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Políticas y Planificación - Teórico Nº 2 Fecha: 22/03/06 Temas: Introducción a la Teoría del Estado. Crisis del Estado de Bienestar La intención de hacer este repaso es que entiendan las lógicas de los modelos estatales para cruzarlas con las lógicas de los modelos comunicacionales (radiodifusión). Y los modelos que vamos a desarrollar principalmente tienen que ver con el siglo XX, ya que son los que se relacionan con el surgimiento de la radiodifusión. Dijimos la clase pasada que podemos distinguir tres grandes etapas entre los modelos de Estado: Estado liberal clásico, Estado de bienestar y Estado neoliberal. Haciendo un primer y muy genérico acercamiento podríamos decir que el Estado liberal clásico es aquel que marca tanto el surgimiento de la prensa como los primeros inicios de la radio (signados por una organización poco sistemática del nuevo medio, ya que la radio surge espontáneamente cuando la gente se aprovecha de una tecnología, incluso de manera muy precaria). La radio carecía de regulación u organización por parte del Estado, esto va a comenzar recién en la década del '20. Además, no era un medio de masas, había escasos receptores y todavía no representaba un problema social. La organización de un sistema fuerte de radio va a acompañar en el tiempo a lo que se conoció como Estado de bienestar. Ciertas relaciones encontraremos entre las lógicas del Estado de bienestar y algunos modelos de organización de la radio. Si el Estado de bienestar empieza a ser fundamentado en los '30 y se arraiga en los '40 en una parte importante de Europa, también tenemos el New Deal en Estados Unidos como modelo de bienestar norteamericano. Este es el momento en que se consolida la radio pública y se inicia la televisión. A partir de 1970 podemos decir que ese Estado de bienestar entra en crisis, así como los modelos de regulación de la comunicación que se habían instalado entre 1940 y 1970 (norteamericano y europeo, que son los dos grandes modelos de organización de la radio). La década del '70 fue de transición y en la década del '80 se consolidó el modelo neoliberal, época en la que algunos autores dicen que empezó un nuevo paradigma de regulación de las comunicaciones. Todas estas fechas son muy generales, luego lo vamos a ver en detalle. Lo que quiero aclarar es que un modelo de Estado no implica un sistema determinado de medios, porque esto daría la visión de un determinismo. Sí hay coincidencias generales en períodos históricos. No podríamos decir que el Estado de bienestar fue monolítico, no estuvo presente en todos los países y, en los que lo hizo, no apareció de la misma forma. Se dio en la mayoría de las naciones desarrolladas europeas, al igual que el populismo surgió en las no desarrolladas. Lo que quiero resaltar es que no hay un determinismo entre las lógicas de Estado y lógicas de comunicación, sí hay coincidencias entre el Estado y los sistemas de medios de comunicación. No hay duda de que existe un vínculo entre los medios masivos de comunicación y la democracia de masas, por lo menos en sus términos formales. La radio surge en 1920, momento en que se estaba consolidando la democracia de masas. En Argentina recién se consolida una verdadera democracia de masas con la llegada del peronismo a través del voto de la mujer en 1952. En algunos países europeos el voto femenino apareció a principios de siglo, mientras que en la Argentina existe una coincidencia entre la consolidación de una democracia de masas y el surgimiento de la radio y la televisión. Si bien no deseo introducir ningún tipo de determinismo en esta relación, yo no diría que es totalmente casual. Está claro que los ciudadanos, al extenderse su vida política, toman sus decisiones a partir de la información. Y es significativo porque para 1920 una parte importante de la población todavía no sabía leer. Es decir, no quiero insinuar que la radio nació para reemplazar eso, pero el surgimiento de un medio que no implicaba una tecnología 1 previa, como ser la escritura, no era disfuncional con la necesidad de la información masiva. Había una necesidad de llegar a sectores que no podían ser cubiertos por la prensa, y en ese sentido la radio va a cumplir un papel importante, sobre todo en la década del '20. Piensen que quienes tenían aparatos de radio eran un número muy reducido en la Argentina de 1930, época en que no había luz, con lo cual no podía haber radiotransmisores. Las radios estaban en las grandes ciudades. Esta idea de democracia es una construcción histórica que tiene sus antecedentes y que en los últimos años se manifiesta como democracia liberal y capitalismo económico. Lógicamente, como