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360 Los negocios y sus representaciones internas acciones que, por lo regular, no está disponible al público. Evidentemente no hay nada in- justo en esto. De forma más general, no existe básicamente nada injusto o poco ético en el hecho de tener una ventaja de información sobre otros en el mercado accionario. Sin embargo, aquellos que afirman que el uso de información privilegiada no es ético, señalan que los defensores del uso de este tipo de información ignoran varios hechos im- portantes. En primer lugar, la información que el negociante utiliza no le pertenece. Los ejecutivos, gerentes, empleados, y otros que trabajan dentro de una empresa, y que se dan cuenta de usos de información privilegiada que afectarán el precio de las acciones de la compañía, no son dueños de ésta. Los recursos con los que trabajan, incluyendo la infor- mación que la compañía pone a su disposición, pertenecen colectivamente a los accionistas. Los empleados tienen un deber ético (o “fiduciario”) de abstenerse de utilizar la informa- ción de la empresa para su propio beneficio o el de sus amigos. Así como todos los em- pleados tienen un deber ético de utilizar los recursos de la compañía sólo para el beneficio de los accionistas, también tienen el deber ético de usar la información de la empresa sólo en beneficio de los accionistas. En consecuencia, el miembro de la compañía que toma información confidencial interna de la empresa y la utiliza para enriquecerse a sí mismo es, de hecho, un ladrón que roba lo que no es suyo. Como cualquier ladrón común que viola los derechos morales de aquellos a quienes roba, el comerciante de información viola los derechos morales de todos los accionistas, especialmente, los de aquellos que le venden sus acciones sin conocimiento. En segundo lugar, quienes sostienen que la transacción interna no es ética argumentan que la ventaja informativa del individuo es en realidad deshonesta o injusta. Puesto que la información del miembro de la compañía es información robada, difiere mucho de la ven- taja informativa de los expertos o analistas de bolsa. La ventaja informativa del miembro de la compañía es injusta porque fue robada a otros (los dueños de la compañía) de manera injusta, quienes hicieron las inversiones que a final de cuentas produjeron la información que él robó. En última instancia, la ventaja que tiene el individuo proviene del robo de los frutos del trabajo o de los recursos de alguien más. Esto difiere mucho de la ventaja infor- mativa del analista, que posee la información que utiliza porque surgió de su propio trabajo o adquisición. En tercer lugar, quienes afirman que el uso de la información privilegiada no es ético, consideran que es falso que esto no perjudique a nadie. Tanto estudios empíricos como teóricos han demostrado que el uso de la información privilegiada tiene dos efectos en el mercado accionario que son perjudiciales para cualquiera en el mercado y para la sociedad en general. Primero, la información privilegiada tiende a reducir el tamaño del mercado, lo que perjudica a todos. Cualquiera sabe que el individuo que posee información privilegiada tiene una ventaja sobre los demás, de modo que mientras la gente piense que hay más infor- mación privilegiada en el mercado, más tenderá a abandonarlo y se volverá más pequeño. El tamaño reducido del mercado tendrá diversos efectos perjudiciales, incluyendo (a) una disminución de la liquidez de las acciones, porque es más difícil encontrar compradores y vendedores; (b) una mayor variabilidad en los precios de las acciones, ya que pequeñas variaciones provocarán diferencias relativamente mayores en un mercado más pequeño; (c) una disminución en la capacidad del mercado para distribuir el riesgo, porque existen menos partes para distribuirlos; (d) una disminución en la eficacia del mercado debida al número reducido de compradores y vendedores, y (e) una reducción en las ganancias de los comerciantes debido a la disminución de los negocios disponibles.17 El segundo efecto de la información privilegiada es que incrementa los costos de la compraventa de acciones en el mercado (por ejemplo, los costos por transacción), y esto también es perjudicial. Las acciones en la Bolsa de Nueva York siempre se compran y se venden por medio de un inter- mediario llamado especialista, que cobra una pequeña cantidad por comprar las acciones de quienes quieren vender, y por guardar las acciones para aquellos que las quieren comprar