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_Anatomia con Orientacion Clinica (1193)

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cara lateral del muslo, añadiendo estabilidad a la articulación de la rodilla. El cóndilo
lateral también presenta una cara articular fibular posterolateralmente, en su parte
inferior, para la cabeza de la fíbula.
A diferencia del fémur, el cuerpo de la tibia muestra una disposición
verdaderamente vertical dentro de la pierna, y presenta una sección transversal algo
triangular. Tiene tres caras y bordes: medial, lateral/interóseo y posterior.
El borde anterior de la tibia es el más sobresaliente. Este borde y la cara
medial adyacente son subcutáneos en toda su longitud, y constituyen lo que suele
conocerse como «espinilla»; su cubierta perióstica y la piel que la cubre son muy
propensas a la aparición de hematomas. En el extremo superior del borde anterior, la
tuberosidad de la tibia, ancha y apaisada, es el lugar para la inserción distal del
ligamento patelar, que se extiende entre el borde inferior de la patela y la tuberosidad
de la tibia.
El cuerpo de la tibia es más delgado en la unión de sus tercios medio y distal. El
extremo distal de la tibia es más pequeño que el proximal, ensanchándose sólo
medialmente; la expansión medial se extiende inferior al resto del cuerpo, formando
el maléolo medial. La cara inferior del cuerpo y la cara lateral del maléolo medial se
articulan con el talus, y están cubiertas por cartílago articular (v. fig. 7-4).
El borde interóseo de la tibia es agudo allí donde se inserta la membrana
interósea, que une los dos huesos de la pierna (fig. 7-10). Inferiormente, el borde
agudo se sustituye por un surco, la incisura fibular, que aloja y proporciona
inserción fibrosa al extremo distal de la fíbula.
En la cara posterior de la porción proximal del cuerpo de la tibia existe una cresta
rugosa y diagonal, denominada línea del sóleo, que discurre inferior y medialmente
hasta el borde medial. La línea se forma en relación con el origen aponeurótico del
músculo sóleo, aproximadamente a un tercio de su ruta descendente por el cuerpo del
hueso. Inmediatamente distal a la línea del sóleo hay un surco vascular dirigido
oblicuamente, que conduce a un gran foramen nutricio, por el cual pasa la principal
arteria que irriga el extremo proximal del hueso y su médula. Desde este foramen, el
conducto nutricio discurre inferiormente por la tibia antes de desembocar en el
interior de la cavidad medular.
FÍBULA
La delgada fíbula se sitúa posterolateral a la tibia, a la cual está firmemente unido por
la sindesmosis tibiofibular, que incluye la membrana interósea (fig. 7-10). La fíbula
no interviene en el soporte del peso corporal. Su función principal es servir de
inserción muscular, proporcionando inserción distal a un músculo e inserción
proximal a ocho. Las fibras de la sindesmosis tibiofibular están dispuestas para
resistir la tracción neta resultante de la fíbula hacia abajo.
El extremo distal aumenta de tamaño y se prolonga lateralmente e inferiormente,
formando el maléolo lateral. Los maléolos constituyen las paredes laterales de un
encaje rectangular (mortaja), que es el componente superior de la articulación
talocrural (v. fig. 7-4 A), y en ellos se insertan los ligamentos que estabilizan la
articulación. El maléolo lateral sobresale más y es más posterior que el maléolo
medial, y se extiende aproximadamente 1 cm más distalmente.
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