supone una mortalidad más elevada. Las manifestaciones más frecuentes son letar- go o disminución en la atención. A diferencia de lo que antes se pensaba, el coma es menos común y depende de osmolaridad sérica, lo que significa hipernatremia e hiperglucemia mayores. La fisiopatología de estas mani- festaciones neurológicas aún no se ha aclarado. Para ex- plicarla se han postulado varias causas, entre ellas, deshi- dratación cerebral, cambios en los neurotransmisores e isquemia cerebral. Si existe hipotensión con fiebre y taquipnea debe sospecharse infección, principalmente septicemia por gramnegativos. Aunque la infección es un factor pre- cipitante, los pacientes pueden estar normotérmicos, o incluso hipotérmicos, debido a vasodilatación periférica. La hipotermia es un signo de mal pronóstico. La disten- sión abdominal con náuseas, vómitos y dolor puede ser producto de neuropatía autonómica o hipertonicidad. La gastroparesia se resuelve en forma espontánea con la reposición de líquidos. Como se mencionó, una tercera parte de los casos tienen cetoacidosis y por lo tanto, sus manifestaciones clínicas. DATOS DE LABORATORIO Las pruebas de laboratorio recomendadas para evalua- ción inicial son glucemia, creatinina, nitrógeno ureico, cetonas en orina, bicarbonato y electrólitos (Na+, K+, CI–, P y Mg). La concentración de K+ puede estar ele- vada por la deficiencia de insulina y la hipertonicidad. Los pacientes con K+ normal/bajo o bajo suelen experi- mentar un déficit notable de K+ corporal total y requie- ren vigilancia cuidadosa de los valores séricos de potasio por el riesgo de arritmias, sobre todo si se va a iniciar tratamiento con insulina, dado que induce movimiento de K+ al espacio intracelular. La gasometría también es un auxiliar indispensable en la evaluación. Todos estos exámenes de laboratorio sirven para corroborar el grado de hiperglucemia y el estado del equilibrio ácido-base, calcular osmolaridad sérica, brecha aniónica y percatarse de cetosis, en caso de que ésta aparezca. También es útil practicar pruebas adyuvantes en la búsqueda del factor desencadenante de la complicación (biometría hemática, examen general de orina en busca de datos de infección de vías urinarias, en cuyo caso debe realizarse urocultivo; si se registra fiebre o hipotermia es recomendable realizar un hemocultivo). Debido a las características de estos pacientes se recomiendan, además, un electrocardiograma de enzimas cardiacas seriadas y radiografía de tórax, por la posibilidad de infarto agudo del miocardio (IAM) o neumonía como factores precipitantes. La leucocitosis es común en el SHH, las cifras fluc- túan entre 12 y 20 000 leucocitos/mm3 como respuesta al estrés y deshidratación; sin embargo, más de 30 000 leucocitos/mm3 es altamente sugerente de infección. Es común que creatinina sérica se encuentre elevada al prin- cipio, las causas pueden ser patología renal preexistente, en especial, en pacientes geriátricos, DM, o ambos, con largo tiempo de evolución, puede tratarse también de una hiperazoemia prerrenal en el contexto de la hipovo- lemia, secundaria a deshidratación en estos casos, o bien una falsa elevación debida a la interferencia de cuerpos cetónicos incrementados con la medición de creatinina. El tratamiento dirigido a restaurar el volumen intra- vascular o resolución de cetosis o ambos, conducirá a una reducción progresiva de los valores de creatinina en caso de que no exista nefropatía. Si el paciente está anúrico o tiene condición renal preexistente, deberá vigilarse en forma estrecha con el fin de evitar sobrecarga de volu- men durante el tratamiento, por lo que es de gran uti- lidad colocar un catéter central que facilite la vigilancia del estado de volumen; así como observar anormalidades de electrólitos y equilibrio ácido-base por el daño renal que pueden poner en riesgo la vida del