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la ética y El Entorno natural 243 finitos no renovables. El único inventario de un recurso finito no renovable que habrá mañana es lo que quede de hoy. La conservación es la única manera de asegurar alguna cantidad para las generaciones futuras. El agotamiento de recursos plantea dos preguntas fundamentales: ¿Por qué debemos conservar los recursos para las generaciones futuras? y ¿cuánto debemos conservar? Derechos de las generaciones futuras Quizá parezca que tenemos la obligación de conservar los recursos para las generaciones futuras porque éstas tienen los mismos derechos a los recursos limitados de este planeta. Si las generaciones por venir tienen tanto derecho como nosotros a los recursos del mundo, entonces, al agotarlos, estamos tomando lo que en realidad es de ellos y violando su dere- cho a estos recursos. No obstante, varios escritores aseguran que es un error pensar que las generaciones futuras tienen derechos.138 En consecuencia, es un error pensar que debemos abstenernos de consumir los recursos naturales porque estamos tomando algo que es un derecho de esas generaciones. Se han dado tres razones principales para demostrar que las generacio- nes carecen de derechos. Primero, no es posible decir con inteligencia que las generaciones futuras tienen de- rechos porque ahora no existen y tal vez no lleguen a existir.139 Es factible pensar en las personas del futuro, pero sería imposible pegarles, castigarlas, dañarlas o tratarlas mal. Las personas del futuro existen sólo en la imaginación y es imposible actuar sobre entes imaginarios, como no sea en propia la imaginación. De manera similar, no podemos decir que las personas del futuro poseen cosas cuando todavía no existen para poseerlas. Puesto que hay una posibilidad de que las generaciones futuras nunca existan, no pueden tener “derechos”. Segundo, si las generaciones futuras tuvieran derechos, podríamos llegar a la con- clusión absurda de que debemos sacrificar la civilización completa por su bien.140 Su- ponga que cada uno de un número infinito de generaciones futuras tiene el mismo de- recho a las reservas de petróleo del mundo. Entonces tendríamos que dividir el petróleo por igual entre todos ellos, y nuestra porción sería de unos cuantos litros cuando mucho. Entonces estaríamos en la posición absurda de tener que paralizar la civilización occi- dental por completo para que cada persona del futuro pudiera poseer unos cuantos litros de petróleo. Tercero, se puede decir que alguien tiene cierto derecho sólo si sabemos que él o ella tiene cierto interés que ese derecho protege. El propósito de un derecho, después de todo, es proteger los intereses del propietario correcto, pero en realidad ignoramos cuáles serán los intereses que tendrán las generaciones futuras. ¿Qué deseos tendrán? Tal vez el hombre y la mujer del futuro estén genéticamente fabricados por pedido, con deseos, placeres y necesidades muy diferentes a los nuestros. ¿Qué tipo de recursos requerirá la tecnología del futuro para satisfacer sus deseos? Quizá la ciencia permita desarrollar tecnologías para elaborar productos a partir de materias primas que tenemos en abundancia —minerales en los océanos, por ejemplo— y tal vez encuentre recursos energéticos potencialmente ilimitados como la fusión nuclear. Más aún, quizá las ge- neraciones futuras desarrollen sustitutos cuantiosos y de bajo costo para los recursos escasos que ahora necesitamos. Como hay incertidumbre respecto a estos asuntos, ig- noramos qué intereses querrán proteger las generaciones futuras (¿quién podría haber imaginado hace 80 años que las rocas de uranio un día se considerarían un “recurso” en el que las personas tendrían interés?). Entonces, no es posible decir qué derechos ten- drán las personas del futuro.141 Si estos argumentos son correctos, entonces en tanto que haya incertidumbre sobre las generaciones que existirán o cómo serán, éstas no tienen derechos. Sin embargo, esto Vela�squez 05.indd 243 24/5/06 08:44:44 244 Los nEgocios y sus inTERcAmbios ExTERnos: EcoLogíA y consumidoREs no debe llevar a la conclusión de que