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© E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 510 49 Macroangiopatía en el paciente con diabetes Rutila Castañeda Limones, Luis Ignacio Mejía Solís La macroangiopatía aterosclerosa secundaria a diabetes mellitus (DM) es causante de la mayor parte de enferme- dad cerebrovascular, de más de la mitad de las muertes de los pacientes por infarto (arteriopatía coronaria), de la excesiva morbilidad por insuficiencia cardiaca y de más de 50 de todos los casos de amputaciones no traumáticas de miembros inferiores. En diabetes mellitus tipo 2 (DM2) existe un au- mento del doble o triple en la mortalidad, en especial de origen cardiovascular. Esta tendencia entre los pacientes con DM2 no la explica sólo los factores de riesgo con- vencionales. La DM per se, y aun con control glucémi- co estricto, tiene riesgos no atribuibles a hiperglucemia. En realidad, la vulnerabilidad a la aterotrombosis puede adquirirse mucho antes de que ocurra hiperglucemia, aunque ésta es el principal factor de riesgo para microan- giopatía y participa también en el aumento del riesgo de macroangiopatía. El riesgo relativo de enfermedad coronaria es de dos a tres veces mayor en hombres con diabetes y de tres a cinco veces mayor en mujeres que la padecen. Existe un aumento de 10 en la mortalidad por cada incremento de 1 del valor normal de la hemoglobi- na glucosilada (HbA1c). La hiperglucemia contribuye al desarrollo de ma- croangiopatía aterosclerosa por varias vías: aumento del estrés oxidativo, disfunción endotelial, generación de estado de trombogénesis aumentada por elevación del inhibidor-1 del activador del plasminógeno (PAI-1) y factor de Von Willebrand, entre otros. La resistencia a la insulina se asocia con dislipidemia aterogénica, aumen- ta la producción de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), se incrementan los triglicéridos, disminuyen las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y aumentan las li- poproteínas de baja densidad (LDL), en especial de la subclase de partículas pequeñas y densas que son más aterogénicas. La coexistencia de otros factores de riesgo cardio- vascular facilitan el desarrollo acelerado de aterosclerosis en pacientes con diabetes; estos factores son hiperten- sión arterial, dislipidemias y tabaquismo; por eso, las dos primeras se deben identificar y tratar oportunamente en forma estricta; en cuanto al tabaquismo, debe insistirse en la suspensión en cada consulta. ENFERMEDAD CEREBROVASCULAR a tasa anual de enfermedad vascular cerebral (EVC) se ha incrementado de manera progresiva. En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en 1994, 15% de los casos se presentaron en pacientes menores de 54 años, es decir, en edad productiva. La mortalidad durante un infarto agudo, que se define como un déficit neurológico focal de inicio súbito que dura más de 24 horas, es de 25 a 30%; en el primer año post infarto mueren un 15 a 25% adicional y hasta el 60% de los pacientes ha muerto a los cinco años del evento. En el IMSS, en el año menciona- do se registraron 8 130 hospitalizaciones, lo cual repre- sentó 11 173 días/cama, con un costo cercano a los 26 millones de pesos, sin tomar en cuenta gastos por inca- pacidades prolongadas, pensiones, medicamentos para el estado crítico y ambulatorio, métodos de diagnóstico, así como medicina física y de rehabilitación. En el año 2010 se realizó un estudio para determinar la carga global de la enfermedad en 187 países, uno de estos fue México y al revisar las bases de datos del INEGI desde 1999 a 2010, se identificó que la enfermedad cerebrovascular representó: 326 526 años de vida saludable (AVISA) perdidos por muertes prematuras en hombres y 300 586 en mujeres. En este mismo estudio, se estimó la carga atribuible a la exposición de diferentes factores de riesgo, los cuales son determinantes para la aparición de estos problemas de salud. Para el caso de los varones, destacaron el consumo de alcohol, sobrepeso y obesidad, hiperglucemia, hipertensión arterial y tabaquismo, como los factores de riesgo más importantes y responsables de 35.6, de los AVISA perdidos en 2010. