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triada sujeto / objeto / entorno, emerge un bucle potente que los niños y las niñas plasman en sus dibujos, este corresponde a una mirada integral ...

triada sujeto / objeto / entorno, emerge un bucle potente que los niños y las niñas plasman en sus dibujos, este corresponde a una mirada integral de problema / solución. La captura significativa que el niño o la niña presenta en sus creaciones, puede darse desde estas dos perspectivas: él es parte del problema, pero simultáneamente es consciente de formar parte de la solución. La subjetividad infantil asume crítica y reflexivamente la relación todo – parte y parte – todo; esto es una aproximación al desarrollo de un pensamiento sistémico y hologramático, en el que las interdependencias, conexiones y vincularidades con respecto a la multidimensionalidad del mundo de la vida, se convierten en detonantes y factores potenciantes de la dimensión socioafectiva. Esta capacidad es importante para que el estudiante pueda verse él mismo desde su subjetividad en vinculación con dicha multiplicidad, lo que a su vez determina su capacidad de integrar visiones, cruzar miradas y capturar las significaciones en contextos de interdependencia. embargo, cuando se les pregunta evidencian desarrollo de las estructuras sociolingüísticas, uso del discurso y conversación fluida. Los dibujantes que capturan el significado y son capaces de alcanzar altos niveles narrativos, potencian los máximos de la dimensión socioafectiva. Esto no solamente se aprecia en la graficación, el empleo de las técnicas o los contenidos que pretenden comunicar; se evidencia en el modo como enfrentan el proceso de reflexión, de interrogación de su propia creación y de lo que ésta interroga por la naturaleza del dibujo. Estos dos aspectos son valiosos para que el niño o la niña al dibujar aprenda a decir su palabra, lo que es de resaltarse como una restitución del valor emancipatorio y libertario del dibujo. Poner a hablar el dibujo, aproxima al análisis de este en un contexto de la lingüística y de la semiótica, siendo esta una perspectiva fundamental, para comprender de qué modo la socioafectividad se nutre de una variedad de expresiones, contenidos y capacidades. Es muy importante señalar que este desarrollo del lenguaje potenciado por el dibujo, adquiere dibujo como expresión emancipada; la libertad, la justicia, la equidad, la verdad, entre otros; son algunos valores que pueden fortalecerse al utilizar el dibujo como una fuente de mediación. Las manos y el cerebro se conectan cuando el pedagogo es capaz de motivar en el niño y la niña a una lectura de su propia realidad para encontrar la utilidad, la validez y la pertinencia de dichas conceptualizaciones axiológicas. Emancipar es brindar los elementos tangibles e intangibles, concretos y abstractos, objetivos y subjetivos para que los dibujantes en el preescolar, puedan gráficamente construir universos de posibilidad existencial. El existir es para ellos un estar en el mundo real, en el que diariamente se enfrentan a situaciones en donde deben elegir, tomar decisiones, resolver conflictos y compartir con personas que son diferentes. Todos estos elementos deben tenerse en cuenta al diseñar la estrategia, máxime cuando esta encuentra en la emancipación el hilo que conduce la imaginación creadora y la subjetividad de la identidad. El acto complejo del dibujo como manifestación de goce subjetivo. El dibujo infantil es pluriperspectivo, multidimensional y dialógico, en la medida que la estrategia pedagógica, ponga en frente de él, opciones alternativas para mediar en la resolución de conflictos. Los niños y las niñas expresan esta capacidad, en su capacidad de representar gráficamente opciones que son distintas de las que comúnmente utilizan para resolver las causas de un conflicto. La pluriperspectiva del dibujo es aquella que, evidencia un conocimiento expresado en discurso o actitudes de área, una habilidad para comunicar las formas de cómo se pueden crear distenciones en un contexto de tensión, y una capacidad de retroalimentarse dialógicamente de otros elementos de apoyo que están fuera de sus contextos inmediatos. Desde la perspectiva del dibujo como un acto complejo, que contribuye en la resolución de conflictos y en la determinación de salidas creativas a ciertos problemas de la cotidianidad infantil, este es el resultado de una idea pensada, instaurada en el fondo de procesos mentales que connotan operaciones como el análisis, la síntesis y la comprensión. La capacidad de acomodación a una estrategia pedagógica