Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
S E C C IÓ N I I 153 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . sanos al intestino de pacientes infectados (vía nasoenteral, enema o colonoscopia) es una alternativa eficaz al tratamiento con antibióticos. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Bagdasarian N, Rao K, Malani PN. Diagnosis and treatment of Clostridium difficile in adults: a systematic review. JAMA 2015;313:398-408. Camilleri M, Sellin JH, Barrett KE. Pathophysiology, evaluation and manage- ment of chronic watery diarrhea. Gastroenterology 2017;152:515-32. e2. Hamilton KW, Cifu AS. Diagnosis and management of infectious diarrhea. JAMA 2019;321:891-2. Philip NA, Ahmed N, Pitchumoni CS. Spectrum of drug-induced chronic diarrhea. J Clin Gastroenterol 2017;51:111-7. Schiller LR, Pardi DS, Sellin JH. Chronic diarrhea: diagnosis and management. Clin Gastroenterol Hepatol 2017;15:182-93. TABLA 20-3 Tratamiento antimicrobiano para los distintos enteropatógenos implicados en la gastroenteritis infecciosa del adulto (cont.) Microorganismo Tratamiento recomendado Comentarios Giardia Metronidazol, 250 mg/8 h p.o. (10 días) Como 2.a elección: tinidazol, 2 g en dosis única p.o., o paromomicina, 25-35 mg/kg de peso cada 8 h p.o. (7 días) En caso de embarazo, se recomienda la paromomicina, salvo que el cuadro sea grave (deshidratación y malabsorción). En tal caso, el metronidazol es aún de elección. Son frecuentes las recidivas Cryptosporidium Inmunocompetentes: nitazoxanida, 500 mg/12 h p.o. (3-14 días). Como 2.a elección puede emplearse TMP-SMX o metronidazol Inmunodeprimidos: la terapia antirretroviral puede ser suficiente. Si persisten los síntomas, nitazoxanida, 1.000 mg/12 h p.o. (14-60 días) El beneficio y la duración de la terapia no están claros, ya que a menudo se resuelve espontáneamente sin tratamiento específico en el huésped inmunocompetente y en infectados por el HIV con CD4 > 150/µL El octreótido puede contribuir al alivio de la diarrea en casos graves Entamoeba histolytica Metronidazol, 750 mg/8 h p.o. (7-10 días), + furoato de diloxanida, 500 mg/8 h (10 días), o paromomicina, 25-35 mg/kg de peso cada 8 h (10 días) Microsporidium Albendazol, 400 mg/12 h p.o. (3 meses) En pacientes con sida, asociar terapia antirretroviral de alto nivel Isospora belli TMP-SMX, 160-800 mg/12 h p.o. (10 días) Como 2.a elección puede emplearse pirimetamina + ácido folínico Strongyloides Ivermectina, 200 µg/kg de peso cada 24 h p.o. (2 días), o albendazol, 400 mg/12 h (7 días) Dientamoeba fragilis Paromomicina 25-35 mg/kg de peso cada 8 h (10 días), o yodoquinol, 650 mg/8 h (20 días) TMP-SMX: trimetoprim-sulfametoxazol. CAPÍTULO 20 Diarrea Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Malabsorción intestinal M. ESTEVE COMAS 21 CONCEPTO Conceptualmente, es útil separar los procesos de digestión de los de absorción. En los primeros, los constituyentes complejos de la comida son convertidos en moléculas simples y, por tanto, se entiende por maldigestión la alteración en la hidrólisis de los nutrientes. En cambio, la absorción es el paso de estas moléculas a través del epitelio intestinal por medio de mecanismos activos y pasivos, específicos e inespecíficos. El término malabsorción se refiere a la dificultad o incapacidad de asimi- lación de macro y/o micronutrientes por parte de la mucosa intestinal. La mayoría de las enfermedades que producen malabsorción/maldi- gestión presentan varios mecanismos fisiopatológicos que contribuyen al desarrollo del cuadro malabsortivo. Los procesos de digestión y absorción comprenden las fases siguientes: • Fase luminal. En ella, las secreciones gástricas, biliares y pancreáticas hidrolizan las grasas, las proteínas y los hidratos de carbono. Un déficit de tales secreciones produce malabsorción y diarrea. • Fase mucosa. Durante esta fase se completa la hidrólisis de los principios inmediatos, que son captados por el enterocito y se preparan para su transporte posterior. La lesión de la mucosa intes- tinal condiciona