después. Cuando un especialista percibe que los poseedores de información privilegiada se acercan, se da cuenta de que quienes le venden poseen este tipo de información y que lo que retiene para otros quizá después salga a un valor mucho menor (de no ser así, ¿por qué Vela�squez 08.indd 360 24/5/06 08:49:06 El individuo En la organización 361 los individuos que tienen información privilegiada se están deshaciendo de las acciones?). Por lo tanto, para cubrirse de futuras pérdidas potenciales, comenzará a incrementar la ta- rifa que cobra por sus servicios como intermediario (aumentando la diferencia entre oferta y demanda). Entre más individuos con información privilegiada existan, el especialista debe elevar más sus tarifas, y los intercambios de acciones se vuelven más costosos. En el caso extremo, los costos se elevarán tanto que el mercado de una acción se derrumbará por com- pleto; en el caso menos extremo los costos en incremento sólo provocarán que el mercado accionario se vuelva mucho más ineficiente. En cualquiera de los dos casos, la transacción interna tiene un efecto dañino sobre el mercado.18 Existen, entonces, buenas razones que sustentan la perspectiva de que el uso de infor- mación privilegiada no es ético porque viola los derechos de los accionistas, que se basa en una ventaja informativa injusta y que perjudica la utilidad general de la sociedad. En pocas palabras, la información privilegiada viola nuestros estándares de derechos, justicia y utili- dad. Pero el tema continúa siendo polémico y todavía no está completamente resuelto. Sin embargo, las leyes sobre la información privilegiada están bastante establecidas, aunque su exacto campo de acción aún no es claro. La Securities and Exchange Commis- sion (sec) ha llevado a juicio un gran número de casos de uso de información privilegiada, y las decisiones de los tribunales han tendido a establecer que es una práctica ilegal. Se ha de- terminado que se trata de hacer negocios con seguridad al poseer información no pública que quizá tenga un efecto material en el precio de la seguridad, y que fue adquirida, o se sabe que fue adquirida, violando la obligación del individuo de mantenerla confidencial.19 Como esta definición indica, no sólo los empleados de la empresa serían culpables de abuso de información privilegiada, sino cualquiera que con conocimiento compre o venda accio- nes mediante el uso de información que sabe que fue adquirida por una persona que tenía la obligación de mantenerla confidencial. Es decir, cualquiera que comercia con acciones sabiendo que está utilizando información robada, privada, que puede afectar el precio de las acciones, es culpable. 8.3 Las obligaciones de la empresa hacia el empleado Según la perspectiva racional de la empresa, la obligación moral básica que el patrón tiene hacia los empleados es la de proporcionarles la compensación que ellos han acordado libre y deliberadamente recibir a cambio de sus servicios. Existen dos puntos principales relacio- nados con esta obligación: la justicia de los salarios y la justicia de las condiciones de tra- bajo.20 Tanto unos como otras son aspectos de la compensación que reciben los empleados por sus servicios, y ambos están relacionados con la cuestión de si el empleado estableció un contrato de trabajo libre y deliberadamente. Si un empleado fue “forzado” a aceptar un empleo con un salario inadecuado o condiciones de trabajo inadecuadas, entonces, el contrato de trabajo sería injusto.Salarios Desde el punto de vista del empleado, el salario es el medio principal (quizás el único) para satisfacer sus necesidades económicas básicas y las de su familia. Desde el punto de vista del patrón, los salarios son un costo de producción que debe mantenerse bajo para que el precio del producto no exceda el del mercado. Por lo tanto, cada patrón enfrenta el dilema de esta- blecer salarios justos: ¿cómo se logra un equilibrio entre los intereses del patrón de minimizar costos y el interés de los trabajadores de lograr una vida decente para ellos y sus familias? No existe una fórmula sencilla para determinar un “salario justo”. La justicia de los salarios depende en parte de los apoyos públicos que la sociedad proporciona al trabajador (seguridad social, atención médica, seguro de desempleo, educación pública, etcétera.), de los beneficios que no forman parte del salario que las empresas proporcionan tradicionalmente, Vela�squez 08.indd 361 24/5/06 08:49:06
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