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El presente trabajo interpreta que al vivir la Noche de la Nostalgia no se genera un viaje a un tiempo pasado que fue mejor, sino que se performa u...

El presente trabajo interpreta que al vivir la Noche de la Nostalgia no se genera un viaje a un tiempo pasado que fue mejor, sino que se performa una sexualidad plena y feliz, resignificándose un pasado que necesita reafirmarse como feliz, independientemente de cómo haya sido. Este viaje también conlleva posibilidad de experimentar todo aquello que no pudo ser experimentado, con relación a los bienes de consumo, manteniéndose siempre dentro de lo heteronormativo. Según un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en 2015, Uruguay es el país más envejecido de América latina, por lo que parecería que la Noche de la Nostalgia es una suerte de celebración orgullosa de ese título (CEPAL 2015). Esta nostalgia celebrada podría, para algunos autores, estar relacionada, por un lado, con los inmigrantes fundamentalmente españoles e italianos que poblaron este país y también con las personas exiliadas durante la dictadura, y aún con los muchos exiliados por razones económicas que viven afuera y cuyas familias permanecen en Uruguay (Javier Grotiuz, en Pais 2016). La nostalgia parecería ser un componente importante de la esencia del ser uruguayo. Sin embargo, lo que llama la atención no es la relación de todo un país con la nostalgia, sino un fenómeno asociado a ésta noche en particular y que resulta en que aparentemente las personas tienen más sexo en ese día. A juzgar por las estadísticas de venta de lencería femenina y los hoteles de alta rotatividad registradas en 2009 por Montevideo Portal, uno de los medios de prensa digital más consultados en Uruguay, la Noche de la Nostalgia es la noche del año con mayor expectativa y concreción de encuentros sexuales (Montevideo Portal 2009). En el mismo sentido, las boutiques eróticas y los sex-shops incrementan sus ventas durante toda la semana previa a esa noche, según datos relevados por el diario La República (2018). Según Mario Menéndez, presidente del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay en entrevista a El Observador, las cifras demuestran que las parejas uruguayas, tanto jóvenes como mayores, se preparan mucho más para los encuentros sexuales ésta noche que en ninguna otra del año (Menéndez 2011). Este fenómeno asociado a una noche en la que se celebra algo tan aparentemente contradictorio como la nostalgia, resulta de particular interés para su estudio, también en parte porque la semiótica no puede ignorar la estructura socioeconómica que corre paralela a los fenómenos de significación. ¿Cómo se relacionan la nostalgia y el sexo en este encuadre? ¿Cuál sería el punto de contacto entre la semiosfera nostalgiosa y la semiosfera sexual? La frontera constituye un elemento básico de las semiosfera y su actividad y por ende de la cultura porque en primer lugar, lo que define y da cohesión a una comunidad humana son sus fronteras exteriores, ya sean territoriales, lingüísticas o puramente simbólicas, ya que son, en todo caso, semióticas. La actividad de los signos, la semiosis en sí misma siempre implica el traspaso de una frontera (Gustafsson 2004). En síntesis, lo que define a un grupo es entonces, la frontera de su semiosfera, y no la materia cultural que ese grupo abarca. En el caso de estudio, el enfoque es concretamente en el espacio periférico o fronterizo entre los elementos relacionados. ¿A qué correspondería la nostalgia que se celebra esa noche? ¿Cuál es la frontera de la semiosfera de la nostalgia que cruza con el sexo? ¿Cuál es la relación entre el sexo y el desborde de ambas semiosferas? La investigación empírica sobre marketing y consumo parece indicar que la nostalgia es un elemento prominente en el diseño, la publicidad y la compra de bienes y experiencias en el mercado. Aunque esto claramente no explica lo que la nostalgia es, al decir del semiólogo italiano Massimo Leone, se podría inferir que con la llegada de la postmodernidad el concepto de nostalgia asociado al terruño o territorio originario ha superado su dimensión espacial, y las comunidades ya no anhelan la tierra o el espacio que no habitan sino un tiempo del que están irremediablemente separadas (Leone 2015). Para el presente análisis se tomará como referencia el concepto de descripción densa de Clifford Geertz, como base para valorar y analizar los fenómenos culturales. Según este autor, la descripción densa es el proceso por el cual buscamos entender el significado que los gestos tienen, en lugar de