los trastornos de esta fase. • Fase de transporte. Supone la incorporación de los nutrientes a la circulación sanguínea o linfática. La insuficiencia vascular o la obstrucción linfática impiden el transporte desde la célula intes- tinal a los órganos donde se llevan a cabo el almacenamiento y el metabolismo. El cuadro clínico clásico de malabsorción/maldigestión se caracteriza por la presencia de deposiciones abundantes, pastosas, espumosas, con desnutrición, astenia y distensión abdominal. Actualmente este cuadro clínico es muy poco frecuente, ya que los pacientes se diagnostican en fases precoces; es mucho más habitual que se plantee en el diagnóstico diferencial de una diarrea crónica acuosa o síntomas gastrointestinales inespecíficos, pérdida de peso, anemia o, simplemente, una alteración de una prueba de laboratorio. Aparte de la clínica digestiva producida por la malabsorción de nutrientes, pueden producirse también manifes- taciones extraintestinales que se detallan en la tabla 21-1. El diagnóstico de la malabsorción/maldigestión se había enfocado clásicamente basándose en el mecanismo fisiopatológico que la origina, con el objeto de intentar discernir si la enfermedad causante afectaba el enterocito, el transporte de nutrientes o el páncreas. Sin embargo, la disponibilidad de más y mejores técnicas de imagen y la mayor facilidad para la obtención de muestras biológicas (sangre o tejido) han https://booksmedicos.org 154 SECCIÓN II Enfermedades del aparato digestivo hecho que este abordaje diagnóstico haya quedado obsoleto. Además, la malabsorción se produce en algunas enfermedades por más de un mecanismo. Por tanto, desde un punto de vista práctico es más útil plantear el abordaje diagnóstico en función de la sospecha clínica y diri- gir las pruebas diagnósticas disponibles basándose en la mejor evidencia científica (fig. 21-1). La lista de causas que ocasionan malabsorción o maldigestión es extensa. En el cuadro 21-1 se detallan las más impor- tantes, separadas en función del mecanismo fisiopatológico subyacente. EVALUACIÓN DE LA ABSORCIÓN Y DE LA FUNCIÓN DEL PÁNCREAS Y DEL INTESTINO DELGADO El análisis de los datos de la historia clínica debe ser cuidadoso y debe incluir: 1. Antecedentes de cirugía abdominal (gastrectomía, bypass, resección intestinal). 2. Antecedentes de familiares de enfermedad inflamatoria intestinal (EII), enfermedad celíaca (EC) o enfermedades asociadas a esta (diabetes mellitus tipo I, tiroiditis autoinmune). 3. Antecedentes de viajes a países endémicos de esprúe tropical u otras infecciones. 4. Antecedentes de exposición a irradiación abdominal. 5. Antecedentes de pancreatopatía o hepatopatía. 6. Consumo de alcohol. 7. Antecedentes de infecciones de repetición y, particularmente, de infecciones oportunistas que sugieran la existencia de inmunode- ficiencias o de enfermedades inflamatorias crónicas (amiloidosis secundaria, esclerodermia). 8. Valoración de si la clínica se relaciona con la ingesta de deter- minados alimentos o edulcorantes (lactosa, fructosa, sorbitol) o fármacos. La exploración física mostrará alteraciones en los casos graves (edema, caquexia, manifestaciones extradigestivas), pero puede ser normal en una gran proporción de pacientes con formas leves y que se diagnostica de forma precoz. Las exploraciones que se han de realizar TABLA 21-1 Manifestaciones extraintestinales de malabsorción Sistema Manifestación clínica Causa Hematopoyético Anemia microcítica Déficit de Fe Anemia macrocítica Déficit de vitamina B12, ácido fólico Hemorragia Déficit de vitamina K Musculoesquelético Osteoporosis, osteomalacia,fracturas Malabsorción de Ca, vitamina D, hiperparatiroidismo secundario Tetania, parestesias Déficit de Ca, Mg y vitamina D Piel y mucosas Hematomas espontáneos, equimosis, petequias Déficit de vitaminas K y C Glositis, queilitis, estomatitis Déficit de vitaminas complejo B, vitaminas B 12 y C, folato y Fe Edema Malabsorción o pérdida intestinal proteica Acrodermatitis, dermatitis escamosa Déficit de Zn y ácidos grasos esenciales