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Etica En Los Negocios-páginas-79

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160 El mERcAdo y los nEgocios
los países pobres. Más aún, en septiembre de 2003, un informe 
de la International aids Society demostró que los pacientes en 
áreas rurales remotas de países como Brasil, Haití, Tailandia 
y Sudáfrica seguían al pie de la letra sus tratamientos con la 
ayuda de paramédicos capacitados y que el desarrollo de resis-
tencia no era un problema importante. De hecho, en Estados 
Unidos, el 50% de los pacientes de sida habían desarrollado 
resistencia a los fármacos, pero sólo el 6.6% de los pacientes 
estudiados en las naciones en desarrollo mostraban esa resis-
tencia. Para entonces, algunos tratamientos de combinación 
de antirretrovirales se presentaban en paquetes que facilitaban 
la administración y supervisión.
Otros críticos rebatieron los argumentos financieros de 
las compañías farmacéuticas. Afirmaban que las estimaciones 
de costos del desarrollo de nuevos medicamentos de las com-
pañías farmacéuticas estaban infladas. Por ejemplo, la cifra de 
$500 millones que citaban con frecuencia como el costo de 
desarrollo de un nuevo fármaco se basaba en un estudio que 
inflaba sus estimaciones al duplicar los costos reales que in-
vertían en un medicamento para justificar los llamados costos 
de “oportunidad” (la ganancia que el dinero hubiera generado 
si se hubiera invertido de otra manera). Más aún, estas esti-
maciones de costos suponían que un medicamento se desa-
rrollaba a partir de cero, cuando en realidad la mayor parte 
de los nuevos fármacos que vendían las compañías se basaban 
en investigaciones realizadas para otros medicamentos que 
ya estaban en el mercado o en investigaciones que llevaban 
a cabo universidades, gobiernos y otros laboratorios con fi-
nanciamiento público. Los críticos también ponían en duda 
el hecho de que las compañías dejarían de invertir en nuevos 
productos si bajaban el precio de los medicamentos contra el 
sida. Desde 1988 la tasa de recuperación promedio del capi-
tal de las compañías farmacéuticas llegó a un inusitado 30% 
anual. Public Citizen, en un reporte titulado “2002 Drug In-
dustry Profits”, dejó constancia de que las 10 compañías far-
macéuticas más grandes tuvieron ganancias totales de $35,900 
millones en 2002, cifra que representó más de la mitad de los 
$69,600 millones de ganancias que lograron ese año el resto 
de las compañías en la lista de Fortune 500 (las 500 compa-
ñías más grandes de Estados Unidos). Las 10 farmacéuticas 
más grandes obtuvieron una ganancia de 17 centavos por cada 
dólar de ingresos, mientras que la mediana de las ganancias 
para las otras compañías en la lista de Fortune fue de 3.1 cen-
tavos por dólar; la tasa de recuperación sobre los activos de los 
grandes laboratorios fue del 14.1%, mientras que la mediana 
para las otras compañías fue del 2.3%. Durante la década de 
1990, los grandes laboratorios en la lista de Fortune tuvieron 
una recuperación sobre ingresos que era 4 veces la mediana 
del resto de las industrias, y en 2002 fue casi 6 veces la me-
diana. Por último, el informe registró que mientras que los 
grandes laboratorios gastaron sólo el 14% de sus ingresos en 
investigación sobre medicamentos, convirtieron el 17% de 
sus ingresos en ganancias y el 31% en actividades de admi-
nistración y marketing. GlaxoSmithKlein, por sí sola, tuvo un 
margen de ganancias en 2003 del 21%, una de recuperación 
sobre el capital del 122%, y una recuperación sobre los activos 
del 26%. Bristol-Myers Squibb tuvo un margen de ganancias 
del 19%, una recuperación sobre el capital del 36% y una tasa 
de recuperación sobre activos del 14%. Estas cifras, aseguran 
los críticos, muestran que estaba dentro de la capacidad de las 
empresas farmacéuticas bajar los precios de los medicamentos 
para combatir el sida en los países en desarrollo, aun cuando 
una pequeña porción de ellos terminara como contrabando en 
Estados Unidos.
