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Medicina interna en pequeños animales Manuales clínicos de Veterinaria Editores Alba Galán Rodríguez Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Carmen María Pineda Martos Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Ignacio Mesa Sánchez Hospital Veterinario Valencia Sur Valencia, España Editores de la colección Juan Morgaz Rodríguez, Pilar Muñoz Rascón, Alba Galán Rodríguez Índice de capítulos Cubierta Portada Página de créditos Colaboradores Prefacio Agradecimientos Siglas utilizadas Capítulo 1: Abdomen agudo Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento kindle:embed:0006?mime=image/jpg Capítulo 2: Alopecia Introducción Alopecia en el perro Alopecia en el gato Capítulo 3: Anorexia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 4: Ataxia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 5: Cambios en la coloración de la orina Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 6: Ceguera Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 7: Cianosis Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 8: Crisis epiléptica Introducción Clasificación Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 9: Descarga nasal y estornudos Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico (fig. 9-3) Tratamiento Capítulo 10: Descarga vulvar en perra Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 11: Diarrea Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 12: Disfagia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 13: Disnea/taquipnea Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 14: Distensión abdominal Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 15: Epistaxis Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 16: Alteración del estado mental Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 17: Estreñimiento Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 18: Ganancia de peso Introducción Riesgos para la salud asociados a la obesidad Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 19: Hipertensión sistémica Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 20: Hipertermia/fiebre Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 21: Hipotensión Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 22: Ictericia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 23: Incontinencia urinaria Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 24: Intolerancia al ejercicio Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 25: Linfadenopatía Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 26: Melena/hematoquecia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 27: Monoparesia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 28: Nódulos cutáneos Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 29: Obstrucción urinaria y globo vesical Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 30: Oliguria/anuria Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Pronóstico Capítulo 31: Otitis externa Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 32: Palidez de mucosas Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 33: Pápulas/pústulas Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 34: Alteración de pares craneales Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 35: Pérdida de peso Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 36: Petequias y equimosis Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 37: Pododermatitis Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 38: Polaquiuria y disuria Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Pronóstico Capítulo 39: Polifagia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 40: Poliuria y polidipsia Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico (fig. 40-1) Tratamiento Capítulo 41: Prurito Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 42: Ptialismo Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 43: Regurgitación Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 44: Retraso en el crecimiento Introducción Fisiopatología Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 45: Alteraciones del ritmo cardíaco y del pulso Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 46: Seborrea Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 47: Síndrome vestibular Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 48: Síncope en el perro Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 49: Sonidos cardíacos anormales Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 50: Sonidos pulmonares anómalos Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 51: Tenesmo Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 52: Tetra-/paraparesia/-plejía Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 53: Tetraparesia flácida Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 54: Tos Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Capítulo 55: Vómitos Introducción Diagnóstico diferencial Proceso diagnóstico Tratamiento Apéndice: tablas de valores de referencia Índice alfabético Página de créditos Avda. Josep Tarradellas, 20-30, 1.°, 08029, Barcelona, España Manuales clínicos de Veterinaria. Medicina interna en pequeños animales, 1.ª ed., de Alba Galán Rodríguez, Carmen María Pineda Martos e Ignacio Mesa Sánchez ©2019 Elsevier España, S.L.U. ISBN: 978-84-9113-355-1 eISBN: 978-84-9113-594-4 Todos los derechos reservados. Reserva de derechos de libros Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45). Advertencia http://www.conlicencia.com/ La medicina veterinaria es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la administración, y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico veterinario determinar la dosis y el tratamiento más indicado para cada paciente en función de su experiencia y delconocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra. Servicios editoriales: GEA CONSULTORÍA EDITORIAL S.L. Depósito legal: B. 16.015-2019 Impreso en Polonia Colaboradores Milagros Benito Hernández, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad Cardenal Herrera Alfara del Patriarca, Valencia, España Beatriz Blanco Navas, Profesora asociada Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Carles Blasi Brugué, Hospital Clinic Veterinari de la Universitat Autònoma de Barcelona Bellaterra, Barcelona, España Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universitat Autònoma de Barcelona Barcelona, España Elena Carretón Gómez, Servicio de Medicina Veterinaria Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Las Palmas de Gran Canaria, España Luciano Espino López, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Santiago de Compostela Santiago de Compostela, La Coruña, España Julio Fernández Castañer, Hospital Clínico Veterinario Universidad de Córdoba Córdoba, España Alba Galán Rodríguez, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Araceli Gamito Gómez, Hospital Veterinario Guadiamar Sevilla, España Carlos González Villajos, Hospital Veterinario Valencia Sur Valencia, España Ángel María Hernández Guerra, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad Cardenal Herrera Alfara del Patriarca, Valencia, España Ignacio López Villalba, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Eva M.ª Martín Suárez, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Carmen Martínez Bernal, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Carles Mengual Riera, Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Córdoba Córdoba, España Ignacio Mesa Sánchez, Hospital Veterinario Valencia Sur Valencia, España José Alberto Montoya-Alonso, Servicio de Medicina Veterinaria Universidad de Las Palmas de Gran Canarias Las Palmas de Gran Canaria, España María Ortega Prieto, Clínica Veterinaria Indautxu Bilbao, España Jorge Pérez-Accino, Small Animal Hospital Royal (Dick) School of Veterinary Studies University of Edinburgh Escocia, Reino Unido María Pérez-Aranda Redondo, Centro Veterinario Aljarafe Norte Sevilla, España Carlos C. Pérez-Marín, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Carmen María Pineda Martos, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Miriam Portero Fuentes, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad Complutense de Madrid Madrid, España Ana Isabel Raya Bermúdez, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España María Inmaculada Ruiz Andújar, Clínica Veterinaria Mascota Mijas Mijas Costa, España Alejandro Seisdedos Benzal, Departamento de Medicina y Cirugía Animal Universidad de Córdoba Córdoba, España Ferran Valls Sánchez, Dick White Referrals Londres, Reino Unido Prefacio Cuando nos planteamos el diseño de este manual sobre medicina interna, sabíamos que lo más difícil no era el desarrollo de los capítulos, sino plantear un manual que resultara realmente práctico, pero que a la vez fuera completo y aportara información y ayuda relevantes para el lector. Nos pareció que el desarrollo basado en signos clínicos, a partir de los cuales plantear las pruebas diagnósticas necesarias para llegar al diagnóstico definitivo, sería la forma más útil de ayudar a los profesionales que inician su andadura en la clínica de pequeños animales. Actualmente existen numerosos libros de medicina interna del perro y el gato, la mayoría de los cuales profundizan mucho más en sus contenidos (siendo de gran tamaño) o se estructuran por sistemas o enfermedades. Ello los hace ideales para el estudio, pero de difícil manejo durante la actividad clínica. Son muy pocos los libros sobre medicina interna que abordan las enfermedades a partir de los signos clínicos. El manual Medicina interna en pequeños animales es un libro práctico, pensado para consultar