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Profesor: Diego Rossi
Teórico Nº 5 (14/10/04)
Buenas tardes. Hoy vamos a articular los conceptos de democracia y Estado como procesos
históricos con relaciones de poder y de clase en períodos determinados, con las políticas
públicas de comunicación, a través de los conceptos de acceso y participación.
Ustedes recuerdan que en los años '70 las políticas nacionales de comunicación se han
tratado en el marco del debate internacional, donde el campo mismo de la comunicación se
va construyendo como política sectorial y hereda de la visión desarrollista una primera
matriz o forma, que apunta a incorporar racionalidad al proceso de toma de decisiones. Se
empiezan a pensar políticas nacionales de comunicación a los efectos de explicitar una
política de Estado, en un campo no tradicional. La planificación en materia económica, de
vivienda, urbanística, tiene mucha trayectoria; mientras que la planificación en materia de
comunicación es una práctica que se genera y se lleva adelante como resultado de una
mirada que viene trayendo conceptos de una matriz desarrollista.
Era cuestión de analizar y plantear un mapa de medios con criterios de distribución de
emisoras, de alcance de las frecuencias y mapas de propiedad (o quiénes producen
información, entretenimiento) y, por ende, también delinear políticas para la redistribución
de sectores excluidos, para la producción de mensajes. Es decir, una primer visión
racionalista en tensión con una visión política: la creación de las PNC al servicio de valores y
principios políticos a nivel nacional e internacional. En este último caso podríamos hablar de
equilibrar el flujo internacional y, a nivel nacional, generalmente una vinculación de las
políticas y estudios con proyectos de reforma o revolución (la reforma política o cambio
profundo en las convicciones acerca del gobierno, de las formas de distribuir los medios y de
relacionarse entre los principales grupos sociales y económicos del país). Y una tensión
entre una Política (con mayúsculas) y una visión pragmática de "la contaminación de lo
público por lo gubernamental". No hay país, por más racional o escandinavo que sea, que
no tenga como área de debate cuál es la zona divisoria o la línea de negociación entre
Gobierno, Estado, Sector Público y Sociedad Civil.
Entonces, decíamos que las PNC formalistas devienen, luego de una concepción más
elaborada, en las PNC contenidistas, al servicio de un proyecto político para la
democratización de las comunicaciones. Hoy vamos a trabajar dos categorías que nos
permitan entender qué podría significar democratizar de las comunicaciones. Podríamos
decir que hoy casi nadie estaría en contra de la democratización de las comunicaciones.
Pero ¿qué quiere decir esto?
Vamos a trabajar sobre este tema, entendiendo que podemos teorizar sobre una cantidad
de categorías pero que siempre están en tensión o en diálogo con la estructura político,
económica y social. Hay que tener cuidado con la extrapolación de estas categorías
analíticas en los distintos países. Para dar un ejemplo: todos sabemos lo que es un
Ombudsman, pero se trata de una construcción que no es extrapolable a todos los sistemas
políticos y formas de representación. Si hablamos de un ombudsman de la prensa, no
tendría las mismas funciones el ombudsman que podría funcionar en Argentina que el de
Suecia.
Lo que quiero decir es que les ofrecemos conceptos para que los puedan pensar en relación
con procesos históricos y también a otros niveles, municipal o provincial por ejemplo.
Analizar el grado de acceso de la provincia de Chubut o las formas de participación de la
Unión Europea. Pero no hay que extrapolar las formas organizativas que se manifiestan en
determinadas situaciones. Hay que analizar las fisuras de los modelos, sus problemas y los
conceptos en acción , tratando de entender que la realidad no es fenomenológica, o que la
visión fenomenológica nos estaría impidiendo ver los procesos políticos que se están dando.
Vamos a ver que los conceptos de acceso y participación de la década del '80, no son los
mismos hoy. Como ustedes verán en la Unidad 3, hay dos ámbitos que nunca estuvieron
demasiado separados aunque sí corrían por carriles paralelos: telecomunicaciones y
radiodifusión, el mundo de lo audiovisual y de la transmisión de voz y datos, que están en
una tendencia a la convergencia, con lo cual también se da una extrapolación de conceptos
y un cruce entre los que antes se usaban para analizar sistemas de radiodifusión que se
usan para analizar medios de comunicación, y viceversa. Los modelos de negocios y la
misma noción de ciudadanía son distintas, cuando analizamos el ordenamiento jurídico en el
servicio de telefonía y en el de radiodifusión, hay un cruce cada vez mayor. Tomen el
ejemplo de los celulares, estamos en un mundo distinto al de los '80 donde no existían. La
noción de acceso o de servicio universal actual es distinta de los '80. Pero también la noción
de ciudadanía, y de los derechos que como ciudadano se tienen no sólo a recibir sino
también a intervenir en la decisión de las políticas o en la producción de los mensajes. Por
eso me gustaría poner en tela de juicio esta utopía de la comunicaciones democratizantes
gracias a las nuevas tecnologías de las comunicaciones.
Bueno, vamos a tratar de pensar niveles de capacidades ciudadanas, cómo pensamos que
haya capacidades para sostener los valores de pluralismo, diversidad, calidad del servicio
público. Es importante rescatar estos valores porque creemos en la metáfora de que las
decisiones de nuestra sociedad se toman en algún tipo de ágora, donde hay concurrencia de
voces y de visiones. Dado que estamos en sociedades complejas y masivas tenemos el
problema de la representación. Yo no conozco mecanismos de democracia completamente
directa, así como tampoco de comunicación horizontal. Podemos decir que serían deseables,
pero no sucede así en la realidad. Por lo tanto, hay una necesaria dependencia de
mecanismos, ya sea de información (del conocimiento del proceso político) o de toma de
decisiones. No estamos todo el tiempo decidiendo sobre la cosa pública. Y tampoco sé si lo
querríamos. Estoy cuestionando la noción de ciudadanía como participación permanente.
Con lo cual, sin entrar en los problemas de representación, les propongo asumir esta
cuestión del grado de distorsión que hay entre la ciudadanía y las decisiones, y entre lo que
pasa o lo que deberíamos saber que pasa y lo que realmente sabemos, y lo que hacemos
con lo que sabemos.
Vamos a trabajar sobre el primer nivel de Acceso: se vincula con la posibilidad de recibir
información. Este es el primer derecho. Canal 7 dice que llega a todo el país a partir del año
'82, aunque hasta el día de hoy, Canal 7 no puede ser visto en todos lados con una antena
convencional. No es normal la cobertura plena de televisión abierta en todos los países. Hay
zonas selváticas, montañosas o donde vive poca gente que no reciben señales de televisión.
Sí de radio. Pero esta primera noción de acceso, que es "al menos recibir algo", aunque sea
un periódico, no es menor. Para poder lograr esto, que todos reciban medios, el Estado se
tuvo que hacer cargo en muchos casos. En general lo organiza por sí mismo,
excepcionalmente lo hace por medio de privados.
Recordemos que el desarrollo de la televisión en México o Brasil por ejemplo, fue de la
mano con el fortalecimiento del partido mayoritario o el gobierno del momento. Y esto trae
aparejado formas de consumo, cultura e información. Esto impacta sobre modelos de
comunicación pre-mediática.
O sea: es bueno recibir algo, pero recibir lo mínimo y que no se produzca en el lugar donde
se recibe, también es peligroso, fundamentalmente en políticas de contenidos.
Hablar de acceso sin considerar los contenidos nos lleva a pensar en la tecnocratización del
debate político sobre el desarrollo y el uso de los medios, que ha sido una tendencia en los
últimos años. En telecomunicaciones también esto es así, está el soporte pero se vincula a
algún portal o a algún tipo de manejode contenidos.
El segundo nivel de acceso tiene que ver con la diversidad en los contenidos. Si yo no puedo
afrontar un servicio de televisión paga, en la mayoría de los lugares de la Argentina, ya es
mucho si puedo acceder a recibir dos canales de aire (generalmente hay uno sólo). Es
cierto, las radios "truchas" han permitido un desarrollo mayor de la radio. Pero el tema de la
diversidad es diferente. ¿Quién tiene la medida de la diversidad? Podríamos decir que la
visión de servicio pública sostiene que no puede haber menos de dos emisoras,
deseablemente 3, ya que se basan en la complementariedad. Pero ¿son suficientes 2 ó 3 ó
4? También hay claras restricciones: presupuestarias y de mercado.
Durante los años '60 y '70 los medios audiovisuales se desarrollaron sobre modelos de
masividad (cuánto más audiencia acaparaban, mejor). Esos criterios fueron cambiando, y a
esa masividad se le fue agregando el concepto de demanda solvente: que sean muchos
pero con capacidad de pago. Cada vez más hay una noción de disponibilidad de la
diversidad, no hay una diversidad perfecta, salvo para aquel que la pueda pagar. Cuando
hablo de lo audiovisual no hablo sólo de la televisión por cable, también de la televisión
digital, satelital, de pago. Probablemente hay una mayor diversidad para algunos sectores,
pero se amplió la brecha a nivel informativo. Hay que ver hasta qué punto la diversidad es
inclusiva o va generando nuevos esquemas de elite.
Nosotros tuvimos una situación muy especial en cuanto al desarrollo de la televisión por
cable, en lo que se refiere a los altos índices de penetración en los '90, lo cual nos dio la
ilusión de que habíamos logrado vencer esta cuestión de que la televisión por cable era
elitista. Yo plantearía nuevamente esa visión y con mucha fuerza. Muchas veces no hay
muchos parámetros de legislación al respecto y, además, en varios casos, la televisión local
se ve sólo a través del cable, por ejemplo en Olavaria o cualquier ciudad del interior que no
tiene uno de los 50 canales de TV abierta que funcionan en el país. Es cierto que hay un
semillero mayor de producciones en los canales locales de cable, pero también es cierto que
es para algunos, no para todos. Las brechas son importantes.