centrarnos en el análisis de las conductas. Un gesto puede ser decodificado de múltiples maneras. La estructura de significación está determinada no sólo por las conductas sino también por los códigos compartidos y las condiciones espaciales y temporales. El gesto nos permite observar el fenómeno y no la creencia o el conocimiento de alguien sobre lo que éste es (Geertz 1973). En este caso es de particular utilidad ya que, tratándose de un objeto que coincide con el mundo cotidiano de quien lo observa, se buscará evitar la confusión derivada de la percepción individual del fenómeno visitado. Si bien, como ha expresado Iuri Lotman, los signos no pueden ser estudiados en forma aislada ya que sólo tienen sentido en su articulación con la realidad y los distintos sistemas que la conforman (Lotman 1993), en particular resulta relevante estudiar la tensa intersección de los actos lingüísticos que pueden ser percibidos como adecuados e inadecuados. En este sentido, reflexionar sobre la relación planteada cumple tanto con la premisa del presente trabajo de revisar temas de periferia, como de analizar su relación en el aparente conflicto entre nostalgia y sexo. El punto de partida de cualquier sistema semiótico no es el signo particular aislado sino la relación que existe entre al menos dos signos y el espacio extra semiótico y todo lo que se articula en él (Lotman 1993). En este caso, resulta de interés relevar como se inserta la vida sexual de los uruguayos en la nostalgia celebrada, así como cualquier otro elemento no relevado que pudiera surgir de esta relación. Ya que, como en la memoria del género de Mijail Bajtin, para Iuri Lotman los textos restauran tanto los recuerdos existentes como generan nuevos sentidos. La cultura en su totalidad puede ser considerada como un texto, pero es un texto completamente organizado que se descompone en una jerarquía de textos en los mismos textos, formando complejas tramas de textos. Visto de esta manera, el texto opera claramente como un dispositivo pensante, capaz de transformar los mensajes recibidos y de generar nuevos mensajes, esto es, un generador informacional que posee los rasgos de una persona con un intelecto altamente desarrollado (Lotman 1993). Para poder analizar la nostalgia, será necesario pasar previamente por el análisis del tiempo. Entre los elementos básicos de las representaciones se encuentran obviamente las coordenadas del espacio y del tiempo. Tales representaciones pueden estudiarse desde la perspectiva del concepto bajtiniano de cronotopo (Gustafsson 2004). El cronotopo podría entenderse como la organización del tiempo y el espacio en un universo textual dado. Es un concepto que se le debe a Bajtin (1982), quien aunque nunca llegó a definirlo conceptualmente, lo ha usado para los géneros literarios, lo que, en tanto clase de género discursivo narrativo, permitiría por extensión su aplicación a la semiosfera de la cultura. El otro elemento necesario para definir la nostalgia es el concepto de realidad, por oposición a la representación mental de algo que no es aquí ni ahora, y tampoco está aquí y ahora. La realidad implica una construcción cognitiva y emocional compleja que distingue entre pasado, presente y futuro y que le atribuye a estas dimensiones temporales, calidades cognitivas y emocionales distintas (Leone 2015). ¿Cuáles son las relaciones entre la realidad, el tiempo y la nostalgia? ¿La semiótica puede verdaderamente afirmar que en éste caso el tiempo no es un contenedor sino un contenido y que por lo tanto los semióticos pueden mantener su punto de observación fuera de la sociedad y de su tiempo así como lo mantienen fuera de un texto narrativo y su temporalidad? (Leone 2015). ¿Cómo se analiza el tiempo en clave de la epistemología semiótica? ¿Cómo opera el tiempo cuando se trata de la estructura generativa de un texto, y cuando se trata de la evolución genética del sentido? Una cosa es exponer en un cuadro atemporal la estructura de un texto, y otra cosa es narrar cómo ésta estructura da lugar a una fenomenología del sentido. Además, incluso el metadiscurso de la semiótica es una construcción narrativa, así que el tiempo es un elemento del que la semiótica necesita fundamentalmente para narrar su propia explicación semiótica del tiempo. Aquí es cuando entra en juego, al decir de Leone, la semiótica de Lotman. En su teoría de la cultura, la semiosfera no es sencill

Esta pregunta también está en el material:

Espacialidades y Ritualizaciones
358 pag.

Semiologia e Semiotécnica Universidad Antonio NariñoUniversidad Antonio Nariño

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