Logo Studenta

actas-35

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

1 
IV Congreso Internacional 
VI Congreso Latinoamericano y 
VII Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera 
 
Psicop. Gabriela Lima Chaparro 
 
El cuerpo en la lengua de señas 
 
El cuerpo lengua es un cuerpo que vive en el mismo cuerpo persona, convive con 
este otro y seguramente con otros más. No puedo separar la lengua de señas de 
mi cuerpo todo. 
El cuerpo lengua es, a su vez, soporte de una lengua, por eso: lengua-cuerpo, o 
lengua en el cuerpo, o lengua que es cuerpo. 
La lengua de señas es una lengua corporal, gestual, visual, por lo tanto, y como 
objeto de conocimiento y estudio, no puede haber acercamiento que excluya el 
cuerpo. El cuerpo es el primer contacto, lo más próximo con el otro sin mediar otra 
distancia que la social, sin interceder otra forma de relación más que la mirada. El 
cuerpo es, además –que no es cuestión menor-, mi embalaje, mi nexo más directo 
con el entorno. Cuerpo que es vínculo, relación, espacio, tiempo, presencia, 
mensaje, objeto y atributo. Cuerpo de necesidades, en situación, adaptado (en el 
mejor de los casos) a las circunstancias. 
Muchas veces pienso en esta bella máquina que no se separa del alma, de la 
mente, porque es unidad: cuerpo como extensión, superficie, continente y 
contingente, cuerpo que se percibe a través de los sentidos, sentido, cuerpo 
conjunto y colección. 
Y pienso y juego con esos pensamientos. Separo mi lengua materna, la materia de 
mi lengua que es mi voz, la grabo, la guardo en un dispositivo que la hace 
reproducible, repetible, la separo de mi cuerpo. ¡No puedo separar la lengua de 
señas del cuerpo! Tan siquiera reducirla a las manos… Registro mis manos en una 
película, sólo mis manos: no hay rastros de lengua, una vaga referencia quizás, un 
vestigio de algo más grande (en realidad: completo). Lengua-cuerpo. Cuerpo 
lengua. 
 
Si bien las manos son el instrumento por excelencia para señar, la lengua de señas 
no se reduce a su uso exclusivo. El gesto, entendido como el conjunto de brazos, 
hombros, rostro y manos, como así también el torso y la cabeza en general, forman 
parte de este lenguaje. 
Un hablante de lengua de señas acompaña las señas manuales con un movimiento 
de cabeza, hombros, brazos, boca (no palabras orales), cejas, párpados, torso… 
Uno o varios, alternadamente o en simultáneo, dependiendo de qué quiera 
expresar. 
La lengua de señas requiere de todos estos elementos: los manuales y los 
gestuales. El gesto tendrá carácter emotivo o anímico, así como valor 
estrictamente lingüístico en muchos casos; podrá dar matiz a lo que se dice o 
completará el sentido de la seña, y en ocasiones será palabra en sí mismo. 
La lengua de señas no es mímica, supone desarrollar habilidades gestuales y 
destreza manual, e incorporar conceptos gramaticales, como cualquier otra lengua. 
Si bien es cierto que algunos conocimientos previos pueden resultar facilitadores, 
debe entenderse que se trata de una lengua completa. Lengua que hace propios 
 