Alumno: Esto también tiene que ver con el poder adquisitivo
Profesor: Sí, por supuesto. En el caso de la televisión por cable la bajada de las señales es a
precio dólar. El abonado paga una cuota al cable, y ese dinero es en parte la ganancia de la
empresa y en parte el pago por la señal que se baja. Si la señal está a precio dólar porque
se produce afuera, su costo es más elevado. Puede haber señales gratis, pero no lo son
todas.
Un tercer nivel, que en el apunte dice segundo, es la retroacción. Por ahí es un concepto
que suena a feed back, algo viejo, pero lo que queremos decir es que se trata de acceso, no
de participación. El ejemplo clásico es: "Participe, deje su mensaje", "Llámenos", "Venga a
participar de la tribuna". Preferimos decir que eso no es participación: es acceso, que le
permite al usuario o consumidor interactuar dentro de un tema, dado por el emisor. "Mande
la carta", pero yo decido si la publico o no. Se juega con la ilusión de la participación.
Decimos que es un nivel del acceso, porque se está accediendo al formato propuesto por los
productores del programa. La actitud sigue siendo pasiva: se interviene dentro de los límites
propuestos por la programación.
Es interesante porque nos hace pensar en los límites y consumos de la participación.
Cuando Roncagliolo trabaja la ilusión de participación dice que, cuando elegimos, creemos
que participamos. Pero elegimos sobre formatos, ofertas o pre-selecciones. Hay una
instancia de interacción que no se puede denominar participación. No podemos concebir
sólo a la democracia basada en las encuestas, que simplemente muestran lo que responde
alguna gente cuando se le pregunta tal cosa. No es lo mismo que lo conteste una persona
en su casa, que en una empresa, que por teléfono. Es un método válido para estudiar
ciertas tendencias. Ahora, basar en encuestas las tomas de decisión política es sumamente
arriesgado. Entonces, no lo plantearía como un mecanismo participativo, sí como una forma
de ver las opiniones, una herramienta. No hay que confundir el alcance o fin de la
herramienta con otras prácticas de participación. Es cierto que por una economía de tiempos
y de crisis de la representación, muchas veces hay algunos que focalizan en estas
herramientas.
Y yendo a los medios, ¿qué es el rating? Es algo así como una encuesta en algunos hogares
acerca de qué están mirando en ese momento. Y esto es interpretado casi como tabla de
posiciones y es devuelto a la gente, a través de los propios medios, como la participación de
la gente y su decisión sobre la programación. Además de criticar si el rating es "trucho" o
no, suponiendo que está muy bien medido, que hay un error muestral y que todas las
cuestiones de laboratorio están resueltas, hay un malentendido de base: nosotros elegimos
sobre lo que hay, puedo hacer zapping y elegir mirar o no determinado programa, pero no
sé si estoy participando. Muy distinto sería que me pregunten qué me gustaría ver a elegir
entre opciones dadas. Somos audiencia cautiva y vendidos como tales a los anunciantes.
Son las reglas por las cuales se distribuyen la propiedad y la decisión sobre la producción.
Podríamos hablar también del derecho a réplica. ¿Dónde está? Yo citaba en el apunte la
equal opportunity rule, algunas normas para garantizar que cuando haya una visión también
se den otras, y acá ya empezamos a hablar de formas de participación. Cuando empiezan a
existir reglamentaciones sobre equilibrios programáticos o sobre pisos de producción
nacional (para los canales públicos especialmente), tiempos proporcionales de la
representación, empezamos a hablar de participación.
En cuanto al acceso vinculado a las telecomunicaciones, se habla de acceso y servicio
universal. En telecomunicaciones aparece la visión más bien técnica. Hay una definición
clásica que dice que si tengo más de 20 líneas cada 100 habitantes hay servicio universal.
Tengan cuidado al analizar cuestiones de telecomunicaciones, porque muchas veces se
habla de potencialidad. Decir que hay un celular cada cinco habitantes no me aporta nada
acerca de su distribución por ejemplo.
Y lo dicho se ve claramente con Internet. No sólo está el tema de la conectividad sino qué
tipo de conexión hay. Es distinta la que se puede ofrecer en la gran ciudad que en un lugar
más alejado como la Patagonia. Por eso acceso no es lo mismo que servicio. La noción de
servicio universal es más fuerte que la de acceso, y es la que plantea parámetros de la
calidad del servicio. Acceso universal es llegar a todos. Servicio Universal implica que
realmente haya condiciones igualitarias de prestación del servicio. Es importante esta noción
para entender que hay niveles estándar, mínimos, deseables, que serán discutidos desde las
empresas. Entonces en este tema de telecomunicaciones hay que hacer una lectura política.
Vamos a pasar ahora a la Participación. Hay diferentes formas de participar en la vida
pública: a través de partidos o referentes políticos, interviniendo en debates sectoriales y
demás; a través de organizaciones civiles, ONGs, asociaciones vecinales o de fomento; a
través de asociaciones espontáneas, con bajo grado de organización; o uno puede ser
"participado", a través de encuestas u otros mecanismos que solicitan opinión (es algo
relativamente circunstancial).
Pero lo que nos interesa es el tema de la constitución de sujetos sociales, más allá del
ciudadano. Nosotros todavía confluimos en una visión de la democracia desde divergencias
muy profundas, y el concepto de ciudadanía todavía tiene nociones vinculadas a la "libertad
de", al consumo, al ejercicio de derechos individuales, al libre albedrío. Esto no es malo,
pero es una visión restringida de la ciudadanía. También podemos tener otra mirada como
conformadora de determinados colectivos sociales, movimientos,redes de pensamiento,
donde se da un reconocimiento de distancias que engloban a una cantidad de ciudadanos.
Por eso distanciamos participación de acceso. Cuando hablamos de participación estamos
hablando de identificación de ciudadanos sociales relevantes, donde quien participa, además
de ser ciudadano, es ciudadano en función de determinado proyecto, agrupación o
expresión social. El ejemplo de juicios por jurados. Toman a una muestra de la sociedad y
extrapolan el pensamiento de 12 personas a lo que podría pensar toda la sociedad. Es una
visión metonímica, la parte por el todo, reconstruir el conjunto a partir de pequeñas partes.
Es lo mismo que decir vamos a hacer una encuesta participativa y salimos a las calles a
realizarla. Es una visión de gente atomizada. Preferimos que eso sea retroacción, que sea
marginal a la participación.
El primer nivel de participación sería el de la intervención de la ciudadanía en la producción
de contenidos. Puede ser de distintas maneras: a través de clubes de oyentes, asignación
de espacios a organizaciones sociales representativas, facilitación de proyectos de
determinados colectivos o producciones independientes.
Un ejemplo de clubes de oyentes se da en Holanda. El Estado brinda el aire y la
programación se hace a través de clubes de oyentes. Cuánto más miembros tenga el club,
más espacio tendrá la programación. Esto sucede tanto en la televisión como en la radio. A
su vez tienen los sistemas comerciales y privados. Pero desde lo público generan este
balance programático.
En Argentina tendría que nombrar un caso interesante, el de la APDH (Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos) contra Radio Nacional de Bahía Blanca, donde se
les levantó un programa. La APDH invocó un derecho como grupo social de tener un espacio
en el aire. No se lo reconocieron, porque según el derecho administrativo hay
discrecionalidad en el otorgamiento de los espacios. Esto sirve para pensar hasta qué punto
el Estado tendría que garantizar la expresión de distintos sectores sociales, y que no
dependiera de una decisión arbitraria.
Hay un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, luego de que una Cooperativa
cordobesa apelara porque no se le permitía ser licenciataria en su provincia ya que se
trataba de una organización sin fines de lucro. Nuestra ley dice que sólo pueden ser
licenciatarias las organizaciones con fines de lucro, es decir, las empresas y el Estado. De
esta manera la restricción al otorgamiento de licencias genera restricciones a la
participación en la producción de contenidos. Cualquier otro actor, salvo la Iglesia Católica,
debe adoptar formas de supervivencia comercial y atenerse a las reglas del mercado en la
Argentina para ser radiodifusor.
Un segundo nivel de participación tiene que ver con la posibilidad de tomar decisiones en
una emisora, no sólo poder producir contenidos. ¿Quién y en base a qué decide los
contenidos de una emisora pública? Y si se tienen varias emisoras, ¿hay un criterio de red?
¿hay un orden de producción en distintos lugares? En un canal privado lo decide el gerente
de programación pero ¿en el sector público? ¿podemos hablar servicio público?
En Estados Unidos, la histórica cuarta cadena, tenía una red conformada por actores no
gubernamentales. Son constelaciones de emisoras privadas no comerciales.
Este segundo nivel de participación en la toma de decisiones es más complicado porque
empezamos a hablar de personas, lo que implica el problema de la representatividad. Está
el modelo de notables, por ejemplo, se elige un consejo de asesores a dedo. Otra forma es
el consejo de asesores con representantes, y ahí empieza el debate acerca de quienes son
los representantes. En la Argentina hubo un proyecto donde se intento colegiar las
decisiones y equilibrar las decisiones políticas. Hay proyectos actuales para democratizar o
para hacer más colectivo el debate sobre los medios públicos.
