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adaptar en la medida de lo posible la vida y características de su héroe a un modelo reconocido. Presentar la vida de Tomás como un modelo hagiográ...

adaptar en la medida de lo posible la vida y características de su héroe a un modelo reconocido. Presentar la vida de Tomás como un modelo hagiográfico resulta para sus biógrafos un tanto difícil, ya que la vida anterior del arzobispo deja muchos puntos débiles. Los críticos y enemigos del arzobispo se oponían a la santidad al sostener que Becket llevó a la ruina a la Iglesia por su propia incompetencia y sus defectos personales, lo acusan de falta de tacto con la monarquía y recriminan su anterior vida llena de lujos. Además, acusan al arzobispo de haber comprado su cargo y de abandonar Inglaterra sin sostener la causa firmemente. Finalmente, se entiende que no se lo critica por defender la Iglesia sino porque la defendió inapropiadamente y hasta sostienen que su elección de morir como mártir puso en riesgo a otros. Entonces, los defensores de su santidad sostendrán en sus biografías que su antigua vida como canciller, la sumisión a las disposiciones de Clarendon y su exilio de Inglaterra son sólo el camino de peregrinaje al martirio, y lo comparan con otros santos que también sufrieron una transformación renovadora, como san Pablo o san Agustín. El punto más cuestionado de su vida es el del lujo y la frivolidad con la que se rodeó en su vida previa al arzobispado, por ello sus partidarios mitigaban este defecto alegando que sólo era una cáscara exterior que ocultaba un alma pura y caritativa y, si sus funciones exigían el uso de ropajes y galas, en privado, Tomás se enmendaba con Dios con rezos y privaciones. William Fitzstephen nos relata acerca de su vida diaria como canciller: ―Asiduamente practicaba el deporte de la caza con perros y aves, con sus halcones y águilas y jugaba al ajedrez, el juego de guerra de cautelosos mercenarios, pero de una manera superficial sin comprometerse. […] Su casa brillaba con jarrones de oro y plata y abundaban los manjares y bebidas… sin embargo mantenía la mayor sobriedad en sus propios alimentos y cuidaba de que las limosnas fueran separadas de esta rica mesa‖ (Gourde, 1943:37). Otros defensores de la santidad de Tomás centrarán sus argumentos en el martirio. Así por ejemplo Juan de Salisbury preguntará a sus colegas en el continente si es lícito venerar como santo a Tomás sin la autorización papal. La respuesta será sencilla: donde existen indicios manifiestos de la decisión de Dios, se hace innecesario esperar el fallo de los hombres. Basados en el pensamiento de san Agustín sostendrán que lo que hace al mártir es la causa, no el castigo que recibe. Aun así, el recurso más valido del que se valen los biografos es el del milagro como símbolo de la relación con Dios y su predestinación a la santidad. Entonces teñirán algunos acontecimientos con escenas místicas, como por ejemplo, Edward Grim cuenta algunas visiones que su madre habría tenido antes de dar a luz al bebé: lo veía cubierto de un manto púrpura de origen sagrado; o que el río Támesis fluyera detrás del niño (citado en Stauton, 40). Sin duda lo que se buscaba al relatar sus primeros años era el buscar aquellos eventos que señalasen la futura grandeza y su destino final. Por ello, las biografías describen la actitud de Tomás en los últimos meses de su vida como los de un fiel que se encamina hacia una muerte segura. Los biógrafos se esfuerzan por aportar precogniciones del martirio y aseguran que Tomás espera resignadamente una muerte inmediata. Por ejemplo, desde antes de regresar al continente, la Vita Sancto Tomae de William Fitzstephen continuamente describe la actitud sumisa del próximo mártir, quien ―confiando en el Espíritu Santo y sin miedo de morir por Dios y la causa de la Iglesia, avanza por el camino que ha entrado.‖ (Gourde, 55) Confianza que es pasiva pero consciente, ya que Tomás manifiesta continuamente la llegada de sus últimos días, como cuando el rey se despide del arzobispo en el continente un tiempo antes de partir, Tomás le confiesa que su alma siente la ―despedida como la de uno que nunca volverá a ver en esta vida.