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RABIA El virus de la rabia pertenece al género Lyssavirus de la familia Rhabdoviridae. Posee una forma característica de bala, contiene una hebra continua de ARN de polaridad negativa, una nucleocápsula helicoidal y un manto en el cual se proyecta la proteína G, principal antígeno inductor de anticuerpos neutralizantes, importantes componentes de la respuesta inmune contra este virus. Epidemiología, patogenia y clínica La distribución geográfica mundial de la rabia es variable, desde áreas de alta endemia a regiones donde la infección está ausente. En Chile, gracias al Programa de Control de Rabia instaurado en 1960, no hubo rabia humana entre 1972 y 1996, año en que se presentó el último caso, un menor de 7 años que falleció por un virus rábico compatible con una variante de murciélago tipo Tadarida brasiliensis. Si bien el perro es la principal fuente de infección para los humanos, en ciertas áreas como América del Norte y Europa los casos humanos se han originado por animales silvestres como zorros, mapaches y murciélagos insectívoros. Estos quirópteros constituyen un reservorio viral a partir del cual se originan casos de rabia en animales domésticos y en personas en forma eventual, pues la alta adaptación del virus rábico a ellos determina una escasa capacidad de afectar a otras especies animales. En Chile, por primera vez se detectó rabia en murciélagos en 1985. El ser humano habitualmente se infecta por la mordedura de un animal rabioso que inocula el virus presente en su saliva. Con menor frecuencia se puede adquirir por: vía epidérmica (piel herida en contacto con saliva infectada); vía digestiva (por escoriaciones de la mucosa facial y bucal de animales carnívoros al consumir a otros infectados con rabia); vía respiratoria (por inhalación de aerosoles con el virus en suspensión) y por transplante de órganos (córneas). Una vez en el organismo, el virus de la rabia se replica en el sitio de inoculación y se dirige por los nervios periféricos en forma retrógrada (centrípeta) hacia los ganglios espinales y al sistema nervioso central, ascendiendo en forma rápida al cerebro. Aquí se replica activamente y se disemina al resto del organismo, en especial a las glándulas salivales. La replicación viral determina lisis de las neuronas motoras, originando la parálisis fláccida y ascendente típica de la enfermedad. Esta encefalomielitis generalmente es mortal. El período de incubación es variable (1 mes- 2 años) y depende de la distancia entre el sitio de la mordedura y el SNC. Por esto la gravedad de la exposición se relaciona con la posibilidad de que el virus alcance las terminaciones nerviosas periféricas y la profilaxis consiste en aplicar vacunas e inmunoglobulinas que lo eviten. Diagnóstico virológico El diagnóstico generalmente se realiza detectando antígenos virales en células nerviosas mediante inmunofluorescencia en muestras de folículos pilosos del cuello o en cerebro. Tratamiento y profilaxis No existe tratamiento específico y por su alta letalidad, es fundamental la prevención, para lo cual se dispone de vacunas que contienen virus inactivado propagado en animales o en 17_rabia_SN
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