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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
Clase 18 
 
ALTERACIONES COGNITIVAS EN ADULTOS MAYORES - Parte I 
 
Durante la vida adulta algunas de nuestras habilidades y actividades cognitivas 
aumentan, otras decaen y otras permanecen estables. Hacia la terminación de la adultez, los 
impedimentos físicos, la reducción de la percepción, la disminución de la energía y las 
reacciones más lentas conllevan una carga que se va incrementando. Sin embargo, incluso 
entre los más ancianos, la declinación no es la historia en su totalidad ya que la cognición 
humana resulta compleja y variable a lo largo de todas las etapas de nuestro ciclo 
vital. 
Un prejuicio muy frecuente es el de asociar vejez con deterioro cognitivo y 
senilidad. Puede que una persona de edad avanzada se muestre olvidadiza y repetitiva o 
parezca detenida en el pasado. Sin embargo, ello no es indicio de ningún estado patológico 
por sí solo. La cognición en la adultez tardía es demasiado compleja como para ser 
evaluada en una conversación social breve. 
El desarrollo cognitivo de una persona mayor puede dividirse, a grandes rasgos, en 
“óptimo”, “usual” o incapacitante”. Antes de comenzar con lo mejor y lo peor, 
empezaremos por lo usual. Ni triste, ni maravilloso. 
 
 
Lo “usual”: el procesamiento de la información en adultos mayores 
 
 En clases anteriores hemos descrito ampliamente las funciones cognitivas y las 
divisiones que se suelen hacer para su explicación y comprensión. 
Una forma útil de entender las funciones cognitivas en la adultez tardía es utilizar 
un método de procesamiento de información y separar la cognición en distintos pasos: 
 Recepción de la información; 
 Almacenamiento; 
 Procesos de control; 
 Producción. 
Como se verá, algunas partes del proceso declinan, otras no. 
 
ESTIMULACIÓN SENSORIAL Y PERCEPCIÓN 
 El procesamiento de la información comienza con la recepción de estímulos por 
medio de los sentidos. Para que los estímulos (internos o externos) puedan ser “sentidos” 
por la persona, tienen que cruzar un umbral sensorial – esto es: cierta “magnitud”. Existen 
determinadas magnitudes de estímulo tan bajas que ya no provocan sensación (umbral 
 La palabra cognición deriva del latín cognoscere, “conocer”. Anteriormente habíamos 
definido a la actividad cognitiva como la facultad de los seres vivos para procesar 
información a partir de la percepción, las experiencias y características subjetivas, dando 
lugar a procesos tales como el aprendizaje, el razonamiento, la resolución de problemas, la 
toma de decisiones, los sentimientos, entre otras actividades. 
 
 
 
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absoluto o límite inferior) y, por el contrario, otras tan altas que lo que producen no es una 
sensación sino dolor (umbral terminal o límite superior). 
Aquí es donde comienza la declinación significativa: recordemos que nuestros sentidos a 
los 65 años no son tan agudos como a los 16 años y que cierta información nunca alcanza la 
memoria sensorial porque los sentidos nunca detectaron el estímulo relevante. 
La cognición depende de la sensopercepción, y la sensopercepción comienza en la 
estimulación de nuestros sentidos, por lo que ancianos con disminuciones en las funciones 
de los órganos de los sentidos (la visión, la audición, el olfato, por ejemplo) –propias del 
envejecimiento- podrían no ser conscientes de sus limitaciones. La sensopercepción 
reducida, indudablemente, afecta la cognición en general. 
 
Déficit de atención 
De lo dicho anteriormente se desprende que la atención, en personas mayores, 
disminuye. Sobre todo si debe ser sostenida voluntariamente. Ciertos estímulos no los 
pueden “captar bien” o con exactitud por lo que les costaría mucho más realizar tareas que 
requieran atención sostenida. 
También ocurre que se les dificulta para discriminar entre estímulos relevantes e 
irrelevantes, por ende se distraen mucho más. Esto demuestra un déficit en la atención 
selectiva derivado de los problemas sensoperceptivos. 
También es muy importante tener en cuenta que el déficit de atención está 
íntimamente relacionado con la motivación que despierte en el adulto mayor la tarea que 
esté realizando y la relación con la disminución perceptiva. Por eso, en condiciones 
ambientales desfavorables la atención mantenida podría debilitarse, mientras que en 
ambientes estimulantes y tareas de interés, se podría optimizar la atención del adulto 
mayor. Algunas otras condiciones como la depresión, podrían también afectar la atención, 
así como el consumo de psicofármacos. 
 
Interferencia 
 La reducción de la sensopercepción también afecta la cognición en general 
incrementando el poder de la interferencia. No sólo la mente recibe menos información 
para procesar sino que también se dificulta el procesamiento porque hay información 
menos clara y menos importante que interfiere captando la atención. Por ejemplo: Si la 
persona escucha levemente y entiende Florencia cuando se le dice la palabra 
“interferencia”, entonces deberá ignorar los ruidos ambientales y esforzar su atención para 
analizar el contexto y los sonidos del entorno, de manera que pueda resolver qué fue lo que 
se le dijo. Esto puede causarle cansancio, agotar su mente para seguir con otras actividades 
cognitivas (por ejemplo, querer recordar la palabra luego). Por lo tanto, la interferencia 
vuelve más lento al pensamiento. 
También disminuye la capacidad de atención dividida, ya que hacer varias tareas a 
la vez hace que se interfieran mutuamente. A mayor número de tareas, el rendimiento será 
peor. Por otra parte, la atención focalizada se conserva. 
 