todo modelo que se vuelve hegemónico, hay quienes lo defienden y tienden a plantearlo como naturalizado, como una continuidad en el tiempo, y, por supuesto, quienes lo cuestionan. Esto ha implicado la regulación de derechos individuales, la responsabilidad de los gobernantes (el término inglés es accountability, término novedoso en las ciencias políticas) y diversas estructuras en relación con el funcionamiento de la democracia, por ejemplo, una democracia directamente participativa, representativa o modelos alternativos que se organizaron en las repúblicas socialistas. El primer antecedente histórico que se cita de democracia es la polis griega, la administración colectiva de los asuntos comunes que trascienden el interés individual directo. La primera gran diferencia entre ese momento y la organización actual es que era una democracia directa, en el sentido de que los asuntos comunes se decidían entre el conjunto los comunes interesados, a diferencia de lo que sucede hoy donde es delegativo el poder del demos. El demos era una minoría, por eso les decía que los comunes decidían, pero estos eran muy pocos. Es decir, el demos era selectivo y restringido, lo que permitía una democracia directa. Otra diferencia es que, por supuesto, la cantidad de problemas comunes era menor que en la sociedad actual. Tampoco existía una burocracia como cuerpo permanente especializado del Estado destinado a resolver los problemas comunes. Generalmente los ciudadanos se reunían en cada caso para resolver el problema. Después, con el sistema romano, prácticamente no se vuelve a pensar en la democracia, hasta el Renacimiento italiano, cuando en algunas pequeñas ciudades-estado de Italia se empieza a pensar la idea de República, de la cosa pública, aunque todavía la fuente del poder era la Iglesia, depositaria del poder que emanaba de Dios. Sin embargo, se empezaba a generar algún tipo de equilibrio de poderes que se va a consagrar años más tarde: ya se distinguían tres estamentos nobleza, clero y pueblo. De alguna manera se empieza a cuestionar esa idea y comienza un proceso lento y largo de secularización del poder. Este es un concepto clave para pensar una idea de democracia, ya que es el traspaso del poder de Dios al pueblo. En definitiva, el concepto que me interesa rescatar es el de ciudadanía, el ciudadano como aquel que detenta derechos políticos. Esta noción es importante porque cuando pensemos qué pasa con la democracia a nivel de la comunicación necesariamente vamos a tener que pensar el concepto de ciudadanía: qué derechos tienen o deberían tener los ciudadanos en materia comunicacional. En este proceso, que va desde las ciudades-estado italianas y que se empieza a consolidar con la Revolución liberal inglesa y la francesa, la gran lucha es contra la Iglesia y el origen divino. La Iglesia no pierde absolutamente su influencia, pero va a ser desplazada de los asuntos de Estado, de los asuntos públicos. Paralelamente al desplazamiento de la Iglesia del poder se va a ir consolidando el Estado, como un actor institucional generador, ordenador y regulador de las actividades comunes. Una de las cuestiones más generales del Estado es su poder de coerción, es decir, el ejercicio de la violencia, a cambio de la idea de protección. Éste era uno de los atributos que tenía el señor feudal, la violencia a cambio de protección, incluso piensen lo que esoimplicaba en el 2 sistema financiero. Esto se transfiere de una persona a una institución impersonal, que es otra de las características del Estado. Los atributos del poder son impersonales, a diferencia del modelo anterior. Y, finalmente, de manera progresiva se va incorporando la idea de una democracia representativa con sufragio libre. Esto no es inmediato, sino la última parte del proceso. Con la idea básica de sufragio libre, mercado libre y Estado funcionado como árbitro, como equilibrador en las disputas entre intereses políticos y económicos, este modelo hegemónico de Estado encontró resistencias y oposiciones, como por ejemplo el marxismo, que va a sostener que el Estado no garantiza ninguna igualdad porque parte de desigualdades previas (económicas, acentuadas por el Estado capitalista) y que esta libertad que plantea es más hipotética que real. Además, va a señalar que ese Estado representará los intereses de una clase, la capitalista, que tendrá un mayor control sobre él. Frente a esto formula la idea de las comunas. Las características generales del Estado moderno están determinadas por un sistema de gobierno, que es común al conjunto del territorio geográfico determinado por ese Estado. Es decir, esta noción trae la idea de fronteras, algo que en el medioevo no estaba tan presente