durante la actividad clínica, donde el lector encontrará tanto el diagnóstico diferencial como el proceso diagnóstico para los signos clínicos más habituales que presentan nuestros pacientes en la consulta de medicina interna. Dada la importancia cada vez mayor del paciente felino en la clínica diaria y la creciente concienciación sobre un manejo más adecuado y centrado en esta especie, hemos querido no solo visualizar las enfermedades, sino también darle un mayor protagonismo a este tipo de paciente. Una afirmación que constituye una obviedad es que «los gatos no son perros pequeños» y, como tales, no deberían considerarse de semejante forma. La naturaleza única de la especie felina hace que los gatos presenten particularidades específicas y propias que deben ser tenidas en cuenta durante el manejo y abordaje del caso en el día a día de la clínica. Alba Galán Carmen María Pineda Ignacio Mesa Agradecimientos Nos gustaría agradecer a todos los autores que han participado en el desarrollo de este libro, así como a las personas que nos han cedido imágenes para el enriquecimiento de los capítulos. Agradecemos al equipo editorial de Elsevier que contara con nosotras, que, como docentes apasionadas, estamos siempre dispuestas a hacer por mejorar el aprendizaje de nuestro alumnado y ayudarlo también cuando deja de serlo y se debe enfrentar a la gran responsabilidad de la atención clínica. Damos las gracias a nuestros pacientes, porque son el motivo de nuestras horas de estudio, y a sus familias, las cuales se implican cada día más en el cuidado y manejo adecuados, así como en la prevención de enfermedades de sus perros y gatos. Agradecemos, finalmente, a muchos de nuestros compañeros del Departamento de Medicina y Cirugía Animal y del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad de Córdoba, así como a nuestros internos y al alumnado interno del hospital, que compartan su trabajo diario con nosotras, lo que es el mejor aliciente para procurar ser mejores profesionales cada día. Siglas utilizadas AChR Receptores de acetilcolina ACTH Hormona adrenocorticótropa ACV Accidente cerebrovascular AHIM Anemia hemolítica inmunomediada AINE Antiinflamatorio no esteroideo ALP Fosfatasa alcalina ALS Articulación lumbosacra ALT Alanina aminotransferasa (o glutamato piruvato transaminasa [GPT]) ANA Anticuerpos antinucleares Anti-R-ACh Anticuerpos antirreceptor de acetilcolina AST Aspartato aminotransferasa (o transaminasa glutámico- oxalacética [GOT]) ATM Articulación temporomandibular ATN Alteración en la transmisión neuromuscular BRA Bloqueante del receptor de la angiotensina BUN Nitrógeno ureico en sangre CAE Canal auditivo externo CCT Carcinoma de células transicionales CID Coagulación/coagulopatía intravascular diseminada CK Creatinfosfoquinasa/creatina quinasa CKCS Cavalier king charles spaniel CNN Recuento de células nucleadas DM Diabetes mellitus DMID Diabetes mellitus insulinodependiente DMNID Diabetes mellitus no insulinodependiente DOCP Pivalato desoxicortona EDTA Ácido etilendiaminotetraacético EFC Embolismo fibrocartilaginoso EII Enfermedad inflamatoria intestinal EMG Electromiografía EPOC Enfermedad pulmonar obstructiva crónica ERG Electrorretinografía FA Fosfatasa alcalina FAT Tumor adrenocortical funcional (functional adrenocortical tumor) FLUTD Enfermedad del tracto urinario inferior felina (feline low urinary track disease) FOD Fiebre de origen desconocido FR Factor reumatoide FSH Hormona foliculoestimulante GABA Ácido ɣ-aminobutírico GGT ɣ-glutamiltransferasa GH Somatotropina GOT Transaminasa glutámico-oxalacética (o aspartato aminotransferasa [AST]) GPT Glutamato piruvato transaminasa(o alanina aminotransferasa [ALT]) HAC Hiperadrenocorticismo Hb Hemoglobina HEQ Hiperplasia endometrial quística Hto Hematocrito IECA Enzima de conversión de la angiotensina Ig Inmunoglobulina IGF-1 Factor I de crecimiento insulínico ITU Infecciones del tracto urinario i.v.c. Infusión intravenosa continua (constant/continuous rate infusion) LCR Líquido cefalorraquídeo LDH Lactato deshidrogenasa LED Lupus eritematoso discoide LES Lupus eritematoso sistémico LH Hormona luteinizante MEG Meningoencefalitis granulomatosa MG Miastenia gravis MOD Meningoencefalitis de origen desconocido NM Neuromuscular NMI Neurona motora inferior NMS Neurona motora superior NO Nervio óptico OCT Tomografía de coherencia óptica (ocular coherent tomography) OPM Oscilaciones por minuto PaCO2 Presión parcial de dióxido de carbono PAD Presión arterial diastólica PAM Presión arterial media PaO2 Presión parcial de oxígeno arterial PARR PCR antigen receptor rearrangemet PAS Presión arterial sistólica PC Pares craneales PCR Reacción en cadena de la polimerasa (polymerase chain reaction) PCV Hematocrito (packed cell volumen) PDH Hiperadrenocorticismo hipofisario (pituitary-dependent hyperadrenocorticism) PEG Tubo de gastrotomía percutánea PFC Plasma fresco congelado PIF Peritonitis infecciosa felina PN Polineuropatía PRA Polirradiculoneuritis idiopática aguda PT Proteínas totales PU-PD Poliuria-polidipsia QCS Queratoconjuntivitis seca RA Respuesta a la amenaza RFP Reflejo fotomotor pupilar RM Resonancia magnética Rx Radiografía SAMe S-adenosil metionina SaO2 Saturación de oxígeno SAPI Sarcomas asociados al punto de inyección SARA Sistema activador reticular ascendente SARD Ceguera súbita (sudden acquired retinal degeneration syndrome) SDMA Dimetilarginina simétrica (symmetric dimethylarginine) SIRS Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica SRAA Sistema renina-angiotensina-aldosterona SSIADH Síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética TC Tomografía computarizada TCE Traumatismo craneoencefálico TE Tronco del encéfalo TEAI Tromboembolismo aortoilíaco TP Tiempo de protrombina TRC Tiempo de relleno capilar TRR Técnicas de reemplazo renal TSH Tirotropina TTPA Tiempo de tromboplastina parcial activada TVN Tumor de vaina nerviosa UPC Cociente proteína:creatinina en orina VCN Velocidad de conducción nerviosa VIF Virus de la inmunodeficiencia felina VLFe Virus de la leucemia felina WHWT West highland white terrier C A P Í T U L O 1 Abdomen agudo Carles Mengual Riera Introducción Se conoce como abdomen agudo el conjunto de desórdenes abdominales de inicio súbito que producen dolor que surge de órganos tanto intra- como extraabdominales. Dado que en muchas ocasiones las enfermedades que lo causan son graves, se necesita un diagnóstico temprano y actuación médica y/o quirúrgica inmediata para prevenir el deterioro del paciente. Para conocer el procedimiento de actuación general en un paciente con abdomen agudo, véase la figura 1-1. FIGURA 1-1 Procedimiento de actuación general en un paciente con abdomen agudo. Diagnóstico diferencial El diagnóstico diferencial del abdomen agudo es muy extenso, puede ser el resultado de un daño específico en estructuras abdominales, retroperitoneales, diafragmáticas o de la pared abdominal. Podemos clasificar las fuentes más frecuentes de dolor abdominal en los siguientes órganos o sistemas: tracto gastrointestinal, sistema urogenital, bazo, peritoneo mesentérico y sistema hepatobiliar. La evaluación del paciente con abdomen agudo puede resultar, por tanto, un reto diagnóstico para el clínico. Aunque en ocasiones la anamnesis y el examen físico son suficientes para obtener un diagnóstico (p. ej., hernia abdominal traumática tras atropello), en la mayor parte de los casos se requerirá la realización de pruebas diagnósticas básicas como análisis sanguíneo, pruebas de imagen (estudio radiográfico o ecográfico) o pruebas específicas (análisis de líquido abdominal). Proceso diagnóstico Historia clínica Es necesario realizar triaje para identificar problemas que ponen en riesgo la vida del paciente: • Si el paciente se clasifica como inestable, es necesario el traslado al área de tratamiento para evaluación de los parámetros físicos vitales (SaO2, presión arterial, electrocardiografía y capnografía). • Si el paciente se clasifica como estable, se deben realizar anamnesis extensa y examen físico completo. La anamnesis nos debe aportar la siguiente información: • Motivo de la consulta. • Cuándo fue la última vez que el animal estuvo bien. • Documentación cronológica de la progresión del problema. • Manifestaciones sistémicas de la enfermedad (vómitos, diarreas, jadeo, etc.). • Medicación previa o actual. • Enfermedades previas. • Dieta. Signos clínicos Puesto que las situaciones clínicas que pueden dar como resultado la presentación de abdomen agudo por parte del paciente son bastante amplias, existe gran variedad de presentaciones y signos clínicos. En el cuadro 1-1 se enumeran los signos clínicos más comunes que se presentan en las enfermedades que pueden producir un cuadro de abdomen agudo. Cuadro 1-1 Signos clínicos más comunes de los animales que presentan abdomen agudo Gastrointestinales ► Vómitos ► Regurgitaciones ► Diarrea ► Dolor al defecar Cardiorrespiratorios ► Jadeo ► Letargia ► Colapso Urinarios ► Descarga vaginal ► Estranguria ► Polaquiuria ► Oliguria/poliuria/anuria Pared abdominal ► Distensión abdominal ► Dolor abdominal ► Contusiones abdominales Varios ► Anorexia ► Postura de rezo ► Ictericia ► Inquietud Hematología, bioquímica sérica y urianálisis Tan pronto como sea posible, se deben realizar los análisis básicos de laboratorio que ayudarán tanto a determinar el estado metabólico actual del paciente como la causa de la enfermedad. El análisis de laboratorio debería incluir, como mínimo, medición de Hto, PT, panel bioquímico y gasometría venosa. Hto más PT Se deben medir siempre en conjunto. Un aumento conjunto del Hto y de las PT sugiere la presencia de