 2 
IV Congreso Internacional 
VI Congreso Latinoamericano y 
VII Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera 
ciertos elementos de la comunicación no verbal, que se vale de recursos 
expresivos, corporales y gestuales, otorgándoles arbitrariedad y volviéndolos 
constitutivos de una gramática compleja. 
A las dificultades que implica el aprendizaje de un idioma extranjero, en el caso de 
la lengua de señas debemos añadir el enorme compromiso corporal que 
representa su empleo. No me refiero estrictamente a lo físico, que también es un 
adimento a considerar, sino al cuerpo como envase de emociones, con 
comportamientos ya adquiridos. Se trata entonces de descubrir el cuerpo, 
redescubrirlo y participarlo enteramente en el lenguaje. 
En la lengua de señas la falta de concordancia entre lo que se dice y lo que el 
cuerpo manifiesta en simultáneo altera esencialmente el contenido del mensaje. 
Porque el cuerpo es soporte expresivo y canal de lenguaje. 
La coexistencia del nivel analógico en la comunicación, hace necesario estudiar su 
incidencia en el cuerpo del hablante (oyente) de lengua de señas, sobre todo en el 
cuerpo del intérprete. Así como un traductor oral deberá trabajar particularmente 
los aspectos fonéticos no verbales que complementan el mensaje digital, el 
intérprete de lengua de señas deberá estar atento a su lenguaje corporal, tomando 
conciencia de su alcance: su copresencia es tan sutil que podemos no advertir su 
intromisión en el discurso. 
Trabajar el cuerpo, con el cuerpo, desde el cuerpo, suele ser una doble tarea en el 
ámbito educativo, más aún desde el “encuadre académico” (tradicional): por un 
lado, la tarea explícita (trabajar el/con/desde el cuerpo) y por el otro, la observación 
de preconceptos. Observar estos preconceptos significa tomar conciencia de éstos, 
expresarlos, que se manifiesten como un conjunto de excusas más o menos 
fundadas, calificativos o descalificativos acerca de la propuesta. 
La lengua es instrumento biológico, psicológico, emocional, orgánico, cultural, 
aparato, sistema, disposición cerebral, disponibilidad fisiológica, actividad mental y 
física. La lengua de señas es todo esto y cuerpo, la división corporal-intelectual es 
unidad. Su enseñanza incluye teoría y práctica, niveles de análisis formales, cuerpo 
en acción y reflexión acerca del cuerpo. 
Los prejuicios acerca del trabajo corporal son vastos y muchas veces son 
manifestación de miedos y resistencias latentes. Si a esto le sumamos que la 
riqueza del trabajo grupal es una condición casi indispensable, para algunos esta 
situación (cuerpo-grupo) se transforma en algo cuasi nocivo. La falta de 
conocimiento produce ataques del tipo: “no es posible que un conjunto de personas 
moviendo el cuerpo vaya a aprender gramática de lengua de señas”. Les digo que 
hay más posibilidades de que estos estudiantes, además de comprender, puedan 
procesar significativamente las reglas que gobiernan un sistema lingüístico tan 
diferente de las lenguas orales. 
 
Situar el cuerpo de determinada manera, instalarlo en una situación, acomodarlo a 
una circunstancia, conectarlo con la mente, interconectar sus diferentes partes (el 
gesto, las expresiones faciales, las manos), disponerlo, y también prepararlo. 
Es este un cuerpo que nos enfrenta (nos pone frente a, enfrente), y nos representa. 
Este cuerpo debe colaborar, adaptarse, integrase. 
 
 3 
IV Congreso Internacional 
VI Congreso Latinoamericano y 
VII Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera 
Disponer requiere de una preparación: reencuentro con el propio cuerpo, volver a 
verlo con ojos frescos. Esta experiencia nos permitirá redefinirlo y adquirir nuevos 
conocimientos. Esta etapa, la inicial, es un entrenamiento que nos aportará 
herramientas posturales, por ejemplo. Es importante, tanto para el hablante como 
para el intérprete de lengua de señas, saber qué postura le beneficia, qué 
preparación puede realizar previa al ejercicio laboral y cómo distender las zonas de 
tensión luego de una intensa jornada de trabajo. Hablamos en primer lugar de 
cuidados elementales, de instrumentos que favorecen la salud postural en 
instancias donde puedo aprender a tomar conciencia de la posición, la presencia. 
Asimismo, la postura, junto con la respiración, promueven una actitud, un modo de 
plantarse en la situación interpretativa. 
De cuánto flexione mis rodillas, de cómo descanse las plantas de los pies, de qué 
orientación tengan mis puntos de apoyo y sostén, dependerá cierta flexibilidad y 
versatilidad en el señado. Insisto en que esto es fundamental en el trabajo del 
intérprete; el señado cotidiano está enmarcado en sucesos que podemos simular 
en contextos de aprendizaje pero tienen mucho de eventualidad, de imprevisible, 
tan ordinario que su acomodación es igual de fortuita… Aunque con el debido 
adiestramiento, y principalmente, al comienzo, evitará rigidez. 
Señar implica un cuerpo activo, en movimiento, versátil y plástico: un cuerpo que 
debe adaptarse a diferentes formas (matices, intenciones,tonos, tipos textuales) 
con facilidad y cierta rapidez, un cuerpo capaz de ser modelado. Por un lado 
necesito volverlo ligero, dúctil, cambiante; por el otro, debe tener fuerza, 
consistencia, precisión. Y este cuerpo también se mueve en el espacio. 
Hablar de gramática de la lengua de señas es tener presente sus niveles sintáctico, 
fonológico, morfológico, semántico y también su lógica visual, su diseño espacial, 
la mirada… Sin estos últimos elementos la lengua de señas no es una lengua 
completa. Aprehenderla implica desarrollar otras habilidades, emplear otros 
recursos, expresarse con todo el cuerpo. 
 