‖ (Gourde, 54) Además, la obra de Fitzstephen incluye varios episodios en los que el universo da diversas señales sobre los acontecimientos venideros. Por ejemplo podemos citar la descripción climática durante el viaje de ida y regreso del exiliado. Al tratar de embarcarse hacia el continente, el arzobispo debe enfrentar un mar enfurecido por varios días, que lo retienen en la costa hasta que, sin cambios, decide aventurarse. En cambio, cuando emprende el regreso, la costa está tranquila y el mar y el viento calmos. Evidentemente es el universo que se manifiesta coartando o facilitando el destino del mártir. Otro episodio, con testigos, es cuando al llegar a Londres para entrevistarse con el nuevo rey, una mujer llamada Matilde, conocida por frecuentar la corte y los tribunales, grita entre la multitud: ¡Arzobispo, ten cuidado con el cuchillo! A las pruebas de la santidad se suman los casi setecientos milagros póstumos que han sido recopilados por dos monjes, Guillermo de Canterbury y Benito de Peterborough, ambos guardianes del sepulcro del santo en Canterbury. Este registro de los milagros será presentado ante Enrique II en 1174 cuando realice la penitencia y arrepentimiento ante la tumba para que sometieran a consideración las pruebas. Al ―entrar en el capítulo de los monjes, se postró en el suelo, y con la mayor humildad rogó perdón; y, en su petición urgente, que, aunque un hombre tan grande, fue corporalmente azotado con varas de todos los hermanos‖ (Stevenson, 1856:465) y luego de hacer penitencia fue honrado con la intercesión de un milagro: la derrota de los escoceses rebeldes en la frontera. Enrique II tiene entonces ante sus manos la manera de hacer las paces con su antiguo sirviente, y puede usar la situación para remediar el vacío de un santuario nacional tomando como referencia a su par francés en san Denis. Aprovechando la fama creciente de los milagros en el sepulcro compilados por sus guardianes, el rey decide convertir a Tomás como santo patrono de la monarquía. Sin embargo, sólo la autorización papal podía legitimar el culto a Tomás Becket. El proceso de canonización asombra no sólo por su rapidez, sino también por la informalidad de su procedimiento. Es que la agilidad de la situación supera el protocolo y no se alcanza a juntar pruebas suficientes para el estudio de la santidad. Juega un papel principal el pedido de Juan de Salisbury y de Heriberto de Bosham91 quienes presentan tres argumentos: el martirio, la causa de su muerte y los milagros. Alejandro III envía dos legados para que estudien el tercer punto, y luego que recibir los resultados, anuncia la canonización el miércoles de cenizas de 1173: ―…habiendo considerado debidamente los méritos gloriosos por la que su vida era tan altamente distinguida, la fama pública de sus milagros y el testimonio dado a ellos por nuestros amados hijos, Albert, cardenal y sacerdote de San Lorenzo, y Theodwin, cardenal y sacerdote de San Vitalis, legados de la Sede Apostólica, y por muchas otras personas; teniendo, además, plena confianza en su testimonio‖ (Douglas y Greenway, 1981:827) Es que para el papado la figura de Tomás Becket es un ejemplo a seguir por aquellos que luchan contra las prerrogativas del poder temporal que amenazan la independencia de la Iglesia. Acosado el Papa Alejandro III por los problemas con el Imperio se sirve de la imagen de este nuevo santo para sostener su causa. El culto Luego de su canonización, el culto a santo Tomás Becket se esparcirá por Europa de una manera asombrosa. Como vimos, en Inglaterra será extendido oficialmente por la misma monarquía que lo tomará como su santo patrono. En la provincia de Ruan pueden rastrearse casi sesenta lugares de su culto, ya que se identificaban con Becket por su origen familiar normando. En Italia, será el mismo Papa Alejandro III quien estimulará la devoción al santo que lucho contra las prerrogativas del poder temporal. España, Francia, y hasta las regiones de Noruega y Suecia brindarán devoción al santo inglés. Por toda la cristiandad proliferan imágenes de Tomás Becket: iluminaciones, esmaltes, frescos, mosaicos, vidrieras y estatuas. En las zonas anglo-normandas se representa las características fís

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Los_Estudios_Culturales_en_Argentina_Mir
166 pag.

Ética e Cidadania Universidad Antonio NariñoUniversidad Antonio Nariño

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