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El individuo En la organización 373 Como lo muestra este ejemplo, es posible que la conducta dentro de una organización no esté dirigida a metas racionales como la eficiencia o la productividad, y tanto el poder como la información viajen completamente por fuera (aun en contra) de las líneas formales de autoridad y comunicación. No obstante, la autoridad gerencial y las redes de comuni- cación formales proporcionan fuentes ricas de poder. El soldador citado antes se refería al poder de la primera cuando dijo: “No me gusta la presión... Si no le agradas al supervisor, hará que te aguantes... Oh sí, el supervisor tiene a alguien chasqueándole los dedos, apre- tándole los tornillos”. El ex presidente del conglomerado que también citamos antes, en parte, se refería al poder de la autoridad formal cuando dijo: “Se tiene personal trabajando para uno y también un jefe encima. Estás atrapado en una prensa. La presión aumenta mientras el puesto es más alto”. La autoridad formal y las sanciones en las manos de los superiores son una fuente básica del poder que ejercen sobre sus subordinados. Si nos concentramos en el poder como realidad básica de la organización, entonces, los principales problemas éticos que veremos al examinar una de ellas serán los relaciona- dos con la adquisición y el ejercicio del poder. Los aspectos éticos centrales se enfocarán no en las obligaciones contractuales de los patrones y de los empleados (como sería con el método racional), sino en las restricciones morales a las que se debe sujetar el poder. La ética de la conducta organizacional, desde la perspectiva del modelo político, se centra en esta pregunta: ¿Cuáles son los límites morales, si existen, del ejercicio del poder dentro de las organizaciones? En las secciones siguientes, analizaremos dos aspectos de esta pre- gunta: (a) ¿Cuáles, si existen, son los límites morales del poder que los gerentes adquieren y ejercitan sobre sus subordinados? (b) ¿Cuáles, si existen, son los límites morales del poder que los empleados adquieren y ejercen unos sobre otros? 8.5 derechos del empleado Los observadores de las corporaciones han señalado de manera repetida que el poder de la gerencia corporativa moderna se parece mucho al de un gobierno.51 Éstos se definen en términos de cuatro características: (a) un cuerpo centralizado de funcionarios que toman decisiones y que (b) tienen el poder y la autoridad reconocida para imponerlas (a los ciu- dadanos); estos funcionarios (c) determinan la distribución pública de los recursos, los be- neficios y los gravámenes sociales entre sus subordinados, y (d) tienen un monopolio de poder al que sus subordinados están sujetos. Los observadores han argumentado que estas cuatro características también describen las jerarquías gerenciales que dirigen las grandes corporaciones: (a) como en una ciudad, un estado o en el gobierno federal, los altos geren- tes de una corporación constituyen un cuerpo centralizado que toma decisiones; (b) estos gerentes ejercen poder y autoridad legalmente reconocida sobre sus empleados, un poder que se basa en su capacidad de despedirlos, degradarlos, o promoverlos y una autoridad que se basa en la ley de agencia que está lista para reconocer y hacer cumplir las decisiones gerenciales; (c) las decisiones de los gerentes determinan la distribución del ingreso, el estatus y la libertad entre las comunidades de la corporación; y (d) por medio de la ley de agencia y el contrato, a través de su acceso a las agencias gubernamentales, y por medio del poder económico que poseen, los gerentes de las grandes corporaciones comparten efecti- vamente el monopolio del poder que poseen los gobiernos políticos.52 Varios observadores han sostenido que estas analogías entre los gobiernos y las ge- rencias muestran que el poder que los gerentes tienen sobre sus empleados es plenamente comparable con el poder que los funcionarios de gobierno tienen sobre sus ciudadanos. En consecuencia, si existen límites morales al poder que los funcionarios del gobierno ejercen legítimamente sobre los ciudadanos, entonces, existen límites morales similares que deben restringir el poder de los gerentes.53 En particular, estos autores argumentan que así como el poder del gobierno debe respetar los derechos civiles de los ciudadanos, el proceder de Repaso breve 8.7 Fuentes de conducta “política” en una organización • división faccionaria • batallas por recursos escasos • acciones arbitrarias por parte de los superiores • desacuerdos sobre estrategias y metas Repaso breve 8.8 Similitudes entre la gerencia corporativa y el gobierno, que implican que los derechos de los empleados son similares a los derechos