El último nivel tiene que ver con la participación en la planificación del sistema de medios.
Acá hay un costado que permanece oculto, porque sabemos que el Estado tiene un rol muy
importante que es el de ser garante y convocante del debate. Cuando hablamos del Estado
no nos referimos sólo al poder ejecutivo, sino también al legislativo, los Estados provinciales
y demás. Nos parecería raro que algunos Estados provinciales y el mismo Estado Nacional
salieran a decir "queremos hacer un Congreso Nacional sobre cómo planificar la televisión
en la Argentina". Pero bueno, tengo que marcar este nivel como uno posible y deseable. En
las plataformas electorales de los partidos tendría que aparecer una mención a la política de
medios, por ejemplo acerca de la relación entre educación formal o informal y medios;
educación para la salud y medios; o industria audiovisual y medios. Y que en esas políticas
se generen espacios de debate. Si no se difunden informaciones públicas vinculadas al
tema, si no se generan ámbitos aunque sea sectoriales de debate, va a ser más difícil. Y va
a haber un sistema opaco de información que va a generar que las tomas de decisión se den
tras bambalinas, como en general suceden. Ustedes saben que durante el gobierno de la
Alianza hubo seis audiencias públicas para debatir sobre el proyecto de ley de radiodifusión.
Posteriormente ese proyecto no se trató. Si bien valoramos que haya audiencias públicas y
debate, sabemos que esto no garantiza después que se resuelva la cuestión. Pero por lo
menos entendemos que estas instancias de debate siempre empujan un poquito más
adelante.
Este último nivel de participación de la población en la planificación del sistema tiene que
ver con la "publificación" del debate y con la incorporación de actores a la política pública de
radiodifusión.
Ustedes vieron en el trabajo práctico número 1 el proyecto de ley de Gran Bretaña. Al final
dice que si se tienen comentarios se puede enviar un mail a una dirección que ahí se coloca.
Es mejor que nada, por supuesto, y hasta nos hace sentir bien como ciudadanos porque
podemos "opinar". Hay una cantidad de usos vinculados a la democracia o a las decisiones
políticas. Yo no digo que sean malos sino que son limitados, y que se trata de mediaciones.
Vamos a dejar acá este tema de nuevos medios y democratización de la sociedad. Está claro
que Internet puede servir para pagar impuestos, hacer consultas, etc., pero sin olvidarnos
que no estamos en una sociedad de pleno acceso. Las consultas que podemos hacer son
sólo para un determinado grupo. Son buenos los planes piloto, la línea de democratizar a
través de nuevos métodos y los movimientos sociales que se sustentan a través de Internet,
los foros y las discusiones; pero los efectos en las políticas públicas o en las reformas
políticas todavía no se ven.
Profesor: Guillermo Mastrini
Teórico Nº 6 (21/10/04)
Buenas tardes. Hoy vamos a empezar a ver el tercer módulo: los cambios que se han
producido en materia de políticas de comunicación de la década del '80 en adelante. Si en la
década del '70 se habían sentado las bases teóricas de la discusión en América Latina,
vamos a ver cómo eso evoluciona y se modifica, teniendo en cuenta que hay un
desplazamiento de las lógicas del Estado de Bienestar o Estado Populista (en América
Latina) hacia lógicas del Estado Neoliberal.
La otra cuestión que vamos a analizar es la dimensión económica de la legislación. Hasta
ahora nos hemos centrado en la relación con el Estado: cómo éste desarrolla políticas de
medios. Y esto lo vamos a seguir haciendo, pero lo que ha ocurrido es que, en alguna
medida y en algunas funciones, el Estado ha sido desplazado por el mercado. Tenemos que
analizar qué ocurre con la economía de los medios de comunicación. No se puede pensar
hoy una política pública para los medios de comunicación sin considerar cómo funcionan
económicamente. Tal vez nunca se debió pensar de otra manera, porque uno puede diseñar
un funcionamiento ideal pero después no se sostiene económicamente. Pero se podía hacer
en determinado momento porque la importancia económica delsector de la comunicación
era menor en otros tiempos. En el siglo XIX, cualquiera podía tener un periódico, no sólo los
propietarios sino también por ejemplo los sindicatos. Hoy, la demanda de capital necesaria
para poseer un medio de comunicación es tan grande que muy pocos pueden acceder a la
propiedad de los medios.
Entonces, hay que entender las lógicas económicas implícitas en los medios de
comunicación porque la política va a tener que interactuar con esa dinámica económica, que
es cada vez más importante. Piensen que hoy la comunicación y la cultura forman parte de
los grandes holdings que dominan la economía mundial.
Esta es la presentación de la tercera unidad donde vamos a analizar qué ocurre en estos
momentos en políticas de comunicación. Hoy vamos a abordar las transformaciones en el
Estado o cómo impactó el Estado Neoliberal específicamente en el ámbito de las políticas de
comunicación.
En general, durante todo el siglo XX asistimos progresivamente a la mercantilización del
consumo y de la producción cultural. Fíjense que generalmente la cultura está pensada por
fuera de la producción económica, por eso se habla de cierto ambiente bohemio de la
producción cultural. Sin embargo, se ha visto (como lo ha analizado tempranamente la
escuela de Frankfurt) que esa esfera también fue llegando al campo de la comunicación, la
cultura y la industria cultural, a través de la creación de empresas de comunicación que
buscan obtener un rédito económico. Pero esta progresiva mercantilización que se va a dar
de manera muy lenta a fines del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, durante una parte
importante de este último se va a desarrollar de forma paralela con el Estado de Bienestar.
Y este Estado, en alguna medida, suponía un distanciamiento de la lógica mercantil, porque
recuerden que apuntaba a la intervención en los servicios públicos. No rompía con el
capitalismo pero representaba una forma que no implicaba la mercantilización más absoluta.
Había una distancia con las políticas más liberales que lo habían precedido. Básicamente,
ese Estado de Bienestar pretendía redistribuir la riqueza para limitar (no eliminar) niveles de
desigualdad. Y también había políticas de redistribución a nivel cultural, políticas de servicio
público cultural que se vinculaban con el intento de que la población tuviera acceso al
consumo cultural, que nadie quedara inhabilitado de acceder a los bienes culturales por no
tener dinero.
Básicamente hemos caracterizado el Estado de Bienestar como una nueva forma de
producción y acumulación de capital, a partir de la combinación de Taylorismo y Fordismo;
nuevas relaciones laborales, a partir de algún nivel de acuerdo y concertación entre capital y
trabajo; y la intervención del Estado para corregir aquellas zonas de la vida cotidiana en las
que el mercado se mostraba ineficiente y conflictivo, no sólo en el ámbito de la producción
económica sino también de la producción cultural, con políticas culturales activas.
Cuando decimos esto, ¿qué ejemplos darían de garantía de acceso en la realidad argentina?
Alumno: la creación de Canal 7
Profesor: Sí, aunque un poco vinculado a la necesidad de políticas partidarias. Más que en
su creación podemos hablar de Canal 7 en la década del '60.
Pero yo me refiero a aquellas intervenciones del Estado que garantizan el acceso a la
cultura, como la creación del Teatro General San Martín por ejemplo. En muchos casos la
intervención del Estado en materia cultural está vinculada, a pesar de los intereses que
puedan existir por detrás, a ampliar la posibilidad de acceso. Hay varias actividades
culturales que si no fueran financiadas por el Estado no existirían porque no son rentables
económicamente. Por ejemplo casi todo el desarrollo de la música clásica, el teatro en gran
medida (la proporción de teatros estatales es importante con relación a los privados). Son
mercados muy pequeños con costos muy elevados y para que fuesen sostenidos por el
circuito privado la entrada debería ser prohibitiva, o tendrían que existir subsidios. No
quiero decir que éstas sean las únicas políticas culturales factibles, puede haber otras, pero
éstas son las que más se verifican, las destinadas a ampliar la política cultural por afuera de
las que el mercado en sí mismo puede garantizar.
Entonces, el Estado de Bienestar -el Estado Populista de América Latina- tuvo políticas
culturales.
Alumno: ¿Existe algún momento de quiebre en el que se pueda empezar a hablar de
políticas culturales?
Profesor: Yo creo que políticas culturales existieron siempre. Antes eran para un sector más
restringido de la población y con el Peronismo se expandieron. Todo Estado tiene algún
grado de política cultural. El tema es cuál es el objetivo y a qué sector incluye. Cultura no es
sólo cines y teatros, sino también por ejemplo las vacaciones: crear un flujo de recursos que
permita a la gente vacacionar. A partir de la de la década del '40-'50 la influencia del Estado
en este campo cambia la perspectiva que se había tenido hasta ese momento.
A partir de 1980 hay un decaimiento del Estado de Bienestar y se produce la llegada de un
modelo de Estado Neoliberal. Lo que cambia es la óptica igualitarista propia del Estado de
Bienestar y el Estado ya no se preocupa por estimular políticas que garanticen un igual
acceso. Su objetivo pasa a ser recuperar la tasa de ganancia. Para ello, la nueva orientación
del Estado va a estar más cerca de las necesidades de las empresas. Es por eso que la
política igualitarista era contradictoria con esta política.
¿Cómo se va a expresar esto en políticas comunicacionales? Vamos a asistir a un
desplazamiento de la política de estímulo del Estado a la diversidad cultural, por una cultura
que va a quedar más vinculada a la capacidad de pago de los ciudadanos.
