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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (76)

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el Rotary sea una verdadera emanación de la masonería tradicio­
nal; 2) de que sea un nuevo tipo de masonería. A estos dos 
motivos se agregan otros de carácter subordinado: 1) que en todo 
caso la masonería tradicional se sirva astutamente de él benefi­
ciándose de la ingenuidad y del agnosticismo de los rotarianos; 
2) el carácter "agnóstico" de indiferencia o de tolerancia reli­
giosa del Rotary es para los jesuitas un defecto capital de tal 
magnitud como para inducirlos a oponerse y a adoptar actitudes 
de sospecha y de polémica (estadio preparatorio que podría con­
cluir con la condenación del Rotary por parte de la Iglesia). Este 
segundo motivo no da lugar todavía a una campaña a fondo, 
preludio de una "excomunión", porque los jesuitas deben dis­
tinguir entre los paises de mayoría católica y los de mayoría no­
católica. En estos últimos ellos exigen la tolerancia religiosa, sin 
la cual no podrían difundirse: su posición "ofensiva" requiere 
más bien la existencia de instituciones amorfas en las cuales pue­
dan insertarse para proceder a su conquista. En los países católi­
cos, la posición "defensiva" exige en cambio la lucha a fondo 
contra las instituciones amorfas que ofrecen un terreno favorable 
para'los no católicos. en general. La fase actual de la actitud hacia 
el Rotary es: la ofensiva ideológica sin sanciones prácticas de 
carácter uuiversal (excomunión u otra forma atenuada de pro­
hibición) o nacional, sino sólo de carácter obispal (en algunas 
diócesis, espafiolas por ejemplo, el obispo adoptó actitudes contra 
el Rotary). La ofensiva ideológica se basa en estos puntos: 1) el 
Rotary tiene orígenes masónicos; 2) en muchos paises se encuen­
tra en muy buenas relaciones con la masonería; 3) en algún lugar 
asumió una actitud abiertamente hostil al catolicismo; 4) la moral 
rotariana no es más que un disfraz de la moral laica masónica. 
El problema de la actitud de los jesuitas hacia el Rotary se com­
plica aún más en las condiciones italianas. Mientras el Rotary es 
permitido, la masonería es ilegal en Italia; sostener en forma 
taxativa que el Rotary es un disfraz de la masonería o su instru­
mento, llevaría a consecuencias de carácter judicial. Además los 
rotarianos han iniciado su vida italiana bajo auspicios muy emi­
nentes: uno de los primeros rotarios ha sido el príncipe heredero, 
conocido por sus tendencias católicas y devotas. En todo caso, 
por reconocimiento de los rotarianos e>.iranjeros, el Rotary italiano 
tiene un carácter particular, ligado a la situación local. La Cívilta 
Cattolica cita algunos fragmentos de un informe de Stanley Le-
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verton, publicado luego de una. visita a los clubes de Italia por 
encargo del Rotary internacional, en The Rotary Wheel, órgano 
oficial del Rotary británico y transcripto en el fasdeulo de agosto 
de 1928, p. 317, del órgano italiano ll Rotary: "Se tiene la impre­
sión de que en Italia el Rotary no tira del mismo carro que nos­
otros"; "el suyo es el únieo Rotary posible en Italia»; "aparece 
un poeo diferente, más como un primo hermano que como un 
hermano"; "su presente régimen dirige su actividad con amplitud 
de miras (¡eh, ehll -exclama el redactor de la Ciotlta Cattolica), 
pero su fin es igual al nuestro ..•. »; "aun cuando pueda parecer 
insólito y diferente, siempre existe una buena razón para que así 
sea». De todas maneras el señor Leverton tiene la impresión de 
que los rotariarios italianos, por diversos motivos, "son los hombres 
que están haciendo la Italia moderna". 
Los Estados Unidos y la masonería. Analizar el estudio La mas­
soneria americana e la rior¡;anizzazione de!!a mtlSsonería in Euro­
pa, publicado en la Civilita Cattolica del 19 de noviembre de 1930 
y del 3 de enero de 1931. El estudio es muy interesante y parece 
bastante objetivo. La aetual situación internacional de la masone· 
ría con sus luchas internas, heredadas de la guerra (Francia 
co~tra Alemania), resalta de un modo claro. Después de la guerra 
fue fundada la A.ssocíation Magormique Internationale, con sede 
en Ginebra, por impulso de la masonería franco-belga, cuyo fin 
era el de reorganizar las fuerzas. El primer problema consistía en 
rec'onducir la masonería alemana y anglosajona bajo la guía de 
la masonería franeo-belga y con el patrocinio de la masonería 
americana. Sobre la A.M.!. el padre Pirri (que es el escritor de 
cuestiones masónicas de la Civilitcl. CattoUca) ha publicado un 
folleto de extractos de la revista. Parece que la A.M.!. fracasó por 
completo y los americanos retiraron su patrocinio a Francia. A 
esta iniciativa los alemanes respondieron ampliando las bases de 
una Esperanto Framasona, existente ya antes de la guerra y reor­
ganizada como Unioorsa!a Framasona Ligo (Allgemaíne Frei­
maurerliga), que sobre la base de la difusión del esperanto quiere 
crear un nuevo tipo de masonería agnóstica en las cuestiones de 
religión y de polltica (la masonería francesa es iluminista y de­
mocrática). La masonería norteamericana. parece ayudar ahora a 
los masones alemanes (de Alemania y Austria) contra el Gran 
Oriente francés. Ossian Lang, masón norteamericano, viaja con-
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tinuamente por Europa para este trabajo de organización. (Re­
cordar que la masonería norteamericana es muy rica y puede 
financiar estas iniciativas.) La Ligo se difunde en toda Europa; 
parece mostrarse más conciliadora y tolerante hacía el catolicismo 
de la vieja masonería tipo francesa. Sobre esta actitud que dio 
lugar a un encuenh·o de tres representamos de la Ligo con el 
padre jesuita Gruber, estudioso de cuestiones masónicas, la Civil­
tu Cattolica se extiende en consideraciones y es preciso recordar 
esto pues tiene cierto valor para la historia de la cultura. Rito 
simbólico y rito escocés: parece que el rito simbólico es más 
fuerte en los países latinos y el rito escocés en los países anglo­
sajones; de allí que toda esta actividad americana conduzca a 
reforzar la masoncria de rito escocés. 