Hiperqueratosis folicular Déficit de vitamina A Dermatitis hiperpigmentada Déficit de niacina (pelagra) Uñas delgadas con deformación en cuchara Déficit de Fe Dedos «en palillo de tambor» Malabsorción grave de nutrientes Endocrino Amenorrea, impotencia, infertilidad Hipopituitarismo secundario, malabsorción proteica e inanición Retraso de crecimiento, infantilismo Malabsorción de nutrientes en niños y adolescentes Hiperparatiroidismo secundario Déficit prolongado de Ca y vitamina D Nervioso Xeroftalmía, ceguera nocturna Déficit de vitamina A Neuropatía periférica Déficit de tiamina y B 12 Otros Cálculos renales Aumento de absorción colónica de oxalato Ascitis Malabsorción o pérdida intestinal de proteínas • Figura 21-1 Abordaje diagnóstico de la malnutrición/maldigestión. *Estas técnicas tienen una limitada precisión diagnóstica y en la actualidad se está cuestionando su uso rutinario. La prueba terapéutica con antibióticos es una alternativa aceptada. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N I I 155 CAPÍTULO 21 Malabsorción intestinal © E ls ev ie r. Fo to co p ia r s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . se basarán en la situación clínica y en el conocimiento de la compleja fisiología y fisiopatología de los órganos involucrados. Pruebas generales de malabsorción Es poco habitual que la estrategia diagnóstica se inicie con la realización de pruebas generales de malabsorción, pero es importante saber que existen. Detección cuantitativa de grasa en heces La detección de grasa en heces es poco útil como método de diagnós- tico inicial porque puede ser patológica en múltiples enfermedades que afectan la digestión y la absorción, como la EC, el sobrecrecimiento bacteriano, el síndrome de intestino corto y la enfermedad de Crohn extensa, además de la insuficiencia pancreática. Se realiza mediante la ingesta de 100 g de grasa desde 2 días previos al inicio de la recogida de heces, que dura 72 h. Actualmente, la principal utilidad de esta prueba es la evaluación funcional del páncreas cuando se sabe que hay lesión parenquimatosa pancreática, como en la pancreatitis crónica. Una cantidad de grasa fecal mayor de 7 g/día confirma esteatorrea. Prueba de la d-xilosa Sirve para distinguir la malabsorción por afectación del enterocito de la maldigestión producida por enfermedades del páncreas. Se administra una dosis de 25 g de d-xilosa en 500 mL de agua y se mide la excreción urinaria durante 5 h. En condiciones normales se excretan más de 4 g. Es una prueba poco específica porque puede estar alterada en el sobrecrecimiento bacteriano y dar falsos positivos en pacientes con insuficiencia renal, ascitis o recogida de orina incompleta. Además, es muy poco sensible para detectar malabsorción leve o moderada, o cuando la afectación del intestino delgado es limitada. Por tanto, igual como ocurre con la detección de grasa en heces, el test de la d-xilosa nunca es el método diagnóstico inicial de la sospecha de enteropatía. Pruebas de función pancreática exocrina Las pruebas para valorar la función exocrina pancreática se exponen con más detalle en el capítulo 26, Enfermedades del páncreas. El patrón oro de la función pancreática exocrina es el test de estimulación con secretina. Sin embargo, es un test invasivo y molesto que requiere la colocación de una sonda con doble luz para la recolección de jugo pancreático en respuesta a la infusión endovenosa de secretina. Mide la producción de bicarbonato y de enzimas pancreáticas. En la práctica clínica, el test de elastasa fecal es la prueba más utilizada para detectar insuficiencia pancreática. Es una prueba sencilla, económica y repro- ducible que determina mediante ELISA la concentración de elastasa pancreática humana. No determina, en cambio, la actividad enzimática en heces y por este motivo es útil sólo para el diagnóstico, pero no para valorar la adherencia al tratamiento sustitutivo, ya que las enzimas que se usan para el tratamiento no son de origen humano. Hay que tener en cuenta que la determinación se