hemoconcentración producida por deshidratación. Si encontramos un Hto normal o aumentado con PT normales o disminuidas, indica pérdida de proteínas normalmente desde el espacio intravascular, lo que unido a un cuadro de abdomen agudo suele indicar presencia de peritonitis. En los casos que presenten un Hto muy elevado (60-90%) con niveles de PT normales o disminuidos, debemos descartar la presencia de gastroenteritis hemorrágicas. Las hemorragias suelen producir una disminución en paralelo del Hto y de las PT; no obstante, animales con hemorragia aguda pueden presentar un Hto normal y una disminución de las PT debido a fenómenos de esplenocontracción, por lo que se recomienda determinar ambos valores de manera seriada. Las causas más comunes de hemoabdomen en perros son rotura esplénica y gastroenteritis hemorrágica, mientras que en los gatos es una neoplasia abdominal. Panel bioquímico Los parámetros que se incluyen en dicho panel dependerán del método utilizado por cada profesional. Cuanto mayores sean los datos que se puedan recoger, mayor facilidad tendremos a la hora de realizar correctamente el diagnóstico. Nos centraremos en alteraciones de niveles de glucosa, BUN y lactato para ofrecer una rápida aproximación diagnóstica: • Glucosa: un aumento de la glucosa por encima de 200 mg/dl en un perro con abdomen agudo puede estar producido por diabetes, que a su vez puede estar producida de manera transitoria por una pancreatitis aguda. De manera ocasional, también se ha descrito por activación de la glucogenólisis y la gluconeogénesis secundario al aumento de las catecolaminas en los casos con gastroenteritis hemorrágicas y deshidratación severa. Una disminución de los niveles séricos de glucosa sugiere presencia de sepsis y justifica un enfoque agresivo del diagnóstico, sobre todo si se sospecha de peritonitis séptica. El hipoadrenocorticismo puede ser otra causa de hipoglucemia. • BUN: un aumento del BUN se producirá por causas prerrenales, renales o posrenales. Enanimales que presentan un cuadro de abdomen agudo, usualmente este aumento puede deberse a pielonefritis u obstrucción, ya sea a nivel ureteral o a nivel uretral. Un aumento desproporcionado del BUN sin un aumento en la creatinina que lo acompañe puede señalar la presencia de hemorragia gastrointestinal. • Lactato: el lactato se produce como producto de degradación cuando existe metabolismo anaeróbico. Estará elevado en todas aquellas enfermedades que produzcan fenómenos de hipoperfusión (ya sea generalizada o localizada) e isquemia (p. ej., dilatación-torsión gástrica e intususcepción). En muchas ocasiones el dato importante no es un valor puntual elevado de lactato sino el aclaramiento de este tras la implantación del tratamiento adecuado. En aquellos casos en los que tras la instauración del tratamiento no consigamos normalizar los valores de lactato, habrá que plantearse si el plan diagnóstico o de tratamiento es el adecuado. Gasometría venosa Aporta información sobre el estado ácido-base y electrolítico. La causa más frecuente de acidosis metabólica en pacientes que presenten un cuadro de abdomen agudo será diarrea severa y/o acidosis láctica debido a fenómenos de hipoperfusión. Por el contrario, las causas más comunes de alcalosis metabólica hipoclorémica en animales con cuadros de abdomen agudo serán aquellas enfermedades que produzcan vómitos (cuerpos extraños, gastroenteritis víricas). En estos casos irá acompañado de hipocalemia e hiponatremia. Radiografía simple Las técnicas de diagnóstico por imagen son un recurso inestimable para la identificación de la causa subyacente de los perros y gatos que presentan abdomen agudo. Tanto la radiografía torácica y abdominal (fig. 1-2) como la ecografía abdominal, la RM o la TC pueden resultar de gran ayuda para obtener un diagnóstico en aquellos animales que presenten un cuadro de abdomen agudo. Es imprescindible estabilizar al paciente, así como valorar la utilización de analgésicos y sedantes en aquellas técnicas que puedan suponer potencialmente una fuente de estrés. Es muy importante que se obtenga una buena calidad de imagen para poder diferenciar todas las estructuras intraabdominales y los tejidos que las rodean. En la tabla 1-1 podemos encontrar una lista con los hallazgos radiológicos más comunes, así como sus posibles causas. FIGURA 1-2 Imagen radiológica en posición laterolateral compatible con dilatación-torsión gástrica. Tabla 1-1 Hallazgos más frecuentes en radiografía abdominal, consideraciones diagnósticas y de tratamiento Hallazgo radiológico Causas comunes Indicaciones terapéuticas Gas libre en peritoneo Rotura de pared abdominal Rotura de tracto gastrointestinal Laparotomía reciente Considerar laparotomía exploratoria de urgencia Estómago con gas y compartimentalizado Dilatación-torsión gástrica Laparotomía de urgencia Acúmulo de gas en intestino Obstrucción Pancreatitis Íleo paralítico Considerar estudio ecográfico Colon distendido Diarrea Íleo paralítico Considerar estudio ecográfico Esplenomegalia Enfermedad inflamatoria Enfermedad infecciosa Neoplasia Torsión esplénica Considerar estudio ecográfico/laparotomía exploratoria Prostatomegalia Hiperplasia prostática benigna Neoplasia Prostatitis Quiste/absceso Considerar palpación rectal y estudio ecográfico Distensión uterina Piómetra/mucómetra/hidrómetra Preñez Estudio ecográfico Ovariohisterectomía Renomegalia Neoplasia Obstrucción Enfermedad infecciosa Enfermedad infiltrativa Considerar estudio ecográfico y urograma excretor Distensión de vejiga urinaria Obstrucción Disfunción neurológica Considerar estudio ecográfico y cistograma de contraste Pérdida de definición en serosa Presencia de líquido libre Caquexia/emaciación Considerar estudio ecográfico y obtención de líquido Efecto de masa Neoplasia Quiste Absceso Hematoma Considerar estudio ecográfico y radiografía torácica Ecografía La ecografía permite evaluar el órgano completo, no solo su silueta. Es una técnica complementaria a la radiografía y frecuentemente permite acortar el número de enfermedades en el diagnóstico diferencial, además de aportar más información que la radiografía para determinar si un animal con abdomen agudo requiere tratamiento quirúrgico. La ecografía abdominal puede utilizarse para identificar líquido y gas libre en abdomen, anormalidades en el diafragma, la pared abdominal y los diferentes órganos abdominales, así como para detectar masas, permitiendo, además, la obtención de muestras ecoguiadas. Pueden valorarse el grosor, la ecogenicidad y la homogeneidad de los órganos, así como su movimiento (fig. 1-3). También pueden identificarse infiltrados parenquimatosos que no se detectan mediante radiología. Además, herramientas como el Doppler pueden utilizarse para evaluar la ausencia o la presencia de flujo sanguíneo. En la tabla 1-2 se pueden encontrar algunas de las enfermedades más frecuentes que requieren la realización de ecografía para su diagnóstico. FIGURA 1-3 Corte transversal de intestino delgado realizado mediante ecografía abdominal. Imagen compatible con intususcepción en la que se observan el asa intestinal externa (flecha) y el asa que queda en el interior (cabeza de flecha). Tabla 1-2 Enfermedades más comunes diagnosticadas mediante ecografía e indicaciones de tratamiento Enfermedad Hallazgo ecográfico Indicaciones terapéuticas Gastroenteritis Engrosamiento de pared intestinal Linfadenomegalia mesentérica Disminución de motilidad Tratamiento médico Intususcepción Diferentes capas dispuestas en anillos concéntricos En perros suele ser ileocólica En gatos suele ser yeyunal Tratamiento quirúrgico Cuerpo extraño Acumulación de gas y líquido proximal a la obstrucción Sombra acústica con forma asociada al tipo de cuerpo extraño (p. ej., lineal) Tratamiento quirúrgico Pancreatitis Aumento del tamaño pancreático con aspecto hipoecoico Líquido libre peripancreático Grasa mesentérica hiperecoica e irregular Tratamiento médico Piómetra Acúmulo de líquido en el interior del cuerpo y/o cuernos uterinos Tratamiento quirúrgico Mucocele Imagen hiperecoica con forma estrellada en el interior de la vesícula biliar Tratamiento médico/quirúrgico Colecistitis Engrosamiento y aumento de la ecogenicidad de las paredes de la vesícula biliar Tratamiento médico Urolitiasis Renal: dilatación de pelvis Ureteral: dilatación proximal al cálculo Vesical: imagen hiperecoica con sombra acústica adherida a la pared vesical Tratamiento médico/quirúrgico Análisis del líquido abdominal La efusión abdominal es un hallazgo clínico relativamente frecuente en los animales que presentan abdomen agudo debido a alteraciones en la presión hidrostática capilar, la presión oncótica, la permeabilidad vascular, el drenaje linfático, o cualquier combinación de estas. La obtención de una muestra para su análisis y cultivo puede resultar esencial para el correcto diagnóstico de la enfermedad subyacente. El análisis del fluido abdominal empieza por una correcta obtención del mismo. La obtención de la muestra debe realizarse de la manera más estéril posible. En el caso de que no se obtenga una muestra de líquido significativa, se puede proceder a realizar un lavado peritoneal. Una vez obtenida, se debe conservar en EDTA para evitar la formación de coágulos que puedan alterar el recuento celular. A ser posible, se conservarán muestras en suero para la realización de pruebas bioquímicas, así como en medios de cultivo apropiados (tanto aerobios como anaerobios). El líquido abdominal obtenido debe ser clasificado como trasudado, trasudado modificado y exudado, dependiendo del recuento celular y la cantidad de proteínas. Los números varían en función de las fuentes