Una aclaración: cuando se produce un desplazamiento de un modelo a otro no quiere decir
que el otro desaparece, que no hay más política cultural del tipo anterior. Durante varios
años coexisten ambos. Hay una tendencia a limitar los anteriores y renovar las políticas
culturales. Para ejemplificar esto podemos ver los desarrollos y ofertas culturales que hemos
tenido de la década del '80 en adelante. El cable, satélite e Internet están vinculados a la
capacidad de pago. El video también, aunque es un poco anterior (de la década del '70).
Todos los mercados de la industria cultural tienden a empezar a tarifar el pago por consumo
directo (es pagar por lo que uno consume, que no haya una tarifa general). Se trata de una
mercantilización plena, una tendencia prospectiva que quisiera establecerse. Pero es muy
difícil ponerle precio a los bienes culturales, sobretodo a los programas televisivos por
ejemplo. Ahora se les pone precio a los partidos de fútbol, pero se trata de un producto muy
específico, sería muy difícil tarifar toda la televisión.
Con relación a las telecomunicaciones, recuerden que hasta hace no tantos años, el servicio
telefónico se pagaba. Ustedes saben que cuando uno habla por teléfono no está gastando
nada (distinto es prender una lámpara, puesto que se gasta electricidad, energía que hay
que reponer). El gasto del teléfono es mantener la red funcionando, que es muy costoso.
Pero se entiende que ese gasto se financia entre todos (como antes, cuando tener teléfono
era un privilegio de unos pocos) o, como hoy, quien más lo usa más paga. Pero insisto en
que no se genera gasto cuando se habla por teléfono. Antes se pagaba un costo fijo y ahora
es variable.
Hemos hecho una transición hacia una cultura de pago pero no de pago por consumo. Todos
pagan la misma cuota del cable, independientemente de lo que se consuma. En Internet se
está buscando un pago por consumo, que todavía se muestra problemático. Salvo casos
puntuales, la mayoría de los portales que quieren cobrar por el acceso a contenidos dejan
de ser consultados, porque además ese tipo de contenidos pueden ser encontrados en otra
parte de la red. En cuanto a la publicidad, la lógica de Internet es distinta a la de la
radiodifusión. La televisiónbusca audiencia masiva, mientras que Internet busca desagregar
los públicos. Por eso su financiamiento es más complicado, la publicidad necesita audiencia
fija. Por ejemplo, nadie se queda en el portal de acceso de su servidor. Por eso se busca un
modelo de pago por consumo más que el financiamiento por publicidad.
La fusión más grande de la historia del comercio mundial es AOL - TIME WARNER. AOL,
antes de fusionarse, era el principal proveedor de Internet de Estados Unidos. TIME
WARNER producía contenidos. La lógica de la fusión era vender contenidos a través de AOL.
El problema era entrar en la casa del consumidor. Al poco tiempo se verificó que la gente
todavía no estaba dispuesta a pagar por los contenidos, de una manera proporcional al
sostenimiento y a la suma que requirió la fusión (U$S 350.000 millones) Que alguien pague
no implica que sostenga toda esa inversión. Y ahí entra en crisis el modelo.
Esto está vinculado con el otro desplazamiento importante: del consumo público al privado.
Piensen que la mayoría de los consumos culturales se hacían en lugares públicos: el cine, el
teatro, la plaza. Tal vez el elemento que reintroduce el consumo cultural en la casa es la
televisión. Y hoy, cada vez más la oferta es quedarse en su casa y consumir desde ahí.
La tercera cuestión que deberíamos marcar es la creciente diferenciación en las pautas de
consumo cultural. Una minoría tiene consumos culturales muy diversificados mientras que la
mayoría centra su consumo cultural en la cultura de masas (principalmente en la televisión,
la radio en segundo lugar, algún fenómeno de diario gratuito, pero sólo limitado a la ciudad
de Buenos Aires). El cine ha desaparecido como consumo cultural de la mayoría. En la
Argentina la estadística es que se vende casi una entrada de cine por habitante al año, y es
el país de América Latina que más entradas vende por habitante. Si consideran que hay
mucha gente que va más de una vez, hay mucha cantidad que no pisa el cine en todo el
año. Hay una minoría con consumos diversificados y una mayoría con consumos
homogeneizados (la cultura masiva).
El Estado pierde la función de redistribución cultural que tenía. No absolutamente, pero es
una tendencia. Vuelve a la esencia del Estado Liberal (por eso se lo denomina "Neoliberal").
En Europa se empieza a hablar de la "sociedad de los 2/3": 2/3 integrados, y 1/3 que no se
integra socialmente y el Estado no se preocupa por él. Esto es claro en la Argentina a partir
de los índices de pobreza difundidos en el año 2000.
Evidentemente, desaparecen los proyectos de democratización cultural. Las políticas
culturales van a quedar subordinadas a las políticas de desarrollo del capital de las
empresas culturales. La principal orientación de la nueva política cultural va a ser estimular
las ganancias y el crecimiento de los mercados en el sentido productivo.
Lo que algunos autores señalan es que se verifica una sustitución del Estado por parte del
capital en la función de reproducción ideológica y social. ¿Qué entienden por esto?
Alumno: Que se empieza a considerar "natural" la organización de la vida social a partir del
Mercado y del Estado
Profesor: Sí, pero desde el análisis marxista, te diría que eso es intrínseco a la formación
capitalista. Acá estamos hablando de un cambio, de un desplazamiento, donde la producción
cultural, que era un área improductiva, pasa a ser productiva para el capital.
La REPRODUCCIÓN ECONÓMICA (RE) es la reproducción del capital, que necesita no sólo
reproducirse sin también regularse. En el "proceso de acumulación" el capital es invertido en
un proceso productivo en el cual se va generando cada vez más capital. Cuando la tasa de
ganancia tiende a decrecer se detiene el proceso de acumulación porque no hay reinversión
en el circuito productivo.
Cuando hablamos de REPRODUCCIÓN IDEOLÓGICA Y SOCIAL (RIS) se dice que es la
reproducción (ideológica y social) de las condiciones de producción, por ejemplo, que el
obrero tenga la disposición de ir diariamente a trabajar (eso no es "natural"). Esto implica
no sólo una cuestión subjetiva de voluntad y fisiológica para cubrir necesidades básicas
(casa, comida, etc.), sino también una predisposición cultural.
Históricamente la RIS y la RE funcionaron en forma complementaria, pero siendo dos
lógicas distintas. La RE generaba más capital, del cual, una parte, era extraído del sistema
productivo para garantizar la RIS. Ese capital no se reinvertía para generar más capital, por
eso se dice que era "improductivo". Por ejemplo, el sostenimiento de la Iglesia que se
encargaba de la educación en aquel momento era "improductivo", porque no acumulaba
capital.
La RIS en el siglo XX se centró en la escuela, en el sistema educativo y, en muchos lugares
de Europa, en los medios de comunicación. Un medio de servicio público era sostenido con
dinero que se sacaba del circuito productivo.
En los últimos años se produce un desplazamiento. La esfera de la RIS en el siglo XVIII
podía ser asumida por individuos, mecenas. En los siglos XIX y XX fue asumida en muchos
casos por el Estado, porque se tornó masiva la necesidad educativa, ya que había que
educar a la gente para que entrara en el circuito productivo. En la Argentina, en la década
del '50, se crearon muchas escuelas técnicas porque era necesario formar trabajadores para
el proceso de industrialización.
Un autor español, Ramón Zallo, dice que la RIS hoy pasa también a formar parte de la RE,
es decir, también participa de la reproducción del capital. En este sentido es que hay un
desplazamiento del Estado por parte del mercado. Esto no es absoluto. Hay una tendencia
que se observa en algunas esferas que eran asumidas por el Estado y que ahora son
asumidas por el mercado. Reproducen el capital, y la esfera ideológica y social a la vez.
En determinado momento el capital no estaba en condiciones de asumir la reproducción
ideológica y social a la vez que generaba más capital. Hoy puede hacer las dos cosas al
mismo tiempo. La creciente mercantilización de todo el sistema comunicacional es otra de
las instancias en las que se ve este desplazamiento.
Esto, para mí, donde más se ejemplifica es en la educación, aún más que en el sistema de
medios. Lo vemos por ejemplo en la proliferación de Universidades Privadas. En la década
del '50 la Universidad Pública era la manera económica de formar cuadros intelectuales para
el Mercado. Y para esto se sustraía una parte del presupuesto público. Eso hoy no
necesariamente tiene que ser transferido al Estado.
El Estado es un espacio de contradicción en el capitalismo, porque en él se da muy
claramente la lucha política. En el ámbito privado el dueño decide. Las dificultades que
tenemos nosotros en cambiar el plan de estudios de la carrera son muchas porque hay que
lograr consenso, hay intereses corporativos por detrás, etc. En una escuela privada es más
fácil: se nombra a alguien para cambiar el plan y se le da determinado tiempo para hacerlo.
Creo que también tenemos que repensar la función de la Universidad Pública con relación a
estos desplazamientos. Si en la década del '50 asistíamos a un modelo diferenciado en
términos de educación, donde ésta estaba vinculada a la esfera total; hoy, crecientemente,
es elitista. Además, el mercado tenía antes una demanda cada vez mayor de cuadros
profesionales (por eso la Universidad se hizo progresivamente más masiva). Pero hoy, la
demanda es decreciente, porque tenemos una economía mucho más vinculada a los
servicios que al aparato productivo, por lo que el requerimiento de cuadros formados es
menor que en las décadas del '50 y '60. El sistema productivo demanda menos
profesionales y la mayoría de ellos son formados por la Universidad Privada. Hay dos tipos
de Universidad Privada: la de elite y la vinculada al negocio. Ambas están pensadas para
ganar dinero, pero las primeras además buscan formar los cuadros intelectuales. Piensen
que los Presidentes y Ministros de Economía actuales se han formado en la Universidad
Pública, hace 30 o 40 años. ¿Dónde se habránformado los dirigentes de acá a 50 años?
