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Absorción intestinal del agua y los electrolitos - 63 - de las UE. Este fenómeno favorece los movimientos transepiteliales de agua y electrolitos que ocurren en el intestino proximal, en particular durante el pe- ríodo postprandial, y también favorecería el trans- porte paracelular de moléculas de pequeño tamaño (mono- o disacáridos, di- o tripéptidos) mediante el fenómeno de “solvent drag”, es decir, por arras- tre por solvente. En consecuencia, las UE del epi- telio del intestino delgado deben ser consideradas como estructuras dinámicas, cuya permeabilidad o apertura puede ser regulada fisiológicamente por la presencia de nutrientes en el lumen o a través de la liberación de factores endógenos como la zonu- lina (un precursor de la haptoglobina-2) por las cé- lulas epiteliales. Los niveles circulantes de zonulina se correlacionan con el grado de permeabilidad del epitelio intestinal y ambos parámetros están signi- ficativamente elevados en los pacientes con enfer- medades auto-inmunes o inflamatorias (como en la enfermedad celíaca o en la diabetes de tipo 1, por ejemplo), ilustrando la importancia de este meca- nismo de regulación de las UE en el desarrollo de estas patologías. Movimientos del agua y los electrolitos en el tubo digestivo El organismo de un individuo adulto sano contiene aproximadamente 60% de agua (~42 L en el caso de un individuo de 70 Kg); sin embargo, dicho conte- nido puede variar desde el 40%, en el caso de los sujetos obesos, que tienen más grasa y por lo tan- to menos agua, al 70% en el caso de los deportistas que poseen mayor masa muscular y menos grasa. Los recién nacidos también tienen un mayor conte- nido de agua corporal (~70%) lo que los hace más susceptibles a los fenómenos de deshidratación. El agua corporal se encuentra repartida principal- mente en tres compartimientos: el agua intracelular (~67% del agua, es decir ~28 L), el agua intersticial (~25% o sea ~10,5 L) y el plasma (~8% o sea ~3,5 L). En términos generales se considera que los fenóme- nos de absorción de agua y electrolitos ocurren a ni- vel de las vellosidades mientras que aquellos de tipo secretorio se realizan a nivel de las criptas. Dos prin- cipios importantes gobiernan estos mecanismos. El primero es que el agua sigue en forma pasiva los mo- vimientos de absorción o secreción de los electroli- tos a través del epitelio intestinal. El segundo es que el transporte de electrolitos es globalmente electro- neutro, es decir, que no se produce transferencia neta de cargas eléctricas a través del epitelio. Esto significa que, por ejemplo, la absorción de un catión es acompañada por la de un anión, independiente- mente de su vía de absorción (trans- o paracelular). Cabe destacar que existen permanentemente mo- vimientos bidireccionales (lumen → compartimento sistémico y compartimento sistémico → lumen) de agua y electrolitos a través del epitelio intestinal. La suma algebraica de estos movimientos define el re- sultado final, absorción o secreción: en situaciones fisiológicas prevalece la absorción. Se estima que diariamente se vacían al tubo diges- tivo entre 6 a 10 L de agua; alrededor de 1,5 L son aportados por los alimentos mientras que 4,5 a 8,5 L provienen de las secreciones digestivas. La mayoría de esta agua es reabsorbida por el intestino de tal manera que sólo ~0,1 L se elimina cada día por las deposiciones. Tomando en cuenta que sólo tiene 25 cm de largo, el duodeno es el segmento más efi- ciente en cuanto a reabsorber agua: alrededor de 3 L/día, mientras que el yeyuno reabsorbe 1 a 2 L y el íleon y el colon alrededor de 1 L cada uno. Cabe destacar, sin embargo, que la capacidad máxima de reabsorción del tubo digestivo es mucho mayor, ya que puede alcanzar los 18 L/d de los cuales 5 a 6 L lo son por el colon. La gran capacidad de reabsorción de agua por el colon es de particular importancia en el caso de las diarreas profusas. Estudios de perfusión yeyunal e ileal realizados en sujetos jóvenes alimentados con comidas estanda- rizadas han permitido determinar las fluctuaciones diarias de los flujos de líquidos en el intestino. Se ha observado la existencia de un flujo basal de líquido (correspondiente a los periodos inter-prandiales) de alrededor de 1,8 ml/min a nivel yeyunal y 0,75 ml/ min en el íleon, que aumenta durante los períodos post-prandiales hasta alcanzar los 3-5 ml/min y 2-2,5
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