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Macroangiopatía en el paciente con diabetes 511 CARDIOPATÍA ISQUÉMICA La cardiopatía isquémica es una de las principales causas de muerte a nivel mundial. En México, ocupa el primer lugar como causa de muerte desde hace 20 años. La tran- sición epidemiológica con el incremento de la esperanza de vida, ha ocasionado un aumento en la prevalencia de enfermedades crónicas como DM2, hipertensión arterial esencial, dislipoproteinemia y obesidad que tienen tam- bién como factor causal el cambio en el estilo de vida que ha ocurrido en las últimas décadas: modificación en los hábitos de alimentación, sedentarismo y estrés. Cuando se analizó el modelo de predicción de cardiopatía isquémica en 1996, se advirtió que ésta se conservaría como primera causa de muerte en el lapso comprendido entre 1990 y 2020, tanto en países desa- rrollados como en vías de desarrollo, seguida de enferme- dad cerebrovascular. La cardiopatía isquémica es una complicación co- mún en pacientes diabéticos de larga evolución, con frecuencia particular, en quienes cursan con DM2 y su principal factor causal es aterosclerosis coronaria. No es raro que en las lesiones obstructivas fijas ocasionadas por aterosclerosis aparezcan también eventos agregados de espasmo coronario. Debe tomarse en cuenta que en DM se manifiesta de manera temprana una alteración en la respuesta vasodilatadora dependiente del endotelio, que induce vasoconstricción paradójica como respues- ta a acetilcolina en lugar de la respuesta vasodilatadora normal; dicha respuesta paradójica es consecuencia de daño o disfunción endotelial, fenómenos que es probable aparezcan en DM mucho tiempo antes de las complica- ciones microvasculares de la enfermedad. En el paciente con diabetes, las manifestaciones clí- nicas asociadas con cardiopatía isquémica pueden apare- cer de manera atípica. Además, la cardiopatía isquémica silente puede ser más frecuente en diabéticos que en no diabéticos y los datos clínicos “equivalentes anginosos”, como disnea, deben alertar sobre la posibilidad de car- diopatía isquémica subyacente. A continuación se hará referencia a la enfermedad isquémica coronaria, que es la causa principal de muerte de los pacientes con diabetes. DIAGNÓSTICO Los pasos iniciales son interrogatorio y exploración físi- ca. En las personas con diabetes, sobre todo en aquellas con larga evolución del padecimiento, debe tenerse un alto índice de sospecha de cardiopatía isquémica. El pa- ciente diabético puede tener un cuadro típico de angina estable, es decir, dolor torácico anterior, de tipo opresivo, irradiado al hombro o al brazo izquierdo, asociado con síntomas de descarga adrenérgica, con duración de po- cos minutos, o un cuadro con esas características pero de larga duración en el caso de un síndrome coronario agudo; sin embargo, puede no haber dolor ni datos de hi- peractividad simpática debido a neuropatía autonómica, en estos casos las manifestaciones agudas de insuficiencia cardiaca (disnea, edema, hipotensión arterial) o de arrit- mias de nueva aparición obligan a descartar cardiopatía isquémica subyacente. Es importante mencionar que no se recomienda rea- lizar estudios encaminados al diagnóstico de enfermedad isquémica coronaria en pacientes asintomáticos, ya que no se modifica con ello el pronóstico ni la supervivencia. En un paciente con diabetes con síntomas compatibles con angina o “equivalentes anginosos”, los primeros exámenes deben incluir electrocardiograma en reposo y radiografía de tórax; el primero puede mostrar alteraciones en la onda T o en el segmento ST y no es raro encontrar ondasQ patológicas por un infarto del miocar- dio antiguo que no fue detectado en la clínica; también permite detectar trastornos del ritmo, crecimiento de cavidades cardiacas o bloqueos de conducción. La ra- diografía de tórax puede mostrar datos compatibles con insuficiencia cardiaca. Puede ser, sin embargo, que no se detecten datos patológicos en ambos estudios. En este punto, existan o no alteraciones en los estudios mencio- nados, en un paciente con diabetes en quien se sospecha enfermedad isquémica coronaria, es necesario solicitar la valoración por un cardiólogo. El especialista, para confirmar el diagnóstico, puede realizar otros estudios, como ecocardiografía de reposo, prueba de esfuerzo, gammagrafía con talio y dipiridamol, ecocardiograma con dobutamina. El ecocardiograma