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cara lateral del muslo, añadiendo estabilidad a la articulación de la rodilla. El cóndilo lateral también presenta una cara articular fibular posterolateralmente, en su parte inferior, para la cabeza de la fíbula. A diferencia del fémur, el cuerpo de la tibia muestra una disposición verdaderamente vertical dentro de la pierna, y presenta una sección transversal algo triangular. Tiene tres caras y bordes: medial, lateral/interóseo y posterior. El borde anterior de la tibia es el más sobresaliente. Este borde y la cara medial adyacente son subcutáneos en toda su longitud, y constituyen lo que suele conocerse como «espinilla»; su cubierta perióstica y la piel que la cubre son muy propensas a la aparición de hematomas. En el extremo superior del borde anterior, la tuberosidad de la tibia, ancha y apaisada, es el lugar para la inserción distal del ligamento patelar, que se extiende entre el borde inferior de la patela y la tuberosidad de la tibia. El cuerpo de la tibia es más delgado en la unión de sus tercios medio y distal. El extremo distal de la tibia es más pequeño que el proximal, ensanchándose sólo medialmente; la expansión medial se extiende inferior al resto del cuerpo, formando el maléolo medial. La cara inferior del cuerpo y la cara lateral del maléolo medial se articulan con el talus, y están cubiertas por cartílago articular (v. fig. 7-4). El borde interóseo de la tibia es agudo allí donde se inserta la membrana interósea, que une los dos huesos de la pierna (fig. 7-10). Inferiormente, el borde agudo se sustituye por un surco, la incisura fibular, que aloja y proporciona inserción fibrosa al extremo distal de la fíbula. En la cara posterior de la porción proximal del cuerpo de la tibia existe una cresta rugosa y diagonal, denominada línea del sóleo, que discurre inferior y medialmente hasta el borde medial. La línea se forma en relación con el origen aponeurótico del músculo sóleo, aproximadamente a un tercio de su ruta descendente por el cuerpo del hueso. Inmediatamente distal a la línea del sóleo hay un surco vascular dirigido oblicuamente, que conduce a un gran foramen nutricio, por el cual pasa la principal arteria que irriga el extremo proximal del hueso y su médula. Desde este foramen, el conducto nutricio discurre inferiormente por la tibia antes de desembocar en el interior de la cavidad medular. FÍBULA La delgada fíbula se sitúa posterolateral a la tibia, a la cual está firmemente unido por la sindesmosis tibiofibular, que incluye la membrana interósea (fig. 7-10). La fíbula no interviene en el soporte del peso corporal. Su función principal es servir de inserción muscular, proporcionando inserción distal a un músculo e inserción proximal a ocho. Las fibras de la sindesmosis tibiofibular están dispuestas para resistir la tracción neta resultante de la fíbula hacia abajo. El extremo distal aumenta de tamaño y se prolonga lateralmente e inferiormente, formando el maléolo lateral. Los maléolos constituyen las paredes laterales de un encaje rectangular (mortaja), que es el componente superior de la articulación talocrural (v. fig. 7-4 A), y en ellos se insertan los ligamentos que estabilizan la articulación. El maléolo lateral sobresale más y es más posterior que el maléolo medial, y se extiende aproximadamente 1 cm más distalmente. 1236 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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