consultadas, pero, en general, un trasudado contiene menos de 1.500 células/µl y menos de 2,5 g/dl de proteínas, un trasudado modificado contiene entre 1.000 y 7.000 células/µl y/o una concentración proteica entre 2,5 y 7,5 g/dl, y un exudado contiene más de 5.000 células/µl y más de 3 g/dl de proteínas. Sepueden realizar pruebas complementarias en los líquidos obtenidos (p. ej., medición de creatinina, bilirrubina y albúmina, entre otras) que pueden ser de gran ayuda para la obtención de un diagnóstico de la causa subyacente. Las pruebas complementarias con sus resultados y los diagnósticos asociados se encuentran en la tabla 1- 3. Tabla 1-3 Parámetros bioquímicos medidos en muestras de líquido abdominal y su diagnóstico más probable Parámetro medido Resultado Diagnóstico Creatinina Potasio Creatinina en líquido: más de dos veces la sérica Potasio en líquido: más de 1,4 veces el sérico Uroabdomen Triglicéridos (TG) Colesterol (Col) TG en líquido: más de tres veces el sérico Col en líquido: menor que TG en líquido Quiloabdomen Lipasa Amilasa Lipasa y amilasa mayores en líquido que en sangre Pancreatitis Albúmina (A) Globulinas (G) Ratio A:G < 0,8 Sugestivo de PIF Bilirrubina Bilirrubina mayor en líquido que en sangre Peritonitis biliar Cultivo bacteriano Positivo Peritonitis séptica Negativo Peritonitis aséptica PIF, peritonitis infecciosa felina. Existen procesos que predisponen a la acumulación de efusión abdominal con unas características determinadas. Algunos de ellos son: • Peritonitis séptica: se caracteriza por el acúmulo de fluidos secundario a la presencia de agentes infecciosos. Existen numerosas causas que pueden producir peritonitis séptica, como rotura de órganos, gastroenteritis, contaminación quirúrgica, etc. Los fluidos sépticos se caracterizan por contener un número elevado de neutrófilos y macrófagos, así como bacterias libres y/o fagocitadas. Es importante apuntar que el recuento de leucocitos no se corresponde de manera directa con la severidad del cuadro. • Peritonitis aséptica: se produce en enfermedades como peritonitis infecciosa felina, reacciones a cuerpos extraños, enfermedades inmunomediadas, migración parasitaria, etc. Se caracteriza por contener un número elevado de leucocitos sin la presencia de bacterias. Se puede clasificar en función de los leucocitos predominantes: líquido supurativo si predominan los neutrófilos, mononuclear si predominan los linfocitos o macrófagos, eosinofílico si predominan los eosinófilos y mixto si están presentes varios tipos de leucocitos. • Hemoabdomen: puede ocurrir secundario a un trauma, neoplasia, rotura esplénica, alteraciones en la hemostasia, etc. Un líquido abdominal con un Hto igual o superior al 10-15% es altamente indicativo de hemoabdomen. En el caso de que se observen coágulos en la muestra obtenida, puede que se deba a un sangrado iatrogénico o cercano al punto de inyección. • Uroabdomen: la causa más común de uroabdomen es rotura de vías urinarias secundaria a un trauma, aunque también puede producirse debido a una neoplasia, tras sondaje urinario traumático, etc. La prueba más útil en el caso de sospecha de uroabdomen es la medición de creatinina en el líquido abdominal. Se puede medir el nitrógeno ureico, pero la urea es una molécula más pequeña que difunde con mayor facilidad, por lo que su medición puede inducir a errores. Una creatinina dos veces mayor y un potasio 1,4 veces mayor en el líquido abdominal comparado con la sangre periférica es altamente indicativo de uroabdomen. • Neoplasias: las efusiones debidas a neoplasias suelen ser secundarias a la exfoliación de células tumorales, más frecuentemente en tumores epiteliales y de células redondas que en los tumores estromales. Las células tumorales irán acompañadas de diferentes grados de inflamación, de moderada a notable, en función de la localización del tumor, el grado de invasión y exfoliación, y la necrosis. Tratamiento • Se debe utilizar toda la información que se pueda obtener de manera rápida (historia clínica, signos clínicos, examen físico, las pruebas de imagen y clínico-patológicas) para determinar el tratamiento que necesita nuestro paciente, ya sea médico o quirúrgico. • Algunas indicaciones claras que requieren de tratamiento quirúrgico inmediato se encuentran en el cuadro 1-2. • En el caso de que no se obtenga la respuesta adecuada al tratamiento médico en las siguientes 48-72 h a su instauración, se debería plantear la opción de realizar una laparotomía exploratoria. • Decidir cuándo el paciente que presenta abdomen agudo necesita un tratamiento quirúrgico puede ser un verdadero reto. • Aunque el tratamiento siempre debe ir encaminado a corregir la causa subyacente, disponemos de cierta medicación que se podrá utilizar de manera común en muchas de las patologías que producen abdomen agudo (tabla 1-4). Cuadro 1-2 Patologías que producen cuadro de abdomen agudo y requieren tratamiento quirúrgico de urgencia ► Perforación/rotura de pared abdominal ► Peritonitis séptica ► Hemorragia abdominal persistente ► Obstrucción intestinal ► Neumoperitoneo ► Absceso intraabdominal ► Isquemia intestinal ► Dilatación-torsión gástrica ► Vólvulo mesentérico ► Peritonitis biliar Tabla 1-4 Fármacos frecuentes utilizados en las patologías que producen cuadros de abdomen agudo Bibliografía recomendada Abdellatif A, Kramer M, Failing K, von Pückler K. Correlation between preoperative ultrasonographic findings and clinical, intraoperative, cytopathological, and histopathological diagnosis of acute abdomen syndrome in 50 dogs and cats. Vet Sci. 2017;4(3):E39. Beal MW. Approach to the acute abdomen. Vet Clin North Am Small Anim Pract. 2005;35(2):375–396. Boysen S. Acute abdomen. In: Ettinger SE, Feldman EC, Côté E, eds. Textbook of Veterinary Internal Medicine. 8th ed. St Louis: Elsevier; 2017:598–603. Connally HE. Cytology and fluid analysis of the acute abdomen. Clin Tech Small Anim Pract. 2003;18(1):39–44. Dye T. The acute abdomen: a surgeońs approach to diagnosis and treatment. Clin Tech Small Anim Pract. 2003;18(1):53–65. Mazzaferro EM. Triage and approach to the acute abdomen. Clin Tech Small Anim Pract. 2003;18(1):1–6. Silverstein DB, Hopper K. Small animal critical care medicine. 2nd ed. St Louis: Elsevier; 2009. C A P Í T U L O 2 Alopecia Beatriz Blanco Navas Introducción La alopecia se define como la ausencia de pelo sobre una determinada zona (alopecia focal), varias zonas (multifocal), o que afecta a todo el cuerpo (alopecia generalizada o difusa). La presencia de densidad anormalmente baja de pelo se denomina hipotricosis. Clásicamente, se distinguen dos patrones de alopecia para facilitar su abordaje diagnóstico: la alopecia focal/multifocal o asimétrica y la alopecia bilateral simétrica. La alopecia también se clasifica en alopecia espontánea o primaria y alopecia autoinducida (secundaria a la presencia de prurito). Asimismo, puede ser congénita o adquirida. Las alopecias adquiridas se pueden producir por lesiones del folículo piloso, del tallo piloso, alteraciones en el sistema productor del pelo o anomalías de cualquiera de los factores que intervienen en el control del ciclo del pelo. Estas alopecias pueden ser inflamatorias o no inflamatorias. Las causas que pueden producir alteraciones del folículo piloso o del tallo piloso tienden a ser inflamatorias e incluyen infecciones bacterianas, fúngicas y parásitos, así como traumatismos cutáneos como quemaduras y otras menos frecuentes. Otras causas actúan sobre el ciclo del crecimiento del pelo como trastornos endocrinos, deficiencias nutricionales o períodos de estrés vital. Estas alopecias suelen ser no inflamatorias, a menos que concurran infecciones secundarias. El abordaje diagnóstico de la alopecia en perros y gatos es diferente, por lo que lo trataremos de forma separada. Alopecia en el perro Diagnóstico diferencial Resulta útil establecer un listado de diagnósticos diferenciales sobre la base de la extensión (focal, multifocal, difusa o generalizada) y distribución (simétrica o asimétrica) de la alopecia (cuadro 2-1). Cuadro 2-1 Diagnóstico diferencial de alopecia en el perro sobre la base de su extensión y de la presencia o no de inflamación Alopecia focal/multifocal Inflamatoria ► Bacterias ► Demodicosis ► Dermatofitosis ► Adenitissebácea ► Alopecia areata ► Autoinducida por prurito: parásitos, bacterias, hongos, alergia, neoplasia, procesos autoinmunes No inflamatoria ► Reacción a fármacos: postinyección de vacunas, corticoides, progestágenos, tratamientos antiparasitarios tópicos ► Traumatismos con infecciones secundarias ► Alopecia por tracción ► Alopecia posrasurado ► Congénitas y/o hereditarias: dermatopatías isquémicas, displasias foliculares, displasia ectodérmica Alopecia simétrica no inflamatoria ► Congénita ► Endocrinopatías: hipotiroidismo, hiperadrenocorticismo (HAC), hiperestrogenismo, alopecia X, enanismo hipofisario ► Displasias foliculares (DF): alopecia recurrente de los flancos, alopecia de dilución de color, DF de pelo negro, DF asociadas a determinadas razas ► Defluxión anagénica ► Efluvio telógeno ► Alopecia de patrón Proceso diagnóstico Existen multitud de causas de pérdida de pelo, por lo que el abordaje debe ser exhaustivo para poder realizar un tratamiento adecuado. Este incluye una historia clínica detallada y un examen físico general y dermatológico completo (figs. 2-1 y 2-2). FIGURA 2-1 Proceso diagnóstico de la alopecia focal y multifocal en el perro sobre la base de la existencia o no de prurito en el perro. GC, glucocorticoides; TSDDB, test de supresión con dexametasona a dosis bajas. FIGURA 2-2 Proceso diagnóstico de la alopecia simétrica no