civiles • Los gerentes constituyen un cuerpo centralizado de toma de decisiones • Los gerentes ejercen poder y autoridad sobre los empleados • Los gerentes distribuyen el ingreso, el estatus y la libertad entre las comuni- dades de la corporación • Los gerentes participan del monopolio de poder que poseen los gobiernos Vela�squez 08.indd 373 24/5/06 08:49:15 374 Los negocios y sus representaciones internas los gerentes debe respetar los derechos morales de los empleados. ¿Cuáles son estos de- rechos? Los derechos morales de los empleados serían similares a los derechos civiles de los ciudadanos: el derecho a la privacidad, el derecho de consentimiento, el derecho a la libertad de expresión, etcétera.54 La principal objeción a esta perspectiva de los derechos de los empleados es que exis- ten varias diferencias importantes entre el poder de los gerentes corporativos y el poder de los funcionarios gubernamentales, y estas diferencias menoscaban el argumento de que el poder de los gerentes debería estar limitado por los derechos de los empleados en compa- ración con los derechos civiles que limitan el poder del gobierno. Primero, el poder de los funcionarios gubernamentales (al menos en teoría) se basa en el consentimiento, mientras que el poder de los gerentes corporativos reside (nuevamente en teoría) en la propiedad. Los funcionarios gubernamentales lo son porque fueron electos o porque han sido nom- brados por alguien que fue electo; los gerentes corporativos gobiernan (si ésta es la palabra correcta) porque son dueños de la compañía para la cual los trabajadores escogieron libre- mente trabajar o porque fueron designados por los dueños de la compañía. En consecuen- cia, ya que el poder del gobierno descansa en el consentimiento de los gobernados, puede limitarse legítimamente cuando éstos deciden hacerlo. Sin embargo, ya que el poder de los gerentes radica en la propiedad de la compañía, ellos tienen el derecho de imponer las condiciones que elijan a los empleados, quienes se contratan libre y deliberadamente para trabajar bajo las premisas de su compañía.55 Segundo, el poder de los gerentes corporati- vos, a diferencia de los funcionarios gubernamentales, está limitado de forma eficaz por los sindicatos: la mayoría de los obreros y algunos trabajadores de cuello blanco pertenecen a un sindicato que les proporciona un grado de poder compensatorio que limita el poder de la gerencia. De este modo, no se necesita invocar derechos morales para proteger los intereses de los empleados.56 Tercero, mientras que un ciudadano sólo escapa al poder de un gobierno específico a un alto costo (cambiando su ciudadanía), un empleado escapa del poder de una gerencia específica con gran facilidad (cambiando de trabajo). Debido a los costos relativamente altos de cambiar la ciudadanía, los individuos necesitan derechos civi- les que los aíslen del ineludible poder del gobierno. Ellos no necesitan derechos similares a los de los empleados que los protejan del proceder de una corporación a cuya influencia escapan con facilidad.57 Los defensores de los derechos de los empleados han respondido a estas tres objecio- nes de varias maneras: en primer lugar, afirman que los bienes corporativos ya no están controlados por dueños privados;ahora pertenecen a un grupo de accionistas dispersos que casi no tiene poder. Este tipo de propiedad dispersa implica que los gerentes ya no fun- cionan como agentes de los dueños de la compañía y, en consecuencia, que su poder ya no descansa en los derechos de propiedad.58 En segundo lugar, aunque algunos trabajadores están sindicalizados, muchos no, y éstos tienen derechos morales que los gerentes no siem- pre respetan.59 En tercer lugar, cambiar de trabajo algunas veces es tan difícil y traumático como cambiar de ciudadanía, especialmente para el empleado que ha adquirido habilidades especializadas que sólo se utilizan dentro de una organización específica.60 Existe, entonces, una controversia continua sobre la validez del argumento general de que, dado que las gerencias son como los gobiernos, los mismos derechos civiles que protegen a los ciudadanos deben también proteger a los empleados. Sin importar si se acepta este argumento general, se han propuesto varios argumentos independientes para demostrar que los empleados tienen ciertos derechos particulares que los gerentes deben respetar. A continuación examinamos estos argumentos.61 el derecho a la privacidad Como se indicó en el capítulo 6, el derecho a la privacidad se define como el derecho que tienen las personas para determinar que, a quién, y cuánta información acerca de ellos debe Vela�squez 08.indd 374 24/5/06 08:49:15
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