ya que el límite se encontraba condicionado por la capacidad de los ejércitos para defender el territorio (hasta donde llegasen), y no había una frontera nacional fija. Para fijar fronteras duraderas en el tiempo se necesitan ejércitos duraderos en el tiempo, que reemplaza a la leva. Recuerden que antes los hombres en tiempo de paz se dedicaban a la producción y en tiempos de guerra se los llevaban (leva). Entonces tenemos: territorio común, fronteras, ejército permanente y control fiscal, la capacidad para recaudar impuestos que pasa del señor feudal al Estado. Otra característica general del Estado es la moneda única y una burocracia permanente, no en el sentido peyorativo sino como un cuerpo especializado y estable del Estado para la solución de los asuntos comunes. Y, finalmente, la diplomacia, el cuerpo especializado para las relaciones entre Estados. Todas estas características van a estar marcadas por la lógica impersonal del poder. El Estado va a ser visto como una estructura común de autoridad y un punto de referencia política. Ustedes habrán estudiado la idea de Nación como "identidad de los ciudadanos". El Estado es una entelequia, es impersonal. Uno de los problemas de la Argentina fue la identificación del Estado con el gobierno, cuando en realidad la idea de Estado es más amplia que la de gobierno. En los últimos años hemos escuchado decir que "faltan políticas de Estado", diferenciándolo del gobierno. El gobierno es el encargado de la toma de decisiones políticas en determinando momento, mientras que el Estado trasciende a las organizaciones políticas coyunturales y abarca más instancias que el propio gobierno. Hay una definición clásica de Estado como un aparato político distinto de los gobernantes como de los gobernados, con suprema jurisdicción sobre un área, basado en el monopolio del poder coercitivo y dotado de legitimidad como resultado de un nivel mínimo de apoyo de los ciudadanos". La definición de Weber dice: "El Estado es una asociación de tipo institucional, que en el interior de un territorio ha tratado con éxito de monopolizar la coerción física legitima como instrumento de dominio, y reúne para dicho objeto los medios materiales de explotación en manos de sus directores, habiendo expropiado para ello a todos los funcionarios de autonomía, colocándose a sí mismo en lugar de ellos en la cima suprema". Ahora bien, este modelo de Estado no pasa de lo que podríamos llamar "absolutista", hasta el siglo XIX en que se da el proceso de modernización, con el antagonismo de intereses y de clases, y donde paralelamente la economía pasa de un modelo de explotación primaria a un modelo basado en la industria. Ahí se va a producir una contradicción muy fuerte entre el Estado absolutista, donde había una fuerte monopolización del poder, y las necesidades de la burguesía emergente. La burguesía va a luchar contra ese poder 3 absoluto para instaurar una democracia liberal, que se consolidará en los países más modernizados para el siglo XIX. Con esto quiero marcar que, aún en el siglo XIX, con todas las restricciones que veíamos al principio de la clase, estaban presentes los fundamentos de lo que podía llegar a ser el Estado liberal moderno. Será un Estado que va a permitir el desarrollo de la fase inicial del capitalismo, puesto que comportará el pasaje de una sociedad primaria, agrícola, a una sociedad industrial, con todo lo que implica más allá de lo económico sino también en lo social (el desplazamiento del campo a la ciudad, migraciones y, por lo tanto, nuevas complejidades para el Estado). A tal punto, que se producirá una diferenciación entre los distintos niveles de la organización estatal: Estado Nacional, Provincial y Municipal. Agrego una aclaración con relación a la idea de libre sufragio y libre mercado: con un Estado equilibrador, es importante remarcar que no se conocen en el capitalismo situaciones de mercado sin Estado, el Estado parecería ser una condición de existencia del mercado. Digo esto frente a los discursos de mercado libre, después podemos discutir la medida de la intervención. Pensemos que el Estado es el que termina resolviendo las disputas de intereses del propio Estado capitalista. Hecha esta salvedad, una de las características de ese Estado moderno industrial, a fines del siglo XIX y principios del XX, en términos políticos, con todos los matices que podemos encontrar, es el sufragio, es decir, la elección de los representantes para las cámaras y la separación de poderes con algún nivel de independencia y equilibrio. Una de las características económicas del modelo liberal clásico de Estado es que, en el marco de un proceso de fuerte industrialización, se preocupó