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1 Fisiología gastrointestinal y nutrición (78)

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Digestión y absorción de los hidratos de carbono
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que en la SI, pero también diferencias en sus ca-
pacidades catalíticas. Comparada con la subunidad 
C terminal, la subunidad N tiene menor capacidad 
catalítica (mayor Km) para oligómeros de glucosa y 
maltodextrinas, menor susceptibilidad a la inhibi-
ción por substrato con maltotriosa y maltotetraosa, 
y menor susceptibilidad a la inhibición competitiva 
por acarbosa (mayor Ki) (21, 48). Esto ha permitido 
establecer que la subunidad C terminal provee la 
mayor parte de la actividad de glucoamilasa, mien-
tras que la subunidad N terminal contribuye con la 
mayor parte de la actividad de maltasa (Figura 4).
Recientemente se ha logrado resolver la estructura 
cristalina de la subunidad N terminal de la MGAM 
humana recombinante (48), confirmando que varios 
residuos de aminoácidos altamente conservados, 
como el ácido aspártico de la secuencia caracterís-
tica GXWIDMNE, se encuentran orientados hacia el 
interior del anillo formado por las láminas beta del 
sitio activo y en contacto con los sustratos. Además, 
secuencias de aminoácidos que presentan más va-
riaciones entre las proteínas eucariontas de la fa-
milia GlyHyd31, forman parte de las hélices alfa o 
de segmentos de conexión con estructuras al azar 
(“coiled coil”) que brindan soporte a las estructuras 
formadas por las láminas beta. Por lo tanto, las regio-
nes constantes podrían constituir parte importante 
del mecanismo catalítico mientras que las regiones 
helicoidales o dispuestas al azar podrían determinar 
la afinidad o especificidad por sustrato, modificando 
la disposición tridimensional del sitio activo y los si-
tios de reconocimiento o unión al sustrato. 
Lactasa-florizina hidrolasa 
El gen que codifica a la lactasa-florizina hidrolasa 
(LPH) en los seres humanos está localizado en el cro-
mosoma 2 (49). La LPH es sintetizada originalmente 
como una proteína de 220 kDa que sigue una vía 
compleja de procesamiento intracelular que involu-
cra N y O glicosilación, así como proteólisis para ge-
nerar la enzima madura, con un tamaño molecular 
de aproximadamente 160 kDa. La secuencia nucleó-
tidica del gen de la LPH humana indica la existencia 
de dominios proteicos dispuestos simétricamente 
(49). Dos de ellos son eliminados durante el proceso 
de maduración de la enzima generando un producto 
final que contiene dos subunidades, cada una con 
un sitio activo (Figura 4) (12). En contraste con la SI y 
la MGAM, la forma madura de la LPH es insertada en 
la membrana de las microvellosidades mediante su 
extremo C-terminal (50). El dominio N-terminal, que 
es eliminado durante el procesamiento proteolítico, 
parece tener funciones de chaperona y es necesario 
para el transporte intracelular de la proteína madu-
ra (51, 52). La chaperona de las inmunoglobulinas 
BiP también participa en este proceso así como la 
O-glicosilación de la proteína. Los mecanismos pre-
cisos que regulan la síntesis y el procesamiento de la 
LPH no han sido esclarecidos completamente pero 
se sabe que el estado nutricional y algunas hormo-
nas, tales como la hormona tiroidea, la insulina y 
factores de crecimiento similares a la insulina (IGFs, 
insulin-like growth factors) modifican los patrones 
de expresión de la proteína activa (53, 54, 55).
El ARN mensajero de la LPH está expresado exclusi-
vamente en los enterocitos. La actividad LPH puede 
ser detectada en el intestino delgado durante los 
dos primeros meses de la gestación (56, 57) y lo-
gra su máxima actividad durante la etapa postnatal 
temprana. En la mayor parte de los seres humanos 
la actividad LPH permanece elevada hasta el deste-
te. Posteriormente, la actividad LPH está programa-
da genéticamente para disminuir lenta pero sosteni-
damente, llegando en los adultos jóvenes a valores 
inferiores al 10% de la actividad inicial (11, 58). Di-
cha actividad no es lo suficientemente elevada como 
para permitir la digestión eficiente de la lactosa; esto 
hace que el azúcar no digerido llegue al colon don-
de es fermentado por la microflora bacteriana (57, 
11). Sin embargo, una fracción de la población hu-
mana mantiene niveles altos de actividad de LPH en 
la edad adulta. 
Se conocen sólo algunos aspectos de la expresión 
de la LPH. La enzima es expresada en células epite-
liales embrionarias del intestino delgado cultivadas 
in vitro y en ausencia de estímulos hormonales (56), 
así como en tejidos xenotransplantados en órganos

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