paciente. En el SHH están elevadas ciertas enzimas, como transaminasas hepáticas, deshidrogenasa láctica, creati- nina fosfocinasa, amilasa y lipasa, cuyas concentraciones descienden conforme se corrige el desequilibrio. Conviene, asimismo, calcular las concentraciones de Na+ corregidas de acuerdo con los valores de glucosa. Así, por cada 100 mg/dL de glucosa por arriba de los límites normales, la medición de Na+ en suero disminuye 1.6 mEq/L. Es posible establecer la corrección mediante la siguiente fórmula: Na+ corregido = Na+ reportado + [(1.6) (glucosa – 100)/100] http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 496 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 47) Si la glucosa medida es de 950 mg/dL y Na+ 140 mEq/L: Na+ corregido = 140 + [(1.6) × (950 - 100)/100] Na+ corregido = 140 + 13.6 = 153.6mEq/L Es fundamental corregir el Na+,puesto que ésta sería la cifra al revertir la hiperglucemia. Esto significa que se han perdido líquidos hipotónicos por orina; en cambio, si el Na+ corregido es normal, indica que las pérdidas han sido isotónicas. Cuando no ha ocurrido pérdida impor- tante de líquidos, el Na+ calculado se encuentra bajo a raíz del desplazamiento de H2O del espacio intracelu- lar al extracelular. En el cuadro 47-2 se resumen algunas fórmulas útiles en la evaluación de pacientes con SHH. En caso de que se sospeche de algún desencadenante del SHH, es importante de forma simultánea, realizar los estudios pertinentes, tanto de laboratorios como de gabi- nete, para confirmarlo o descartarlo. DIAGNÓSTICO De acuerdo con la American Diabetes Association (ADA), el diagnóstico se establece, en primera instancia, por las características clínicas que incluyen un cuadro de varios días a semanas de evolución, a diferencia de la cetoacido- sis diabética, la cual, por lo regular, se establece en menos de 24 h. Este cuadro clínico implica polidipsia, poliuria, pérdida de peso, deshidratación, alteración del estado de alerta y, por último, coma. Los criterios de labora- torio que confirman el diagnóstico se mencionan en el cuadro 47-3. TRATAMIENTO Las guías para el tratamiento del SHH incluyen repo- sición de volumen para una mejorar perfusión tisular, corregir osmolaridad plasmática y alteraciones electrolí- ticas, así como en su caso, inhibir cetogénesis. El manejo de los pacientes con SHH se representa en la figura 47-1, de acuerdo con las recomendaciones de la ADA. Líquidos El tratamiento con líquidos disminuye la glucemia, con- centraciones de hormonas contrarreguladoras y restituye el volumen. Por lo general, los pacientes tienen en pro- medio de 9 a 10 litros de déficit de agua. Debido a hipe- rosmolaridad, de manera inicial, se utiliza solución salina normal al 0.9% si el Na+ corregido es normal o bajo. Si está elevado, se emplea una solución hipotónica al 0.45% de la siguiente manera: 1 500 mL en la primera hora. 1 000 mL/h para la segunda y tercera horas. 500 a 750 mL/h para la cuarta hora. Cuando la osmolaridad efectiva alcanza < 320 mOsm/L, en caso de haber iniciado con solución hipotónica, se cambia a solución salina normal al 0.9% y se valoran las concentraciones de cloro (Cl–); en caso de que éstas se encuentren elevadas, se recomienda continuar con solu- ción salina hipotónica por el riesgo de acidosis metabó- lica hiperclorémica. Si el paciente está hipotenso, el tra- tamiento temprano consiste en administrar 2 000 mL/h de soluciones. En caso de que no se observe respuesta a los líquidos cristaloides, puede considerarse el empleo de coloides o vasopresores. Para vigilancia y guía del tratamiento en lo que se re- fiere a volumen, se recomienda colocar un catéter central con el fin de medir presión venosa central, y cuando esté indicado, instalar un catéter para medir la presión capilar pulmonar en cuña. Una vez que la glucemia se ha redu- cido a < 250 mg/dL se