¿Los gatos realmente aman a sus dueños?

Erase una vez un gatito bebé que fueron a tirar al parque que estaba enfrente de mi casa, negrito con pechera y los guantitos blancos. Lo descubrí una vez que cruzaba el campo de la secundaria ( por allá por el tiempo en que un depravado también me tocó el culo en el bus por primera vez). Me dio mucha pena el gatito y le di un poco de la comida que traía, que devoró. Desde entonces, todos los día le llevaba algo: una latita de atún, unas salchichas, un poco de sopa de pasta que el gatito comía con singular alegría. Mi terror era que al gatito se lo fueran a comer las ratas tamaño perro que por las noches corrían por ahí.

Una ocasión que a mi padre le dieron el día (un feriado nacional, creo) le pedí permiso a mi madre para llevar unas sobras al gatito. Mi madre dijo que sí y mi padre le preguntó cual gatito, y ella “los niños le llevan todos los días algo de comer al gatito que vinieron a tirar al baldío”. En un arranque raro de bondad, mi padre dijo “Pues tráiganlo” y mi hermano casi se rompe la cabeza al bajar corriendo las escaleras. Lo tiraron como si fuera basura, lo recogimos como si fuera un tesoro.

Al llegar a la casa el gatito estaba totalmente aterrado, no aceptó la leche ni la comida aguada que le dimos sino que se escondió en el refrigerador que también ronroneaba y también era caliente. Al día siguiente comió y se dejó bañar y espulgar, y aceptó el nombre de Ministro porque iba de traje y era muy tranquilo, de verdad era muy modosito el gato, jamás hizo una avería y con mis padres era sumamente afectuoso.

Ministro alcanzó la inverosímil edad de 17 años, más allá de cuando me casé y salí de casa, pero el gato sintiendo su hora llegar, fue a la recamara donde mis padres dormitaban, les acercó el hocico a la cara, a mi hermano también y se fue a morirse de viejo a un rincón donde al día siguiente lo encontraron. Se despidió de todos. Me conmuevo aún ahora, al escribir esto.

Sí, los gatos realmente aman a sus personas.

Unas fotos viejas de "Ministro".