realiza en una pequeña muestra de heces sólidas, no de diarrea acuosa (las heces líquidas ocasionan una dilución de la elastasa, lo que puede dar lugar a resultados falsamente bajos). El límite normal de elastasa fecal es > 200 mg/g de heces, y niveles < 100 indican insuficiencia pancreática grave (valores entre 100 y 200 son indicativos de posible pancreatopatía, pero deben evaluarse en el contexto general del paciente). Aunque las técnicas morfológicas del páncreas no detectan función, es bien sabido que a mayor alteración de la estructura pancreática, mayor alteración de su función. La insuficiencia pancreática con diarrea y esteatorrea sin alteraciones morfológicas es posible, pero rara. Las pruebas más utilizadas para la evaluación morfológica del páncreas son la ecografía endoscópica (USE), TC o colangiopancreatografía-RM. La estrategia diagnóstica depende, a menudo, de su disponibilidad en cada centro. La USE es la técnica más sensible para el diagnóstico de pancreatitis crónica, sobre todo para los estadios más iniciales, y permite la obtención de células o tejido mediante punción aspiración o biopsia con aguja fina. Las dos últimas son técnicas complementarias para una evaluación más precisa de la estructura, sobre todo los ductos pancreáticos, mientras que la TC es método de elección cuando existen calcificaciones pancreáticas. Evaluación de la malabsorción por enteropatía La malabsorción por enteropatía se produce como consecuencia de lesión del enterocito. El diagnóstico de malabsorción secundaria a enteropatía se realiza con la identificación de la enfermedad causal (tabla 21-2). El diagnóstico se obtiene generalmente mediante biopsia intestinal y técnicas asociadas a la misma, y mediante el estudio mor- fológico del intestino delgado. La biopsia duodenal, en muchos casos, muestra lesiones ines- pecíficas. Sin embargo, ayuda a determinar la gravedad de la lesión y confirma si la lesión es compatible con la sospecha clínica. Este es el caso de la EC, que en su forma más grave muestra una atrofia duodenal completa, aunque esta lesión no es patognomónica de esta entidad (p. ej., la enteropatía por olmesartán presenta una lesión duodenal indistinguible de la EC). Si la lesión es más leve (enteritis linfocítica), el diagnóstico diferencial es aún más amplio, por lo que el diagnóstico se debe reforzar o confirmar con otros métodos analíticos (serología, estudio genético, estudio de subpoblaciones linfocitarias) y clínicos (buena respuesta a la dieta sin gluten [DSG]). El número de biopsias mínima para poder evaluar la histopatología de la mucosa duodenal es de 4 (de segunda y tercera porción duodenal). En algunos casos, como la amiloidosis (fig. 21-2) o la enfermedad de Whipple (fig. 21-3), la biopsia duodenal es diagnóstica. El contexto clínico (antecedentes epidemiológicos y/o familiares, antecedente de radioterapia en la enteritis por irradiación, trasplante de médula ósea en la enfermedad del injerto contra el receptor, o ingesta de fármacos) debe orientar el diagnóstico. En la tabla 21-2 se detallan las principales causas de enteropatía que pueden ocasionar malabsorción y • CUADRO 21-1 Enfermedades que causan malabsorcióno maldigestión I. Fase luminal Disminución de la disponibilidad de los nutrientes Deficiencia de cofactores (anemia perniciosa; cirugía gástrica) Consumo de nutrientes (sobrecrecimiento bacteriano) Alteración en la solubilización de las grasas Reducción de la síntesis de sales biliares (enfermedad hepatocelular) Alteración en la secreción de sales biliares (colestasis crónica) Inactivación de sales biliares (sobrecrecimiento bacteriano) Alteración en la liberación de CCK (enfermedad de la mucosa) Aumento en la pérdida de sales biliares (enfermedad del íleon terminal o resección) Alteración en la hidrólisis de los nutrientes Inactivación de lipasas (síndrome de Zollinger-Ellison) Deficiencia enzimática (insuficiencia pancreática o cáncer pancreático) Mezcla inapropiada o tránsito rápido (resección o bypass intestinal; hipertiroidismo) II. Fase mucosa