recomienda iniciar la adminis- tración de solución glucosada al 5%, la cual puede com- binarse con solución salina, en el caso de que aún no se haya repuesto en su totalidad el déficit de volumen. Los cambios inducidos en la osmolaridad no deben superar los 3 mOsm/kg/h con el fin de evitar cambios drásticos que generen complicaciones neurológicas, como altera- ciones en el estado de alerta. En general, se recomienda Cuadro 47-2. Fórmulas utilizadas para cálculos de SHH Brecha aniónica Na+ - (Cl– + HCO3) Déficit de ACT (litros) Hombres Mujeres 0.6 × peso × [1- (140/Na sérico corregido)] 0.5 × peso × [1- (140/Na sérico corregido)] Osmolaridad sérica (mOsm/L) 2 (Na+ + K+) + gluc/18 + BUN/2.8 Osmolaridad sérica efectiva (mOsm/L) 2 (Na+ + K+) + gluc/18 Na+ = sodio (mEq/L); Cl– = cloro (mEq/L); HCO3 = bicarbonato (mEq/L) = ACT = agua corporal total (L); peso (kg); potasio (mEq/L); gluc = glucosa plasmática (mg/dL); BUN = nitrógeno ureico sanguíneo (mg/dL). Cuadro 47-3. Características bioquímicas de los pacientes con estado hiperosmolar hiperglucémico Prueba de laboratorio Concentraciones encontradas Glucemia (mg/dL) > 600 pH arterial > 7.3 Bicarbonato sérico (mEq/L) > 18 Cetonas urinarias Muy bajas o ausentes Cetonas séricas Muy bajas o ausentes Osmolaridad sérica efectiva (mOsm/kg) > 320 Brecha aniónica < 12 http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Síndrome hiperosmolar hiperglucémico 497 administrar 50% del déficit de H2O en las primeras 12 h de tratamiento y el resto en forma más lenta, para, por último, administrar con más lentitud en las siguientes 24 a 36 h. Con el fin de valorar si el tratamiento es eficaz, debe vigilarse el estado hemodinámico (normalización de la presión arterial). También se debe revisar el equilibrio de líquidos con ingresos y egresos (gasto urinario), así como el estado clínico de hidratación con el fin de evitar una sobrecarga de volumen importante en pacientes con patología cardiaca o renal. En cuyo caso se deben ad- ministrar las soluciones adoptando todas las precaucio- nes pertinentes. En caso de que el paciente haya sufrido hipotensión grave con consecuencia en la perfusión re- nal, la observación del gasto urinario permitirá vigilar la recuperación, o bien, sospechar necrosis tubular aguda, secundaria a hipotensión. Insulina Los pacientes con SHH son muy sensibles a la insulina exógena. Sin embargo, una inyección subcutánea de insu- lina durante la fase aguda del tratamiento es de poco va- Completar la evaluación inicial. Iniciar el manejo con soluciones: 1 litro de solución salina al 0.9% para la primera hora Líquidos IV Insulina Potasio Determinar el estado Rápida, 0.15 U/kg en bolo IV Choque hipovolémico Choque cardiogénico Hipotensión leve Administrar 1 L de solución salina/h, evaluar necesidad de expansores del plasma Monitoreo hemodinámico Evaluar sodio corregido Na sérico alto Na sérico normal Na sérico bajo Solución salina al 0.45% (4 a 14 mL/kg/h, dependiendo del estado de hidratación) Solución salina 0.9% (4 a 14 mL/kg/h, dependiendo del estado de hidratación) Necesitamos monitoreo con química sanguínea y electrólitos cada 4 h hasta que se encuentre estable y al mismo tiempo continuar investigando el desencadenante del EHH Una vez resuelto el EHH , iniciar insulina a 0.5 a 0.8 U/kg de peso corporal por día dividida entre insulina basal NPH o glargina en 2 o 1 administración al día respectivamente y rápida antes de los alimentos según se requiera de acuerdo al monitoreo de las glucemias en ayunas y postpandriales Una vez que la glucemia llega a 250 mL/dL, cambiar a solución glucosada al 5% más salina al 0.45% y la insulina a 0.05 a 0.1 U/kg/h, para mantener la glucemia entre 250 y 300 mg/dL, hasta que la osmolaridad sérica sea > a 315 mOsm/L y el paciente está alerta Monitorear glucosa cada hora, vigilar que disminuya aproximadamente 50 a 70 