Jamás olvido los pies cuando enseño esta lengua contenida preponderantemente 
en las manos. Sin el soporte de los pies, las manos no estarían libres para la 
lengua. 
El intérprete de lengua de señas suele interpretar de pie, es una convención sujeta 
a contextos determinados. En los cursos de perfeccionamiento insistimos en el 
apoyo, el equilibrio (corporal): un buen sostén garantiza una postura más relajada 
y, a la vez, dinámica, versátil. 
Adquirir una correcta posición corporal no es siempre sencillo. Lo que a veces 
resulta natural o se siente espontáneo e incluso cómodo, no es lo adecuado. 
Es imprescindible que las plantas de los pies estén bien apoyadas, para dar 
solidez, estabilidad, y brindar seguridad actitudinal. El justo apoyo evita el balanceo 
y la oscilación corporal que, además de producir ruido visual, proyecta 
inestabilidad, imprecisión, inseguridad. También es importante una apertura de 
piernas calibrada: congruente con la medida de la cadera, es una constante. Las 
rodillas apenas flexionadas suelen brindar elasticidad y plasticidad, liberan la 
tensión troncal y funcionan como un resorte: siempre se vuelve a la postura original 
y los movimientos se observan más fluidos y sin exigencias. Al relajar la cadera, la 
 
 4 
IV Congreso Internacional 
VI Congreso Latinoamericano y 
VII Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera 
cintura descansa y entonces el cuerpo se mantiene en eje y con una sensación de 
liviandad, se siente ligero pero con una base firme. 
Estos procedimientos favorecen la salud física y mental del intérprete. Una buena 
posición (en eje, en equilibrio, compensada en relación al peso –que descansa en 
ambas piernas parejamente-), que en nuestra jerga es una postura base, se 
alcanza en poco tiempo si se transforma en un hábito. 
Antes de disponernos a una labor, solemos examinar que contamos con los útiles 
que hacen posible esa tarea; en nuestra coyuntura el cuerpo es el utensilio por 
excelencia. Revisar la postura y “preparar” el cuerpo es parte del quehacer del 
intérprete de lengua de señas. 
 
El torso para la lengua de señas es contexto, universo delimitante, zona base, 
contenido, frontera. En el espacio que ocupa el tronco se concentra gran número 
de señas. 
Es imposible señar fluidamente con un tronco rígido, con poco movimiento o 
carente de actividad. Con este categórico no pretendo dejar afuera a personas con 
algún impedimento físico concreto; me estoy refiriendo puntualmente a dejar inútil 
algo tan elemental como nuestro eje, a volverlo inalterable a las pulsaciones de una 
lengua que atraviesa el cuerpo entero, que lo hace vibrar. 
Movimiento que no propone balanceo ni vibración involuntaria. El meneo 
inmotivado también es tensión, nerviosismo, estrés. Movimiento que no equivale a 
danzar el cuerpo, movimiento que se opone a reposo o tirantez. 
Para que resulte claro: los movimientos tienen un sentido, un significado, 
movimiento significativo, con un por qué. El tronco debe estar preparado para 
acompañar el movimiento de una seña, para coligarse con un estado o una 
sensación. El pecho se muestra dispuesto a jugar con la apertura o el cierre 
necesario para expresar la felicidad o la congoja. Si la seña es un verbo de 
movimiento o direccional, el torso escolta esa acción. 
El lenguaje corporal es el sistema circulatorio externo, viaja por todo el cuerpo 
advirtiendo al otro de mi estado anímico, enviando y recibiendo avisos de los 
cuerpos en relación. Algunos de estos mensajes se vuelven conscientes durante el 
empleo de la lengua de señas; y es indispensable que así sea, ello sin que el 
lenguaje corporal, entendido en su más amplia expresión, desaparezca. 
El lenguaje corporal es reclamado por la lengua de señas, y oportunamente lo 
transforma, lo reorienta y lo conecta a mecanismos conscientes y arbitrarios. Así, la 
lengua de señas no es equivalente a lenguaje corporal: el cuerpo en tanto lenguaje 
es un aspecto de la lengua que se integra y se reconstruye dentro del sistema 
lingüístico. 
El cuerpo conforma un sistema de signos que emitimos y recibimos; la lengua de 
señas es un sistema de signos lingüísticos y la corporalidad es una de sus 
características. 
 
