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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (70)

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blemi, Problemi del Lavara v enseña (creo) en la Universidad 
de Forrara. · 
Lo que parece significativo en la tesis de Fovel, resumida por 
Pugni, es ___ su concepción de la corporación como un bloque indus~ 
t;}J!~:B!'.<l<;lucJ;!yo al,!~¡)nomo, destimdo a -resolver en, sentido moder­
~o.x.~cf{i1_ty¡!í!W!Jl'nt~; \:~P,it!'lista el problema de un últerior des­
arr?Ilo;,dei: aparato) económico italiano, contra los elementos se~i­
feudales y parasitarios de la sociedad que extraen una tajada de­
masiado grande de la plusvalía, contra los llamados "'productores 
de ahorro". La producción del ahorro debería convertirse en una 
función interna (por mejor mercado) del mismo bloque produc­
tivo, a través de un desarrollo de la producción con costos decre­
cientes que permita, además de una masa mayor de plusvalía, sa­
larios más altos, lográndose así un mercado interno más capaz de 
un cierto ahorro obrero y de más altos benefícios. 
Se daría de tal manera un ritmo más acelerado de acumula­
ción de capitales en el seno mismo de la empresa y no a través 
de la intermediacíón de estos "productores de ahorro" que en 
realidad son devoradores de plusvalía. En el bloque industrial­
productivo el elemento técnico, dirección y obreros, deberla tener 
predominio sobre el elemento "capitalista" en el sentiuo más "mez­
quino" de la palabra, es decir, a la alianza entre capitanes de la 
industria y pequeños burgueses ahorristas debería oponerse un blo­
que ele todos los elementos directamente eficientes de la produc­
ción, que son los únicos capaces de reunirse en sindicatos y, por 
consiguiente, capaces de constituir la corporación productiva (cuya 
consccuenc:iu extrema, tratada por Spirito, es la corporación pro­
pietaria). Pagni objeta a Fovel que su estudio no constituye una 
nueva economía políti<:a, sino únicamente una nueva política eco­
nómica; objeción formal que puede tener importancia en cierto 
sentido, pero que no afecta al problema principal. Las otras obje­
ciones, concretamente, no son más que la comprobación de algu­
nos aspectos atrasados del ambiente italiano en relación con tal 
trastrocamiento "organizativo" del a p<mlto económico. Los defectos 
mayores de Ford consisten en que descuida la función económica 
que el Estado ha cumplido siempre en Italia debido a la descon­
fianza de los ahorristas hacía los industriales; y en descuidar el 
hecho de que la orientación corporativa no tuvo origen en las exi­
gencias de un cambio ele las condiciones técnicas de la industria, 
ni tampoco en las exigencias de una nueva política económica, sino 
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sobre todo en las exigencias de una organizac10n policial de la 
economía agravada por la crisis de 1929, todavía vigente. 
En realidad, el personal obrero italiano ni como individuo ni 
como sindicato, ni activa ni pasivamente, se opuso jamás a las 
innovaciones tendientes a una disminución de los costos, a la ra­
cionalización del trabajo, a la introducción de automatismos más 
perfectos y de más perfectas organizaciones técnicas del aparato 
empresario. Todo lo contrario. Esto ocurrió en EE. UU. y deter­
minó la scmiliquidación de los sindicatos libres y su sustitución 
por un sistema de organizaciones obreras de empresas aisladas 
(entre sí). En Italia, en cambio, por mínima y tímida que fuese 
cada tentativa de hacer de la fábrica un centro de organización 
sindical (recordar la cuestión de los delegados de empresa), ha 
sido ásperamente combatida y resueltamente liquidada. Un análisis 
cuidadoso de la historia italiana antes de 19:22 y también de 1926, 
que no se deje alucinar por el carnaval exterior, pero que sepa ex­
traer los motivos profundos del movimiento obrero, debe llegar a la 
conclusión objetiva de que los obreros fueron justamente los por­
tadores ele las nuevas y m,1s modernas exigencias industriales y 
que, a su modo, las proelamaron con energía. Se puede decir 
también que ciertos industriales comprendieron la importancia 
de este movimiento y trataron de acapararlo (así debe expli­
carse la tentativa de Agnelli de absorber el Orcline Nuovo y su 
escuela en el grupo Fíat y de instituir así una escuela de obreros 
y de técnicos especializados con vistas a subvm'tir la industria y 
el trabajo adoptando sistemas "racionalizados": Y.M.C.A. trató ele 
abrir cursos de "americanismo', abstracto, pero no obstante las 
fuertes sumas destinadas a los cursos, éstos fracasaron). 