mg/dL/h, si no se logró, duplicar la dosis de insulina hasta lograr 50 a 70 mg/dL de reducción de glucemia por hora Si el K está entre 3.3 y 5.5, iniciar administrando 20 a 30 mEq/L, en cada solución (mantener el K entre 4 y 5 mEq/L 2/3 de KCl y 1/3 d KPO4) Si el K es < 3.3 mEq/L, no iniciar insulina y dar 40 a 60 mEq de K en cada litro de solución administrada si es mayor de 40 mEq por una vía central (2/3 como KCL y 1/3 como KPO4) hasta que el K sea > 3.3 mEq/L Insulina rápida 0.1 U/kg/h en infusión continua Si el K es mayor a 5.5 mEq/L no administrar IV y tomar concentraciones cada 2 h Figura 47-1. Manejo de pacientes adultos con síndrome hiperosmolar hiperglucémico, modificado de la ADA. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 498 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 47) lordebido a que existen presiones de perfusión muy ba- jas, resultando absorción insuficiente por lo que no debe administrarse por esta vía en pacientes con hipotensión hasta que se haya recuperado el estado de perfusión y, en su caso, administrarse por vía intravenosa. Sin embargo, cuando las condiciones no permiten la administración de una infusión continua de insulina intravenosa, se reco- mienda hacerlo vía subcutánea a dosis de 0.1 unidades por kilogramo de peso corporal cada hora y, de acuerdo a la respuesta, se podrá aumentar si no ha disminuido al menos 50 mg/dL la glucemia o reducir si bajó más de 70 mg/dL. Los pacientes pueden no requerir insulina para corrección de hiperglucemia, ya que una vez que se ini- cia la hidratación con soluciones, la glucemia desciende considerablemente. Sin embargo, debido a que revierte la cetoacidosis si se trata de un estado mixto, tiene la función de suprimir lipólisis, inhibir gluconeogénesis he- pática e incrementar el paso de glucosa a la célula; está indicada como parte esencial del tratamiento del SHH, siempre teniendo la precaución de rehidratar suficiente al paciente antes de iniciar la insulina, ya que si se admi- nistra cuando la persona aún está hipotensa o el estado de perfusión es deficiente, al incrementar el transporte de glucosa al espacio intracelular, también aumenta el paso de líquidos junto con la glucosa, llegando a trans- portarse de 2 a 3 litros fuera del espacio intravascular. Se recomienda iniciar con una dosis baja en infusión intravenosa continua, calculando 0.05 UI/kg/h, de prefe- rencia con una bomba de infusión para mayor exactitud en la dosis y, con eso, evitar la aplicación de dosis inade- cuadas. Es posible conectar la infusión con la línea para administrar soluciones. Si la glucemia no ha disminuido en las siguientes 1 a 2 h después del inicio del tratamiento con insulina, se recomienda incrementar a 0.1 UI/kg/h, evitando un descenso súbito en los valores de glucosa. Es importante la reevaluación del paciente cada hora. Conforme el individuo se rehidrata, si la velocidad de descenso de la glucosa se acelera, al alcanzar 250 mg/ dL de glucemia se recomienda reducir la infusión o la administración subcutánea a la mitad, e iniciar infusión de solución glucosada al 5% para evitar hipoglucemia. Si la glucemia llega a ser menor a 60 mg/dL se reco- mienda suspender la infusión de insulina por media hora y reiniciarla. En caso de que continúe siendo consistente- mente menor a 100 mg/dL se sugiere reducir la dosis de insulina a 0.05 UI/kg/h (no menos de esta cantidad). Si a pesar de estas medidas sigue siendo < 100 mg/dL, cam- biar a solución glucosada al 10% para mantener la gluce- mia < 250 mg/dL, idealmente entre 120 a 180 mg/dL. Deberá tenerse precaución de no iniciar insulina a pacientes con potasio menor a 3.3 mEq/L si no se ha iniciado reposición para alcanzar valores mayores y evi- tar que con la administración de insulina, que ocasiona entrada de potasio a las células, las concentraciones de potasio bajen de manera