El rostro podrá dar forma a una interrogación o imprimirá tono irónico a un 
enunciado, completará emotivamente, determinará intención, podrá denotar enojo, 
será sugestivo, exagerado. Podrá expresar una frase completa, será doblemente 
efectivo. Podrá ser suplemento o complemento. 
 
 5 
IV Congreso Internacional 
VI Congreso Latinoamericano y 
VII Congreso Nacional de Salud Mental y Sordera 
A la expresión facial natural y espontánea se le incorporarán elementos propios de 
la lengua de señas, se verá la necesidad de intensificar ciertos matices, se 
ampliará la gama. Y en este proceso se advertirán particularidades y diferencias 
entre las lenguas orales y las lenguas de señas. 
Expresión facial es un título general que nos instala en el tema. Los músculos 
faciales se ponen en funcionamiento en una medida que muchas veces 
desconocemos hasta aquí. La lengua, las mejillas, los ojos, la frente forman parte 
de lo que nuestro rostro comunica en simultáneo, en concordancia con lo que dice 
nuestro gesto todo, y sobre todo las manos. A veces, la cara contiene información 
suficiente para dar un determinado sentido al mensaje, a veces es mensaje pleno y 
sobrado. 
 
La mirada es una marca muy importante en la lengua de señas, por lo que anuncia, 
por lo que connota, por una multiplicidad de funciones. La mirada es fuente de 
información, regula el intercambio en la comunicación (una mirada puede dar paso 
en una conversación, avisar a un interlocutor cuándo debe ceder la palabra a otro), 
intensifica el contenido del mensaje o lo carga de intencionalidad. La mirada es 
asimismo creadora de lenguaje gestual y de universos espaciales; en la lengua de 
señas, la mirada “espacializa”, posiciona: ubica a los actores de un relato, configura 
escenas… 
Los personajes de un cuento, los lugares que se nombran (la casa, el bosque, el 
camino, aquí y allá), ocasionalmente los tiempos de la narración, los objetos, todo 
ocupa un lugar en el espacio de la lengua de señas, y la mirada acompaña esa 
ubicación, esa distribución espacial. Mi mirada como hablante es el nexo con el 
interlocutor y también con el contenido, es una forma de vínculo tripartita: yo miro al 
otro y miro esa construcción que se desarrolla en un espacio que nos es común; a 
su vez el otro me ve y ve lo que compongo en el espacio. La lengua de señas es 
espacial y el espacio también se sostiene en y con la mirada. 
 
Durante el proceso de enseñanza de la lengua es muy satisfactorio entrenar 
aspectos dramáticos que le permiten al estudiante manifestar corporalmente 
estados anímicos, para que pueda asociar esa experiencia (de alegría, por 
ejemplo) con la seña correspondiente. Pero no todo el soporte corporal tiene una 
connotación anímica: también aprendemos las convenciones lingüísticas no 
manuales que forman parte del nivel fonológico de la lengua de señas. 
Un buen lector-interpretante del lenguaje corporal podrá dilucidar si estoy triste 
(como lo expresa la seña manual), o medio triste o fingidamente triste… Pero un 
buen hablante podrá decidir corporalmente, a partir de la correcta predisposición 
física, qué quiere que el otro vea y qué quiere expresar realmente, en relaciónal 
nivel semántico de la lengua. 
En resumidas cuentas: para los hablantes de lengua de señas, el cuerpo es 
lenguaje corporal y lengua; recurso físico, expresivo, cultural, simbólico, fonológico, 
semántico. En la lengua de señas, el cuerpo tiene valor lingüístico. CUERPO y 
LENGUA, entidad indivisible.

Otros materiales