Sin embargo, GlaxoSmithKlein, Bristol-Myers Squibb y 
las otras farmacéuticas grandes sostuvieron su posición. Du-
rante toda la década de 1990, habían presionado para asegurar 
que los gobiernos del mundo aprobaran una legislación que 
protegía sus derechos de propiedad sobre los medicamentos 
que habían creado. Antes de 1997, los países tenían diferentes 
tipos de protección sobre la llamada “propiedad intelectual” 
(la propiedad intelectual consiste en la propiedad intangible 
sobre fórmulas de medicamentos, diseños, planes, software, 
inventos, etcétera). Algunos países, como Estados Unidos, 
conceden a las compañías farmacéuticas el derecho exclusivo 
para evitar que alguien más elabore los medicamentos recién 
desarrollados por un periodo de 15 a 20 años (este derecho se 
llama “patente”); otros países otorgan menos años de protec-
ción para sus patentes, y muchos países en desarrollo (donde 
se hace escasa investigación y donde hay pocas invenciones) 
no ofrecen ningún tipo de protección, pues consideran a la 
propiedad intelectual como algo que pertenece a todos y que, 
por tanto, no debe patentarse. Algunos países, como India, 
ofrecen patentes que protegen el proceso de desarrollo de un 
medicamento, pero permiten que otros utilicen la misma 
fórmula si son capaces de diseñar otro proceso para desarro-
llarla.
Con el argumento de que la investigación y el desarrollo 
se detendrían si los inventos como los medicamentos no se 
protegen con leyes impuestas sobre las patentes, GlaxoSmi-
thKlein, Bristol-Myers Squibb y las otras farmacéuticas gran-
des hicieron intensos cabildeos en la Organización Mundial 
de Comercio (omc) para que solicitara a todos los Estados 
miembros que brindaran protección uniforme sobre la pro-
piedad intelectual. Presionada por los gobiernos de las gran-
des compañías farmacéuticas (en especial Estados Unidos), la 
omc en 1997 adoptó un acuerdo conocido como trips, ini-
ciales de Trade-Related aspects of Intellectual Property rights 
(Aspectos relacionados con los derechos sobre la propiedad 
intelectual). Bajo el acuerdo trips, se solicitaba a todos los 
países miembros de la omc conceder a los dueños de patentes 
(como las farmacéuticas) derechos exclusivos para producir y 
vender sus invenciones durante un periodo de 20 años en sus 
países. Los países en desarrollo —como India, Brasil, Tailan-
dia, Singapur, China y las naciones del Sub-Sahara— tenían 
plazo hasta el año 2006 para implementar el acuerdo trips. 
Además, en una “emergencia nacional”, los países en desa-
rrollo de la omc podían usar una “licencia compulsiva” para 
forzar a las compañías que poseían una patente sobre un me-
dicamento a otorgar una licencia a otra compañía en el mismo 
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 eL sistema de negocios: gobierno, mercados y comercio internacionaL 161
país en desarrollo para copiarla. En una emergencia nacional, 
los países de la omc también podían importar medicamentos 
de compañías extranjeras, aunque el dueño de la patente no 
hubiera concedido una licencia a esas compañías extranjeras 
para elaborar esos medicamentos. El nuevo acuerdo trips fue 
una victoria para las compañías en los países desarrollados, 
que tenían patentes para casi todos los inventos del mundo, 
mientras que ponía restricciones a los países en vías de desa-
rrollo cuyas leyes anteriores al acuerdo permitían copiar esos 
inventos de manera gratuita. Las grandes farmacéuticas no es-
taban dispuestas en 2000 a renunciar a tan difícil victoria de 
1997 en la omc.
Como la crisis del sida era un problema de salud primor-
dial en el mundo, la onu lanzó en 2000 el “Programa de acceso 
acelerado”, en el cual se animaba a las compañías farmacéuti-
cas a ofrecer a las naciones pobres precios de descuento en las 
medicinas para combatir el sida. GlaxoSmithKlein y después 
Bristol-Myers Squibb se unieron al programa, pero los precios 
de descuento que estaban dispuestas a ofrecer aún eran inac-
cesibles en las naciones del Sub-Sahara, y sólo unas cuantas 
personas en algunos países recibieron los medicamentos para 
combatir el sida en el marco del programa.Todo cambió en febrero de 2001 cuando Cipla, una com-
pañía farmacéutica de India, hizo un anuncio sorprendente: 
había copiado tres de los medicamentos patentados de tres 
compañías importantes (Bristol-Myers Squibb, GlaxoSmi-
thKlein y Boehringer Ingelheim) y los unió en una terapia de 
una combinación antirretroviral. Cipla dijo que fabricaría y 
vendería el suministro de un año de esta copia en $350 a la 
organización Médicos Sin Fronteras. Esto era cerca del 3% 
del precio que las grandes compañías que tenían las patentes 
sobre los medicamentos cobraban por ellos.