importante y tenga como con- secuencia arritmias, disfunción cardiovascular, debilidad muscular e insuficiencia respiratoria. Electrólitos Se recomienda su reposición de acuerdo con el déficit aproximado, según se resume en el cuadro 47-4 y confor- me a las concentraciones séricas. Potasio Antes de decidir la reposición de K, es necesario asegu- rarse de que el paciente tiene un gasto urinario adecuado. Es usual que, en promedio, durante las primeras 4 h de tratamiento se requiera reemplazo de potasio. Esta me- dida se instituye porque el inicio del tratamiento supone el descenso en las concentraciones de K+. Las guías reco- mendadas para reponerlo son las siguientes de acuerdo al valor de potasio sérico: K+ > 5 mEq/L = no requiere administración de K. K+ de 4 a 5 mEq/L = requiere 20 mEq/L en cada litro de solución para reposición. K+ de 3 a 4 mEq/L = requiere 30 a 40 mEq/L en cada litro de solución para reposición. K+ < 3 mEq/L = requiere 40 a 60 mEq/L en cada litro de solución para reposición (debido a que es una dosis alta debe administrarse por vía central, dada la probabilidad de que cause molestias, como flebitis). Después de iniciar el manejo con soluciones, se reco- mienda vigilancia frecuente (cada 2 a 4 h) de las concen- traciones de K+, sobre todo, cuando se utiliza insulina, ya que descienden con rapidez, incluso, en los casos en que al inicio el potasio se encontraba elevado. Se sugiere administrar en combinación fosfato o acetato de potasio con el fin de evitar que la aplicación de cloro sea exce- siva y disminuir la posibilidad de acidosis hiperclorémi- ca de brecha aniónica normal. Además, es útil cuando el fósforo está bajo para evitar las complicaciones que se mencionan en el siguiente punto. En forma ideal, deben Cuadro 47-4. Déficit de electrólitos y H2O corporal total en pacientes con síndrome hiperosmolar hiperglucémico Electrólito Déficit aproximado H2O total (L) 9 H2O (mL/kg)1 100 a 200 Na+ (mEq/L) 5 a 13 Cl– (mEq/L) 5 a 15 K+ (mEq/L) 4 a 6 PO (mmol/kg) 3 a 7 Mg2+ (mEq/L) 1 a 2 Ca2+ (mEq/L) 1 a 2 1 Por kg de peso corporal. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Síndrome hiperosmolar hiperglucémico 499 reponerse 2/3 en forma de KCl y 1/3 de fosfato de po- tasio (KPO4). Fosfato A pesar de que el déficit promedio de fosfatos en estos pacientes es de 3 a 7 mmol/L, el fosfato sérico puede encontrarse en cifras normales. Para evitar disfunción de los músculos cardiaco y esquelético, así como depresión respiratoria por hipofosfatemia y rabdomiólisis. Se reco- mienda reposición de fosfato en personas con disfunción cardiaca, anemia o depresión respiratoria, o bien, si las concentraciones séricas son < 1 mg/dL. En una reposi- ción se sugiere agregar 20 a 30 mEq/L de fosfato a la solución que se esté administrando, puede ser en forma de fosfato de potasio. Bicarbonato No existe indicación para emplear bicarbonato en el SHH, a menos que el pH sanguíneo sea < 7, ya que es usual que la acidosis tiende a recuperarse una vez inicia- da la rehidratación y el tratamiento con insulina. Heparina Debido a que en estos pacientes son más frecuentes trom- bosis arterial y venosa, y embolización, se recomienda anticoagulación profiláctica con heparina o con heparina de bajo peso molecular, la segunda es una opción más práctica, porque no requiere seguimiento con tiempos de coagulación. Si aparecen algunos de estos trastornos, debe iniciarse manejo con dosis completa de cualquiera de los dos tipos de heparina. Búsqueda y tratamiento de la causa precipitante En el manejo de los pacientes con SHH siempre debe in- tentarse la identificación de los factores desencadenantes y, al mismo tiempo, iniciar tratamiento. Es decir, los datos de infección (detectados por clínica o laboratorio) invo- lucran el inicio del tratamiento antibiótico apropiado. De igual forma, en el caso de un infarto