Aparte de estas consideraciones, se plantea otra serie de 
cuestiones: el movimiento corporativo existe y, en algunos aspec­
tos, las realizaciones jurídicas ya cumplidas han creado las condi­
ciones formales en las cuales la revolución técnico-económica pue­
de verificarse en amplía escala, porque los obreros no pueden opo­
nerse a ella ni luchar para convertirse en sus abanderados. La 
organización corporativa puede llegar a ser la forma de tal revolu­
ción, pero uno puede pre¡¡untarse si se dará una de aquellas viquia­
nas "astucias de la Providencia" mediante las cuales los hombres, 
sin proponérselo y sin dcscmlo, obedezcan a los imperativos do 
la hist01ia. Por el momento lo dt1do. El demento negativo de la 
"policía económica" ha tenido hasta ahora la supremacía sobre el 
elemento positivo de la exigencia de una nueva política cconó-
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mica que renueve, modernizándola, la estructura económico-social 
de la nación aun en los cuadros del viejo industrialismo. La forma 
jurídica posible es una de las condiciones, no la única ni la más 
importante: es solamente la más importante de las condiciones 
inmediatas. La amcricanizadón requiere un ambiente dado, una 
determinada estructura social (o la voluntad decidida de crear­
la) Y un cierto tipo de Estado. El Estado es el liberal, no en 
el sentido del liberalismo aduanero o de la libertad política efec­
tiva, sino en el sentido más fundamental de la libre iniciativa y 
c.lel individualismo económico que lleg:1 por sus propios medios, 
como "sociedad civil", y en razón del mismo desarrollo histórico, 
al régimen c.le la concentración industrial y del monopolio. La des­
aparición ele! tipo semifeudal del rentista es en Italia una de las 
condiciones de mayor importancia en la revolución industrial (es, 
en parte, la revolución misma), no una consecuencia. La política 
cconómico-financicr:1 del Estado es el instrumento de tal desapa­
rición: amortización de la deuda pública, institución del carácter 
nominativo de los títulos, mayor peso de los impuestos directos 
sobre los indirectos en la formación de los ingresos presupues­
tarios. No parece que sea o tienda a ser ésta la dirección de la 
política financiera. Por el contrario, el Estado crea nuevos ren­
tistas, vale decir, promueve las yjejas formas de acumulación para­
sitaria del ahorro y tiende a crear c·1adros soci:1les cerrados. En 
realidad, la dirección corporativa ha funcionado hasta ahora para 
sostener peligrosas posiciones de clase media, no para eliminarlas, 
y se está convirtiendo cada vez más, de bid o a los intereses creados 
que surgen sobre la vieja base, en una máquina de conservación 
ele lo existente, tal como es ahora, y no en un motor de propulsión. 
,;Por qué? Porque la dirección corporativa está también en función 
de la desocupación: asegura a los ocupados un cierto mínimo 
vital que caería también si la competencia fuese libre, provo­
cando graves disturbios sociales, y crea ocupaciones de nuevo 
tipo ( organizativo y no productivo) para los desocupados de las 
clases medias. Queda siempre una válvula de escape: la dirección 
corporativa, que ha nacido dependiendo de una situación tan deli­
cada, cuyo equilibrio esencial es necesario mantener a toda costa 
para cyjtar una terrible catástrofe, podría proceder por etapas muy 
lentas, casi insensibles, que modificasen la estructura social sin 
s:1cudidas repentinas: aun el niño mejor y más sólidamente fajado 
se desarrolla y crece. He aquí por qué sería interesante saber si 
Fovcl habla por sí mismo o es el exponente de fuerzas económi-
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cas que buscan, a cualquier precio, supropio camino. De cual­
quier manera el proceso sería tan largo_ T encontraría tantas difi­
cultades, que en el ínterin nuevos intereses podrían constituirse 
y ofrecer una nueva y tenaz oposición a su desarrollo hasta tor­
narlo imposible. 
Algunos aspectos de la cuestión sexual. Obsesión por la cuestión 
sexual y peligros ocasionados por esta obsesión. Todos los "auto­
res de proyectos" ponen en primera línea la cuestión sexual y la 
resuelven "cándidamente". 
Es preciso subrayar la parte extensa, frecuentemente prepon­
c.lerante, que ocupa la cuestión sexual en las Utopías (la obser­
vación de Crocc señalando que las soluciones aportadas por Cam­
panelb en La Ciudad del Sol no pueden explicarse por las nece­
sidades sexuales de los campesinos calabreses es estúpida). Los 
instintos sexuales fueron los más fuertemente reprimidos por la 
sociedad • en desarrollo; su "regularización", debido a las contra­
dicciones a que da lugar y a las perversiones que se le atribuyen, 
parece la cosa más "innatural", de allí que las referencias a la 
"naturaleza" sean más frecuentes en este campo. La literatura "psi­
coanalítica" es también un modo de criticar la reglamentación de 
los instintos sexuales bajo una forma a veces "iluminista", con la 
creación ele un nuevo mito del "salvaje" sobre una base sexual 
(incluso las relaciones entre padres e hijos). 
Gran diferencia en este terreno entre ciudad y campo, pero 
no un sentido idílico en lo que concierne al campo, donde ocu­
rren los crímenes sexuales más monstruosos y frecuentes, donde la 
bestialidad y la pederastia están muy extendidas. En la encuesta 
parlamentaria sobre el Mezzogiorno hecha en 1911, se dice que 
en los Abruzzos y la Basilicata (donde es mayor el fanatismo reli­
gioso y el patriacalismo, y menor la influencia de las ideas de las 
ciudades, tanto que en los años 1919-20, según Serpieri, no existie­
ron allí agitaciones campesinas) se encuentra incesto en el 30 % 
de las familias, y no parece que la situación haya cambiado en 
estos Óltimos años. 
La sexualidad como función reproductora y como deporte: 
el ideal "estético" de la mujer oscila entre la concepción de "pro­
ductora" y la de bibelot. Pero no es sólo en la ciudad donde la 
sexualidad se ha convertido en l!n "deporte"; los proverbios popu­
lares tales como "el hombre es cazador, la mujer es tentadora", 
''quien no tiene' nada mejor se acuesta con su n1ujer", etc., mues-
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