GlaxoSmithKlein y Bristol-Myers Squibb objetaron que 
Cipla estaba robando su propiedad ya que había copiado los 
fármacos en los que ellos habían invertido millones para desa-
rrollar y de los que todavía tenían las patentes. Cipla respon-
dió que sus actividades eran legales, ya que el acuerdo trips 
no tendría efecto en India sino hasta 2006, y la ley de patentes 
en ese país permitía elaborar los medicamentos siempre que 
se usara un nuevo “proceso”. Más aún, aseguró Cipla, como 
el sida era una emergencia nacional en muchos países en de-
sarrollo, en particular en los países del Sub-Sahara, el acuerdo 
trips permitía a esas naciones importar los medicamentos 
para combatir el sida de Cipla. En agosto de 2001, Ranbaxy, 
otra compañía de India, anunció que también comenzaría a 
vender una copia de la misma combinación de los fármacos 
antirretrovirales que Cipla vendía, pero a un precio de $295 
por el suministro de un año. En abril de 2002, Aurobindo, 
también en India, anunció que vendería la combinación en 
$209. En marzo de 2003, Hetero, otra compañía de India, 
lanzó al mercado la misma combinación de medicamentos 
en $201. Para 2004, las compañías farmacéuticas de ese país 
producían versiones de los cuatro medicamentos principales 
de las combinaciones recomendadas por la omc para el trata-
miento del sida. Las cuatro combinaciones contenían copias 
de uno o dos medicamentos patentados por GlaxoSmithKlein 
y dos de las combinaciones contenían copias de los fármacos 
patentados por Bristol-Myers Squibb.
El director general de GlaxoSmithKlein calificó a las 
compañías de India como “piratas” y aseguró que lo que hacían 
era un robo aunque no hubieran violado las leyes. Presionadas 
por los precios de descuento de las compañías en India y por 
la opinión mundial, GlaxoSmithKlein y Bristol-Myers Squibb 
decidieron hacer un descuento mayor en sus medicamentos 
para combatir el sida. Sin embargo, no bajaron sus precios a 
los niveles de las compañías de India; sus precios de descuento 
más bajos en 2001 fueron de $931 por el suministro de un año 
de la combinación de medicamentos que Cipla vendía a $350. 
En 2002 y 2003, las compañías hicieron nuevos descuentos 
hasta llegar a un precio de $727, todavía demasiado alto para 
la mayor parte de las víctimas de sida del Sub-Sahara y sus 
gobiernos.
Con poco que impidiera su progreso, la epidemia del 
sida continuó en 2004. Swazilandia anunció en 2003 que el 
38.6% de sus adultos estaban infectados con el vih. La onu 
estimó que cada día 14,000 personas se infectaban con el virus. 
La Organización Mundial de la Salud (oms) anunció que sólo 
300,000 personas en los países en desarrollo recibían el anti-
rretroviral, y que de los 4.1 millones de personas infectadas 
en el Sub-Sahara sólo cerca de 50,000 tenían acceso al trata-
miento. La oms anunció en 2003 que intentaría recolectar de 
los gobiernos los fondos necesarios para poner los antirretro-
virales al alcance de por lo menos 3 millones de personas para 
fines de 2005.
Preguntas
1. Explique, a la luz de las teorías, lo que Locke, Smith, Ri-
cardo y Marx hubieran dicho acerca de los sucesos en este 
caso.
2. Explique qué punto de vista de la propiedad —de Locke 
o Marx— subyace en las posiciones de las compañías far-
macéuticas GlaxoSmithKlein y Bristol-Myers Squibb, por 
un lado, y de las compañías de India como Cipla, por el 
otro. ¿Cuál de estos dos grupos, GlaxoSmithKlein y Bris-
tol-Myers Squibb, o las compañías de India, piensa usted 
que sostiene la perspectiva correcta acerca de la propiedad 
en este caso? Explique su respuesta.
3. Evalúe la posición de Cipla y de GlaxoSmithKlein en tér-
minos de utilitarismo, derechos, justicia y cuidado. ¿Cuál 
de estas dos posiciones piensa que es correcta desde el 
punto de vista ético?
Notas
1. Fuentes: Compilado a partir de información pública disponible 
en los siguientes sitios de Internet: www.infoplease.com; www.avert.
org; www.unaids.org; www.hoovers.com; www.doctorswithoutborders.
org; www.citizen.org; money.cnn.com; www.who.int; www.oxfam.org.
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