Pérdida extensa de mucosa (resección o infarto intestinal) Enfermedad difusa de la mucosa (celiaquía; esprúe tropical; enfermedad de Crohn; enteritis por radiación; infección [enfermedad de Whipple, enteropatía del sida, otras infecciones intestinales]; fármacos; infiltración por células o sustancias [mastocitosis, gastroenteritis eosinofílica, amiloidosis]) Alteración del enterocito (déficit de hidrolasas [lactasa, sacarasa-isomaltasa, trehalasa]; defectos de transporte [cistinuria de Hartnup, captación de folato y vitamina B 12]; alteraciones en el procesamiento epitelial [abetalipoproteinemia]) III. Fase de transporte Insuficiencia vascular (ateromatosis; vasculitis) Obstrucción linfática (linfangiectasia intestinal; radiación; pericarditis obstructiva; endometriosis intestinal; linfoma; mesenteritis retráctil; tuberculosis y sarcoidosis mesentérica; enfermedad de Crohn; enfermedad de Whipple) CCK: colecistocinina. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 156 SECCIÓN II Enfermedades del aparato digestivo TABLA 21-2 Métodos diagnósticos de las principales causas de enteropatía que pueden ocasionar malabsorción Entidad patológica Hallazgos anatomopatológicos Tinciones especiales/ biología molecular Otros métodos diagnósticos Enfermedad celíaca Enteritis linfocítica a atrofia Inmunotinción con CD3 Serologíaa (S 85%-99%; E 91%-100%) Estudio genéticoa (S 93%; E 77%) Estudio subpoblaciones linfocitarias Patrón citométrico (S 85%; E 100%) Regla de «4 de 5» (v. cuadro 21-4) Giardiasis Presencia de Giardia lamblia: Mucosa normal (53%-96%) Atrofia (3%) Hiperplasia nodular linfoide (35%) Infiltrado eosinófilo (35%) No Detección del parásito en heces: Concentración con FEAC Visión directa huevos o quistes Esprúe tropical Enteritis linfocítica a atrofia (habitualmente atrofia subtotal) Inmunotinción con CD3 Respuesta terapéutica a antibióticos, ácido fólico y vitamina B 12 Serología celiaquía negativa Antecedente epidemiológico Esprúe colágeno Enteritis linfocítica a atrofia (habitualmente atrofia) Banda colágena > 10 µm Tricrómico Tenascina Sin respuesta a DSG Serología celíaca negativa Respuesta a glucocorticoides Eventual relación con EC refractaria y linfoma (v. abajo) Enfermedad celíaca refractaria Tipo I Atrofia Inmunotinción con CD3 Fenotipo normal o celíaco Asegurar DSG Citometría de flujo: subpoblaciones linfocitarias Tipo II Atrofia Inmunotinción. Fenotipo aberrante Estudios de clonalidad (PCR) Citometría de flujo: inmunofenotipo aberrante CD3ε+CD8– y monoclonalidad Serología para EC negativa (previamente positiva) Yeyunitis ulcerativa Enteritis linfocítica a atrofia Inmunotinción con CD3 Cápsula endoscópica Linfoma T asociado a enteropatía (ETCL) Atrofia Infiltrado linfoide atípico Inmunotinción. Fenotipo aberrante Estudios de clonalidad (PCR) Citometría de flujo: inmunofenotipo aberrante CD3ε+CD8– y monoclonalidad Cápsula endoscópica Otros linfomas B y Tb (p. ej., MALT) Hiperplasia linfoide a infiltrado linfoide atípico Lesión no siempre específica o no detectable con biopsias fórceps Inmunotinción Subpoblaciones, proliferación y apoptosis Técnicas de imagen: Cápsula endoscópica Enteroscopia de doble balón Pruebas multicorte (TC o RM) Enteropatía por fármacos-olmesartán Enteritis linfocítica a atrofia Inmunotinción con CD3 Serología celíaca negativa Estudio genético EC positivo en el 50%-60% Normalización mucosa con la retirada del fármaco Enfermedad de Whipple Detección macrófagos Tinción de PAS alrededor de Tropheryma whipplei Inmunotinción PCR específica Tropheryma whipplei Detección de Tropheryma whipplei en fluidos u otros tejidos afectados (sinovial, LCR, heces, etc.) Amiloidosis Amiloide en vasos de la submucosa y, eventualmente, en la mucosa Luz polarizada (rojo Congo) Inmunohistoquímica para: Proteínas AL (amiloidosis primaria) Proteínas AA (amiloidosis secundaria) aSerología enfermedad celíaca: Ac antiendomiso, Ac antitransglutaminasa, Ac antigliadina deamidada. Los valores de sensibilidad y especificidad se refieren a la enfermedad celíaca con atrofia. En la enteritis linfocítica por EC, la sensibilidad oscila entre el 15%-30%. bClasificación de linfomas B y T según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2008; v. O’Malley. The recognition and classification of lymphoproliferative disorders of the gut. Human Pathol 2014;45:899-916). DSG: dieta sin gluten; E: especificidad; EC: enfermedad celíaca; FEAC: formalin-etil acetato; LCR: líquido cefalorraquídeo; MALT: tejido linfoide asociado a mucosa; PCR: reacción en cadena de la polimerasa; S: sensibilidad. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N I I 157 CAPÍTULO 21 Malabsorción intestinal © E ls ev ie r. Fo to co p ia r s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . los métodos diagnósticos para cada una de ellas. Tradicionalmente, las biopsias de intestino delgado se realizaban por medio de una pequeña cápsula (cápsula de Crosby o de Watson), pero en la actualidad se obtie- nen mediante endoscopia, que tiene la ventaja de poder tomar biopsias múltiples. Además, en muchos pacientes con EC u otras enteropatías es posible observar una alteración del aspecto macroscópico de la mucosa duodenal, lo que permite la toma de biopsias dirigidas. El método de elección para el estudio morfológico del intestino delgado es la enterografía por RM, ya que tiene una precisión diagnós- tica similar a la enterografía por TC pero no irradia. Las técnicas radio- lógicas permiten identificar alteraciones focales o difusas (estenosis, divertículos, dilatación de lasas, engrosamiento de la pared intes- tinal, adenopatías), que pueden orientar el diagnóstico (fig. 21-4). Los hallazgos en estas exploraciones indicarán la necesidad de realizar otras (enteroscopia por cápsula endoscópica o de doble balón). La ventaja de esta última, más invasiva que la cápsula endoscópica, es que permite la toma de biopsias dirigidas de tramos de intestino delgado no accesi- bles a la endoscopia convencional. De todos modos, la normalidad estructural del intestino delgado por técnicas radiológicas o endos- cópicas no debe hacernos desistir de practicar una biopsia duodenal si la sospecha es de enteropatía, puesto que las lesiones superficiales o microscópicas no se detectan con estas técnicas. Pruebas de función ileal El método diagnóstico más utilizado en Europa para la valoración de la función ileal es el test de selenio-75-ácido taurocólico marcado (SeHCAT). Este test valora, mediante gammagrafía, la retención abdo- • Figura 21-2 Amiloidosis secundaria: depósitode amiloide AA en los vasos de la submucosa. A. Tinción con hematoxilina-eosina. B. Inmunohis- toquímica componente P. C. Tinción con rojo Congo. (Imágenes cedidas por la Dra. C. Ferrer, Servicio de Anatomía Patológica, Hospital Universitari Mútua de Terrassa.) • Figura 21-3 Infiltración por macrófagos espu- mosos en la enfermedad de Whipple. A. Tinción con hematoxilina-eosina. B. Tinción con PAS. C. Microscopia electrónica. (Imágenes cedidas por la Dra. C. Ferrer, Servicio de Anatomía Patológica, Hospital Universitari Mútua de Terrassa.) • Figura 21-4 Proyecciones coronal (A) y axial (B) de TC abdominal. Enfermedad de Crohn extensa de intestino delgado y amiloidosis secundaria. Dilatación de asas del intestino delgado con zonas de estenosis cortas y engro- samiento de la pared con disminución de la luz. Fístula entre dos asas de yeyuno (flechas rojas). (Imágenes cedidas por la Dra. M. Paraira, Servicio de Radiología, Hospital Universitari Mútua de Terrassa.