agudo del miocardio o bien de un cuadro de abdomen agudo. Inicio de la ingesta de alimentos y régimen de insulina Una vez que el paciente está controlado con osmolaridad normal, brecha aniónica y bicarbonato dentro de rangos de referencia en el caso de haberse tratado de un estado mixto, así como tener la causa desencadenante controla- da, se debe considerar el inicio de la ingesta de alimentos después de iniciar el régimen de insulina subcutánea. Un error frecuente es la descontinuación de la infusión de insulina de manera prematura, lo que lleva a un rebote de acidosis por lo que se recomienda la siguiente secuen- cia de indicaciones: • Iniciar insulina de acción rápida 30 min antes de sus- pender la infusión. • Considerar iniciar la dosis de insulina basal (de ac- ción intermedia o prolongada) para cubrir los reque- rimientos. Se recomienda 1 a 2 h antes de suspender la infusión intravenosade insulina, administrar insu- lina basal para evitar descompensación. • Iniciar la ingesta de alimentos después de la admi- nistración de la insulina subcutánea, de preferencia desayuno o cena. En caso de que el paciente aún no vaya a iniciar el consumo de alimentos por vía oral, no se recomienda iniciar el esquema de insulina sub- cutánea. • En pacientes que utilizarán insulina por primera vez, calcular 0.5 a 0.8 UI/kg de peso ideal/día de insulina basal distribuida de la siguiente manera: 2/3 partes antes del desayuno y 1/3 parte antes de la cena. • Pacientes con régimen previo de insulina, decidir la dosis de acuerdo al grado de control previo. • Si durante el seguimiento posterior los requerimien- tos son mínimos, considerar la posibilidad de cam- biar a régimen con hipoglucemiantes orales. COMPLICACIONES DEL SÍNDROME HIPEROSMOLAR HIPERGLUCÉMICO Y SU TRATAMIENTO Las complicaciones más comunes del SHH son: • Hipoglucemia (por exceso en la administración de insulina). • Hipopotasemia (por el manejo con insulina e hidra- tación). • Hiperglucemia (luego del cambio de régimen a hi- poglucemiantes orales). Las complicaciones más graves son tromboembolismo de grandes vasos, coagulación intravascular diseminada, rabdomiólisis (con o sin necrosis tubular aguda) y edema cerebral. Tromboembolismo y coagulación intravascular diseminada La patología vascular oclusiva, como infarto cerebral, infarto miocárdico, embolismo pulmonar, trombosis mesentérica y coagulación intravascular diseminada son complicaciones serias e importantes del SHH. Los fac- tores que predisponen estos trastornos son la deshidra- tación con incremento de la viscosidad sanguínea y las anormalidades en la vía de la coagulación características de las complicaciones agudas de diabetes que ocasionan http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 500 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 47) un estado protrombótico. Con hidratación agresiva se reduce la incidencia de estas complicaciones a menos de 2%. Rabdomiólisis Esta complicación es producto de la destrucción de mio- citos y salida de su contenido de las células musculares hacia el plasma, lo cual se manifiesta en plasma con una elevación particular importante de creatinina cinasa (más de 1 000 UI/L), lo que permite establecer el diagnóstico en ausencia de IAM, EVC o insuficiencia renal. En se- ries de pacientes con SHH o cetoacidosis diabética que desarrollaron rabdomiólisis, la osmolaridad fue notable- mente mayor a su ingreso respecto de los pacientes que no experimentaron rabdomiólisis (386.5 ± 2.4 mOsm/ kg comparado con 351 ± 2.4 mOsm/kg; p < 0.05). En quienes desarrollaron rabdomiólisis, también se observó elevación en las concentraciones de creatinina (4.45 ± 2.4 contra 2.97 ± 0.1; p < 0.05). En esas series la mor- talidad por SHH fue de 26.7% y con rabdomiólisis de 38.5% (p < 0.05). A mayor edad mayor mortalidad, así el promedio de edad en quienes fallecen es 