inflamatoria en el perro. HAC, hiperadrenocorticismo; MPD, medio de prueba de dermatofitos; TSDDB, test de supresión con dexametasona a dosis bajas. Historia clínica Considerar la predisposición de determinadas razas a presentar alopecias congénitas o hereditarias, la edad de aparición (sospecharemos demodicosis en animales jóvenes [figs. 2-3 y 2-4] o endocrinopatías en animales maduros), la presencia de enfermedades o eventos estresantes para el animal que pueden sugerir endocrinopatías, efluvio telógeno o administración reciente de medicamentos que puedan inducir una reacción cutánea (fig. 2-5). FIGURA 2-3 Demodicosis generalizada en un cachorro de 6 meses de edad. FIGURA 2-4 Demodicosis generalizada en un cachorro de 6 meses de edad. Detalle en el que se observa forunculosis. FIGURA 2-5 Lesiones secundarias a reacción a cefalexina. El punto clave de la anamnesis es determinar la presencia o ausencia de prurito al inicio del proceso y si es anterior o posterior a la aparición de la alopecia. Si el prurito es el síntoma inicial y la alopecia es de carácter autoinducido, habría que tratar la alopecia como una dermatitis prurítica (v. capítulo 41). La estacionalidad del proceso sugiere fuertemente causas parasitarias o alergia ambiental. La presencia de remisiones espontáneas puede orientarnos hacia procesos como la alopecia recurrente de los flancos, la alopecia posrasurado (fig. 2-6) no secundaria a endocrinopatía o las defluxiones anagénica y telogénica. FIGURA 2-6 Alopecia posrasurado. Signos clínicos, examen físico general y examen dermatológico El examen físico general irá orientado a detectar signos como la presencia de abdomen péndulo, genitales anormales o signos de feminización, y también signos de enfermedades sistémicas que puedan ser causa de alopecia (endocrinopatías, hiperestrogenismo). El examen dermatológico permitirá definir la distribución de la alopecia, a saber, focal, multifocal (dentro de esta, simétrica o asimétrica) o difusa, y qué regiones corporales están afectadas (p. ej., en la alopecia de patrón o displasias foliculares [fig. 2-7]; la alopecia presenta distribuciones típicas) (v. cuadro 2-1). También debemos buscar la presencia o ausencia de lesiones primarias y/o secundarias junto con la alopecia (las pústulas y costras van asociadas a infecciones y, menos frecuentemente, a enfermedades autoinmunes; fig. 2-8). Un dato muy útil para priorizar nuestros diagnósticos diferenciales es determinar si la alopecia es autoinducida, generalmente, por prurito o por causas psicógenas, o espontánea, lo cual puede determinarse por la observación de puntas rotas en la tricografía. Si el pelo se depila fácilmente solo en el área alopécica, indica la existencia de foliculitis que podemos relacionar con bacterias (fig. 2-9), dermatofitos (fig. 2-10) o Demodex spp. en primer lugar o con otros procesos menos frecuentes (adenitis sebácea, alopecia areata, inmunomediados). Si se depila fácilmente en todo el cuerpo, pensaríamos más en endocrinopatías, desequilibrios nutricionales o defluxión anagénica o telogénica. FIGURA 2-7 Displasia folicular en un perro de aguas. FIGURA 2-8 Pénfigo foliáceo. FIGURA 2-9 Pioderma de extensión superficial en un perro con HAC. FIGURA 2-10 Lesiones faciales provocadas por dermatofitos. Test diagnósticos En animales con alopecia la tricografía y el tricograma son los test diagnósticos que más información útil aportan, pues permiten determinar si se trata de una alopecia autoinfligida (puntas rotas), pueden visualizarse Demodex spp. esporas (fig. 2-11), anomalías de la pigmentación (macromelanosomas) o raíces en fase telogen o telógena en proporción inadecuada, por ejemplo. FIGURA 2-11 Dermatofitosis. Imagen microscópica. Los raspados cutáneos, citologías, cepillado para pulgas, lámpara de Wood y cultivos fúngicos permitirán descartar las causas infecciosas y parasitarias de alopecia. Una dieta de eliminación descartará o confirmará una reacción adversa alimentaria y, en algunos casos, la biopsia será el primer y único test capaz de confirmar el diagnóstico, es el caso de la adenitis sebácea. En ocasiones, utilizamos la respuesta al ensayo terapéutico (antibiótico, antiparasitario o prednisolona) para confirmar un diagnóstico cuando los test son negativos. Las pruebas de alergia no son test diagnósticos para la dermatitis atópica, ya que este es un diagnóstico clínico que se realiza por exclusión de otras causas, pero pueden emplearse para seleccionar los antígenos a incluir en el tratamiento de la atopia mediante hiposensibilización con vacunas. Ante la sospecha de enfermedades sistémicas realizaremos hematología, bioquímica sanguínea y urianálisis, y, en su caso, determinaciones hormonales. Tratamiento • El tratamiento etiológico estará indicado en las alopecias secundarias a causas infecciosas, parasitarias, neoplasias, endocrinopatías y procesos inmunomediados. • En algunos casos (alopecias congénitas por defectos ectodérmicos, displasias foliculares específicas de raza, alopecia de dilución de color), no existe tratamiento específico. • Catalogándose como defectos estéticos, puede considerarse no tratar o, en su caso, tratar los piodermas secundarios y utilizar humectantes, ácidos grasos, champús antiseborreicos o antisépticos según necesidad para mantener la piel en buenas condiciones. • Entre el 30 y el 60% de las displasias foliculares y la alopecia de patrón pueden responder a la administración de melatonina (3-6 mg/kg/8-12 h). • En otros tipos de alopecia (efluvio telógeno, alopecia posrasurado, defluxión anagénica, reacción a fármacos), se produce una resolución espontánea al cabo del tiempo de desaparecer el desencadenante de la misma. Alopecia en el gato Diagnóstico diferencial • Alopecia debida a alteración en el crecimiento del pelo: alopecia congénita y anomalías del pelo como hipotricosis congénita, pili torti, displasia de glándulas sebáceas y alteraciones del tallo en gatos abisinios. • Alopecia autoinducida por prurito o por un trastorno psicógeno. • Alopecia espontánea debida a lesiones en el tallo piloso, foliculitis o atrofia folicular. Proceso diagnóstico Como en el perro, existen multitud de causas de pérdida de pelo. El abordaje debe incluir una historia clínica detallada y un examen físico general y dermatológico completo (figs. 2-12 y 2-13). FIGURA 2-12 Proceso diagnóstico de la alopecia autoinducida en el gato. FIGURA 2-13 Proceso diagnóstico de la alopecia espontánea felina. Historia clínica De forma similar a como ocurre en la alopecia canina, se tendrán en cuenta factores como la predisposiciónracial a determinadas formas de alopecia, como la hipotricosis congénita en el devon rex o la dermatofitosis en los gatos persa, la edad de aparición de la alopecia (así, las formas congénitas aparecerán en animales de pocas semanas, sospecharemos dermatofitosis en animales menores de 2 meses y, en geriátricos, las principales sospechas serán endocrinopatías, neoplasias o síndrome paraneoplásico). Es útil tener en cuenta también la concurrencia de enfermedades que sugieran causas metabólicas, nutricionales, endocrinas o paraneoplásicas. Otros datos como la existencia de eventos estresantes (traumatismos, enfermedades, cirugías) previos a la aparición del cuadro, la estacionalidad del proceso o la administración de inyectables o tratamientos tópicos se interpretan de forma similar a como se hace en el perro. El modo de vida (interior o exterior, colectividades) sugiere un mayor o menor riesgo de exposición a agentes infecciosos, así como la presencia de otros animales o personas con lesiones puede sugerir dermatofitosis. Asimismo, un historial de acicalamiento excesivo puede sugerir prurito, alopecia psicógena o hipertiroidismo. Los cambios en el entorno que puedan ser motivo de estrés/ansiedad representan un factor importante a tener en cuenta en los gatos. Signos clínicos, examen físico general y examen dermatológico Aunque la alopecia puede ser la manifestación de alguna enfermedad sistémica, como la alopecia paraneoplásica felina, en gatos la presentación más frecuente de alopecia es la alopecia autoinducida secundaria a prurito; por ello, es importante determinar si el gato se está autolesionando, lo cual no siempre es evidente para el propietario. La observación de puntas rotas en la tricografía con numerosas raíces en fase anagen o anágena es el hallazgo específico, localizándose las áreas de alopecia fundamentalmente en el abdomen caudal y región inguinal, donde el gato accede fácilmente con la boca. Además, el pelo se depila con mucha dificultad, a diferencia de lo que ocurre en la alopecia espontánea, que es mucho menos frecuente. La alergia a pulgas, a alérgenos ambientales (fig. 2-14) o a alimentos es de las causas más comunes de alopecia autoinducida, siendo las causas comportamentales mucho menos frecuentes. Raramente el dolor puede provocar alopecia autoinducida, por ejemplo, en casos de cistitis o impactación de los sacos anales. Otros datos relevantes del examen físico son la presencia de piel frágil que sugiere HAC, o una apariencia brillante de la piel que sugiere alopecia paraneoplásica. Un manto grasiento se relaciona con hipotricosis congénitas e hipotiroidismo, y la presencia de lesiones como costras o eritema asociadas a la alopecia es típica de causas neoplásicas (linfoma epiteliótropo), reacción a fármacos, procesos autoinmunes (pénfigo foliáceo), dermatofitosis (fig. 2-15) o eritema multiforme. FIGURA 2-14 Alopecia ventral en un gato con atopia. FIGURA 2-15 Lesiones provocadas por dermatofitos en un gato. Test diagnósticos En alopecias autoinducidas se descartarán inicialmente las causas parasitarias