Sostengo que uno tiene que repensar la función de la Universidad Pública también en torno
a los cambios que se están produciendo en el patrón productivo y económico. Un tema
importante es el desplazamiento de trabajadores, de profesores, de la Universidad Pública a
la Privada, por una cuestión de sueldos. Y esto está ocurriendo actualmente.
Este es un tema clave vinculado con la transformación que ha implicado el Neoliberalismo
en las políticas culturales. Creo que se ve más claramente en el ámbito educativo, pero
perfectamente podríamos hacer un análisis similar para los medios de comunicación.
Las dinámicas económicas cada vez tienen más peso. Donde antes había una lógica de tipo
cultural, hoy hay crecientemente una lógica económica. Esta es la característica general o
marco político-económico. Ahora tenemos que ir a las cuestiones específicas, al análisis
concreto de las transformaciones. Debemos analizar las lógicas implícitas en los medios de
comunicación como mercancía cultural. La economía de los medios de comunicación
presenta particularidades que la distinguen de otras mercancías.
¿Qué es una mercancía? Hay muchas teorías económicas, pero podemos distinguir dos
grandes ramas. La primera, dice que el valor de las mercancías puede ser objetivable (a
partir del trabajo humano que incorpora -Teoría Marxista-); y la segunda, sostiene que es
completamente subjetivo (oscila con relación a la oferta y la demanda). Siguiendo una
teoría u otra se pueden construir mundos de análisis distintos.
Una mercancía es un producto, fabricado para ser destinado a un mercado, susceptible de
ser reproducido serialmente y con el fin de obtener una ganancia. Cuando hablamos de
"mercantilización de la producción cultural" nos referimos al pasaje de la producción cultural
(inherente al ser humano) a la condición de mercancía.
Para pensar políticas culturales debemos tener en cuenta que se trata de una mercancía
más, que cumple con las características mencionadas. Ahora, si bien comparte esa
característica general de mercancía, hay que ver cuáles son las especificidades de la
mercancía cultural: no es lo mismo producir un programa de televisión que un auto.
La principal característica distintiva de la mercancía cultural es que su valor de uso depende
del contenido inmaterial de estas mercancías. Esto se vincula con que es un bien simbólico.
El valor que le atribuyo individualmente no está vinculado al soporte material sino al
contenido simbólico que esa mercancía tiene. Por ejemplo, uno no se compra un libro por la
cantidad de páginas que tiene sino por la expectativa del bien simbólico que va a encontrar
dentro de esa mercancía. En general uno consume las mercancías sin un testeo previo
(salvo en algún caso particular como por ejemplo la música). Tenemos un imaginario de lo
que vamos a obtener. Uno no paga una entrada al cine después de ver la película. En un
bien simbólico lo que adquirimos y una expectativa lo que nos lleva a hacerlo. Toda
mercancía tiene una función simbólica (ustedes saben que existen sólo dos fábricas de
cigarrillos a nivel mundial, todas las demás son estrategias de venta, segmentación de
mercado de esas marcas) pero la mercancía cultural tiene sólo esa función.
Una mercancía cultural, al ser un bien simbólico, una vez que se lo consume, no hay
necesidad de volver a consumirlo: uno leyó un libro y no tiene necesidad de volver a leerlo.
Se lo puede leer dos veces o ver dos veces la misma película, pero la industria cultural no se
sostiene con eso, sino renovando la oferta. La industria discográfica no vive de relanzar
discos, sino de lanzar nuevos.
Profesor: Guillermo Mastrini
Teórico Nº 7 (28/10/04)
Buenas tardes. La clase pasada habíamos empezado a ver algunas transformaciones en
relación con el modo de operar del Estado Neoliberal sobre las políticas para los medios de
comunicación. Hoy vamos a caracterizar esa transformación y la clase que viene veremos el
tema de la concentración, la convergencia y cómo se traslada el poder de decisión de figuras
nacionales a supranacionales, ya sean los acuerdos regionales (por ejemplo el MERCOSUR,
que carece de una política de comunicación, o la Unión Europea, que ha fijado políticas de
comunicación y que los estados miembros deben aceptar) o instituciones supranacionales
como la Organización Mundial del Comercio.
Hasta la década del '80 el mercado de medios había sido estático, porque en general, tanto
las leyes su la estructura, no habían sufrido modificaciones a lo largo de muchos años. No
hubo importantes cambios regulatorios ni cambios en términos de estructura de mercado.
Algunos de ustedes podrían decir que en América Latina ni siquiera había habido leyes, pero
eso es un fenómeno particular. A nivel mundial, se había sancionado una ley de
radiodifusión en los inicios y prácticamente no se había cambiado. El desarrollo tecnológico
incluso había sido escaso. Lo que ofrecía la radio en 1980 era prácticamente lo mismo que
ofrecía en 1920. Había mejor calidad, pero en términos de producto no era distinto. La
incorporación más importante había sido la frecuencia modulada, pero recuerden que en la
década del '80 se estaba produciendo una importante transformación en el mercado
europeo de radio. Uno de los argumentos para las políticas de comunicación está vinculado
a que no había mayor disponibilidad de frecuencias, por lo que el Estado asumía la
radiodifusión. La frecuencia modulada permite mayor cantidad de frecuencias disponibles,
principalmente con una lógica de cobertura local y, además, tiene costos de producción más
bajos que los de la AM.
A partir de 1980 el mercado va a ser mucho más dinámico, tanto en el nivel económico
como jurídico (aparato regulatorio) y tecnológico.
A nivel económico se va a observar entrada y salida permanente de actores, y una
importante afluencia de capitales hacia el sector de la comunicación, supuestamente
vinculado a una tasa de ganancia importante (cuestión que no es tan clara de verificar.)
Habría que ver hasta que punto los capitales van hacia esa zona para potenciar otras zonas
de su funcionamiento económico. Hasta la década del '80 el mercado de medios se
componía de empresas familiares. A partir del '80 aparecieron nuevos actores, centralmente
las telefónicas (negocio con mucho capital disponible, que tendría una lógica vinculada a lo
comunicacional. Esto lo vamos a poner en discusión más adelante.) La entrada de capital va
a ser financiada por, además de las Telefónicas, los Bancos, que van a otorgar préstamos
para el desarrollo del capital de los medios de comunicación. El mercado se vuelve más
internacional, grandes grupos económicos van a invertir en medios (principalmente en
Europa.)
Asimismo aparecen nuevas formas de medios, centralmente a partir de la digitalización: ya
no tenemos sólo radio y televisión, sino también cable, satélite, Internet, etc. Ahora la
audiencia se reparte y hay mayor competencia.
Finalmente, hay un cambio regulatorio. Lo que más ha acompañado el discurso neoliberal
en las décadas del '80 y '90 es el concepto de "desregulación". Implica que el Estado se iría
retirando de los procesos regulatorios y el mercado se regularía a sí mismo en un libre
juego de oferta y demanda. Quedan abolidas las reglas que restringen la operación del los
actores en determinado mercado.
Sin embargo, esto no ocurre realmente sino todo lo contrario. Desde nuestra perspectiva,
cambia el sentido de la intervención del Estado. No es que deja de intervenir. Por eso,
muchos autores prefieren hablar de "re-regulación", término que plantea un desafío
semántico y político. La actividad legislativa de la década del '90 supera a las que lo
precedieron. Sería difícil argumentar que ha habido una desregulación cuando la actividad
legislativa era tan intensa. No era que se intervenía para eliminar la regulación sino para
crear una nueva. En definitiva, es importante marcar que el Estado no se ha retirado y que
tiene una nueva forma de intervención, básicamente orientadaa recuperar la tasa de
ganancia.
En general, este proceso no es simple ni está exento de contradicciones, pero como
resultado, en el ámbito de los medios de comunicación, se han verificado:
1- Sucesivas modificaciones en los marcos legales que han determinado la desaparición y,
en mayor medida, el retraimiento de los medios públicos (donde había monopolio de los
medios públicos, sistemas mixtos; y pérdida de capacidad operativa de los sistemas
públicos.)
2- Apertura del capital privado, que asume lugares que ocupaba el Estado.
3- Se eliminan restricciones a la concentración de la propiedad de los medios (otro resultado
claro del proceso re-regulatorio).
4- Se establecen mecanismos que facilitan la internacionalización de los mercados y el flujo
de capitales a nivel internacional en el sistema de medios. Recuerden que hasta la década
del '80 casi ningún país permitía la propiedad extranjera de sus medios de comunicación. Sí
se permitía pasar contenidos extranjeros. Esto se ha relajado cada vez más, con excepción
de un país que no permite ninguna participación de capital extranjero: Estados Unidos.
Supongo que en el caso cubano tampoco, porque los medios son de propiedad estatal.
Estos son los cuatro resultados más claros de este proceso re-regulatorio. Esto ha supuesto
un mayor nivel de intervención del Estado con relación a la comunicación. El paso siguiente
es analizar cómo caracterizar las políticas de medios de comunicación en la actualidad. En
general, estas políticas re-regulatorias van a estar condicionadas por tres aspectos
centrales:
1- La estructura ideológica nacional:
Conformada en parte por la tradición histórica del sistema de medios y en parte por las
características del gobierno que encabece ese proceso re-regulatorio. Es decir que hay una
tensión: el gobierno no va a orientar absolutamente la política sino que hay una tradición
que va a pesar sobre sus decisiones.
