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Etica En Los Negocios-páginas-14

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no haya estándares morales aplicables a todas las personas de todas partes. De hecho, los 
críticos del relativismo ético argumentan la existencia de ciertos estándares morales que 
deben ser aceptados por los miembros de cualquier sociedad, si con ello esa sociedad ha de 
sobrevivir y sus miembros interactúan de manera efectiva. Así, todas las sociedades tienen 
normas en contra de lesionar o matar a otros miembros de la sociedad, normas sobre el 
uso del lenguaje veraz al comunicarse con los otros miembros, y normas contra tomar los 
bienes personales de otros.
Además, muchas diferencias morales aparentes entre las sociedades, al ser examinadas 
más de cerca, demuestran que esconden similitudes esenciales más profundas. Por ejem-
plo, los antropólogos dicen que en algunas sociedades Inuit de Alaska era moralmente 
aceptable que en tiempos difíciles las familias abandonaran a los ancianos fuera de la 
casa, mientras que en otras sociedades sentían la obligación moral de proteger y cuidar a 
los ancianos en todo tiempo. Pero en un examen más detallado indicaría que las prácticas 
diferentes de ambos tipos de sociedades son una creencia en el mismo estándar ético: el 
deber moral de asegurar la supervivencia de la comunidad a largo plazo. En su duro am-
biente, quizá las personas Inuit no tuvieron otra manera de asegurar que su comunidad 
y sentarse en secciones designadas. Los hombres pue-
den tener hasta cuatro esposas, pero las mujeres sólo 
un esposo. Aunque los hombres tienen la posibilidad 
de divorciarse sin presentar una causa, las mujeres 
sólo pueden hacerlo si tienen alguna. Arabia saudita 
no reconoce el derecho de sindicalización.
Los sauditas afirman, una y otra vez, que su mo-
ralidad no acepta el concepto occidental de los dere-
chos humanos. Argumentan que el islam establece 
las normas morales que las personas deben seguir, y 
fuera de éstas, los otros estándares morales no tienen 
validez.
Ética en los negocios en la cultura de Arabia Saudita
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en 1936, la standard oil company (socal) de 
california encontró petróleo en Arabia saudita 
y al siguiente año se fusionó con Texaco para 
formar casoc —renombrada como Aramco en 1948—, 
una subsidiaria de propiedad conjunta con administra-
dores estadounidenses. El petróleo de Arabia saudita 
se convirtió, y sigue siendo, una necesidad económica 
para Estados Unidos. sin embargo, los administrado-
res de socal y Texaco no estaban seguros de cuánto de 
la cultura saudita debían aceptar o aprobar.
Arabia saudita es la cuna del islam, y sus sistemas 
legal, político y social, basados en la versión “sunni” 
del islam, son vistos por los sauditas como inspira-
ción divina. Para ellos, el islam es la única fuente de 
moralidad. sin embargo, esta moralidad no reconoce 
los derechos básicos como libertad de expresión, li-
bertad de prensa, el derecho a voto, o el derecho a 
ser candidato en elecciones. no reconoce el derecho a 
juicio con jurado; los crímenes se sentencian por jue-
ces islámicos que basan sus decisiones en las ense-
ñanzas del islam. no reconoce la libertad de religión: 
todo habitante de Arabia saudita debe ser musulmán 
bajo pena de muerte. El islam trata a las mujeres de 
manera que los occidentales calificarían de discrimi-
natoria. Las mujeres no pueden supervisar a los hom-
bres; en público, deben llevar un velo que les cubre 
todo el cuerpo, incluyendo la cabeza y la cara; deben 
tener el permiso del esposo o del padre para viajar, y 
deben ir acompañadas de un pariente masculino, ade-
más, deben subir a los camiones por la puerta trasera 
�.	 ¿Los administradores de las compañías en 
Arabia saudita deben acatar las normas 
sauditas que gobiernan el tratamiento de las 
mujeres? ¿Deben aceptar el rechazo cultural 
a reconocer los derechos humanos, o deben 
intentar iniciar una reforma? ¿Por qué?
2.	 ¿Los administradores de la compañía deben 
poner objeciones a las prácticas que les pa-
recen altamente inmorales, o deben acep-
tarlas sin decir nada?
�.	 ¿Este caso apoya el relativismo ético o su-
giere que hay ciertas cosas que están mal 
de cualquier forma, o no es razonable nin-
guna de estas posiciones?
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 ética y negocios 21
sobreviviera, cuando el abastecimiento de comida era escaso, que abandonando a los viejos. 
