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1 Fisiología gastrointestinal y nutrición (56)

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Absorción intestinal del agua y los electrolitos
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de las UE. Este fenómeno favorece los movimientos 
transepiteliales de agua y electrolitos que ocurren 
en el intestino proximal, en particular durante el pe-
ríodo postprandial, y también favorecería el trans-
porte paracelular de moléculas de pequeño tamaño 
(mono- o disacáridos, di- o tripéptidos) mediante 
el fenómeno de “solvent drag”, es decir, por arras-
tre por solvente. En consecuencia, las UE del epi-
telio del intestino delgado deben ser consideradas 
como estructuras dinámicas, cuya permeabilidad o 
apertura puede ser regulada fisiológicamente por la 
presencia de nutrientes en el lumen o a través de 
la liberación de factores endógenos como la zonu-
lina (un precursor de la haptoglobina-2) por las cé-
lulas epiteliales. Los niveles circulantes de zonulina 
se correlacionan con el grado de permeabilidad del 
epitelio intestinal y ambos parámetros están signi-
ficativamente elevados en los pacientes con enfer-
medades auto-inmunes o inflamatorias (como en la 
enfermedad celíaca o en la diabetes de tipo 1, por 
ejemplo), ilustrando la importancia de este meca-
nismo de regulación de las UE en el desarrollo de 
estas patologías.
Movimientos del agua y los electrolitos en 
el tubo digestivo
El organismo de un individuo adulto sano contiene 
aproximadamente 60% de agua (~42 L en el caso de 
un individuo de 70 Kg); sin embargo, dicho conte-
nido puede variar desde el 40%, en el caso de los 
sujetos obesos, que tienen más grasa y por lo tan-
to menos agua, al 70% en el caso de los deportistas 
que poseen mayor masa muscular y menos grasa. 
Los recién nacidos también tienen un mayor conte-
nido de agua corporal (~70%) lo que los hace más 
susceptibles a los fenómenos de deshidratación. 
El agua corporal se encuentra repartida principal-
mente en tres compartimientos: el agua intracelular 
(~67% del agua, es decir ~28 L), el agua intersticial 
(~25% o sea ~10,5 L) y el plasma (~8% o sea ~3,5 L).
En términos generales se considera que los fenóme-
nos de absorción de agua y electrolitos ocurren a ni-
vel de las vellosidades mientras que aquellos de tipo 
secretorio se realizan a nivel de las criptas. Dos prin-
cipios importantes gobiernan estos mecanismos. El 
primero es que el agua sigue en forma pasiva los mo-
vimientos de absorción o secreción de los electroli-
tos a través del epitelio intestinal. El segundo es que 
el transporte de electrolitos es globalmente electro-
neutro, es decir, que no se produce transferencia 
neta de cargas eléctricas a través del epitelio. Esto 
significa que, por ejemplo, la absorción de un catión 
es acompañada por la de un anión, independiente-
mente de su vía de absorción (trans- o paracelular). 
Cabe destacar que existen permanentemente mo-
vimientos bidireccionales (lumen → compartimento 
sistémico y compartimento sistémico → lumen) de 
agua y electrolitos a través del epitelio intestinal. La 
suma algebraica de estos movimientos define el re-
sultado final, absorción o secreción: en situaciones 
fisiológicas prevalece la absorción.
Se estima que diariamente se vacían al tubo diges-
tivo entre 6 a 10 L de agua; alrededor de 1,5 L son 
aportados por los alimentos mientras que 4,5 a 8,5 L 
provienen de las secreciones digestivas. La mayoría 
de esta agua es reabsorbida por el intestino de tal 
manera que sólo ~0,1 L se elimina cada día por las 
deposiciones. Tomando en cuenta que sólo tiene 
25 cm de largo, el duodeno es el segmento más efi-
ciente en cuanto a reabsorber agua: alrededor de 
3 L/día, mientras que el yeyuno reabsorbe 1 a 2 L y 
el íleon y el colon alrededor de 1 L cada uno. Cabe 
destacar, sin embargo, que la capacidad máxima de 
reabsorción del tubo digestivo es mucho mayor, ya 
que puede alcanzar los 18 L/d de los cuales 5 a 6 L lo 
son por el colon. La gran capacidad de reabsorción 
de agua por el colon es de particular importancia en 
el caso de las diarreas profusas. 
Estudios de perfusión yeyunal e ileal realizados en 
sujetos jóvenes alimentados con comidas estanda-
rizadas han permitido determinar las fluctuaciones 
diarias de los flujos de líquidos en el intestino. Se ha 
observado la existencia de un flujo basal de líquido 
(correspondiente a los periodos inter-prandiales) de 
alrededor de 1,8 ml/min a nivel yeyunal y 0,75 ml/
min en el íleon, que aumenta durante los períodos 
post-prandiales hasta alcanzar los 3-5 ml/min y 2-2,5

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