Ou;en, Saint-Simo11, y las escuelas iH[a11tiles de Ferrante Aporti. 
De un artículo sobre "La quistione delle scuole infantili e dell'­
abate Aporti secando nuovi documenti" ( Civiltil Cattolíca del 4 
de agosto de 1928) se deduce que los jesuitas y el Vaticano, en 
1836, eran contrarios a la apertura de asilos infantiles en Bolonia. 
del tipo de los sostenidos por Aporti, porque entre los sostenedore' 
estaba "un cierto doctor Rossi", "con fama de ser fautor del san­
simonismo, entonces muy ruidoso en Francia y bastante temido 
también en Italia, quizás más de cuanto merecía" (p. 221). El 
arzobispo de Bolonia, al reclamar la atención de la Santa Sede 
acerca de la propaganda y distribución de folletos que se hacían 
para los asilos infantiles, escribía: "En sí misma la obra podría 
ser buena, pero temía bastante por ciertas personas que están en 
la dirección de la empresa y por el gran empeño que muestran ... , 
que el autor de estas escuelas es un cierto Roberto Owen, pro­
testante, como se refiere en la Cuida del!' educatore del profesor 
Lambruschíni, impresa en Florencia, en el n9 2, .de febrero de 
1836, pp. 66 ... " (p. 224). El consultor del Santo Oficio, padre 
Cornelio Everbocck, jesuita, dio su parecer sobre los asilos al ase­
sor del Santo Oficio, monseñor Cattani, en febrero de 1837. Es 
un estudio de 48 grandes y densas páginas, donde se comienza 
examinando la doctrina y el método de los sansimonianos y se 
concluye afirmando que el método de las nuevas escuelas está 
infectado, o al menos es muy sospechoso de estarlo, por la doctrina 
y las máximas del panteismo y del sansimonismo; se aconseja su 
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condena y se propone una encíclica contra la secta y la doctrina 
de lbs sansimonianos" (p. 227). El redactor de la Civilta Cattolica 
reconoce que mientras la primera parte del estudio, contra el san­
simorusmo en general, como doctrina, muestra "el empeño y la 
erudición del consultor", la segunda parte, en cambio, que debía 
demostrar la infiltración del sansimonismo en la nneva forma de 
escuela, es mucho másbreve y más débil, "manifiestamente inspi­
rada por y en parte desviada de las noticias y de la persuasión" de 
los informadores de Bolonia, que allí habían visto y denunciado 
los métodos, el espíritu y el pelígro del sansimonismo francés. L~ 
Congregación del Santo Oficio no insistió sobre el peligro del 
sansimorusmo, pero prohibió los folletos y las escuelas que siguie­
ran ese método. Cuatro consultores aconsejaron en ese momento 
una encíclica contra el sansimorusmo. 
Sansimonismo, rn.akónería, Rotary Club. Sería interesante una 
investigación sobre estos nexos ideológicos. Las doctrinas del 
americarusmo y el sansimonismo tienen, indudablemente, muchos 
puntos de contacto, si bien el sansimonismo parece haber influido 
muy poco sobre la masonería, al menos en lo que respecta al 
núcleo más importante de sus concepciones; en cuan~o el positi­
vismo se deriva del sansimonismo y fue a su vez un momento del 
espíritu masónico, se encontraría un contacto indin.'Cto. El rota­
rismo sería un moderno sansimonismo de derecha. 
Los sansimonianos. La fuerza expansiva de los sansimonistas. 
Recordar la observación de Goethe en las Memorias escritas en 
1828: "Estos señores del Globe . .. están penetrados de un mismo 
espíritu. En Alemania un periódico similar sería imposible. Nos­
otros somos solamente particulares; no se puede pensar en una 
entente; cada uno tiene la opinión de su provincia, de su ciudad, 
de su propio individuo y pasará mucho tiempo antes de que se 
creen sentimientos comunes". 
El sansimonismo en Italia. Estudiar la difusión del sansimonis­
mo: existen algunas publicacion.es en Italia. Podría pensarse que 
las ideas del bajo sansimonismo tuvieron difusión a través de 
Eugeruo Sue.

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