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1 Fisiología gastrointestinal y nutrición (134)

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Estructura del intestino delgado
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Figura 4. Intestino delgado, mucosa normal. Las vellosidades re-
presentan cuatro quintos del espesor total de la mucosa; su ápice 
es aguzado y presentan escotaduras laterales. El epitelio forma 
un continuo en las criptas y vellosidades y los núcleos están dis-
puestos a la misma altura. Entre las células epiteliales se obser-
van células caliciformes cuyo mucus no se tiñe. El tejido conectivo 
del eje de las vellosidades y entre las criptas es escaso; se obser-
van células mononucleares y fibras musculares lisas. Por debajo 
de las criptas hay fibras musculares lisas, la muscularis mucosae. 
(H.E. Original x 120).
pos de células del epitelio. La célula madre se divide 
aproximadamente cada 25 días dando origen a otra 
célula madre y a una célula epitelial indiferenciada 
que se divide repetidamente a intervalos cortos, 
generando el clon de enterocitos que reemplazará 
a las células que, después de madurar y migrar en 
columnas ordenadas, se descaman en el ápice de las 
vellosidades en un ciclo vital que dura 5 días aproxi-
madamente (Figura 7) (4-5). En los lactantes nor-
males aproximadamente el 4 % de las células de las 
criptas está en algún estadio de la división mitótica 
(2). Las células de las criptas tienen forma aproxi-
madamente piramidal, su ribete estriado es poco 
visible, delgado e irregular y el núcleo ocupa buena 
parte del tercio basal de su citoplasma. 
Intercaladas entre los enterocitos se encuentran cé-
lulas productoras de mucina, las células caliciformes 
(Figuras 5 y 6) y células que secretan péptidos con 
importantes actividades hormonales y reguladoras, 
las células del sistema enteroendocrino (Figura 8), 
llamadas también enterocromafines y, en el fondo 
de las criptas, caracterizadas por sus gránulos volu-
minosos, hay células que secretan principalmente 
proteínas y péptidos con actividades antibacteria-
nas, las células de Paneth (Figura 9). 
Sirviendo de soporte y proporcionando vasculariza-
ción sanguínea y linfática e inervación a la mucosa 
del intestino delgado, el tejido conectivo de la lámi-
na propia no sólo sirve de soporte al epitelio sino 
que es el asiento del sistema inmune más volumi-
noso del organismo, que participa tanto en las res-
puestas inmunes innatas como en las adaptativas 
(Figuras 10 y 11). Entre el tejido conectivo de la lámi-
na propia y el epitelio hay, incluso en circunstancias 
normales, un activo intercambio de linfocitos y muy 
ocasionalmente de algún eosinófilo. En la mucosa 
intestinal normal no hay tránsito de neutrófilos. 
El tejido conectivo de la mucosa intestinal es el asien-
to de una compleja y tupida red de elementos del 
sistema nervioso autónomo: este sistema es segun-
do y muy próximo en tamaño al cerebro del sistema 
nervioso central, por lo que este sistema difuso ha 
sido llamado el segundo cerebro. Frecuentemente se 
observan en la lámina propia de la mucosa ganglios 
nerviosos de diverso tamaño y con números varia-
bles de neuronas y células gliales (Figura 12). 
Prácticamente todas y cada una de las células pro-
pias del tejido conectivo: miofibroblastos, fibroblas-
tos, fibras musculares lisas y elementos vasculares 
sanguíneos arteriales y venosos así como linfáticos 
de todos los calibres, están profusamente inervados. 
Algunas células del sistema enteroendocrino emiten 
prolongaciones citoplasmáticas a la lámina propia,

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