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CAPITULO 4 Digestión y absorción de los hidratos de carbono Roberto Quezada Calvillo, Maricela Díaz Sotomayor, Buford L. Nichols Los hidratos de carbono constituyen la principal fuente de energía proporcionada por los alimentos y aportan aproximadamente el 50% de las calorías ingeridas en una dieta occidental promedio, aunque en ocasiones pueden constituir hasta el 100% del total del consumo calórico. Los hidratos de carbono están presentes en la dieta en una extensa variedad de estructuras químicas que incluyen monómeros y polímeros derivados principalmente de tres mono- sacáridos: glucosa, fructosa y galactosa (Figura 1). El almidón es el hidrato de carbono digerible más abundante en los alimentos; sin embargo, el consu- mo de carbohidratos más simples, tales como la sa- carosa y otros compuestos naturales o sintéticos, se ha incrementado sustancialmente con la industriali- zación del proceso de elaboración de los alimentos. Por su parte, la lactosa es el azúcar característico de la leche de los mamíferos. En los alimentos de origen vegetal hay otros hidratos de carbono no di- geribles, tales como la celulosa o la inulina, que son clasificados como fibra dietética. Aunque en la dieta de los humanos la fibra dietética no es una fuente de glucosa o de otros monosacáridos, los ácidos gra- sos de cadena corta que genera su fermentación en el intestino grueso pueden proporcionar cierta can- tidad de energía al organismo. Sin excepción, el valor energético y nutricional de los hidratos de carbono depende de la capacidad de tracto gastrointestinal para digerirlos liberan- do sus monómeros constituyentes, principalmente glucosa, galactosa y fructosa. Estos monosacáridos pueden ser absorbidos mediante transportadores específicos localizados en la membrana apical de las células epiteliales que recubren el lumen del intesti- no delgado. Una vez absorbidos, los monosacáridos son transportados a la circulación sanguínea para su transporte al hígado y a otros tejidos del organismo. En el hígado, los monosacáridos diferentes de la glu- cosa son transformados principalmente en glucosa por mecanismos enzimáticos y son llevados a los te- jidos periféricos para su procesamiento final. En años recientes se ha puesto particular atención en la presencia de hidratos de carbono en las dietas de los seres humanos debido a la dualidad de su valor nutricional. Los hidratos de carbono constituyen una fuente importante de energía para los seres huma- nos; en el caso de los lactantes, satisfacen una alta proporción de sus elevados requerimientos energé- ticos durante esta etapa del crecimiento y desarrollo. Además, la glucosa es la principal fuente de energía del sistema nervioso central. En las fórmulas infan- tiles, cuando se desea aumentar el aporte de ener- gía como hidratos de carbono, el suplemento usado más comúnmente es la maltodextrina producida por la hidrólisis parcial, química o enzimática, de almi- dones (1, 2). Por otro lado, los hidratos de carbono son fuentes de energía indispensable para los atletas de alto rendimiento, por lo que las maltodextrinas y la fructosa son componentes frecuentes de las be- bidas energéticas o “reconstituyentes”. El consumo de hidratos de carbono no digeribles o de fibra die- tética, puede asociarse con cambios cualitativos de la microflora intestinal así como con modificaciones de la motilidad intestinal y de la composición quími- ca de las heces. Algunos de estos cambios pueden ser beneficiosos para la función gastrointestinal y otro xx LIBRO Cap.4(FINAL)
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