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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (66)

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regular la propia vida como :;i lo fuera. Viviendo cristianamente se 
arriesga infinitamente poco, sólo algunos míos de turbios placeres 
(plaisirs mélés), para ganar el infinito, el goce pleno. 
Es preciso reflexionar que Pascal ha sido muy sagaz al dar for· 
ma literaria, justificación lógica y prestigio moral a este argu­
mento de la apuesta, que es en realidad un difundido modo de 
pensar la religión, pero un modo de pensar que se "avergüenza 
de sí mismo", porque al mismo tiempo que satisface, aparece 
como indigno y bajo. Pascal ha afrontado la "vergüenza" (si así 
puede decirse, ya que podría ocurrir que el argumento del parí, 
hoy popular, haya derivado en sus formas populares del libro de 
Pascal y no haya sido conocido antes) y trató de dar dignidad y 
justificación al modo de pensar popular. 
Cuántas veces se ha escnchado decir: ,.¡Qué se pierde con ir 
a la Iglesia, con creer en Dios? Si no existe, paciencia; pero si 
existe, ¡cuán útil te resultará haber creído~", etc. Este modo de 
pensar, también en la forma pascaliana del pari, tiene algo de vol­
terianismo y recuerda el modo de expresarse de Heine: "Quizá 
el padre eterno nos prepare alguna gran sorpresa luego de la 
muerte" o algo similar! 13 
De un artículo de Arturo Marescalchi, "Durare 1 Anche nelb 
bachieoltura", en el Corriere de/la Sera del 24 de abril de 1932: 
"Por cada media onza de semilla puesta en C'Ultivo se participa en 
premios que van desde cifras modest«s (hay 400 de mil liras 
cada uno) hasta sumas de 10 a 20 mil liras y cinco premios de 
25 mil a 250 mil liras. En el pueblo italiano· está siempre vivo 
el sentido de tentar suette; en el campo todavía hoy no h,ty quien 
se abstenga de las 'pescas' y de las tómbolas. Aquí se dará gratis 
el billete que permite tentar la fortuna". 
Por otro lado existe una estrecha conexión entre la lotería y 
la religión; los premiados muestran que han sido "elegidos", que 
lograron una gracia particular de un Santo o de la Virgen. Se po­
dría establecer una comparación entre la concepción activista de 
la gracia entre los protestantes, que ha dado la fonna moral al 
espíritu de empresa capitalista, y la concepción pasiva y holgazana 
);; Ver cómo lo¿; estudio;(: de Pascal explican y justific;_tn moralmente el argu­
mento del pari. Debe haber un estudio de Pietro Paolo Trompeo en el volu­
men Rilegature gi.anseniste, en el cual se habla del argumento del pari en 
relación con Manzoni. Ver también a Fuffini por su estudio sobre Manzoni re!i~ 
gioso. (La ,;ita religiosa nel Manzoni, Laterza, Bari, 1031) N. del E.) 
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de la gracia propia de la gente común católica. Subrayar la fun­
ción que tiene Irlanda en la acción tendiente a revigorizar las 
loterías en los países anglosajones y las protestas de los periódicos 
que representan el espíritu de la Reforma, como el Manchester 
Goordian. 
Ver ademá.~ si Baudelaire se ha inspirado para el título de su 
libro Los paraísos artificiales (y también para su desarrollo) en 
la expresión «opio del pueblo». La fórmula podrla haberle llegado 
indirectamente de las l<'cturas políticas y periodísticas. No me 
parece probable (mas no debe excluirse) que existiese ya antes 
del libro de Balzac alguna expresión mediante la cual el opio 
y los demás estupefacientes y narcóticos eran presentados como 
medio para gozar de un paraíso artificial. (Es preciso recordar. 
por otro lado, que Baudelaire participó hasta 1848 en alguna 
actividad práctica, fue director de semanarios políticos y tomó 
parte activa en los acontecimientos parisinos de 1848.) 
Jules Lachelier, filósofo francés (al rC'specto, consúltese el pre­
facio de G. de Ruggiero al volumen del mismo Lachelicr sobre 
Psicología e metafísica, Lat('rza, Bari, 1925), ha escrito una nota 
(aguda, dice De Ruggi<cro) sobre el pati de Pasé·al, publicada en 
el volumen Du fondement de l'induction (Alean, París, en la 
Bibliotlli!Jque de Philosophie Contemporai11e). La objeción prin­
cipal a la formulación del problema religioso dada por Pascal en 
el parí es aquella de la "lealtad intelectual" hacia si mismo. Me 
parece que toda la concepción del parí, scgím ret'uerdo, está más 
próxima a la moral jesuita qne a la jansenista, es demasiado "mer­
cantil", etc . 
Religión. "Viajando, podrúis encontrar ciudades sin murallas ni 
escrituras; sin rcycs ni casas (!), sin riquezas y sin el usn de mone­
das. priv:¡das de teatros y de gimnasios (palestras). Pero una 
ciudad sin templos y sin dioses, que no fommle plegarias, ni jnm­
mrntos. ni divinizaciones, ni haga sacrificios para implorar los bie­
nes y para suplkar contra los males, nadie la ha visto ni la verá 
ja¡nús'' (Plutarco, A.do. Col., 31). 
Definición de la religión de ](íS turcos ( Manuale di storia dalle 
religioni, Bocea. 1922): "La palabra religión, en su significado 
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más amplio, denota un ligamen de dependencia que revincula al 
hombre a una o más potencias superiores de las cuales se siente 
depender y a las cuales ofrece actos de culto tanto individuales 
como colectivos". Es decir que en el concepto de religión se pre­
suponen estos elementos constitutivos: l) la creencia de que exis­
ten una o más divinidades personales trascendentes a las condicio­
nes terrestres y temporales; 2) el sentimiento de los hombres de 
depender de estos seres superiores que gobiernan totalmente la vida 
del cosmos; 3) la existencia de un sistema de relaciones (culto) 
entre los hombres y los dioses. 
Salomón Reinach, en el Orfeo, define la religión sin pre­
suponer la creencia en potencias superiores: "Un conjunto de 
escrúpulos (tabúes) que obstaculizan el libre ejercicio de nuestras 
facultades". Esta definición es demasiado amplia y puede com­
prender no sólo a las religiones sino también a cualquier ideolo­
gía social que tienda a hacer posible la convivencia y obstaculice 
por ello (con eserú pul os) el libre (o arbitrario) eíercicio de nues­
tras facultades. 
Habría que analizar también si puede llamarse "religión" una 
fe que no tenga por objeto un dios personal, sino únicamente fuer­
zas impersonales e indeterminadas. En el mundo moderno se abusa 
de la palabra .. religión" y "religioso" atribuyéndolas a sentimientos 
que nada tienen que ver con las religiones positivas. Aun el "teís­
mo'' puro no debe ser considerado como una religión, pues en él 
falta el culto, es decir, una determinada relación entre el hombre 
y la divinidad. 
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Americanismo y fordismo

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