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Confiabilidad

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Confiabilidad
La fiabilidad o confiabilidad es, en ciertos campos del saber, la mayor o menor tendencia a obtener errores en un proceso determinado, especialmente en lo que se refiere a la medición y la investigación a través de instrumentos o procedimientos. Dicho de otro modo, mientras menor sea la tendencia de un instrumento, un procedimiento o una metodología al error, mayor será su grado de fiabilidad o confiabilidad.
El término “confiabilidad” proviene del latín fides, traducible como “fe”, “confianza” o “lealtad”, y los añadidos con- (“junto a”) y -bilis (“que puede”). De modo que la confiabilidad puede entenderse como la posibilidad de confiar en algo, entendida como una propiedad del objeto y no de quien confía. Por ejemplo, una marca de computadoras tiene una alta confiabilidad si sus máquinas resultan ser de buena calidad, eficaces en su empleo y, por lo tanto, dignas de la confianza del comprador.
A diferencia de otras propiedades, la confiabilidad está normalmente determinada por un lapso de evaluación: un margen de tiempo en el cual se evalúa la eficacia o la exactitud de un instrumento, ya sea una máquina, un sistema o un procedimiento, y durante el cual deberá desempeñar las funciones requeridas. Para esto se emplean tests de prueba, destinados a producir un coeficiente de confiabilidad, o sea, un puntaje que refleje qué tan digno de confianza es un instrumento.
La confiabilidad es un concepto sumamente importante en el mundo industrial, cuyos procesos requieren de una alta automatización y un bajo margen de error. De hecho, la confiabilidad se busca no solo en los instrumentos y los circuitos productivos, sino en las empresas como un todo y en sus marcas asociadas.
En el mundo contemporáneo, la confiabilidad y la calidad son conceptos que suelen estar muy relacionados: la calidad de los objetos e instrumentos, normalmente, se mide y se expresa a través de su confiabilidad. Esto significa que, por lo general, un objeto de alta calidad tenderá a ser más confiable, ya que en su fabricación se han empleado mejores materiales o un proceso de testeo más riguroso y exigente. Similarmente, los objetos de baja calidad se muestran como poco confiables, o sea, que pueden presentar fallas en un importante porcentaje de los casos.
En el campo de la investigación, las mediciones pueden ser más o menos exactas, y por lo tanto más o menos confiables, dependiendo de qué tantas veces arrojen resultados certeros. Así, en el estudio y el testeo de los métodos de medición, se identifican normalmente dos variables de importancia:
La confiabilidad: qué tan digna de confianza es la medición.
La validez: qué tan útil es para llegar a la verdad.
Existe una relación importante entre ambos conceptos: uno determina el otro. Una medición será confiable si es razonable asumir que sus resultados sean exactos, ya que la mayoría de las veces suelen serlo. Similarmente, una medición será válida si arroja información verdadera sobre la realidad medida.
Por ejemplo, una metodología de encuesta electoral de boca de urna será más o menos confiable, dependiendo de si sus resultados son más o menos similares a los que arrojen las elecciones al final. O sea, si sus percepciones resultan ser próximas a la verdad, será más confiable y, por ende, más válida, pues con sus resultados se puede pensar el panorama electoral con un bajo margen de error. En cambio, una encuesta sobre hábitos de consumo no sería válida para pensar el tema electoral, pues mide otros asuntos de la realidad que en este contexto no interesan, aunque sean muy confiables.