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_Anatomia con Orientacion Clinica (1040)

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uréteres debido a las contracciones peristálticas.
En el hombre, la única estructura que pasa entre el uréter y el peritoneo es el
conducto deferente (v. fig. 6-34); este cruza al uréter dentro del pliegue ureteral del
peritoneo. El uréter se sitúa posterolateral al conducto deferente, y entra por el ángulo
posterosuperior de la vejiga urinaria, justo superior a la vesícula seminal.
En la mujer, el uréter pasa medial al origen de la arteria uterina y continúa hasta
el nivel de la espina isquiática, donde la arteria uterina lo cruza superiormente (v.
cuadro clínico «Lesión yatrógena de los uréteres»). A continuación, el uréter pasa
junto a la parte lateral del fórnix de la vagina y entra por el ángulo posterosuperior de
la vejiga urinaria.
Vascularización de la porción pélvica de los uréteres. La irrigación arterial de
la porción pélvica de los uréteres es variable, por ramas ureterales de las arterias
ilíacas común e interna y de la arteria ovárica (fig. 6-25; v. tabla 6-4). Las ramas
ureterales se anastomosan a lo largo del uréter, formando un aporte sanguíneo
continuo, que no implica necesariamente unas vías colaterales eficaces. En la mujer,
las arterias más constantes que irrigan esta porción de los uréteres son ramas de las
arterias uterinas. En el hombre, el origen de ramas similares son las arterias
vesicales inferiores. La vascularización de los uréteres es muy importante para los
cirujanos que intervienen esta región (v. cuadro clínico «Afectación yatrógena de la
vascularización ureteral»).
El drenaje venoso de las porciones pélvicas de los uréteres acompaña
generalmente a las arterias y desemboca en venas que reciben los mismos nombres.
Los vasos linfáticos se dirigen sobre todo a los nódulos linfáticos ilíacos comunes e
internos (v. fig. 6-20).
Inervación de los uréteres. Los nervios de los uréteres derivan de plexos
autónomos adyacentes (renal, aórtico, hipogástricos superior e inferior, fig. 6-26).
Los uréteres están situados por encima de la línea de dolor de la pelvis y, por tanto,
sus fibras aferentes (sensaciones dolorosas) siguen retrógradamente a las fibras
simpáticas hasta alcanzar los ganglios sensitivos de los nervios espinales y segmentos
T10-L2 o L3 de la médula espinal. El dolor ureteral suele referirse al cuadrante
inferior homolateral del abdomen, especialmente a la ingle (región inguinal) (v.
cuadro clínico «Cálculos ureterales»).
Vejiga urinaria. La vejiga urinaria, una víscera hueca con fuertes paredes
musculares, se caracteriza por su distensibilidad (fig. 6-27 A). La vejiga urinaria es
un depósito temporal para la orina, y su tamaño, forma, posición y relaciones varían
en función de su contenido y del estado de las vísceras vecinas. Se encuentra en la
pelvis menor cuando está vacía, posterior y ligeramente superior a ambos pubis (fig.
6-27 B). Está separada de estos huesos por el potencial espacio retropúbico (de
Retzius) y se encuentra inferior al peritoneo, descansando sobre los huesos púbicos y
la sínfisis del pubis anteriormente y la próstata (varones) o la pared anterior de la
vagina posteriormente (fig. 6-27 A y B). La vejiga urinaria está relativamente libre en
el tejido adiposo subcutáneo extraperitoneal, excepto por su cuello, que está sujeto
con firmeza por los ligamentos laterales de la vejiga y el arco tendinoso de la fascia
pélvica, en especial su componente anterior, el ligamento puboprostático en el
hombre, y el ligamento pubovesical en la mujer (v. también fig. 6-14 A). En esta,
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