de prurito (Cheyletiella spp., Demodex spp., sarna otodéctica o pediculosis) mediante raspado, examen citológico de escamas y de la secreción ótica. Sobre la base de la tricografía y tricograma, examen con lámpara de Wood y cultivo, se investigará la presencia de dermatofitosis y, en animales con descamación, eritema y lesiones papulocostrosas, se investigará el sobrecrecimiento de Malassezia spp. mediante citología. La dieta de eliminación/provocación permitirá descartar o confirmar alergia alimentaria. Los diagnósticos de dermatitis atópica y alopecia psicógena se realizan por exclusión. La falta de respuesta a la administración de prednisolona sugiere una causa comportamental. La biopsia cutánea es útil para descartar procesos inmunomediados o neoplásicos, así como numerosas causas de alopecia espontánea, incluidas enfermedades sistémicas. Para mayor información sobre el proceso diagnóstico, se remite al lector al capítulo 41, «Prurito». Tratamiento De igual forma que en el perro, está indicado un tratamiento etiológico específico para las alopecias de causa infecciosa (fig. 2-16), parasitaria, neoplásica, endocrina o inmunomediada. Algunas como la alopecia aural, la alopecia por tracción, el efluvio telógeno o reacciones a fármacos se resuelven de forma espontánea meses después de su aparición. El tratamiento de la alopecia psicógena debe ir orientado a corregir la causa desencadenante. Ocasionalmente, puede considerarse el uso de ansiolíticos. FIGURA 2-16 Pioderma focal. Bibliografía recomendada Auxilia ST, Sinke J. An approach to feline alopecia. In: Jackson H, Marsella R, eds. BSAVA Manual of Canine and Feline Dermatology. 3rd ed. Gloucester: British Small Animal Veterinary Association; 2012:76–85. Frank LA, Hnilica KA, Oliver JW. Adrenal steroid hormone concentrations in dogs with hair cycle arrest alopecia (Alopecia X) before and after treatment with melatonin and mitotane. Vet Dermatol. 2004;15:278–284. Medleau L, Hnilica K. Hereditary, congenital and acquired alopecia. In: Hnilica K, ed. Small Animal Dermatology: A Color Atlas and Therapeutic Guide. 2nd ed. Philadelphia: WB Saunders; 2006:229–273. Ordeix L, Fondevila MD, Ferrer L, Fondait A. Traction alopecia with vasculitis in an Old English Sheepdog. Journal of Small Animal Practice. 2001;42:304–305. Paradis M. An approach to symmetrical alopecia in the dog. In: Jackson H, Marsella R, eds. BSAVA Manual of Canine and Feline Dermatology. 3rd ed. Gloucester: British Small Animal Veterinary Association; 2012:91–102. Paradis M. Melatonin therapy for canine alopecia. In: Bonagura J, ed. Kirk’s Current Veterinary Therapy XIII, Small Animal Practice. Philadelphia: WB Saunders; 2000:546–548. Rees C. An approach to canine focal and multifocal alopecia. In: Jackson H, Marsella R, eds. BSAVA Manual of Canine and Feline Dermatology. 3rd ed. Gloucester: British Small Animal Veterinary Association; 2012:86–90. Rees CA, Boothe DM. Therapeutic response to pentoxifylline and its active metabolites in dogs with familial dermatomyositis. Veterinary Therapeutics. 2003;4(3):234–241. Scott DW, Miller WH, Griffin CE. Acquired alopecia. In: Scott DW, Miller WH, Griffin CE, eds. Muller and Kirk’s Small Animal Dermatology. 6th ed. Philadelphia: WB Saunders; 2001:887–912. C A P Í T U L O 3 Anorexia Carmen María Pineda Martos Introducción La anorexia o pérdida del apetito es una manifestación clínica frecuente en el perro y el gato. En muchas ocasiones puede ser el primer signo clínico que observe el propietario. Su presencia se asocia con numerosos procesos que pueden inhibir o suprimir directamente la actividad en el centro del hambre (núcleo hipotalámico lateral), o bien estimular o incrementar la actividad en el centro de la saciedad (núcleo hipotalámico ventromedial). Es importante diferenciar una falta de interés por la comida o disminución del apetito (anorexia verdadera) de otros factores que no afecten al apetito, pero reflejen incapacidad para comer (seudoanorexia). La anorexia persistente o prolongada puede tener graves consecuencias en los animales afectados, pudiendo complicar el diagnóstico de la causa subyacente. La anorexia es, con frecuencia, una fuente de frustración para los propietarios. Diagnóstico diferencial La anorexia puede ser debida a numerosas causas (cuadro 3-1) y, en ocasiones, pueden producirse de manera simultánea. Cuadro 3-1 Causas frecuentes de anorexia en el perro y el gato ► Alteraciones psicológicas (estrés, cambios en el entorno, miedo y dominancia) ► Dietas poco apetecibles ► Pérdida de la capacidad olfativa (anosmia) ► Neoplasia ► Alteraciones neurológicas: – Aumento de presión intracraneal (edema cerebral, hidrocefalia) – Desórdenes hipotalámicos (infección, trauma, neoplasia) – Neuropatía del trigémino ► Disfunción lingual, faríngea o esofágica ► Alteraciones de la mandíbula, de la cavidad oral y nasal: – Absceso, presencia de cuerpo extraño– Enfermedad dental y periodontal, lesiones resortivas, fractura dental – Fractura mandibular, maxilar o nasal – Trastornos de la articulación temporomandibular – Miositis masticatoria – Parálisis mandibular o del nervio hipogloso ► Dolor (torácico, abdominal, musculoesquelético) ► Alteración retrobulbar (absceso, inflamación) ► Enfermedad sistémica ► Enfermedad renal ► Enfermedad infecciosa ► Alteración del sistema endocrino (insuficiencia adrenal, hipercalcemia) ► Fallo cardíaco ► Ceguera ► Enfermedad autoinmune ► Agentes tóxicos: – Exógenos: fármacos quimioterápicos, opiáceos – Endógenos: endotoxemia, pirógenos (fiebre) Proceso diagnóstico Dado que existen muchos diagnósticos diferenciales que pueden tener lugar de forma simultánea, será importante aplicar un enfoque apropiado con una buena anamnesis y una exhaustiva exploración física. Historia clínica Es importante realizar una anamnesis completa para investigar la(s) posible(s) causa(s) de anorexia. Para ello, se debe preguntar al propietario sobre el entorno del animal (importante en gatos: indoor o outdoor, si convive con más animales [miedo, dominancia], nuevas mascotas o nuevos miembros en la familia, si se ha realizado algún cambio), viajes a zonas endémicas de enfermedades infecciosas, si ha recibido medicación reciente, exposición a tóxicos, cuerpos extraños, si el animal presenta signos de enfermedad sistémica (PU-PD, vómito, diarrea), si se han producido cambios en la dieta. En el caso de anorexia por enfermedad sistémica, el animal no suele tener interés por la comida. Los animales que presenten anosmia tendrán dificultad para localizar su comida y los animales con enfermedad nasal severa (especialmente, los gatos) encontrarán su dieta poco apetecible. Los animales con alteración mandibular o de la cavidad oral, que muestren dolor, con afección lingual, faríngea o esofágica, o con alteraciones neurológicas que afecten a la masticación mostrarán interés por la comida, pero serán incapaces de comer. Los animales que presenten algún tipo de alteración respiratoria severa presentarán imposibilidad para comer debido al compromiso en la respiración durante el proceso de prehensión y deglución. Examen físico A través de la anamnesis e incluso ofreciéndole comida al animal y observando cómo come, es importante determinar si el animal presenta una falta de interés por la comida con apetito disminuido o si, por el contrario, el animal presenta incapacidad para comer sin afectar al apetito. Esto también nos ayudará a determinar si el animal conserva la capacidad olfativa o no. El examen físico suele ser normal en el animal que presenta anorexia por causas psicológicas (estrés, cambios en el entorno) o si la dieta es poco apetecible. En aquellos casos en los que la causa pueda ser debida a dominancia entre individuos, pueden evidenciarse heridas. Si el animal presenta alguna disfunción o alteración en la mandíbula o cavidad oral, en el examen físico mostrará dolor al manipular y examinar la zona y será reticente al examen. Se recomienda examinar rigurosamente si el animal presenta heridas, abscesos o úlceras; asimetría facial, nasal, mandibular; descarga nasal; masas internas o externas; alteraciones orgánicas (aumento o disminución de tamaño); linfadenopatía; auscultación cardíaca anormal, o dolor. Es importante examinar por completo la cavidad oral para detectar la presencia de enfermedad dental o gingival, cuerpos extraños o inflamación, entre otros. El examen oftalmológico completo puede poner en evidencia la presencia de enfermedad sistémica: inflamatoria, infecciosa (peritonitis infecciosa felina [PIF]) o neoplasia (linfoma), entre otras, ya que se caracterizan por presentar cambios oculares característicos. Signos clínicos Los hallazgos clínicos en el caso de animales con anorexia por enfermedad sistémica son variables y dependerán de la enfermedad presente (figs. 3-1 y 3-2). Generalmente, la presencia de dolor, PU-PD, fiebre, ictericia, palidez de mucosas, alteraciones oculares, distensión abdominal, dolor espinal, cojera, disfunción motora, presencia de masas, anormalidades en la micción, vómitos, diarrea, soplo cardíaco, tos y disnea suelen ser signos que pueden cursar con anorexia. En los casos de absceso o tumor (más raro) retrobulbar o miositis masticatoria, los cuales pueden dificultar la prehensión y masticación, se puede observar exoftalmos y/o estrabismo. FIGURA 3-1 Imagen de un gato de 18 años de edad con anorexia y pérdida de peso muy marcada con diagnóstico de inmunodeficiencia felina y enfermedad renal crónica. Obsérvese la presencia de relieves óseos marcados (más prominentes a nivel del hueso pélvico) acompañada de pérdida evidente de masa muscular. FIGURA 3-2 Imagen de una perra