62, mientras los que sobreviven, 40 años. Edema cerebral Esta complicación se manifiesta de manera casi exclusiva en pacientes jóvenes con cetoacidosis diabética y es muy rara en adultos con SHH. Existe cierta preocupación en relación con la posibilidad de edema cerebral cuando se administran muy rápido soluciones durante el trata- miento del SHH. Sin embargo, en este aspecto no se ha demostrado ventaja de la administración lenta de solu- ciones. También se ha atribuido a isquemia cerebral que conduce a edema vasogénico. Además, en los pacientes subtratados se registra un incremento en la mortalidad, por lo que la meta del tratamiento siempre debe ser la corrección rápida de la osmolaridad efectiva a < 320 mOsm/L y de glucemia a límites situados entre 250 y 300 mg/dL. Eso difiere de los objetivos del tratamiento en los casos de cetoacidosis diabética. Desde el punto de vista clínico, el edema cerebral se caracteriza por deterioro del grado de conciencia, le- targia y cefalea. El deterioro neurológico puede ser rápi- do, con convulsiones, incontinencia, cambios pupilares, edema de la papila, bradicardia y paro respiratorio. Estos signos progresan conforme se desarrolla herniación del tallo cerebral. En ocasiones, la progresión es tan rápida que impide la aparición de edema de papila. Luego de la aparición de signos clínicos diferentes de letargia y cam- bios en el comportamiento, la mortalidad es alta (has- ta 70%) y de entre quienes se recuperan sólo 7 a 14% supera el evento sin secuelas permanentes. Aunque aún se desconoce el mecanismo causal del edema cerebral, es probable que sea resultado del movimiento osmótico de H2O hacia el espacio intracelular del SNC cuando la osmolaridad plasmática se reduce con particular rapidez durante el tratamiento del SHH. La mayor parte de la información existente proviene de niños con cetoacidosis diabética, por lo que las recomendaciones para adultos se basan más en el juicio clínico que en evidencia científica. Para prevenir el edema cerebral se recomienda un reemplazo gradual del déficit de H2O y Na en pacientes con estado hiperosmolar, la reducción no debe ser > 3 mOsm/kg/h. Se inicia con solución glucosada al 5% en cuanto la glucemia alcanza 250 mg/dL. Se recomienda mantenerla entre 250 y 300 mg/dL hasta que la hipe- rosmolaridad y el estado mental mejoren, y el paciente alcance estabilidad clínica. Si el diagnóstico se confirma se debe iniciar 0.5 a 2 g/kg de manitol y repetir la dosis según sea necesario. Mortalidad El porcentaje de mortalidad es alto y se incrementa mientras mayor sea la edad: • De 10% en menores de 75 años. • De 19% entre 75 y 84 años. • De 35% en mayores de 85 años de edad. También es mayor la mortalidad conforme mayor sea la osmolaridad efectiva: • De 7% cuando ésta es menor a 350 mOsm/L. • De 14% si es de 350 a 374 mOsm/L. • De 32% entre 375 y 399 mOsm/L. • De 37% si es mayor a 400 mOsm/L. La mortalidad es temprana si se presenta en las primeras 72 h, o tardía cuando acontece después de este periodo. La mortalidad temprana se debe, sobre todo a septicemia, estado de choque o patología subyacente. En cambio, la tardía suele ser resultado de eventos tromboembólicos o efectos del tratamiento. En un estudio realizado por Huang Ch et al., en pa- cientes mayores de 65 años la mortalidad en 30 días es- tuvo asociada a ciertos factores de riesgo independientes, como infección, sin taquicardia durante la atención en el servicio de urgencias (frecuencia cardiaca menor de 100 latidos/min), historia de cáncer y estado de alerta con puntuación en las escala de coma de Glasgow menor de 8. En el caso de pacientes que manifiestan las cuatro características tienen una mortalidad de 100%, pero en quienes no tienen ninguna, no hay mortalidad. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 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