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 158 SECCIÓN II Enfermedades del aparato digestivo minal de un ácido biliar marcado con selenio (75Se-homotaurocolato) administrado por vía oral y que se absorbe en el íleon. Su precisión diagnóstica es elevada y un valor alterado predice una buena respuesta a los quelantes de ácidos biliares. Una retención corporal del marcador menor de 10%, medida por gammacámara al séptimo día, indica malabsorción de ácidos biliares con una alta sensibilidad (80%-90%) y especificidad (70%-100%). Los inconvenientes son la exposición a radiaciones y la necesidad de utillaje especializado (v. cap. 20, Diarrea). El test de Schilling evalúa si un déficit de vitamina B12 es debido a falta de factor intrínseco o a malabsorción ileal. Sin embargo, ya no es accesible en muchos países. Se ha propuesto un método alternativo llamado CobaSorb, que consiste en la administración de una dosis oral de cobalamina no radiactiva, y si se demuestra un aumento en el nivel sérico de holotranscobalamina se considera que hay una buena absorción de la cobalamina. Pruebas de sobrecrecimiento bacteriano El recuento cuantitativo del aspirado duodenal/yeyunal se considera el patrón oro, pero es difícil de usar de forma rutinaria por su com- plejidad. Alternativamente la prueba que muestra una mejor precisión diagnóstica es la prueba del aliento con 14C/13C d-xilosa, pero hay menos evidencia disponible que con las pruebas del aliento de hidró- geno de glucosa, que es la más utilizada. En condiciones normales, e incluso en situaciones de enteropatía, la glucosa es completamente absorbida en el intestino delgado. Por ello, la aparición de hidrógeno en el aliento por encima de 20 ppm tras la administración oral de 50 g de glucosa se considera indicativa de sobrecrecimiento bacteriano. La sensibilidad de esta prueba se halla entre un 65% a 93%, con una especificidad cercana al 85%. Pueden producirse falsos negativos si el sobrecrecimiento se encuentra limitado a porciones distales del intestino delgado, o si está producido por bacterias no productoras de hidrógeno. Por otro lado, pueden producirse falsos positivos si existe un tránsito intestinal muy acelerado con un paso rápido de glucosa al colon, lo que puede ocurrir en algunos pacientes con antecedentes de cirugía gástrica. Se ha propuesto la utilización de una prueba terapéutica con anti- bióticos para el diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano cuando la probabilidad pretest es elevada (causa predisponente clara y presenta- ción clínica compatible). Pero hay que tener en cuenta que, en general, el sobrecrecimiento bacteriano se debe tratar de forma cíclica y, por tanto, es recomendable disponer de una prueba diagnóstica objetiva. Pruebas de malabsorción selectiva de determinados hidratos de carbono Los azúcares más frecuentemente implicados en una malabsorción selectiva son la lactosa, la fructosa y el sorbitol, y se considera que existe intolerancia a estos azúcares cuando la malabsorción se acompaña de síntomas. El patrón oro de malabsorción de lactosa es la determinación de la actividad de lactasa en biopsias intestinales, pero este método es poco utilizado por ser invasivo y porque puede dar falsos negativos debido a la distribución parcheada de la lactasa en el intestino. Las técnicas diagnósticas más utilizadas son el test del aliento de H2 con lactosa y el test de gaxilosa. Son pruebas sencillas, no invasivas, econó- micas y de elevado rendimiento diagnóstico. El test del aliento se basa en el incremento de H2 en el aire exhalado tras la ingesta de 50 g de lactosa. Un valor superior a 20 ppm es diagnóstico de malabsorción. El sobrecrecimiento bacteriano y el tránsito intestinal rápido pueden dar posibles falsos positivos. Por el contrario, individuos con flora bacteriana no productora de H2 (15%-20% de la población) pueden tener malabsorción e intolerancia a la lactosa con un resultado del test negativo. El test de gaxilosa mide la cantidad de xilosa en orina acumu- lada de 5 h tras la administración oral de 4-galactosil-xilosa (Lactest®), siendo diagnóstico de hipolactasia un valor de xilosuria < 37,87 mg. La aparición de síntomas con un consumo de fructosa de menos de 25-30 g define su intolerancia. La prueba diagnóstica para confirmar la malabsorción de fructosa es el test del aliento de H2 tras sobrecarga oral de 25 g de fructosa. El sorbitol es un azúcar alcohol presente en algunas frutas y muy utilizado como sustituto del azúcar. El consumo conjunto de sorbitol y fructosa empeora los síntomas secundarios a la malabsorción de fructosa. El diagnóstico