multidimensional, pluriperspectiva y dialógica, es aquella que les posibilita a los niños y las niñas, identificar plenamente la situación, ubicarla en un contexto y especificar las acciones que necesita para darle solución. El dibujo se constituye en un elemento potenciador de las capacidades que el niño y la niña tiene para que su pensamiento pueda asumir diferentes perspectivas, y posicionarse en diferentes direcciones. Se trata de incorporar una especie de cartografía mental, en el que el dibujo contribuye en la organización de los elementos que componen los mapas, las pistas, señales o convenciones a las que el mismo niño o niña asigna categorías de significación. Las cartografías mentales incorporada a una estrategia pedagógica, mediada por el dibujo, enreda diferentes situaciones de aprendizaje que surgen en la realidad del aula. Una de estas es la alternativa de crear diálogos abiertos para contextualizar el dibujo en el marco de sus referentes existenciales y de representación. El diálogo es una práctica de conversación que el niño o niña utiliza exitosamente cuando pone a hablar sus dibujos, pero, no tiene la misma eficacia en momentos donde se requiere plantear soluciones a situaciones de conflicto o de tensión. Esta reflexión suscita una discusión por el carácter de la dialogicidad en la educación preescolar, y como ésta, debe ser fortalecida desde la dimensión socioafectiva en términos de habilitar en el niño y la niña las capacidades para interlocutar con el otro y establecer conversaciones fluidas con sus pares. El dibujo puede concebirse como un pretexto para poner en dialogo los niños y las niñas, estimulando la interacción, el trabajo en equipo y el aprendizaje colaborativo; esto sugiere que la estrategia pedagógica proponga los factores de conversación, más allá del resorte o de la relación entre el pedagogo y el estudiante, extendiéndolo a la construcción de escenarios de dialogo entre los educandos. La dialogicidad entre los niños y las niñas podría darse, cuando el dibujo plantea situaciones sencillas, en donde ellos deban establecer acuerdos mínimos, desde sus pequeñas posibilidades de comprensión; esto puede resultar exitoso si se tiene en cuenta que, al niño y niña en la edad preescolar se le imponen máximos, sean éticos, estéticos, morales; se afecta el nivel de comprensión de los hechos y más que eso, se condiciona sus propias posibilidades para aportar en la solución de problemas. El dibujo abre puertas hacia nuevos enfoques pedagógicos y didácticos, estos producen opciones para que los elementos que este contiene desde la dimensión ética, estética o plástica se potencien. Esta es una forma para comprender que en este acto complejo el dibujante explora sus territorios de identidad y reconoce el lugar material, simbólico o imaginado de su habitancia. El hábitat para los niños y las niñas es un concepto amplio, multiperspectivo y que puede extenderse a diferentes actividades de la realidad o a distintos espacios de la fantasía. En el dibujo plasman dichas visiones particulares y lo hacen de un modo peculiarmente extraño, fantasioso y creativo. La habitancia se constituye en un concepto fundamental para que el niño o la niña viajen hacia diferentes lugares, escenarios y contornos a través de la imaginación creadora. El niño y la niña en sus dibujos expresa una multiplicidad de sensaciones, de percepciones del mundo y de la vida, en las que afloran las emociones y todo aquello que fortalece su dimensión socio afectiva. Ellos forman parte de una realidad que es cambiante, un mundo que recorre diferentes espacios y escenarios, en el que lo ético lo estético y lo plástico se mezclan de un modo fascinante con imaginación y gran capacidad creativa. Desde este punto de vista el lugar donde el niño y la niña vive, no es más que el escenario de su propia habitancia, de un continuo trasegar que lo conduce a un coexistir con diferentes integrantes del núcleo familiar y con distintas personas que forman parte de los entornos más próximos: el barrio, la institución educativa o la ciudad. En esta relación tan intrínseca, que se da entre estos 3 elementos que tratan de enfocarse en una nueva racionalidad, los dibujos de los niños y las niñas son expresiones de lo bello, de un espíritu en busca de la verdad, de lo correcto, de lo incorrecto y de todo aquello que lo aproxima a una dimensión que necesariamente puede implicarse en cualquier análisis de las situaciones. Esta racionalidad encuentra en el dibujo modos de expresión, vías de acceso, puntos de

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