2- Los problemas para la implementación de políticas
Se refiere a la pérdida de capacidad regulatoria de, las que históricamente fueron, las
agencias regulatorias de los medios (por ejemplo el COMFER.) En general, estas agencias,
acostumbradas a mercados estáticos, no están preparadas para reaccionar ante mercados
mucho más dinámicos, y los centros de decisión se van trasladando paulatinamente hacia
otras instancias tales como el Congreso. Esto puede ser positivo (porque se supone que es
la representación más democrática del pueblo por la relación directa de voto) o negativo
(tiene mucho menos nivel de especialización: no saben de técnica legislativa con relación a
los medios de comunicación.) Tanto las agencias especializadas como los parlamentos son
instancias cada vez más permeables a la influencia de los lobbys.
3- Cambios en la estructura de mercado.
Es mayor la internacionalización. Esto se vincula a la aparición de un nuevo tipo de actor, el
jugador internacional del mercado de medios, que tiene un nivel de especialización muy alto
en todo tipo de capacidades (económica y regulatoria -de lobby-), en muchos casos superior
a la propia capacidad del Estado, aún cuando también se verifica que muchas veces buscan
socios locales, que funcionan como acceso directo al establishment político y económico.
Estos tres factores marcan el debilitamiento de la capacidad regulatoria del Estado en
materia de medios de comunicación. Esto es una tendencia, no quiere decir que sea
absoluta, y por supuesto es distinta según los países.
Se observa crecientemente que las lógicas económicas comienzan a tener mayor
importancia que la lógica cultural. Históricamente había prevalecido un criterio culturalista
en la legislación de medios: la preocupación se centraba en los contenidos (la cuestión de la
identidad, de la diversidad cultural, de que se reflejen distintas opciones.) Esto es
desplazado paulatinamente por criterios de tipo economicistas: tienen más peso por
ejemplo criterios industriales, es decir, influencia de la cultura en el producto bruto de un
país, creación de empleos, adopción de estándares tecnológicos. Por ejemplo, ustedes saben
que, a nivel mundial, una de las grandes definiciones que debería darse en estos momentos
es la del estándar tecnológico de la televisión digital. Argentina es una particularidad,
porque ya eligió estándar tecnológico, aunque no lo está usando.
Voy a hacer una disgresión. ¿Qué es la televisión digital? Hoy la televisión es analógica:
significa que tiene la posibilidad de descomponer y reproducir exactamente lo mismo; de
codificar y decodificar lo mismo; transformar a un tipo de soporte distinto para reconstruir
esa codificación en otro. La televisión de hoy funciona con una cámara que transforma las
imágenes en pulsos eléctricos cuyas ondas electromagnéticas se transmiten a un aparato
que las recompone en imágenes. Se puede recomponer exactamente lo mismo que la
cámara codificó. Un formato digital, por el contrario, funciona transformando eso en un
sistema binario, en 0 y 1, en un código nuevo.
Esto supone un cambio muy importante porque se puede manipular el código y porque no
ocupa espacio. El ejemplo típico de manipulación es el photoshop: se modifica sobre el
código binario transformando una foto. En cuanto al espacio, una película, filmada en
formato digital, es un CD; lo mismo sucede con un libro, o la música. Lo digital tiene una
capacidad de almacenamiento mucho mayor, ocupa un lugar físico mucho menor y es
posible transmitirlo por una vía rápida y de manera comprimida. Donde yo tengo hoy un
canal de televisión analógico pueden ir seis canales digitales, en el mismo espacio
radioeléctrico, que es un recurso finito.
Volviendo a los criterios industriales que estaba planteando, fíjense que éstos se van
imponiendo en detrimento de criterios culturalistas. Hoy hay tres maneras de codificar al
sistema binario en televisión: la norteamericana, la europea y la japonesa. Las tres hacen lo
mismo pero de manera distinta. Hace 20 años se estaba discutiendo acerca de los
contenidos y la diversidad cultural que implicaban. Hoy se está discutiendo la adopción de la
norma. Pero para adoptar la televisión digital es necesario comprarse televisores digitales,
es decir, una transformación importante de la industria de electrodomésticos. En un
mediano plazo implica tirar todos los televisores que tenemos y comprar nuevos, o
adaptarlos a la televisión digital. Hoy, el principal criterio que está definiendo las políticas de
adopción de una norma son las condiciones de fabricación de aparatos receptores en un
determinado país. En este sentido hablamos de un desplazamiento de una lógica cultural a
una industrial. Argentina eligió la norma sin negociar nada. Brasil está viendo si elige la
norma norteamericana o europea, negociando cuántas empresas se van a radicar para
fabricar aparatos receptores en el país. Argentina eligió la norma norteamericana en los '90.
Fue una decisión apresurada, sólo 4 países a nivel mundial habían adoptado una norma:
Taiwán, Corea del Sur, Canadá y Argentina. Es cierto que los propietarios de canales estaban
más a favor de esta norma que de la europea. Las diferencias entre ambas son técnicas: la
banda en que transmiten (la europea permite una buena recepción de la señal en
movimiento, importante para poner televisores en ómnibus, que es un mercado de
audiencia cautiva); el costo de la migración (la norma europea es más costosa porque la
norteamericana adapta más el aparato actual -el gran debate por detrás es que hay que
comprar nuevos televisores y ese gasto lo tiene que hacer la población-); calidad (dicen que
la europea es mejor).
Insisto en que la gran discusión es el incentivo político-económico que va a guiar la
adopción de la norma. Argentina adoptó eso y luego, durante el gobierno de De la Rúa,
quedó en suspenso: no se la dio de baja pero no se está haciendo nada para aplicarla. Brasil
le reclamó en su momento que eso debía hacer sido una política del MERCOSUR adoptando
todos los países que lo componen una norma común.
Otra de las discusiones que existe es la propuestade Brasil de desarrollar una norma de
países periféricos, con Argentina, Chile, China y la India. Así se garantizarían grandes
mercados. Yo creo que es inviable en relación con los tiempos y costos que esto implica.
Vuelvo a insistir en el desplazamiento de la discusión de una cuestión cultural a una
económica.
Alumno: Pero esa discusión tampoco se hizo acerca de la norma analógica
Profesor: Sí, yo te diría que no se discutió la norma técnica porque la decisión política era
adoptar la televisión, pero se trataba de una decisión de política cultural, lo técnico era
secundario, se vinculaba a los contenidos, no se consideraba si se iban a vender más o
menos televisores. Por el contrario, en la década del '60, cuando la televisión crece, la venta
de aparatos receptores es un motor importante de la economía y hay una política del Estado
de poner gravámenes a la importación de televisores para desarrollar la creación local. Pero
esa política industrial es posterior a la decisión de tener televisión. Hoy se invirtió el orden
de prioridades.
Con la radio, el problema principal era que se trataba de un mercado sumamente inestable
en sus orígenes, por eso transmitían los mismos fabricantes. Aparecía una radio, a los tres
meses se quedaba sin dinero y desaparecía. La dificultad de toda tecnología mediática, que
lo podemos ver hoy en Internet, es que pueden pasar muchos años hasta que genera un
modelo de negocios, un sistema que permita generar los ingresos suficientes para
mantenerlo. La radio no tenía modelo de negocios en sus inicios, entonces los fabricantes de
aparatos receptores necesitaron ser radiodifusores para asegurar el mercado y que la gente
comprara los aparatos. En Europa directamente se encargó el Estado de garantizar el
sistema de medios, con el apoyo de los fabricantes. En el caso de la televisión, es el Estado
generalmente el que se hace cargo porque es mucho mayor la inversión que hay que hacer
y es más lento el desarrollo de dicho mercado. Desde que nadie tiene televisores hasta que
tiene la suficiente cantidad de gente como para hacer rentable ese mercado, lo sostiene el
Estado.
En Estados Unidos, desde que se adopta la norma se abre un "período de migración" hasta
el "apagón analógico": durante un tiempo coexisten los dos sistemas, mientras se compran
los nuevos televisores, hasta que deja de existir el sistema viejo. Se había previsto que el
apagón analógico se produciría a fines de 2005, pero esto no va a poder ser así porque la
gente no compra los televisores digitales.
La televisión digital permite transmisiones en alta definición. Tenemos televisión digital en
alta definición y televisión digital estándar, con el mismo nivel de definición que tenemos
hoy. Los segundos son caros, pero los televisores digitales de alta definición son imposibles
de comprar, pueden costar treinta mil dólares. Si se filma en alta definición pero se utilizan
televisores estándar, esa alta definición no se ve. La diferencia entre un plano de definición
estándar y uno de alta definición es la cantidad de puntos que componen la imagen, que es
mucho mayor en el segundo caso. La televisión funciona, si no me equivoco, a 600 líneas de
puntos por segundo. Con la alta definición, cuanto más se achica el punto, más puedo
precisar la imagen. Se pasa a 1200 puntos por segundo. Pero hay que grabar, transmitir y
reproducir en alta definición para notar la diferencia. El problema es que es altamente
costoso tener televisores de alta definición y también filmar, al punto de que se está
abandonando la posibilidad de pasaje porque no hay mercado para esto, casi no hay
mercado para la televisión digital, menos para la digital de alta definición.
