¿Qué es la aleatoriedad?

La aleatoriedad es una abstracción que refiere a la ocurrencia de eventos que no pueden ser predichos cada uno de ellos individualmente de forma determinista pero que, conjuntamente, siguen unos patrones de probabilidad. Por ejemplo, un dado no cargado ideal es un cubo perfecto, con sus caras etiquetadas del 1 al 6. El evento individual de arrojar el dado una vez es un proceso físico tan sumamente sensible a las condiciones iniciales que, en un lanzamiento realizado por una persona en condiciones normales es imposible predecir cuál de las caras quedará mirando hacia arriba cuando el dado se detenga. Es decir, a nivel macroscópico no hay aleatoriedad intrínseca en la física, sólo imposibilidad práctica de predecir debido a sensibilidad extrema de las condiciones iniciales. Esto no solo ocurre con dados, monedas, cartas, etc. Ocurre también, por ejemplo, con la meteorología (el famoso “efecto mariposa”), constituyendo una barrera para la predicción del tiempo más allá de unos pocos días. A otro nivel, no ya por alta sensibilidad a las condiciones iniciales, sino por la multiplicidad de agentes parcialmente independientes en las poblaciones también hay “aleatoriedad “ o así se modela. Con eventos como nacimientos, accidentes de tráfico, muertes, matrimonios, enfermedades, etc., o valores numéricos tales como rentas, altura y peso, etc, en una población. Aunque no hay nada intrínsecamente aleatorio en la ocurrencia de esos eventos o esos valores, globalmente se pueden caracterizar estadísticamente, como si fueran variables aleatorias, y lo interesante es que esas estadísticas sí que describen tendencias generales de la población analizada.

Hasta aquí el mundo físico macroscópico. Pero algo *muy* diferente parece ocurrir en el mundo cuántico de lo extremadamente pequeño. En la interpretación actualmente dominante de la física cuántica los sistemas cuánticos se encuentran en estados que se describen como una superposición de estados observables. Cuando se realiza una observación el sistema colapsa a uno solo de esos estados, con probabilidad el cuadrado del coeficiente que indica el peso de ese estado en la superposición. Es decir, siempre de acuerdo con la interpretación dominante de la mecánica cuántica, a este nivel existe aleatoriedad intrínseca. La existencia de la aleatoriedad pura o intrínseca en la física tiene importantes repercusiones filosóficas y, no es de extrañar, repugna intelectualmente a muchos. Entre ellos a Einstein, que dijo al respecto la famosa frase de “Dios no juega a los dados”. Sin embargo, a día de hoy esta interpretación está sólidamente establecida en la física porque es del todo acorde con la evidencia científica. Pero el mundo cuántico es tan chocante desde el punto de vista de la intuición humana (no sólo, ni principalmente, por la supuesta aleatoriedad intrínseca en la observación), que “no debería sorprendernos que nos sorprenda“ también en esto ;-)