de 6 años de edad con inapetencia, anorexia y pérdida de peso muy marcada con diagnóstico de leishmaniosis canina y enfermedad renal crónica. Obsérvese la presencia de relieves óseos marcados (a nivel vertebral, costal y del hueso pélvico), la evidencia de una cintura muy marcada, junto con pérdida manifiesta de masa muscular. Hemograma, bioquímica sanguínea y urianálisis Son necesarios para determinar la presencia de enfermedad sistémica. Es recomendable realizarlos en aquellos casos donde se han descartado las causas psicológicas y en los que el examen físico no ha mostrado ninguna anormalidad. Si la enfermedad sistémica parece ser la causa más probable de anorexia, está recomendado continuar realizando pruebas diagnósticas más específicas y enfocadas a la(s) alteración(es) encontrada(s) en las pruebas de laboratorio básicas. Es de interés la realización de pruebas de leucemia e inmunodeficiencia felina (VLFe/VIF), pruebas de Leishmania spp., Ehrlichia spp. y Dirofilaria, dada la elevada frecuencia de estas enfermedades en determinadas zonas geográficas. Radiografía simple De utilidad para detectar la presencia de masas o cuerpos extraños en tórax o abdomen, así como la presencia de líquido libre en pericardio, pleura o abdomen. Es importante considerar la realización de radiografías en el caso de sospecha de alteraciones a nivel de mandíbula, cavidad oral y nasal (fracturas dentales, mandibular, maxilar o nasal, trastornos de la articulación temporomandibular, entre otras causas). Ecografía abdominal Como apoyo a las imágenes radiográficas, está indicada igualmente para detectar masas o nódulos y detectar la presencia de líquido libre en pericardio, pleura o abdomen. Es fundamental realizarla ante la sospecha de enfermedad sistémica, enfermedad renal, alteración endocrina (disfunción adrenal), alteración cardíaca, entre otras. Si en las pruebas de imagen anteriores no se ha evidenciado ninguna anormalidad, será recomendable emplear pruebas más específicas como la endoscopia, los estudios con medio de contraste, así como la TC. Tratamiento • Corregir y tratar la enfermedad subyacente con objeto de que el paciente recobre el apetito. • Fluidoterapia: cuando se necesite corregir o mantener la hidratación, puede administrarse por vía parenteral u oral. • Soporte nutricional: generalmente, está indicado cuando el aporte nutricional es menor que los requisitos de energía en reposo (RER) = 70 × (peso [kg])0,75 durante 3-5 días. Incluso habiendo identificado la causa desencadenante de la anorexia, la instauración de alimentación asistida puede ser necesaria durante la recuperación del paciente. Es recomendable administrar los nutrientes por vía enteral mediante sonda de alimentación (gastrostomía, esofagostomía, yeyunostomía o sonda nasoesofágica), mediante alimentación forzada o por vía parenteral. Por tanto, el soporte nutricional está indicado: – Cuando existe pérdida de peso mayor del 10% del peso corporal (mayor del 5% en cachorros). – En anorexia persistente de más de 3-5 días (más de 1- 2 días en cachorros). – En hipoalbuminemia, linfopenia o anemia. – En procesos que conlleven un aumento de la pérdida de nutrientes (vómitos, diarrea, heridas de gran tamaño, malabsorción intestinal, nefropatía perdedorade proteínas, peritonitis, pleuritis, entre otros). – En enfermedades que requieran alta demanda metabólica (neoplasia) o como consecuencia del tratamiento quimioterápico. – Cuando existe incapacidad para comer debido a enfermedad (enfermedad orofaríngea, fractura o disfunción de cavidad oral o mandibular, entre otras). • Tratar náuseas: solo si se sospecha que el paciente pueda presentar náuseas (salivación excesiva, inapetencia). Algunos fármacos que se pueden administrar son el ondansetrón, la metoclopramida o el maropitant. • Estimular la ingesta de alimento: se puede intentar estimular la ingesta de alimento ofreciendo al animal comida de diferentes sabores, olores y texturas, calentando el alimento o, en el caso de los gatos, colocando los alimentos en un tazón ancho y poco profundo (a fin de evitar el contacto de sus bigotes con los lados del tazón). Se puede acariciar al animal en el momento de la alimentación (estimulación por refuerzo positivo) o proporcionar un entorno silencioso en el caso de animales estresados. Se recomienda no introducir una dieta nueva cuando el animal presenta náuseas hasta que estas se resuelvan a fin de evitar la aversión y efectos negativos sobre la nueva comida. • Estimulantes del apetito: deben usarse para ayudar a favorecer y promover el apetito y la ingesta de comida en aquellos casos en los que se haya conseguido un diagnóstico definitivo, se haya instaurado una terapia específica y el soporte nutricional no sea factible. Si tras la administración de este tipo de fármacos no se ha evidenciado mejoría a las 24 h de haber instaurado el tratamiento, se recomienda cesar su administración y comenzar con soporte nutricional. Entre los estimulantes del apetito que pueden emplearse están los siguientes: – Mirtazapina: en gatos, se ha descrito la presencia de efectos secundarios asociados a toxicidad por administración de dosis elevadas (> 3,75 mg). Se han descrito efectos adversos, como: vocalización, agitación, vómito, ataxia o marcha anormal, inquietud, temblor, hipersalivación, taquipnea, taquicardia y letargia. – Ciproheptadina. – Capromorelina (agonista del receptor de la grelina). – Vitamina B12. – Diacepam y oxacepam. Bibliografía recomendada Crystal MA. Anorexia. In: Norsworthy GD, Crystal MA, Fooshee Grace S, Tilley LP, eds. The Feline Patient. 4th ed. Iowa: Blackwell Publishing Ltd; 2011:140–142. Delaney SJ. Management of anorexia in dogs and cats. Vet Clin North Am Small AnimPract. 2006;36(6):1243–1249. Ferguson LE, McLean MK, Bates JA, Quimby JM. Mirtazapine toxicity in cats: retrospective study of 84 cases (2006-2011). J Feline Med Surg. 2016;18(11):868–874. Forman MA. Anorexia. In: Ettinger SE, Feldman EC, Côté E, eds. Textbook of Veterinary Internal Medicine. 8th ed. St Louis: Elsevier; 2017:97–100. Rhodes L, Zollers B, Wofford JA, Heinen E. Capromorelin: a ghrelin receptor agonist and novel therapy for stimulation of appetite in dogs. Vet Med Sci. 2017;4(1):3–16. Wofford JA, Zollers B, Rhodes L, Bell M, Heinen E. Evaluation of the safety of daily administration of capromorelin in cats. J Vet Pharmacol Ther. 2018;41(2):324–333. C A P Í T U L O 4 Ataxia Luciano Espino López Introducción El término ataxia proviene del griego (a, ‘negación’, y taxis, ‘orden’) y puede definirse como una falta de coordinación del movimiento voluntario (extremidades, cabeza y/o tronco), asociada a una irregularidad de la función muscular no explicable por un déficit motor y que es parcialmente corregida por la visión. Por tanto, ataxia implica una disfunción sensorial que solo puede ser evidenciada cuando el paciente camina, por lo que en ocasiones también se define como «falta de eje», ya que los animales afectados son incapaces de desplazarse en línea recta. La ataxia puede originarse como consecuencia de lesiones en diferentes localizaciones dentro del sistema nervioso y, desde un punto de vista clínico, se clasifica en tres grandes categorías: 1. Propioceptiva o sensorial: se observa fundamentalmente en lesiones medulares y se caracteriza por una pérdida del control de la posición de las extremidades y del tronco. El paciente muestra torpeza e incoordinación, estación en base ancha, marcha oscilante, puede cruzar las extremidades, alteraciones en el rango de movimiento y apoyo sobre la superficie dorsal de las mismas. 2. Vestibular: se manifiesta con alteraciones en la posición de la cabeza, ojos, tono muscular, y movimientos motores voluntarios. En lesiones unilaterales los signos clínicos habituales incluyen: inclinación de cabeza, tendencia a caerse hacia un lado, incluso con marcha en círculos, y presencia de nistagmo y estrabismo. 3. Cerebelar: el cerebelo es el responsable de la coordinación de la actividad muscular controlando el ritmo, fuerza, rango y dirección de los movimientos de la cabeza, tronco y extremidades. La presencia de movimientos exagerados en las extremidades (hipermetría), más evidente en las anteriores, es uno de los signos característicos de las lesiones cerebelares. Otras alteraciones frecuentes incluyen: temblores de la cabeza y el cuerpo, movimientos oscilatorios del tronco, estación en base ancha y temblores de intención. Diagnóstico diferencial Ataxia propioceptiva Las enfermedades degenerativas (hernia discal, espondilomielopatía cervical caudal), traumatismos (fractura/luxación vertebral), anomalías congénitas (inestabilidad atlantoaxial), vasculares (embolismo fibrocartilaginoso), inflamatorias (discoespondilitis), y neoplasias son las patologías medulares más frecuentes que pueden generar ataxia. Una descripción más detallada de estas patologías y el abordaje diagnóstico aparece en el capítulo 52, «Tetra-/ paraparesia/- plejía». Ataxia vestibular Las enfermedades inflamatorias (otitis media/interna, pólipos nasofaríngeos) e idiopáticas son la etiología más frecuente del síndrome vestibular periférico. En el caso del central, las más habituales son inflamatorias (MOD), neoplásicas y vasculares. En el capítulo 47, «Signos vestibulares», se describen de forma más pormenorizada estas patologías y el abordaje diagnóstico. Ataxia cerebelar Las anomalías congénitas (hipoplasia/displasia), las patologías inflamatorias (meningoencefalitis), vasculares (infarto/hemorragia) y degenerativas (abiotrofias) son las causas más frecuentes. En el cuadro 4-1 se detalla la lista de principales diagnósticos diferenciales para las