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no haya estándares morales aplicables a todas las personas de todas partes. De hecho, los críticos del relativismo ético argumentan la existencia de ciertos estándares morales que deben ser aceptados por los miembros de cualquier sociedad, si con ello esa sociedad ha de sobrevivir y sus miembros interactúan de manera efectiva. Así, todas las sociedades tienen normas en contra de lesionar o matar a otros miembros de la sociedad, normas sobre el uso del lenguaje veraz al comunicarse con los otros miembros, y normas contra tomar los bienes personales de otros. Además, muchas diferencias morales aparentes entre las sociedades, al ser examinadas más de cerca, demuestran que esconden similitudes esenciales más profundas. Por ejem- plo, los antropólogos dicen que en algunas sociedades Inuit de Alaska era moralmente aceptable que en tiempos difíciles las familias abandonaran a los ancianos fuera de la casa, mientras que en otras sociedades sentían la obligación moral de proteger y cuidar a los ancianos en todo tiempo. Pero en un examen más detallado indicaría que las prácticas diferentes de ambos tipos de sociedades son una creencia en el mismo estándar ético: el deber moral de asegurar la supervivencia de la comunidad a largo plazo. En su duro am- biente, quizá las personas Inuit no tuvieron otra manera de asegurar que su comunidad y sentarse en secciones designadas. Los hombres pue- den tener hasta cuatro esposas, pero las mujeres sólo un esposo. Aunque los hombres tienen la posibilidad de divorciarse sin presentar una causa, las mujeres sólo pueden hacerlo si tienen alguna. Arabia saudita no reconoce el derecho de sindicalización. Los sauditas afirman, una y otra vez, que su mo- ralidad no acepta el concepto occidental de los dere- chos humanos. Argumentan que el islam establece las normas morales que las personas deben seguir, y fuera de éstas, los otros estándares morales no tienen validez. Ética en los negocios en la cultura de Arabia Saudita A C T U A L I D A D en 1936, la standard oil company (socal) de california encontró petróleo en Arabia saudita y al siguiente año se fusionó con Texaco para formar casoc —renombrada como Aramco en 1948—, una subsidiaria de propiedad conjunta con administra- dores estadounidenses. El petróleo de Arabia saudita se convirtió, y sigue siendo, una necesidad económica para Estados Unidos. sin embargo, los administrado- res de socal y Texaco no estaban seguros de cuánto de la cultura saudita debían aceptar o aprobar. Arabia saudita es la cuna del islam, y sus sistemas legal, político y social, basados en la versión “sunni” del islam, son vistos por los sauditas como inspira- ción divina. Para ellos, el islam es la única fuente de moralidad. sin embargo, esta moralidad no reconoce los derechos básicos como libertad de expresión, li- bertad de prensa, el derecho a voto, o el derecho a ser candidato en elecciones. no reconoce el derecho a juicio con jurado; los crímenes se sentencian por jue- ces islámicos que basan sus decisiones en las ense- ñanzas del islam. no reconoce la libertad de religión: todo habitante de Arabia saudita debe ser musulmán bajo pena de muerte. El islam trata a las mujeres de manera que los occidentales calificarían de discrimi- natoria. Las mujeres no pueden supervisar a los hom- bres; en público, deben llevar un velo que les cubre todo el cuerpo, incluyendo la cabeza y la cara; deben tener el permiso del esposo o del padre para viajar, y deben ir acompañadas de un pariente masculino, ade- más, deben subir a los camiones por la puerta trasera �. ¿Los administradores de las compañías en Arabia saudita deben acatar las normas sauditas que gobiernan el tratamiento de las mujeres? ¿Deben aceptar el rechazo cultural a reconocer los derechos humanos, o deben intentar iniciar una reforma? ¿Por qué? 2. ¿Los administradores de la compañía deben poner objeciones a las prácticas que les pa- recen altamente inmorales, o deben acep- tarlas sin decir nada? �. ¿Este caso apoya el relativismo ético o su- giere que hay ciertas cosas que están mal de cualquier forma, o no es razonable nin- guna de estas posiciones? Vela�squez 01.indd 20 24/5/06 08:38:03 ética y negocios 21 sobreviviera, cuando el abastecimiento de comida era escaso, que abandonando a los viejos. Otras comunidades aseguran