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diferentes a las proteínas silvestres, como es el caso de pX y la generación de proteínas S truncadas. Estas proteínas son muy importantes en la regulación de tipo trans (acción sobre genes ajenos y en otras localizaciones), pudiendo provocar, por lo tanto, alteraciones regulatorias en los genes celulares. Recientemente se ha demostrado que la proteína pX del HBV se puede unir a la proteína p53, impidiendo que ésta actúe en el control proliferativo celular como lo hace normalmente. El conocimiento de estas complejas interacciones entre los genes virales y celulares es fundamental para la comprensión de la transformación maligna del HBV. VIRUS EPSTEIN-BARR Y LINFOMA DE BURKITT El EBV se ha asociado con el linfoma de Burkitt y el carcinoma nasofaríngeo en base a antecedentes de tipo epidemiológico, inmunológico y virológico. El EBV es responsable de nfecciones ubicuas y se encuentra prácticamente en el 100% de la población mundial, aun en poblaciones de alto nivel de higiene. Las infecciones dentro del primer año de vida son propias de los países en desarrollo; en cambio las infecciones en la adolescencia, generalmente acompañadas por los signos característicos de la mononucleosis infecciosa, corresponden a países altamente industrializados. Este virus permanece en las personas infectadas de por vida y su excreción viral explica la alta transmisibilidad. El EBV se asoció primeramente con el linfoma de Burkitt debido al aislamiento del virus en cultivos de linfocitos B de un paciente con este linfoma y también por los altos niveles de anticuerpos anti EBV presentes en los pacientes, en comparación con los controles. También se ha podido detectar DNA de EBV en células de linfoma de Burkitt que no producen virus. La demostración de la existencia de antígenos virales específicos en las células de estos linfomas y en aquellas transformadas por EBV, apoyan también el postulado de que el EBV sería el agente etiológico más importante. Sin embargo, a pesar de los años transcurridos desde el inicio de estos hallazgos, el mecanismo oncogénico del EBV permanece desconocido, no pudiendo explicarse la ausencia de los marcadores virales en los linfomas correspondientes a los casos esporádicos de los linfomas de este tipo. Aunque no se han identificado en forma precisa los genes de transformación de EBV, los genes EBNA 1 y 2 y el correspondiente a la proteína latente de membrana (LMP), serían los más relevantes en el proceso oncogénico. Recientemente se ha podido establecer que en la membrana citoplasmática de las células transformadas por el EBV se expresa en forma constitutiva la proteína LMP- 1, que actúa como un receptor de factor de crecimiento permanentemente activado. Otro hallazgo importante en los linfomas de Burkitt, independientemente de la participación viral, es la translocación cromosómica que involucra a los genes de las inmunoglobulinas y del protooncogen c-myc, del cromosoma 8 al 14. Estas translocaciones resultan en la alteración de la regulación de c-myc y en un aumento de la transcripción de los alelos modificados y la autosupresión del locus c-myc no
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