Otras comunidades aseguran su supervivencia protegiendo a los mayores, que llevan con-
sigo la sabiduría y la experiencia necesarias para las comunidades.
Incluso, otros críticos de la teoría del relativismo ético señalan que, como diferentes 
personas tienen distintas creencias morales sobre el mismo aspecto, no se deduce lógica-
mente que exista una verdad objetiva acerca del mismo ni que todas las creencias sobre éste 
sean igualmente aceptables. Cuando dos personas o dos grupos tienen diferentes creencias, 
los filósofos encuentran que señalar al menos una de ellas es incorrecto. Por ejemplo, el 
filósofo James Rachels estableció esta cuestión de manera sucinta:
El hecho de que diferentes sociedades tengan códigos morales distintos no de-
muestra nada. También existen desacuerdos de una sociedad a otra en asuntos 
científicos: en algunas culturas se cree que la Tierra es plana, y que los espíritus 
malos causan la enfermedad. A ese respecto, no concluimos que no existe una 
verdad en geografía o en medicina. Más bien, se concluye que en algunas culturas 
las personas están más informadas que en otras. De manera similar, el desacuerdo 
en lo éticamente correcto sólo señala que algunas personas tienen menos cono-
cimientos que otras. En el último caso, el hecho de que exista un desacuerdo no 
implica por sí mismo que no existe la verdad. ¿Por qué debemos suponer que, si 
existe la verdad ética, todos deben conocerla?26
Quizá las críticas más preocupantes con las que debe lidiar el relativismo ético son las 
que aseguran que tiene consecuencias incoherentes. Si el relativismo ético fuera verdadero, 
afirman los oponentes, entonces, tendría poco sentido criticar las prácticas de otras socie-
dades mientras que éstas cumplieran con sus propios estándares. Por ejemplo, no podría-
mos decir que la esclavitud de los niños, según se practica en muchas partes del mundo, es 
incorrecta; ni que la discriminación practicada en las sociedades del apartheid en Sudáfrica 
en el siglo pasado era injusta; ni que el tratamiento alemán a los judíos en la sociedad nazi 
de la década de 1930 era inmoral. Tampoco podríamos criticar las acciones de los negocios 
que participaron en estas prácticas. Por ejemplo, en 2001, la BBC, una compañía noticiosa 
inglesa, informó que se raptaba a niños que eran usados como esclavos en los campos de 
cacao en el oeste africano de la Costa de Marfil y que varios fabricantes estadounidenses 
de chocolate usaban los granos de cacao en sus productos con el conocimiento de que 
habían sido cosechados por niños esclavos. Hace poco, un periodista descubrió que IBM, 
sabiéndolo, abastecía de máquinas procesadoras de datos a los nazis, que las usaban para 
encontrar y exterminar a judíos en Alemania, y que sus ganancias al hacer negocio con 
ellos ayudaron a forjar la exitosa compañía de hoy. Varias compañías petroleras, incluyendo 
Caltex y Mobil, ayudaron al gobierno de Sudáfrica a explotar sus recursos petroleros en la 
década de 1980, aun sabiendo que el gobierno usaría las ganancias para hacer cumplir el ré-
gimen del apartheid que discriminaba a los negros y violaba sus derechos civiles. Entonces, 
¿es correcto el relativismo ético cuando dice que estas compañías no actuaron de forma no 
ética, pues sólo seguían los estándares locales?27
Sus detractores afirman que si el relativismo ético fuera correcto, entonces tampoco 
tendría sentido —de hecho, sería moralmente incorrecto— criticar cualquiera de los están-
dares morales o de las prácticas aceptadas por nuestra propia sociedad. Si nuestra sociedad 
acepta que cierta práctica, como la esclavitud, es moralmente correcta, entonces, como 
miembros de esta sociedad,también debemos aceptarla como moralmente correcta y es 
inmoral que dictemos a otros ir en contra de esta creencia, porque lo correcto e incorrecto 
para nosotros debe estar determinado por los estándares de nuestra sociedad. Entonces, 
el relativismo ético implicaría que fue incorrecto que los abolicionistas del sur de Estados 
Unidos objetaran el uso de esclavos en las plantaciones de su propia sociedad, anterior a la 
Guerra Civil. Según los críticos, por lo tanto, la teoría del relativismo ético implica que no 
importa lo que piense la mayoría de la propia sociedad sobre la moralidad, eso es automá-
ticamente correcto.
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