lesiones cerebelares. Cuadro 4-1 Lista de diagnósticos diferenciales más frecuentes en pequeños animales con ataxia cerebelar siguiendo el acrónimo VITAMIND* Vascular ► Infarto, hemorragia (P, G) Inflamatorio/infeccioso ► MOD (P) ► Panleucopenia felina (G) ► Moquillo (P) ► Herpesvirus (P) ► Peritonitis infecciosa felina (G) ► Cryptococcus (P, G) ► Toxoplasma (P, G), Neospora (P) Traumatismo ► TCE (P, G) Anomalía congénita ► Agenesia (P, G), hipoplasia (P, G), displasia (P) ► Distrofia neuroaxonal (P, G) ► Malformaciones del agujero magno (P) ► Quistes aracnoideos (P, G) Metabólico (tóxico) ► Metronidazol (P) ► Plomo (P, G) ► Organofosforados (P, G) ► Hexaclorofeno (P, G) Idiopático ► Cerebelitis idiopática (P) Neoplasia ► Primarios: meduloblastoma, etc. (P, G) ► Secundarios (P, G) Degenerativo ► Abiotrofia (P, G): afecta a múltiples razas y diferentes edades de presentación: – < 6 semanas: samoyedo, beagle, etc. – < 6 meses: setter gordon, airedale, etc. – > 1 año: staffordshire terrier americano, siamés, etc. ► Enfermedades de almacenamiento (P, G): – Gangliosidosis (GM1 y GM2) – Leucodistrofia de células globoides – Esfingomielinosis – Manosidosis G, gato; P, perro. * En negrita se señalan las causas más frecuentes. Proceso diagnóstico En este capítulo nos centraremos en las patologías cerebelares. La información sobre el proceso diagnóstico sobre enfermedades espinales y vestibulares se puede encontrar en los capítulos 52, «Tetra- /paraparesia/-plejía», y 47, «Signos vestibulares», respectivamente. Historia clínica Con respecto a la edad, las anomalíascongénitas serán frecuentes en animales jóvenes; las enfermedades inflamatorias, en animales jóvenes/adultos, y neoplasias, en pacientes adultos/geriátricos. La raza puede ser importante para el diagnóstico de abiotrofia cerebelar (fox terrier, airedale terrier, beagle, chow chow, harrier, kelpie labrador retriever, rhodesian ridgeback, labrador y golden retriever, gran danés y samoyedo, entre otras) e hipoplasia y displasia cerebelar (kelpie australiano, beagle, bull mastiff, chow chow, pointer inglés, fox terrier, setter irlandés, labrador retriever, samoyedo, caniche miniatura). También en enfermedades de origen inflamatorio como el síndrome del perro blanco temblador (cerebelitis idiopática aguda) es importante la raza, ya que se ha descrito con mucha mayor frecuencia en perros y gatos de capa blanca. Otros datos de la anamnesis como exposición a tóxicos (metronidazol, plomo, organofosforados, hexaclorofeno) y la velocidad de aparición y progresión de los signos clínicos (aguda y no progresiva en enfermedades vasculares, aguda y rápidamente progresiva en enfermedades inflamatorias, y crónica y de progresión más lenta en enfermedades congénitas, degenerativas y, normalmente, los tumores) son datos claves para establecer nuestra lista de diagnósticos diferenciales (VITAMIND). Signos clínicos El primer paso en un paciente con ataxia es la localización neuroanatómica de la lesión (fig. 4-1). De forma general, la presencia de ataxia (normalmente, hipermétrica) en las cuatro extremidades y cabeza, sin deficiencias motoras, es indicativa de una alteración en el cerebelo. La ataxia asimétrica con inclinación de la cabeza y nistagmo es característica de la disfunción vestibular. En las patologías espinales, la ataxia aparece solo en las extremidades y normalmente se acompaña de paresia. Otros signos cerebelares que pudieran observarse serían: estación en base ancha, temblor de intención y ausencia de respuesta a la amenaza con función visual normal. La presencia de déficits propioceptivos y nistagmo patológico dependerá del sitio y extensión de la lesión. FIGURA 4-1 Algoritmo diagnóstico para la localización de la lesión en pacientes con ataxia. Hemograma, bioquímica sérica y urianálisis En las enfermedades cerebelares los resultados pueden ser normales o mostrar cambios inespecíficos. Algunos cambios que podemos observar en el hemograma incluyen leucocitosis (en ocasiones, en patologías inflamatorias), linfopenia (moquillo, peritonitis infecciosa felina [PIF]), trombocitopenia (rickettsias), hiperglobulinemia (PIF). La bioquímica sérica puede mostrar cambios compatibles con enfermedades sistémicas (aumento de colesterol y triglicéridos en hipotiroidismo, aumento de urea y creatinina en enfermedad renal). El urianálisis puede ser de interés para evaluar el estado general del paciente solo si se confirma enfermedad sistémica. Radiología simple La utilidad de la radiografía de cabeza es muy limitada y, de forma anecdótica, se han descrito cambios en pacientes con patologías traumáticas y neoplasias óseas. Análisis del LCR Es la técnica de elección para el diagnóstico de las enfermedades inflamatorias. Se puede observar aumento del recuento de células (pleocitosis) y, dependiendo del tipo celular predominante, puede ser de ayuda para identificar la causa: neutrofílica (víricas, bacterianas), mononuclear (MOD, protozoos). El LCR también se puede utilizar para la identificación de algunos agentes infecciosos por PCR o serología (moquillo canino, Neospora spp., Toxoplasma spp., Borrelia spp. y coronavirus felino, entre otros). TC y RM La RM es la técnica de diagnóstico por imagen de elección para valorar el cerebelo, ya que la TC presenta en esta región el artefacto de endurecimiento del haz, lo que limita su aplicación al diagnóstico de alguna anomalía congénita (hipoplasia, quistes aracnoideos), neoplasias (fig. 4-2) y malformaciones del agujero magno. La RM permite la detección de lesiones vasculares (más frecuentes en arteria cerebelar rostral: lesiones bien delimitadas, hipointensas en T1 e hiperintensas en T2), neoplasias, inflamatorias y, aunque la mayoría de las enfermedades degenerativas son normales, en ocasiones se puede observar una atrofia cerebelar (abiotrofia cerebelar) (fig. 4-3). FIGURA 4-2 TC poscontraste a nivel del cuarto ventrículo en un paciente con una neoplasia de los plexos coroideos (flechas). FIGURA 4-3 RM sagital ponderada en T2 de un paciente sano (A) y un staffordshire terrier americano con degeneración cortical cerebelar (B). Obsérvense la atrofia de la corteza cerebelar, y el aumento de la profundidad de los surcos cerebelares y de la señal del LCR (flechas). Test genéticos En las enfermedades degenerativas se están produciendo grandes avances en el conocimiento de las mutaciones genéticas que llevan a su desarrollo. En la actualidad, se han identificado al menos mutaciones en ocho genes diferentes que se han asociado con ataxias degenerativas en 10 razas de perros. Están disponibles en diferentes laboratorios test genéticos para detectar estas mutaciones en algunas razas (staffordshire terrier americano, beagle, coton de Tulear), que son de gran utilidad para ayudar a los criadores a planificar la reproducción y también pueden ser útiles para el diagnóstico. Tratamiento • Las enfermedades degenerativas no tienen tratamiento y desafortunadamente, al ser cuadros progresivos, la eutanasia es una opción en aquellos pacientes en los que presentan una sintomatología grave. La cirugía puede ser una alternativa en algunas patologías congénitas como la hidrocefalia o quistes aracnoideos que podrían beneficiarse de un drenaje de la lesión (shunt ventriculoperitoneal, quisteperitoneal). • La terapia para los pacientes con MOD se basa en el uso de inmunosupresores (glucocorticoides de primera elección) y tratamiento sintomático (antiepilépticos, etc.). Aunque no existe un protocolo estándar en estos pacientes, de forma general se recomienda empezar con prednisona en dosis antiinflamatorias (0,25-0,5 mg/kg dos veces al día) hasta descartar los agentes infecciosos y después subir la dosis (2- 4 mg/kg dos veces al día) durante 2-4 semanas. Cuando no se observe mejoría con esta terapia, si los efectos secundarios son considerables o en pacientes con deficiencias neurológicas graves, se recomienda añadir un segundo fármaco (p. ej., arabinósido de citosina, 50 mg/m2 dos veces al día 2 días seguidos y repetir cada 3 semanas durante cuatro ciclos; después aumentar a 1 semana el intervalo entre tratamientos; ciclosporina, las dosis publicadas oscilan entre 3 y 15 mg/kg una vez al día en pacientes con MOD, pero la más aceptada es la de 10 mg/kg una vez al día). El pronóstico para estos pacientes es reservado y la respuesta a la terapia es peor en los pacientes con encefalitis necrotizante. • El tratamiento de las neoplasias intracraneales se puede dividir en dos grandes grupos: – El tratamiento sintomático o paliativo se basa en el uso de glucocorticoides en dosis antiinflamatorias (prednisona, 0,5 mg/kg p.o. dos veces al día y reducción progresiva) para intentar controlar los cambios secundarios originados por el tumor (edema peritumoral, obstrucción del drenaje del LCR y aumento de la presión intracraneal) y antiepilépticos para el control de ataques epilépticos. La supervivencia para los pacientes con tratamiento paliativo se sitúa entre 1 y 6 meses. – Tratamiento curativo: las tres opciones disponibles son la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, y los mejores resultados se obtienen con la combinación de ellas. – Quimioterapia: el principal problema de la quimioterapia es que los fármacos deben tener la capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica (BHE). La eficacia parece limitada con estudios en los que no se observó ninguna diferencia en la supervivencia en relación con la terapia sintomática. Los fármacos más utilizados son la lomustina (50-90 mg/m2 cada 6-8 semanas) y temozolomida (60 mg/m2 p.o. una vez al día durante 5 días y aumentar
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