de reposo permite valorar la función contráctil y descartar zonas de hipocinesia o acinesia que pudieran relacionarse con alteraciones en la perfusión miocárdica. La prueba de esfuerzo tiene sensibilidad y especificidad mayores a las del electrocardiograma de reposo; esta prueba puede realizarse también con uso concomitante de talio, lo que aumenta su sensibilidad diagnóstica. La gammagrafía con talio y dipiridamol es una opción cuando la capacidad fí- sica del paciente es baja o cuando existen impedimentos físicos para la realización de una prueba de esfuerzo en banda sinfín (p. ej., pacientes con enfermedad articular degenerativa o amputados). La ecocardiografía con do- butamina también tiene sensibilidad y especificidad altas y permite la detección de áreas hipocinéticas o acinéti- cas, y la evaluación de la función contráctil en una situa- ción de “estrés inducido por fármacos” (como dobutami- na), que intenta semejar lo que ocurre “en lo fisiológico” en condiciones de estrés físico o mental en el paciente. La dobutamina aumenta los requerimientos cardiacos de oxígeno y puede hacer evidentes defectos en la perfusión que no son visibles en situaciones basales. El objetivo del uso de dipiridamol durante el gammagrama con talio es semejante al del uso de dobutamina con ecocardiograma; esto es, aumentar la sensibilidad y la especificidad. Dipi- ridamol puede ocasionar un fenómeno de robo coronario (es decir, incrementar la perfusión de áreas no afecta- das y hacer más evidente el defecto de zonas hipoper- fundidas). Están en estudio otras opciones no invasivas de diag- nóstico, como angiotomografía coronaria y la angiorreso- nancia magnética. Estos dos estudios han evolucionado en los últimos años con el avance de la tecnología y es posible que en un futuro lleguen a ser una alternativa a la coronariografía. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 512 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 49) La angiografía coronaria sigue siendo considerada el estándar de oro en el diagnóstico de la cardiopatía is- quémica; debe reservarse para casos que se puedan con- siderar como potenciales candidatos a tratamiento de revascularización coronaria. Es un estudio invasivo y su indicación debe realizarse por un cardiólogo. Tiene la desventaja de no diferenciar de manera adecuada lesio- nes “estables” (pobres en lípidos y ricas en fibrosis) de aquellas “inestables” (ricas en lípidos y pobres en tejido fibroso); éstas últimas son las que presentan mayor ten- dencia a sufrir el fenómeno conocido como rotura de la placa, con la consecuente agregación focal de plaquetas y formación de un trombo in situ, situación que es, por lo general, el antecedente de angina inestable e infarto del miocardio. El ultrasonido endovascular coronario es un estudio invasivo que puede ayudar en la identificación de lesiones inestables, desafortunadamente no está disponi- ble en la mayoría de los centros hospitalarios. TRATAMIENTO La complicación aguda se requiere atender en un servi- cio de urgencias o de terapia intensiva en un hospital y el tratamiento lo debe dirigir, en esos casos, un cardiólo- go. En un paciente con enfermedad isquémica crónica, el tratamiento incluye la indicación de medidas no farma- cológicas que tiendan a modificar el estilo de vida y el uso de fármacos específicos. Dentro de las medidas no farmacológicas se incluyen la prescripción de ejercicio, con aumento gradual de la intensidad. Las condiciones físicas específicas del pacien- te deben considerarse en la recomendación del ejercicio; en general, caminar durante 10 a 15 min al día puede ser una recomendación inicial aplicable a la mayoría; la meta puede estar alrededor de 30 min de caminata al día, al menos durante tres a cinco días de la semana. Otras medidas no farmacológicas incluyen un programa ade- cuado de alimentación que favorezca el control glucémi- co y el perfil de lípidos, que promueva la pérdida de peso en pacientes obesos y que indique restricción moderada de sal, sobre todo en casos de insuficiencia cardiaca o hipertensión arterial sistémica. Otro aspecto importante del estilo de vida es la suspensión del tabaquismo. Las medidas farmacológicas incluyen los siguientes grupos de medicamentos: Ácido acetilsalicílico: ha demostrado ser útil en la