su supervivencia protegiendo a los mayores, que llevan con- sigo la sabiduría y la experiencia necesarias para las comunidades. Incluso, otros críticos de la teoría del relativismo ético señalan que, como diferentes personas tienen distintas creencias morales sobre el mismo aspecto, no se deduce lógica- mente que exista una verdad objetiva acerca del mismo ni que todas las creencias sobre éste sean igualmente aceptables. Cuando dos personas o dos grupos tienen diferentes creencias, los filósofos encuentran que señalar al menos una de ellas es incorrecto. Por ejemplo, el filósofo James Rachels estableció esta cuestión de manera sucinta: El hecho de que diferentes sociedades tengan códigos morales distintos no de- muestra nada. También existen desacuerdos de una sociedad a otra en asuntos científicos: en algunas culturas se cree que la Tierra es plana, y que los espíritus malos causan la enfermedad. A ese respecto, no concluimos que no existe una verdad en geografía o en medicina. Más bien, se concluye que en algunas culturas las personas están más informadas que en otras. De manera similar, el desacuerdo en lo éticamente correcto sólo señala que algunas personas tienen menos cono- cimientos que otras. En el último caso, el hecho de que exista un desacuerdo no implica por sí mismo que no existe la verdad. ¿Por qué debemos suponer que, si existe la verdad ética, todos deben conocerla?26 Quizá las críticas más preocupantes con las que debe lidiar el relativismo ético son las que aseguran que tiene consecuencias incoherentes. Si el relativismo ético fuera verdadero, afirman los oponentes, entonces, tendría poco sentido criticar las prácticas de otras socie- dades mientras que éstas cumplieran con sus propios estándares. Por ejemplo, no podría- mos decir que la esclavitud de los niños, según se practica en muchas partes del mundo, es incorrecta; ni que la discriminación practicada en las sociedades del apartheid en Sudáfrica en el siglo pasado era injusta; ni que el tratamiento alemán a los judíos en la sociedad nazi de la década de 1930 era inmoral. Tampoco podríamos criticar las acciones de los negocios que participaron en estas prácticas. Por ejemplo, en 2001, la BBC, una compañía noticiosa inglesa, informó que se raptaba a niños que eran usados como esclavos en los campos de cacao en el oeste africano de la Costa de Marfil y que varios fabricantes estadounidenses de chocolate usaban los granos de cacao en sus productos con el conocimiento de que habían sido cosechados por niños esclavos. Hace poco, un periodista descubrió que IBM, sabiéndolo, abastecía de máquinas procesadoras de datos a los nazis, que las usaban para encontrar y exterminar a judíos en Alemania, y que sus ganancias al hacer negocio con ellos ayudaron a forjar la exitosa compañía de hoy. Varias compañías petroleras, incluyendo Caltex y Mobil, ayudaron al gobierno de Sudáfrica a explotar sus recursos petroleros en la década de 1980, aun sabiendo que el gobierno usaría las ganancias para hacer cumplir el ré- gimen del apartheid que discriminaba a los negros y violaba sus derechos civiles. Entonces, ¿es correcto el relativismo ético cuando dice que estas compañías no actuaron de forma no ética, pues sólo seguían los estándares locales?27 Sus detractores afirman que si el relativismo ético fuera correcto, entonces tampoco tendría sentido —de hecho, sería moralmente incorrecto— criticar cualquiera de los están- dares morales o de las prácticas aceptadas por nuestra propia sociedad. Si nuestra sociedad acepta que cierta práctica, como la esclavitud, es moralmente correcta, entonces, como miembros de esta sociedad,también debemos aceptarla como moralmente correcta y es inmoral que dictemos a otros ir en contra de esta creencia, porque lo correcto e incorrecto para nosotros debe estar determinado por los estándares de nuestra sociedad. Entonces, el relativismo ético implicaría que fue incorrecto que los abolicionistas del sur de Estados Unidos objetaran el uso de esclavos en las plantaciones de su propia sociedad, anterior a la Guerra Civil. Según los críticos, por lo tanto, la teoría del relativismo ético implica que no importa lo que piense la mayoría de la propia sociedad sobre la moralidad, eso es automá- ticamente correcto. Vela�squez 01.indd 21 24/5/06 08:38:03
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