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considera como síntesis del conocimiento declarativo 8 que se usa para resolver problemas (Anderson, 1995), tal como se ha mostrado en las distinta...

considera como síntesis del conocimiento declarativo 8 que se usa para resolver problemas (Anderson, 1995), tal como se ha mostrado en las distintas investigaciones realizadas al respecto. Como ya se ha insinuado, la teoría sobre los modelos mentales de Johnson-Laird (1989), parte de la consideración de que “la mente es un sistema simbólico que puede construir símbolos y manipularlos dentro de varios procesos cognitivos” (Nappa, Insausti, & Sigüenza, 2006:3), por lo cual desarrolla sistemas de representación que Johnson-Laird (1995:146 y ss.) clasifica en tres tipos: las proposicionales, las imágenes y los modelos mentales. Estos modelos permiten el desarrollo de razonamientos, no necesariamente dentro de la lógica formal (como era usual estudiar tales procesos), pues los modelos pueden ser codificaciones verbales y visuales, que dan cuenta de la realidad para operar sobre ella. Con la Teoría de los Modelos Mentales, se “pretende dar una explicación de los mecanismos involucrados en el razonamiento … la conexión con el mundo se establece a partir de una equivalencia entre el mundo mental y las partes del mundo que son designadas. A partir de esto, se postula que el razonamiento científico está basado en modelos” y no en reglas como sucede en la lógica. (Bolumburu, 2006). Los modelos mentales son usados por las personas con la intención de interpretar el mundo, bien sea físico o simbólico, o también “estados de cosas más abstractos” (Moreira, Rodriguez Palmero, & Greca, 2002:44), sin que necesariamente éstos sean modelos científicos, incluso, muchas veces, estos modelos mentales contradicen a los que desarrollan los científicos. (Amador-Rodríguez, Gallego-Badillo, & Pérez-Miranda, 2008). De allí el reto tan grande que tienen los profesores en las escuelas, pues gran parte de su trabajo consiste en “modelizar” conceptos, fenómenos, procesos y problemas propios de las ciencias en los estudiantes, tal como son aceptados por las comunidades científicas. Lo anterior deja claro que una cosa son los modelos que las personas construyen en la vida cotidiana y que les resultan exitosos para relacionarse y actuar sobre el mundo (y sobre sí mismos) y otro, los modelos propios de las ciencias, que le servirán para comprender y resolver los problemas científicos. Cada uno de ellos le permitirá desenvolverse en el contexto dentro del cual cobra sentido. Por esto, cuando se modeliza, sólo se trata de que las personas construyan un nuevo modelo, por ejemplo el de las ciencias, para que el sujeto pueda interactuar en este ámbito, según las reglas que le son propias a éstas. Según estas teorías los sujetos construyen modelos internos del mundo externo y, a través de ellos pueden razonar y tomar decisiones; es decir, que de una manera especial, la mente (mediante los modelos) se prepara para entrar en acción (razonar y decidir). (Jhonson-Laird: 1983, 1989, 1996, 2000; Borgman, 1999; Moray, 1999). También se ha considerado que el modelo mental es un tipo de construcción para atender a situaciones en las que se da interacción entre tres elementos: las tareas, los sujetos y el ambiente y en las cuales se requieren decisiones rápidas por los cambios intempestivos que aquellas tienen, como puede ser una situación en la cual se propicia el aprendizaje de otros (Brewer, 1999; Vosniadou and Ioannides, 1998). En este sentido el supuesto es que ante los procesos y los fenómenos, los sujetos desarrollan razonamiento y comprensión, a través de los elementos y atributos más sobresalientes de éstos que son capturados o representados, a la manera de modelos. La teoría de los modelos mentales permite explicar que las personas desarrollen una gran variedad de estrategias para el razonamiento (Johnson-Laird, 2008:209), que de acuerdo con esta perspectiva, cuando se están construyendo, son trabajados en la memoria a corto plazo y solamente representará un estado de cosas por vez. Y se indica que es en esta perspectiva, pues hay otros autores (entre ellos el mismo Craik, 1943 y Nersessian, 2008), quienes argumentan que tales modelos, al considerar los aspectos contextuales e históricos, recurren también a la memoria