prevención de eventos isquémicos y su costo es muy bajo. Se recomienda el uso de alrededor de 80 mgdía; a esa dosis, su efecto antiagregante plaquetario está ya presente y el riesgo de daño en la mucosa gástrica puede ser menor que el asociado con dosis mayores del fármaco. Cuando el ácido acetilsalicílico se encuentra contraindi- cado, se puede usar clopidogrel, fármaco que disminuye la agregación plaquetaria inducida por adenosina; la dosis es de 75 mgdía. Anticoagulación oral: existe controversia en cuan- to a su papel exacto en el manejo a largo plazo de la cardiopatía isquémica. Algunos casos muy específicos de pacientes que han tenido infarto del miocardio con frac- ción de expulsión muy baja podrían ser candidatos a su uso. Su papel en el manejo de personas con fibrilación auricular coexistente es mucho más claro. Nitratos: actúan como venodilatadores, vasodila- tadores coronarios y dilatadores arteriolares modestos. Son muy útiles en el control de la angina estable. Sus principales efectos colaterales son cefalea y rubicundez, que tienden a disminuir con el uso a largo plazo. Puede aparecer tolerancia si no se deja un periodo sin medica- mento durante el día. Antagonistas del receptor IibIIIa plaquetario: han demostrado ser útiles en la reducción del riesgo de com- plicaciones isquémicas después de angioplastia y de co- locación de endoprótesis, tanto en diabéticos como en no diabéticos. En la actualidad no existe una recomendación clara para su uso en pacientes externos con cardiopatía isquémica crónica. β bloqueadores: también son de utilidad en el ma- nejo de la angina estable. Estos fármacos disminuyen la tasa de reinfarto y mejoran la sobrevida en pacientes con infarto del miocardio previo. Su uso no está contraindi- cado en diabéticos y es posible que la aseveración de que enmascaran datos de hipoglucemia y de que empeoran el control glucémico, se relacione sólo con el uso de do- sis altas, situación que debe evitarse. Los β bloqueadores con efecto vasodilatador, como carvedilol y nebivolol han demostrado que son mejor tolerados que los β bloquea- dores no vasodilatadores, además, los agentes menciona- dos no afectan la resistencia a la insulina. Inhibidores de la enzima convertidora de angioten- sina (IECA) y del receptor de angiotensina II: se ha ob- servado un efecto benéfico con el uso de IECA iniciado en las primeras 36 h después de un infarto del miocardio, tanto en diabéticos como en no diabéticos. No tienen efecto antiisquémico directo, por lo que no son útiles en el manejo de los síntomas de angina, pero su uso a lar- go plazo es recomendable, sobre todo en casos de hiper- tensión arterial sistémica. Los antagonistas del receptor de angiotensina II es probable quetengan casi todos los efectos benéficos observados con el uso de IECA, por lo que son una opción en los pacientes que no toleran los inhibidores de convertasa. Antagonistas de los canales del calcio: han demos- trado beneficio en el control de la angina. Ha existido cierta controversia acerca de los efectos de dihidropiridi- nas de acción corta. El verapamilo es inotrópico negativo y disminuye la conducción auriculoventricular. Sus efec- tos colaterales potenciales incluyen bloqueo cardiaco, empeoramiento de insuficiencia cardiaca y estreñimien- to. Las dihidropiridinas (nifedipino, nicardipino, amlo- dipino) son potentes vasodilatadores con menor efecto en la contractilidad y en la conducción auriculoventri- cular; pueden causar rubor, mareo y edema en tobillos. El diltiazem tiene efectos intermedios; es un fármaco con un ligero efecto inotrópico negativo y vasodilatador, tiene menos efectos colaterales que los otros antagonis- tas de los canales de calcio. En general, se recomienda que la asociación de un β bloqueador con verapamilo o diltiazem se evite por la posibilidad de generar con la combinación problemas serios en la conducción auricu- loventricular. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Macroangiopatía en el paciente con diabetes 513 Un metaanálisis del uso de β bloqueadores, bloquea- dores de los canales del calcio y nitratos de acción larga, incluyó 90 estudios aleatorios o cruzados. Los principales hallazgos fueron: 1. No hubo diferencias en el pronóstico (muerte car- diaca e infarto del miocardio) entre nitratos y β blo- queadores o entre nitratos y bloqueadores de los ca- nales del calcio. 