se puede confirmar con el test del aliento de H2 tras sobrecarga oral de 5 g de sorbitol. Algunos autores prefieren valorar la malabsorción de una mezcla de fructosa más sorbitol en vez de fructosa sola porque reproduce de forma más fidedigna lo que ocurre de forma fisiológica con la absorción de estos azúcares en el intestino. El sorbitol actúa como un inhibidor del GLUT-5, que es un transportador facultativo de baja capacidad, res- ponsable de la absorción de la fructosa libre. Por lo tanto, la ingesta de ambos azúcares, más que producir síntomas aditivos de malabsorción, los potencian. Sin embargo, el principal problema en el diagnóstico, tanto de la malabsorción de fructosa como de sorbitol, es que todavía no se sabe la dosis correcta y la concentración de fructosa y/o sorbitol que se debe administrar para diferenciar entre una capacidad normal o anormal de absorción. MALABSORCIÓN EN SITUACIONES ESPECÍFICAS Malabsorción posgastrectomía Las intervenciones gástricas (gastrectomía total o antrectomía con anastomosis de tipo Billroth I y II, vagotomía y piloroplastia) pueden producir una esteatorrea que suele ser moderada (menos de 10 g de grasa al día). El incremento de la prevalencia de la obesidad mórbida en el mundo occidental es responsable de que la cirugía bariátrica sea el tipo de cirugía gástrica más frecuente en la actualidad. Ello obliga a controlar a estos pacientes de forma estrecha porque todas las técnicas quirúrgicas (tubulización gástrica, bypass duodenal o diversión biliopancreática), en mayor o menor medida, pueden ocasionar déficits nutricionales, sobre todo anemia, osteoporosis y déficits proteicos. El origen del trastorno es multifactorial: a) mezcla inadecuada del conte- nido gástrico con sales biliares y enzimas pancreáticas; b) pérdida de la capacidad de almacenaje gástrico por tránsito rápido; c) insuficiencia pancreática, y d) sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado por estasis. Un 20% de los pacientes que han requerido una gastrectomía con vagotomía desarrollan diarrea que puede durar más de un año. El riesgo es menor después de vagotomíay piloroplastia. La pérdida de células parietales secundaria a la resección gástrica total determina la disminución de la secreción de factor intrínseco, lo que a su vez conduce a una disminución de la absorción de vitamina B12 y, en alrededor de un 30% de los casos, déficit de esta vitamina. Dado que el duodeno es el lugar de absorción preferente del hierro y el calcio, en los casos de Billroth II pueden aparecer manifestaciones clínicas debidas al déficit de ambos. Los déficits de hierro y vitamina D son los más frecuentes en pacientes con cirugía bariátrica. Reducción de la concentración luminal de sales biliares Enfermedades hepáticas y de vías biliares En pacientes con colestasis intrahepática (p. ej., colangitis biliar prima- ria) u obstrucción de la vía biliar extrahepática se reduce la cantidad de sales biliares que alcanzan el duodeno, lo que origina malabsorción, principalmente de calcio y vitaminas liposolubles, y condiciona el desarrollo de osteomalacia. Interrupción de la circulación y malabsorción de sales biliares En los casos leves, debidos a resecciones parciales o enfermedad ileal, existe un aumento de flujo de ácidos biliares hacia el colon, lo que provoca diarrea acuosa de intensidad variable (diarrea colerética), pero no se produce esteatorrea ya que existe un aumento de la síntesis hepática de ácidos biliares compensatorio. El tratamiento con coles- tiramina suele ser eficaz. Cuando la resección de intestino delgado ha sido extensa (más de 100 cm), la malabsorción de ácidos biliares es importante y se produce una malabsorción marcada de ácidos grasos que son la causa de la diarrea. En este caso, los quelantes de ácidos biliares pueden agravar el cuadro. También se produce malabsorción de ácidos biliares y diarrea inducida por ácidos biliares en algunos Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 11, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0:
Compartir