Bueno, volvamos a lo que estábamos diciendo. En general, las empresas multinacionales
tienen más capacidad que los Estados porque negocian lo mismo con todos los Estados. Las
empresas que desarrollan televisión satelital están presentes por ejemplo en casi todos los
países de América Latina, mientras que para el Estado se trata de uno sólo de los temas que
tiene que negociar, no es especialista en televisión satelital por ejemplo. Por eso decimos
que las agencias regulatorias pierden especificidad y capacidad. Hoy, los mejores
especialistas en regulación de televisión satelital están en las empresas y no en el Estado.
La especialización no se vincula sólo con la capacitación sino también con el ejercicio.
Esto nos permite decir que hoy el mercado ha ganado capacidad regulatoria con relación al
Estado. Y en algunos casos también se habla de cooptación del Estado por parte del
mercado: las principales empresas de determinado sector logran imponer a agentes
decisivos en la estructura del Estado. Así como ningún Ministro de Educación puede asumir
en la Argentina sin la venia de la Iglesia Católica, a pesar de que no es una norma escrita,
es sabido que Techint hace años que designa al Secretario de Industria en el país. El
problema en estos casos es a qué intereses responde. La cooptación se refiere a que los
intereses del Estado son diluidos en algunos intereses particulares. Y esto se reproduce en
los niveles de segunda línea de mando que son los que toman decisiones coyunturales
concretas, del día a día, que afectan el funcionamiento del mercado. Por ejemplo, este año
surgieron problemas acerca de cómo se distribuyó la "cuota Hilton": hay un kilo de carne,
seleccionada, de exportación, cuya tonelada vale seis veces más que el kilo de carne acá.
Hay un funcionario que tiene que decidir cuántos kilos de carne van para cada frigorífico. Si
ese funcionario está vinculado a determinados intereses, lógicamente va a favorecer más a
unos que a otros. Este tipo de decisiones se dan todo el tiempo, son asumidas por cuadros
intermedios pero tienen mucha importancia para el Estado.
Entonces, en ese sentido se habla de cooptación del Estado y es donde se verifica que los
actores corporativos (vinculados a las empresas) son más activos y tienen mayor capacidad
que los estatales para la regulación. Esto deriva en que ha habido una redistribución de
funciones entre el regulador y el regulado (cuando históricamente se suponía que había
distancia entre ambos porque el regulador era una agencia especializada del Estado que no
tenía vínculo directo con la empresa regulada.) A partir del proceso neoliberal, esa distancia
no es tan clara. En muchos casos la agencia regulatoria es cooptada por el regulado.
Como conclusión podemos decir que la desregulación es la cara visible del proceso, pero al
analizar más profundamente vemos que hay procesos de fuerte clientelismo y
neocorporativismo. En general, se trata de una revisión regulatoria para alcanzar una
liberalización controlada en la cual el Estado regula formalmente pero el sector privado
retiene o adquiere el control del proceso. Hay un desplazamiento del control del proceso
regulatorio del Estado al mercado.
Una aclaración: con esto no queremos decir que antes el Estado fuera perfecto o que no
tuviera influencia del sector privado, sino que tenía mayor nivel de autonomía que el que se
verifica ahora. Esto es lo que permite explicar la gran dificultad que observamos en
radiodifusión para cambiar la ley, porque se verifica que el Estado no sabe ni quiere ni
puede cambiar la ley de radiodifusión, ya que los actores principales no pasan por ese
Estado. Hay nuevos actores en el mercado de medios que son cada vez más poderosos:
grupos trasnacionales concentrados, que en muchos casos tienen más poder que los propios
Estados nacionales. Y tienen más capacidad para leer y adaptarse al mercado más dinámico,
así como para responder a sus demandas; mientras que el Estado es una estructura
burocrática en la cual faltan recursos y es muy difícil que reaccione. La ley de radiodifusión
es de 1980 y tecnológicamente no sirve, porque los servicios que hay hoy no existían
entonces. El Estado se vuelve un aparato ineficiente, ha perdido capacidad de autonomía y
es crecientemente influenciado por grupos de poder particulares.
El jueves que viene vamos a empezarcon concentración y convergencia. Nos vemos.
Profesor: Guillermo Mastrini
Teórico Nº 8 (04/11/04)
Buenas tardes. Hoy vamos a tratar de analizar una de las dimensiones que consideramos
conflictivas o que plantean desafíos para los diseñadores de políticas de medios. Nos vamos
a referir en este caso al problema de la convergencia. ¿Qué es la convergencia? Abarca
diversos sectores. Se estaría instalando la idea de que progresivamente una multiplicidad de
servicios van a poder ser brindados a través de un canal de distribución común. Esto es
posible a partir de un importante cambio tecnológico: la digitalización (la reducción de
distintas formas de comunicación a un código binario, a partir del cual podemos manipular,
almacenar y enviar información a través de las computadoras.)
Esto supone, por un lado, que desaparecerían (porque acá vamos a cuestionar la idea de
convergencia) barreras que separaban, por ejemplo, el mundo de las telecomunicaciones del
mundo de las industrias culturales. Estos eran los dos grandes lugares de división. Cuando
hablamos de industrias culturales nos referimos a la producción de contenidos simbólicos,
mientras que las telecomunicaciones históricamente estuvieron vinculadas a un servicio que
permite conectar personas independientemente del contenido que circule. Supuestamente,
esta integración tecnológica permitiría reunir estos mundos que históricamente han estado
separados.
Estas transformaciones suponen una evolución tecnológica y un desafío cultural, económico
y regulatorio. Es un proceso complejo que se vincula directamente a otros conceptos que
últimamente suelen estar muy presentes en los discursos sociales como el de "Sociedad de
la Información". Esta noción reemplaza a la de "Sociedad Industrial". No casualmente en
algún momento se empezó a hablar de "sociedad pos-industrial", que no tiene ninguna
definición, sólo quiere decir que se terminó la sociedad industrial, pero no caracteriza qué es
lo que viene. Apunta a señalar donde está la centralidad del tejido productivo de
determinada sociedad.
Para nosotros es prematuro hablar de Sociedad de la Información, porque es más una
pretensión que una realidad económica actualmente. Es cierto que el peso de la
comunicación, la cultura y la información en la estructuración de las sociedades actuales es
mucho mayor que el que tenía antes. Pero de ahí a decir que la información se ha
transformado en el núcleo dinámico de la economía capitalista actual, a algunos nos resulta
arriesgado y un poco excesivo.
La centralidad de la información en el proceso productivo fue planteado, por ejemplo, por
Manuel Castells en su libro La cuidad informacional donde dice que, si bien se mantiene el
modo capitalista de producción, hay un desplazamiento del modo de desarrollo industrial
hacia un modo de desarrollo informacional, donde la centralidad del proceso productivo está
basada en la capacidad de manipular y almacenar información. Es decir, los aumentos de
productividad pasan por la utilización de procesos que manejan información. Antes el
proceso productivo se basaba en la utilización intensiva de mano de obra y de energía.
Castells dice que la crisis del industrialismo estuvo vinculada en gran medida al poder de los
sindicatos (por el problema de la mano de obra) y al costo de la energía (por los problemas
del petróleo.) La Sociedad de la Información es un modelo de sociedad que tiende a
desplazar esos problemas de la centralidad de la vida productiva por la capacidad de
trabajar sobre la información a partir de la propia información. No está directamente
vinculado a los medios de comunicación, aunque lógicamente éstos son una parte
importante de esta sociedad, pero los excede y se relaciona más con los enorme flujos de
comunicación que se están manejando permanentemente a través de las redes de
telecomunicaciones, Internet, etc.
Frente a esta idea, otros autores plantean que esto es un proyecto, una de las potenciales
vías que tendría el capitalismo para salir de sus crisis de acumulación, pero que todavía no
logra constituir un modo de regulación que alcance a coordinar los aspectos políticos,
legales, culturales y económicos de una parte significativa de la sociedad. Es un proceso de
construcción que puede confirmase o no, y los discursos sobre la Sociedad de la Información
son discursos que tienen un interés en que esta sociedad se concrete. En definitiva, los
críticos de esta idea dicen que la información no ha llegado a ocupar ese lugar central en la
producción capitalista actual.
En general, esto va a derivar en planteos "optimistas" y "pesimistas"; y se ha expresado
concretamente en los discursos que se han implantado en Estados Unidos, por ejemplo,
sobre las "autopistas de la información", como lugar central de la sociedad actual. Hubo un
famoso discurso de Al Gore, el Vicepresidente de Clinton, en Buenos Aires en 1994, donde
mencionaba esto y decía que ya tenemos una enorme capacidad de transmitir y de generar
valor a partir del manejo de la información. En la Unión Europea se va a hablar más de
"Sociedad de la Información" (es un concepto más europeo que norteamericano.) Pero en
ambos casos se está pensando que se trata de un nuevo modo de desarrollo que va a
permitir sacar al capitalismo de su crisis de acumulación. Recuerden que decíamos que, si
bien el Neoliberalismo había tenido éxito en varias cosas, no había logrado sacar al
capitalismo de su crisis de acumulación, no había conseguido generar un período de
crecimiento de largo plazo. Hay un economista ruso famoso, Kondratieff, que estableció los
ciclos de crecimiento de largo palazo y, dentro de ellos, las crisis y períodos de
estancamiento y depresión. La última fase de crecimiento podemos decir que fue de 1940 a
1970, y a partir de ahí comenzó un período de estancamiento y de crisis agudas. Ahora se
está buscando un nuevo período de crecimiento de largo plazo, no de uno o dos años.