no tenemos obligaciones para ninguna generación futura, porque nuestras obligaciones tienen otras bases. Justicia para las generaciones futuras John Rawls argumentó que, aunque es injusto imponer cargas desproporcionadas en las generaciones actuales por el bien de las futuras, también es injusto que las generaciones actuales no dejen recursos para las generaciones futuras. Para determinar una manera justa de distribuir los recursos entre las generaciones, sugirió, los miembros de cada generación deben ponerse en la “posición original” y, sin saber a qué generación pertenecen, deben hacer lo siguiente: preguntarse qué es razonable que las generaciones adyacentes esperen una de la otra en cada nivel de progreso (histórico). Deben intentar desarrollar un pro- grama de ahorros equilibrando cuánto estarían dispuestos a guardar en cada etapa (de la historia) para sus descendientes inmediatos, contra lo que consideran que tienen derecho a reclamar a sus predecesores inmediatos. Así, al imaginarse a sí mismos, digamos como padres, deben determinar cuánto guardarían para sus hijos considerando lo que creen que tienen derecho a reclamar de sus propios padres.142 En general, Rawls asegura que este método para determinar lo que las generaciones anteriores deben, con toda justicia, a las generaciones que les siguieron llevará a la conclu- sión de que la justicia nos demanda simplemente que dejemos a la siguiente generación una situación que no sea peor que la que heredamos de la generación anterior a nosotros: Cada generación no sólo debe preservar las ganancias de la cultura y la civilización y mantener intactas las instituciones justas establecidas, sino que también debe guardar en cada periodo una cantidad adecuada de la acumulación real de capi- tal. [...] (Debe tenerse en mente aquí que el capital no sólo está constituido por fábricas, máquinas, etcétera, también incluye conocimiento y cultura, lo mismo que técnicas y habilidades, que hacen posible que existan instituciones justas y un valor justo de la libertad.) Esto [...] es la compensación de lo que se recibe de las generaciones anteriores que permite a las que siguen disfrutar de una mejor vida en una sociedad más justa.143 Entonces, la justicia requiere que dejemos a nuestros sucesores inmediatos un mundo que no esté en peores condiciones que cuando lo recibimos de nuestros ancestros.144 Las demandas de cuidado que surgen de una ética del cuidado también sugieren polí- ticas de conservación similares a las que defienden los puntos de vista de justicia de Rawls. Aunque la mayoría de las personas estarían de acuerdo en que tienen una relación bastante directa de cuidado y preocupación con la generación que le sigue, esa relación directa no existe con generaciones más distantes y, por lo mismo, más abstractas. La generación siguiente inmediata, por ejemplo, está constituida por nuestros hijos. Las demandas de cuidado, como se ha visto, implican que debemos intentar ver las cosas desde la perspec- tiva de aquellos con quienes tenemos una relación directa y cuyas necesidades específicas intentamos satisfacer. Ese cuidado implicaría que debemos al menos dejar a la generación siguiente un mundo que no esté peor que el que recibimos. La conclusión de Rawls también está apoyada por algunos razonamientos utilitarios. Por ejemplo, Robin Attfield, un utilitario, afirma que el utilitarismo favorece lo que él llama el principio de Locke de que “cada uno debe dejar suficiente e igual de bueno para otros”.145 Attfield interpreta este principio señalando que cada generación debe dejar a las generaciones futuras un mundo cuya capacidad de producción no sea menor que la recibida de las generaciones anteriores.146 Esto es, cada generación debe dejar el mundo Repaso breve 5.3 Argumentos contra la existencia de derechos de las generaciones futuras • Las generacionesfuturas no existen ahora y tal vez nunca existan • El argumento potencial de que el presente debe sacrificarse por el futuro • Nuestra ignorancia de los intereses de las genera- ciones futuras Vela�squez 05.indd 244 24/5/06 08:44:45
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