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cerebrales posteriores. Con el tiempo, especialmente en los individuos con hipertensión (presión arterial elevada), la parte débil de la pared del aneurisma se expande y puede romperse (fig. C8-21 C), con paso de la sangre al espacio subaracnoideo. La rotura súbita de un aneurisma suele producir una cefalea muy intensa, casi inso- portable, y rigidez de nuca. Estos síntomas se deben a una hemorragia importante en el espacio subaracnoideo. La prevención o la recuperación de un ictus implica cambios en el estilo de vida, como controlar la presión arterial, suspender el tabaquismo, comer saludablemente, controlar el peso y la diabetes, realizar ejercicio y utilizar fármacos anticoagulantes si está indicado. Infarto cerebral La presencia de una placa ateroesclerótica en un recodo arterial (p. ej., en la bifurcación de una arteria carótida común) produce un estrechamiento (estenosis) progresivo de la arteria, con déficits neurológicos graves y progresivos (fig. C8-22). Un émbolo se desprende de la placa y discurre por el torrente sanguíneo hasta que queda alojado en una arteria, habitualmente una rama intracraneal demasiado pequeña como para permitir que siga avanzando. Este fenómeno suele producir un infarto cortical agudo, o insuficiencia brusca de la llegada de sangre arterial al cerebro (p. ej., del lóbulo parietal izquierdo). La interrupción del aporte sanguíneo durante 30 s altera el metabolismo cerebral; después de 1-2 min puede perderse la función neurológica, y al cabo de 5 min la falta de oxígeno (anoxia) puede producir un infarto cerebral. La recuperación rápida del aporte de oxígeno puede contrarrestar el daño cerebral (Esenwa, 2016). FIGURA C8-22. Placa ateromatosa. Ataques de isquemia transitoria 1603 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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