2. Hubo 0.31 episodios menos de angina por semana con β bloqueadores que con antagonistas de calcio como grupo y 0.63 episodios semanales menos que con nifedipino. 3. Los antagonistas de los canales de calcio de acción corta (p. ej., nifedipino de liberación normal) se aso- ciaron con un incremento de 0.44 en los episodios de angina por semana en comparación con β bloquea- dores, en tanto que los antagonistas de los canales de calcio de acción larga disminuyeron la frecuencia de angina en 0.08 episodios por semana. Es importan- te comentar, que los antagonistas de los canales de calcio de acción corta, por su efecto vasodilatador rápido pueden ocasionar taquicardia compensadora, que a su vez, aumenta el consumo miocárdico de oxígeno y eso puede desencadenar un episodio de angina en un sujeto que padece isquemia mio- cárdica. 4. A pesar de las variaciones en la frecuencia de angi- na, no hubo diferencias en el uso de nitroglicerina o en la duración del ejercicio en las pruebas en banda sinfín entre β bloqueadores y antagonistas de los ca- nales de calcio. 5. Los β bloqueadores fueron mejor tolerados que los antagonistas de los canales de calcio, en especial, que nifedipino. Hipolipemiantes: el uso de fármacos que produzcan la normalización de los valores de lípidos es importante; las personas con diabetes y diagnóstico de cardiopatía isqué- mica requieren de una estatina de las que se han definido como de “alta intensidad” para conseguir la meta reco- mendada de colesterol de LDL (menor de 70 mgdL). La hipertrigliceridemia se asocia con partículas de LDL pe- queñas y densas, y a HDL bajo, por lo que en caso de no corregir la cifra de triglicéridos con cambios en el estilo de vida, debe valorarse el uso concomitante de un fibrato, que bien puede ser fenofibrato o ciprofibrato. La DM se asocia con aterosclerosis difusa y afección de la microcirculación, por lo que la decisión de revascu- larización coronaria no es fácil en esos casos. En DM, el pronóstico de la revascularización no es tan bueno como en los no diabéticos y los resultados parecen favorecer a la cirugía de bypass sobre la angioplastia. La decisión final de revascularización debe tomar en cuenta el pro- nóstico del paciente y su situación médica global, no sólo la anatomía coronaria. PREVENCIÓN La mejor estrategia para la prevención de enfermedad macrovascular en pacientes con DM es el control inten- sivo de todos los factores de riesgo. En el estudio Steno-2 se buscó con intensidad alcanzar metas de hemoglobina glucosilada, colesterol, triglicéridos, presión arterial sis- tólica y diastólica en un grupo de pacientes y se com- pararon los resultados con otro grupo aleatorio a trata- miento convencional de esas metas. El seguimiento fue de 7.8 años y el desenlace primario incluyó una serie de eventos agrupados, como infarto agudo del miocardio no mortal, enfermedad cerebrovascular no mortal, revascu- larización percutánea o por cirugía de bypass, revascula- rización de la pierna, amputación o muerte relacionada con enfermedad cardiovascular. El resultado mostró una reducción de 53 (95 CI 27-76) en el riesgo relativo del desenlace en los pacientes en tratamiento intensivo. BIBLIOGRAFÍA Ali MK, Narayan KM, Tandon N: Diabetes & coronary heart disease: Current perspectives. Indian J Med Res 2010; 132(5):584-597. American Diabetes Association: Tratamiento con aspirina en la diabetes. Diabetes Care 2001;22(1):S60-S61. Barazzoni R, Zanetti M, Davanzo G et al.: Increased fibrinogen production in type 2 diabetic patients without detectable vascular complications: Correlation with plasma glucagon concentrations. J Clinic Endocrinol Metab 2000; 85:3123- 3125. 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Gaede P, Valentine WJ, Palmer AJ et al.: Cost-effectiveness of intensified versus conventional multifactorial intervention in type 2 diabetes: Results and projections from the Ste- no-2 study. Diabetes Care 2008;31(8):1510-1515. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org Endocrinología clínica de Dorantes y Martínez 5ª Edición Sección VII. Diabetes mellitus 49. Macroangiopatía en el paciente con diabetes booksmedicos.org Botón1:
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