centralmente por el desarrollo de la producción. Todo el esfuerzo estaba destinado a hacer más eficientes los sistemas productivos, lo que se conoció como "taylorismo": aumentar la productividad del trabajo en los procesos de industrialización. Hago hincapié en esto porque uno de los motivos de quiebre de este tipo de Estado fue la sobreproducción en torno a 1930. Primero se consolida en el siglo XIX un modelo político -en el núcleo del capitalismo y no en todos los países del mundo-, acompañado por un modelo económico de producción. Y en 1930 ese modelo entra en crisis, lo que nos quiere decir que ese modelo económico de explotación extensiva de los trabajadores, es decir, hacerlos rendir cada vez más, no encontró una norma de consumo para el aumento de la producción. Al no encontrar un equilibrio entre producción y consumo va a derivar en una crisis de tipo político que cuestionará seriamente la legitimidad del Estado. Recuerden que la definición de Estado requiere "un nivel mínimo de apoyo de los ciudadanos". Un Estado entra en crisis cuando no tiene ese nivel mínimo de apoyo, por ejemplo, en la crisis reciente de Argentina. Frente a una crisis de legitimidad hay dos alternativas: la reestructuración o el cambio. Y eso ya depende de las fuerzas políticas y de las luchas que se den en determinado momento. Así, apareció un período en el que las fuerzas políticas impulsaron la desaparición del Estado capitalista. Pero no se dio el reemplazo por otro modelo de sociedad sino una reestructuración del Estado. Esta reestructuración dio paso al Estado de Bienestar, que estará acompañado por un nuevo modelo de regulación económica. Pensemos en el New Deal y en nuevos derechos de la ciudadanía en términos políticos. Pero también se reemplazó el modelo económico: aún cuando el taylorismo no desapareció, se pasó al "fordismo". Si el gran problema del modelo anterior era la idea del libre mercado que producía constantemente pero que no alcanzaba una norma de consumo, el modelo fordista estará destinadoa alcanzar el equilibrio entre producción y consumo. Es decir, desde el sistema productivo se va a estimular el aumento del consumo de las clases medias y bajas (Henry Ford aumentó el sueldo a sus trabajadores para que ellos mismos pudiesen comprar los automóviles). 4 La idea era dinamizar ese mercado, aunque no de manera inmediata. Desde la teoría económica, aparece el aporte de Keynes, quien plantea que el Estado debe intervenir como regulador de la demanda de manera anti-cíclica en el comportamiento económico general, es decir, intervenir cuando la demanda caía y retirarse en los momentos en que la economía crecía. En otros términos, el Estado debía asegurar la demanda pero no generarla. Keynes pensaba en la superación de la crisis capitalista, no estaba pensando en la negación del capitalismo. Hago esta aclaración porque se ha simplificado su pensamiento y parece que Keynes proponía siempre la intervención estatal mientras que, en realidad, la intervención debía ser sólo cuando la demanda tendía a caer. Una de las medidas propuestas es la del ahorro y la inversión, porque lo que observó Keynes, que criticaba de la teoría clásica, es que no todo el ahorro se destinaba a la inversión, sino que las clases altas tendían a acumularlo o lo gastaban en bienes suntuarios. Esa acumulación de capital o gastos en bienes suntuarios hacía que no siempre un ciclo económico exitoso implicase una tasa de reinversión necesaria y así se producían las crisis. Para la teoría clásica, ahorro e inversión eran prácticamente iguales. Para Keynes no es así, ahorro es lo que sobra de un proceso productivo en relación a la reproducción, mientras que inversión es cuánto se invierte en ese proceso productivo. Al no ser igual, el Estado debe asegurar los niveles de reinversión. Pero ocurrió que la retirada del Estado fue menor que la intervención. Cuando se habla del pleno empleo keynesiano aparece la frase "caben pozos y tápenlos". Ésta era la idea que estaba presente: el Estado daba un sueldo a alguien por realizar un trabajo no-útil, pero hacía que esa persona siguiera en el sistema de consumo y así aseguraba la continuidad dinámica de la producción. Si esa persona se quedaba sin trabajo, consumía menos y se entraba en un circuito negativo de la economía. Por eso era necesaria la intervención del Estado. Pero en el momento en que la economía repuntase, ese trabajador tenía que ser absorbido por el mercado. Esto, en términos políticos concretos, implicaba que el Estado se agrandase y achicase según los ciclos económicos. Ustedes saben que eso no funciona así, el Estado se agranda en épocas de crisis y luego no se achica, no porque no quiera sino porque es una