Los discursos "optimistas" acerca de la Sociedad de la Información estimulan o favorecen
los procesos productivos que se alinearían en torno a la convergencia. Sostienen que la
expansión de la Sociedad de la Información va a estimular un mayor acceso de la población
a los recursos informacionales y, por lo tanto, una mayor circulación de mensajes y mayor
democracia. Por el contrario, los discursos críticos van a señalar que estos procesos
estimulan la concentración de la propiedad y pueden derivar en una mayor concentración de
poder de aquellos que lleguen a controlar hipotéticamente este canal común que
comunicaría a la sociedad.
Insisto en que la idea de Sociedad de la Información descansa en la manipulación de la
información para generar aumentos de la productividad y mayor plusvalía, ya sea a través
de la banda ancha o de otras alternativas, por ejemplo, podríamos pensar en todos los
desarrollos de la biotecnología. Esta transformación tecnológica supuso la capacidad de
enviar y recibir datos a una escala que no era posible antes, en un tiempo muy rápido,
muchas veces a través de la banda ancha pero no necesariamente sólo a través de ella ni
por los medios de comunicación. Cuando hablo de biotecnología me refiero a la capacidad
de almacenar información, controlar y manipular códigos genéticos del ser humano. Es una
dimensión nueva. No es casualidad que haya cada vez más cantidad de inversiones
destinadas a ese sector. Es decir, esto tiene mucho que ver con la comunicación, aunque no
parezca. Una de las mayores disputas que hay por detrás es la de la propiedad intelectual,
porque si logro establecer la propiedad intelectual sobre el comportamiento de
determinados patrones genéticos, cualquiera que trabaje sobre eso (para realizar un
medicamento por ejemplo) va a tener que pagar derechos. Lo que quiero decir es que se
están valorizando capitales a partir del manejo o manipulación de información (un código
genético, en definitiva, es una información, que hoy se conoce cada vez más.) Implicancias
concretas de esto: si se empiezan a conocer los datos genéticos de cada uno de nosotros,las empresas de medicina conocerían qué posibilidades tenemos de enfermarnos. La
medicina prepaga trabaja sobre un riesgo virtual, si conoce el riesgo cambia el costo (no es
casual que la gente mayor pague menos que los jóvenes.)
Estas son transformaciones que implican que la valorización no va a estar en el proceso
productivo, sino en manejar información. A su vez esto trae ventajas: manejar el código
genético ha permitido avances enormes en la medicina. Es decir, dependerá en definitiva del
uso social que se le dé. Creo que lo más importante es pensar las dimensiones complejas
del tema y evaluar las alternativas, porque cada una implica ventajas y desventajas.
Volviendo al tema que hoy me interesa, decía que la convergencia resulta un vector
fundamental porque en esta idea descansa la posibilidad de estimular todavía más los
procesos de intercambio de información. Si hay una tendencia a que se incrementen los
intercambios de información en la sociedad, uno de los elementos que va a permitir eso es
cómo se desarrolle esta convergencia entre los distintos sectores que van a componer esta
Sociedad de la Información.
Ahora bien, frente a esta alternativa general que se abre, tenemos que analizar cómo se va
a desarrollar y que alternativas de política y regulación de la información existen. No hay
caminos únicos, y mucho menos en estos momentos en que se está empezando a recorrer
el camino. Por ejemplo, no hay un único camino acerca de cómo se va a sostener Internet.
Lo mismo sucede con la convergencia.
Aparecen dos conceptos clave para pensar las políticas para la convergencia: acceso y
participación. Acceso en el sentido de que todos los ciudadanos tengan un derecho mínimo y
básico a poder acceder a la red (recibir, ser parte de ella.)
Hago una digresión, pero es importante. En la Argentina, en Buenos Aires y en las ciudades
principales, vivimos una situación particular: hay un locutorio, y hasta dos o tres, por
cuadra. En otras partes del mundo no hay tantos locutorios ni es tan fácil acceder a la red,
además de que aquí es baratísimo (cuesta, a lo sumo, 50ctvos de dólar.)
Alumno: ¿Pero no tiene que ver con el hecho de que en otras partes del mundo la gente
tiene computadoras en sus casas o en el trabajo y no tiene necesidad de ir a un locutorio?
Profesor: Sí, tiene que ver, es mayor el nivel de equipamiento hogareño para ello. Pero igual
te diría que no es tan alto: se calcula que el nivel de penetración de PC en hogares de los
países centrales es del 50 o 60%, contra una penetración en la Argentina del 15%. Hay una
brecha importante, pero eso no explica por qué no ocurre lo mismo en Brasil o en Uruguay.
El tema del acceso sigue siendo un punto central. Una de las discusiones que hubo en la
última Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información fue acerca del "fondo de
solidaridad digital": algún tipo de mecanismo por el cual los países ricos iban a subsidiar el
desarrollo de Internet en los países periféricos. Este fue uno de los dos puntos sobre el que
no hubo ningún acuerdo en la Cumbre de Ginebra de 2003 y que se pasó como tema a la
Cumbre de Túnez del año que viene. El otro tema fue el del "gobierno de Internet". Ustedes
saben que hay un gobierno de Internet a pesar de que no es un control directo. Esto está
vinculado al ICANN ( Internet Corporation for Assigned names and numbers), organismo
norteamericano que entrega los dominios, coordina el funcionamiento general de Internet y
establece los mecanismos de circulación y de información. Además, hace poco hubo un
hecho concreto que marca cómo aparece el poder en Internet: se dieron de baja los
servidores de Indymedia. Le sacaron dos servidores que afectaron a 20 países (no a la
Argentina.) Ellos volvieron a meter otros servidores donde está la nueva información pero
no la vieja. Se le confiscó al IP (Internet Provider), el que le suministraba el soporte de
Internet, los discos duros que soportaban las páginas web de Indymedia, por una orden del
FBI. Esto tiene dos lecturas: por un lado, no tuvo difusión pública; y por el otro, si bien no
es algo usual, ocurre. Yo recibí una cadena de mails que decía que fue a pedido de la
justicia de Italia y de Suiza, pero no sé por qué razón. Frente a la teoría de la
"autorregulación absoluta" y de que nadie gobierna, este hecho la anula, hay alguien que
tiene capacidad de decidir que determinados contenidos no salen. No hay regulación hoy en
Internet (una ley implica una sanción de derechos y de obligaciones con relación a
determinado objeto), pero sí hay controles.
Esto también se ve en los buscadores: son servicios que dan empresas que tienen sus
intereses, que hacen que aparezcan determinadas páginas y no otras cuando se busca un
tema (aunque también hay trucos para esto.) Es cierto que los contenidos de Indymedia
pueden ser encontrados en otras páginas, pero el asunto es que nadie consulta las otras
páginas, por eso es importante que se haya dado de baja.
Entonces, un tema es el acceso y otro la participación: qué nivel de control tiene la sociedad
sobre las decisiones que se toman en relación con las redes de circulación de la información.
Si la información va a ser el núcleo dinámico de la sociedad capitalista, a partir de este
concepto de sociedad de la información, es clave el garantizar que la información circule
democráticamente. Y en ese sentido habría que repensar los conceptos de acceso y
participación con relación a la nueva dimensión: pensar en la posibilidad de decidir y tener
algún tipo de opinión o peso en la decisión. En general, estas instancias que manejan hoy
Internet, no tienen ningún tipo de vínculo con ninguna instancia de opinión ni de decisión
pública, al punto de que ni siquiera sabemos cómo están conformadas.
Con relación a la convergencia, cambio que permitiría la Sociedad de la Información, lo
primero que tenemos que ver es hasta qué punto es efectivamente real que hay procesos
de convergencia y hasta qué punto son discursos que se basan en un optimismo y un
determinismo tecnológico.
En principio, se verifica que hay un paulatino desdibujamiento de las barreras que
separaban tres sectores claves: industria cultural (audiovisual), informática y
telecomunicaciones. Funcionaron muchos años como sectores industriales completamente
autónomos. Hoy, cada vez están más integrados en términos patrimoniales (por ejemplo,
Telefónica es dueña de Endemol e intenta desarrollar algún tipo de software; o Microsoft que
avanza también sobre contenidos y telecomunicaciones.) Así aparecen nuevos formatos
antes desconocidos, podría ser por ejemplo un videogame que el día de mañana pueda ser
jugado a nivel internacional a través de Internet.
Nicholas Garnham dice, con relación a la posibilidad de reunión de estos mundos, que hay
un potencial tecnológico, pero falta verificar un uso social. La digitalización y la
informatización de la sociedad ha permitido que haya un potencial tecnológico para eliminar
las barreras, pero esto no quiere decir que inmediatamente desaparezcan las lógicas
preexistentes, es decir, las características que habían hecho que fueran sectores distintos
(tienen tradiciones y modos de trabajo diferentes.) Dice que la historia de las industrias
culturales marca, por ejemplo, que las innovaciones en los servicios culturales hayan
funcionado como capas geológicas (la que sigue se acumula pero no hace desaparecer a la
anterior.) No hay ninguna forma de producción cultural que haya desaparecido: en su
momento se dijo que la televisión iba a desplazar al cine, pero esto no sucedió. Lo mismo
con el teatro. Sí se dieron nuevas formas de consumo.
Garnham dice con relación a la convergencia que es "una potencial red de banda ancha
conmutada (el conmutador es el que direcciona el tráfico) que suministre todos los servicios
electrónicos a hogares y empresas, que llegarán a los usuarios a través de una terminal
informática. Los consumidores realizarían un pago único por consumo."
Esta definición marca distintos niveles de análisis.
La "conmutación" es importante porque hoy en día

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