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Asignación IX Henry Bergson Armando Ordosgoite

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IUSPO Los Teques, 22 de mayo de 2023
Educación Mención Filosofía
Filosofía Contemporánea II
PÉREZ Germán ORDOSGOITE Armando
Henry Bergson (1859-1941)
A la pregunta ¿qué elementos constituyen la integralidad del ser humano en Bergson?
Los aspectos que quiero señalar son el rol de la intuición en la diferenciación entre la
memoria corporal y la memoria del espíritu, el papel de la conciencia en nuestras acciones, la
duración como devenir y como simultaneidad del pasado y el presente, y la inutilidad del
recuerdo, en lo que se expresa, según mi parceer, una valoracion profunda de la libertad del
hombre.
La relación mente-cuerpo, Bergson sustenta que la memoria recoge y conserva todos los
aspectos de la existencia, y que es el cuerpo, y especialmente el cerebro, el medio que
permite recobrar los datos haciendo aflorar recuerdos de forma dea percepciones o de forma
más libre en los sueños.
En cualquier caso, la concepción de la memoria en Bergson es radicalmente nueva, pues,
según él no vamos del presente al pasado; de la percepción al recuerdo, sino del pasado al
presente, del recuerdo a la percepción.
El cerebro no es, pues, el órgano del pensamiento y de la memoria o su depositario, sino
solamente un instrumento que permite traducir los recuerdos, sensaciones y experiencias en
movimientos, y enlazar lo psíquico con lo corporal.
Mientras la dimensión psíquica es propiamente la totalidad de lo vivido, pura
espontaneidad y creatividad, el cuerpo se centra en lo presente y está orientado hacia la
acción.
El siguiente aspecto es el papel de la conciencia, pues, Bergson muestra que en nuestra
vida coexisten conciencia e inconsciente.
La conciencia escoge los recuerdos apropiados para la percepción, pues, la memoria es
una fuerza que irrumpe en cualquier momento de distracción de nuestro cuerpo ante las
acciones actuales.
Por su parte, la memoria impide que nuestra existencia sea experimentada únicamente
como la serie de cortes que realiza nuestro entendimiento para poder vivir y atender a las
necesidades del presente.
En el continuo de la memoria descubrimos que el pasado se prolonga en el presente,
ambos son simultáneos, y comprendemos que la duración es el tiempo que transcurre, el
devenir.
Ahora bien, nuestro pasado se nos presenta como huidizo porque siempre está en un fluir
que nosotros no podemos retener.
La creación de novedad en nuestra vida no radica sólo en la producción de objetos
nuevos, sino en la creación de acciones que tengan una diferencia cualitativa frente a otras
acciones del pasado.
El tema de la inutilidad del recuerdo cabe ser señalado porque si bien es cierto que los
recuerdos puros son inútiles, en tanto que no conllevan ningún movimiento, ninguna acción,
es precisamente por esa inutilidad que el recuerdo nos permite tomar distancia de las acciones
presentes.
En este sentido, los recuerdos nos alejan de la atención a la vida para permitirnos nuevas
acciones.
Ya, cuando los recuerdos se han invocado y en su actualización pasan a ser
imágenes-recuerdos que posibilitan acciones prácticas, delinean nuevos contornos sobre los
objetos y permiten realizar acciones concomitantes sobre ellos.
El cuerpo hace un llamamiento al pasado, pero los recuerdos nos permiten la percepción.
Entonces, cuerpo y memoria se corresponden mutuamente, el cuerpo requiere de los
recuerdos para percibir y reconocer, mientras que la memoria requiere del cuerpo para
actualizar y encarnar sus recuerdos en imágenes y recuerdos.
Nuestra existencia trasciende la satisfacción de las necesidades vitales. Pero esa
trascendencia no es especulativa, es pragmática, es decir se asienta en nuestros actos y no en
el conocimiento por sí mismo.
Como la creación de novedad que nos permite la memoria es algo vital, muy importante
en nuestra existencia, sabemos que nuestras acciones no son siempre automáticas, por esto
creamos nuevas formas de adaptarnos a la vida.

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