de largo plazo, no sólo para enriquecer el modelo con otras experiencias cognitivas del sujeto, sino para el almacenamiento de éste nuevo modelo construido, con lo que se gana en economía cognitiva, al poder usar de nuevo, en situaciones similares, el anterior modelo que ha resultado exitoso. En lectura que hace sobre el planteamiento de Johnson-Laird (1989) el equipo de investigación en el que participa Oswaldo Orellana considera que, “un modelo mental puede ser definido como una representación de cuerpo de conocimientos que satisface las siguientes condiciones: 1. Su estructura no es arbitraria, corresponde a la estructura de la situación que representa. Representa un estado de cosas o hechos reales o imaginarios. 2. Los elementos corresponden a entidades perceptibles. En este caso pueden ser concebidos como una imagen perceptible o imaginaria. 3. No contiene variables, pues representa entidades específicas” (Orellana, et.al., 2006:96). En la amplia bibliografía sobre el tema, aparece una y otra vez la definición que ha hecho carrera cuando se trata de dar cuenta de esta entidad mental. “Entendemos por modelo mental el constructo psicológico que se forman los individuos al interaccionar con otras personas, con el medio o con algún artefacto tecnológico, y que les permite dar cuenta de tal interacción y predecir el comportamiento de los sistemas en futuras relaciones” (Jhonson-Laird, 1983; Gentner y Stevens, 1983, en Pintó, et. al, 1996:227)”. Según estos autores, una de las principales funciones que cumplen los modelos mentales, son las predicciones que hacen con respecto al objeto, proceso o fenómeno representado, lo que no implica necesariamente “rodar” el modelo, a lo que se le conoce como “previsibilidad procedimental”, pues también permite predicciones por inferencia directa, a la cual se le llama “previsibilidad declarativa” (Norman, en Gentner y Stevens, 1983: 13). El anterior es uno de los aportes de los trabajos sobre modelos mentales a la comprensión de la actividad cognitiva, pues hasta el momento la manera como se explicaba la actividad mental (pensar, razonar) correspondía más bien a la metáfora de una fotografía, pues los conceptos usados hasta entonces daban cuenta de unas especies de imágenes estáticas, cuando en realidad la mente humana es dinámica, cambiante, adaptativa. Sobre la marcha el sujeto puede darse cuenta de la ineficiencia de su modelo y cambiarlo, o agregarle nuevos elementos que los hagan más eficaces para resolver los problemas o comprender las situaciones. Esto también puede implicar que se sustituyan modelos, a fin de hacer más económica la actividad cognitiva. En el caso de la facilitación de los aprendizajes, esta comprensión resulta supremamente útil, pues si algo debe hacer un profesor, es poder tomar decisiones en el instante mismo de la interacción con el estudiante, para capturar su atención, para enfatizar un aspecto, para usar un ejemplo o proponer una tarea, con lo cual, a su vez, facilitará el aprendizaje de sus discípulos. Uno de los usos más frecuentes de la teoría de los modelos mentales es en el estudio de la comprensión del razonamiento lógico y las interpretaciones de las afirmaciones sobre el cálculo (Johnson-Laird, 2008:207). Siendo los modelos mentales unos constructos de carácter analógico, son la base del razonamiento lógico y posibilitan las representaciones más generales y las inferencias de forma específica y económica para el sistema cognitivo, por su gran flexibilidad y adaptabilidad. En este sentido se ha constituido en una teoría alternativa a la que considera que el razonamiento humano es principalmente de orden lógico, pues hay otras maneras como los seres humanos raciocinan sobre los fenómenos que se les presentan, y especialmente en virtud de la adaptabilidad y flexibilidad que exigen las realidades al pensamiento. Ahora bien, esta consideración asume que la representación mental del modelo construido, es icónica amodal9, es decir, que aunque puede haber sido apoyado por la percepción del fenómeno o situación, no necesariamente conserva sus características, sino que ésta es enriquecida con otros aspectos del contexto (y de la propia historia del sujeto), en el que se da dicha representación. Se puede leer acá la existencia de una explicación acerca de

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