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FIGURA 6-28. Vejiga urinaria y uretra prostática. A) La vejiga del lactante se sitúa casi completamente en la cavidad abdominal. B) Vejiga y próstata del adulto; se muestra su localización pélvica y las caras de la vejiga. C) Sección coronal de la vejiga urinaria y la próstata por el plano de la uretra prostática. Las paredes de la vejiga urinaria están compuestas, fundamentalmente, por el músculo detrusor. Hacia el cuello de la vejiga masculina, sus fibras musculares forman el esfínter interno de la uretra, de contracción involuntaria. Al eyacular, el esfínter se contrae para evitar la eyaculación retrógrada de semen al interior de la vejiga urinaria. Algunas fibras discurren radialmente y ayudan a abrir el orificio uretral interno. En el hombre, las fibras musculares del cuello de la vejiga se continúan con el tejido fibromuscular de la próstata, mientras que en la mujer estas fibras se continúan con las fibras musculares de la pared de la uretra. Los orificios ureterales y el orificio uretral interno se encuentran en los ángulos del trígono vesical (fig. 6-28 C). Los orificios ureterales están rodeados por asas de la musculatura del detrusor, que se estrechan cuando se contrae la vejiga urinaria, para ayudar a evitar el reflujo de orina hacia el interior del uréter. La úvula vesical es una ligera elevación del trígono; normalmente es más prominente en los varones de edad avanzada, debido al agrandamiento del lóbulo posterior de la próstata (fig. 6-30 A). Vascularización de la vejiga urinaria. Las arterias principales que irrigan la vejiga urinaria son ramas de las arterias ilíacas internas (v. tabla 6-4). Las arterias vesicales superiores irrigan las porciones anterosuperiores de la vejiga. En el varón, el fondo y el cuello de la vejiga están irrigados por las arterias vesicales inferiores. En la mujer, las arterias vesicales inferiores son sustituidas por las arterias vaginales, que envían pequeñas ramas a las porciones posteroinferiores de la vejiga (v. fig. 6-17 B). Las arterias obturatriz y glútea inferior también proporcionan pequeñas ramas a la vejiga urinaria. Los nombres de las venas que drenan la vejiga se corresponden con los de las arterias, y son tributarias de las venas ilíacas internas. En el hombre, el plexo venoso vesical se continúa con el plexo venoso prostático (v. fig. 6-19 C), y el plexo combinado envuelve el fondo de la vejiga y la próstata, las vesículas seminales, los conductos deferentes y los extremos inferiores de los uréteres. También recibe sangre de la vena dorsal profunda del pene, que drena en el plexo venoso prostático. El plexo venoso vesical es la red venosa que se asocia más directamente con la propia vejiga. Drena, principalmente, a través de las venas vesicales inferiores en las venas ilíacas internas; sin embargo, puede drenar, a través de las venas sacras, en los plexos venosos vertebrales internos. En la mujer, el plexo venoso vesical envuelve la porción pélvica de la uretra y el cuello de la vejiga, recibe sangre de la vena dorsal del clítoris y se comunica con el plexo venoso vaginal o uterovaginal (v. fig. 6-19 B). Inervación de la vejiga. Las fibras simpáticas para la vejiga urinaria son conducidas desde los niveles torácicos inferiores y lumbares superiores de la médula espinal hacia los plexos vesicales (pélvicos), principalmente a través de los plexos y nervios hipogástricos, mientras que las fibras parasimpáticas procedentes de los niveles sacros de la médula espinal son conducidas por los nervios esplácnicos pélvicos y los plexos hipogástricos inferiores (fig. 6-29). Las fibras parasimpáticas son motoras para el músculo detrusor de la pared vesical, e inhibidoras para el 1089 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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