medida antipopular. Insisto en que existe una distancia entre el pensamiento y la aplicación de las ideas. La que más perduró fue la de la intervención, pero en la teoría keynesiana no está presente la idea de que el Estado deba siempre intervenir, ya que después, en la aplicación de la política económica, no es tan fácil despedir trabajadores. Entonces, por un lado tenemos un desarrollo económico con niveles crecientes de intervención, no sólo en materia económica sino también en regulaciones para asegurar la demanda; y por otro, una fuerte intervención en materia social, básicamente a partir de las teorías de un inglés menos conocido que Keynes que es Beveridge, quien va a pregonar que el Estado asuma directamente la defensa de los ciudadanos. Esto es interesante porque hasta ese momento no había una política social del Estado, estamos hablando de fines del siglo XIX, principios del XX. En general, quienes se encargaban de proteger socialmente al conjunto la población eran las mutuales, que dependían de los sindicatos. La protección era por vía sindical o por intereses comunes. Las mutuales en aquella época se llamaban "sociedades de socorros mutuos", y servían para la protección ante la eventualidad de algún inconveniente serio, como enfermarse, perder el trabajo, morir o, antes de morirse, volverse viejos y no poder trabajar. Esto último era menos relevante antes que hoy día, porque una parte importante de la población moría joven, siendo activa. Es decir, no es como actualmente en que gran parte de la población sobrevive a su etapa productiva. La idea que estaba detrás de las sociedades de socorros mutuos era que todos aportaban un 5 poquito para proteger al que eventualmente pudiera tener un problema, era una autoorganización de un espíritu absolutamente colaborativo. Lo que va a plantear el Estado de bienestar es que ese régimen de socorros mutuos autoorganizado pase al sistema estatal. Esto se vincula a la recuperación de la legitimidad política que había quedado seriamente dañada con la crisis de la década del '30. El Estado de bienestar no sólo regula económicamente sino también socialmente, garantizando una contención mayor a los ciudadanos. El liberalismo reclama para el Estado las funciones de seguridad, educación, policía y ejército. Para el Estado de bienestar se agrega la seguridad social, que implica servicio médico, seguro de desempleo y jubilación. El Estado se hace cargo de proteger a sus ciudadanos frente a riesgos eventuales. El modelo que plantea Beveridge para esto no es diferente al de las mutuales, pero ahora el que recauda y reparte es el Estado. La ventaja de que lo haga el Estado es que tiene capacidad redistributiva frente a los grupos, ya que los de mayor capacidad económica estaban más protegidos frente al resto. Este es el modelo que va a romper con el liberalismo, la idea de la protección de los intereses colectivos frente a la eventualidad. Pero también hay que entender una cosa, el período que se extiende de 1930 a 1970 era una época de casi pleno empleo, por lo tanto quedarse sin trabajo representaba una eventualidad. De esta forma nadie tenía problemas en aportar un poquito de su sueldo, la idea implícita era que todos protegían a todos. Fíjense cómo funciona hoy la jubilación: con el surgimiento de la jubilación privada se rompe con ese sistema colaborativo, no sólo en Argentina sino en todo el mundo. En este modelo privado cada uno recauda para sí mismo, y a esto lo acompañó una reformulación económica donde el desempleo no es eventual sino, en muchos casos, estructural. Ya no se trata de un porcentaje reducido de la población, antes podíamos hablar de un 2 o 5% de desocupación mientras que hoy no baja del 13 o 16%. Lo que antes era una eventualidad ahora es sistémico, y hay gente que pasa muchos años sin conseguir trabajo. Por lo tanto, se rompe con los lazos de solidaridad que en algún momento tenían una lógica colaborativa. Al existir esta situación hay una mayor demanda de subsidios y menos aportantes, por lo que, para que haya equilibrio, habría que subir el monto de los que aportan. Pero esa es una medida sumamente impopular. Estamos frente a un modelo absolutamente individualista, que recién dentro de algunos años veremos cómo funciona puesto que hoy las AFJP reciben dinero que todavía no tienen que pagar en forma significativa. Este sistema comenzó en 1994 y contó con los más jóvenes, mientras que aquellas personas a quienes les quedaban pocos años para jubilarse no se pasaron. Igualmente, lo que quiero señalar es la diferencia que hay entre una lógica y otra, así como las distintas dinámicas sociales que implican. 6
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