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Estructura del intestino delgado - 4 - Figura 4. Intestino delgado, mucosa normal. Las vellosidades re- presentan cuatro quintos del espesor total de la mucosa; su ápice es aguzado y presentan escotaduras laterales. El epitelio forma un continuo en las criptas y vellosidades y los núcleos están dis- puestos a la misma altura. Entre las células epiteliales se obser- van células caliciformes cuyo mucus no se tiñe. El tejido conectivo del eje de las vellosidades y entre las criptas es escaso; se obser- van células mononucleares y fibras musculares lisas. Por debajo de las criptas hay fibras musculares lisas, la muscularis mucosae. (H.E. Original x 120). pos de células del epitelio. La célula madre se divide aproximadamente cada 25 días dando origen a otra célula madre y a una célula epitelial indiferenciada que se divide repetidamente a intervalos cortos, generando el clon de enterocitos que reemplazará a las células que, después de madurar y migrar en columnas ordenadas, se descaman en el ápice de las vellosidades en un ciclo vital que dura 5 días aproxi- madamente (Figura 7) (4-5). En los lactantes nor- males aproximadamente el 4 % de las células de las criptas está en algún estadio de la división mitótica (2). Las células de las criptas tienen forma aproxi- madamente piramidal, su ribete estriado es poco visible, delgado e irregular y el núcleo ocupa buena parte del tercio basal de su citoplasma. Intercaladas entre los enterocitos se encuentran cé- lulas productoras de mucina, las células caliciformes (Figuras 5 y 6) y células que secretan péptidos con importantes actividades hormonales y reguladoras, las células del sistema enteroendocrino (Figura 8), llamadas también enterocromafines y, en el fondo de las criptas, caracterizadas por sus gránulos volu- minosos, hay células que secretan principalmente proteínas y péptidos con actividades antibacteria- nas, las células de Paneth (Figura 9). Sirviendo de soporte y proporcionando vasculariza- ción sanguínea y linfática e inervación a la mucosa del intestino delgado, el tejido conectivo de la lámi- na propia no sólo sirve de soporte al epitelio sino que es el asiento del sistema inmune más volumi- noso del organismo, que participa tanto en las res- puestas inmunes innatas como en las adaptativas (Figuras 10 y 11). Entre el tejido conectivo de la lámi- na propia y el epitelio hay, incluso en circunstancias normales, un activo intercambio de linfocitos y muy ocasionalmente de algún eosinófilo. En la mucosa intestinal normal no hay tránsito de neutrófilos. El tejido conectivo de la mucosa intestinal es el asien- to de una compleja y tupida red de elementos del sistema nervioso autónomo: este sistema es segun- do y muy próximo en tamaño al cerebro del sistema nervioso central, por lo que este sistema difuso ha sido llamado el segundo cerebro. Frecuentemente se observan en la lámina propia de la mucosa ganglios nerviosos de diverso tamaño y con números varia- bles de neuronas y células gliales (Figura 12). Prácticamente todas y cada una de las células pro- pias del tejido conectivo: miofibroblastos, fibroblas- tos, fibras musculares lisas y elementos vasculares sanguíneos arteriales y venosos así como linfáticos de todos los calibres, están profusamente inervados. Algunas células del sistema enteroendocrino emiten prolongaciones citoplasmáticas a la lámina propia,
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