MEMORIA 
 El “siguiente paso” en el modelo de procesamiento de información, el 
almacenamiento, remite a la memoria. Hay aspectos de la memoria que la edad no 
 
 
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modifica, pero otros aspectos se debilitan. Por ejemplo: recordar palabras (memoria 
semántica). 
 
Memoria a corto plazo (MCP) 
 Las personas mayores tienen tendencia a presentar problemas en este tipo de 
memoria, en relación con la disminución sensoperceptiva y la interferencia. Imaginemos un 
señor que lee el diario y aparece un niño a preguntarle algo. Muy probablemente deba dejar 
de leer o abandonar el diario, contestarle o decirle que se calle. De hecho, muchos autores 
creen que la principal razón por la que la memoria inmediata sufre en la adultez tardía es 
por la dificultad para realizar múltiples tareas al mismo tiempo. 
En general, si las personas pueden bajar la velocidad y focalizar el pensamiento, el 
desempeño es tan bueno como el de una persona más jóven. Sin embargo, el focalizar 
puede que excluya otras tareas mentales que un jóven puede realizar simultáneamente, y 
hacer difícil un procesamiento sustancial (por ejemplo: contestar preguntas de comprensión 
sobre un párrafo o fragmento de un texto que acaba de leer o repetir las últimas palabras de 
una oración –que se usa en pruebas de MCP-). 
 
Memoria a largo plazo (MLP) 
 El conocimiento de base, como por ejemplo el vocabulario, suele permanecer 
intacto durante décadas. De hecho, hacia los 80 años el vocabulario aumenta. 
En otros aspectos de la MLP son frecuentes y esperables algunos errores, ya que en todas 
las edades “es la regla más que la excepción” el cambiar, sumar y borrar cosas de un evento 
recordado por las personas. Puede que los detalles particulares que una persona más joven 
recuerde no sean los mismos que los de una persona mayor, por lo cual el tema es la 
diferencia de la información seleccionada entre las dos generaciones, no una alteración 
cognitiva.Tanto la MCP como la MLP permanecen bastante fuertes si las cosas a recordar se 
relacionan con el campo de saber de una persona. Sin embargo, en áreas no relacionadas 
con su campo de saber aparece el déficit selectivo en la MLP. Los adultos mayores suelen 
tener dificultades para recordar detalles de eventos pasados recientes, es decir, 
probablemente alguien recuerde con mucha nitidez eventos importantes de cuando tenía 30 
años que eventos de los 50 años. También las emociones son recordadas mucho mejor que 
los eventos objetivos: cómo se sintieron más que el cómo, cuándo y dónde ocurrió (ver: 
“memoria emocional, clase 11). 
 Otro problema común se denomina amnesia de fuente, que es cuando olvidan de 
dónde proviene aquello que recuerdan y confunden información certera con rumores, por 
ejemplo, asegurando la veracidad de esa información. Es común en cualquier edad, aunque 
acentuada en edades avanzadas. 
 
 
PROCESOS DE CONTROL 
Las alteraciones cognitivas en la tercera edad parecen ser mayores en la 
sensopercepción y en ciertas memorias. Si así fuera bastaría con anteojos, audífonos, 
agendas o listas por escrito para compensarlas. Pero los adultos mayores tienen otros 
problemas que conllevan alteraciones cognitivas que son más difíciles de compensar. 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
 Dentro de los procesos de control se incluyen estrategias, atención selectiva y 
mecanismos de los que ya hemos hablado, junto al análisis lógico y la recuperación de la 
información; en general, incluye los métodos que permiten pensar claramente. Tales 
procesos dependen de la actividad de la corteza prefrontal del cerebro, que es la parte de 
la corteza que pierde más volumen con la edad en relación a otras. Tal vez por ello los 
ancianos no reunen toda la información con la misma eficacia que una persona jóven. 
 
Capacidad de análisis 
 Los adultos mayores tienen mayor probabilidad de aferrarse a prejuicios e ideas 
preconcebidas antes que cosiderar nuevas pruebas o evidencias y cambiar de opinión (por 
ejemplo, opiniones políticas influenciadas por impresiones formadas en su juventud). En 
general, confían más en conocimientos previos, principios generales, familiaridad y reglas 
generales para tomar sus decisiones en lugar de aprender métodos nuevos. Se utiliza más un 
razonamiento deductivo que inductivo. 
 Las actitudes sobre cuestiones de género, diversidad sexual, libertades civiles, perfil 
racial y muchos otros cambian entre una generación y otra, según los acontecimientos que 
van viviendo. Sin embargo, las personas de edad avanzada tienden a mantener sus actitudes 
“anticuadas” porque suelen aferrarse a las ideas y valores de su propia generación. 
Esta resistencia al cambio indica un análisis menos activo pero no necesariamente 
representa una desventaja. 
 
Recuperación 
 Para recuperar información existen diferentes estrategias. Podemos recordar 
espontáneamente, sin ayuda, o podemos reconocer una información ya presentada. Con la 
edad disminuye la evocación espontánea pero resulta muy fácil el reconocimiento. Quizás, 
por ejemplo, alguien no recuerde quienes fueron sus compañeros de la escuela pero los 
reconozca en fotos de aquellos tiempos. O quizás se niegue e insista en que “me olvido”, o 
más melancólicamente “mi memoria está fallando”. A veces no implica un fallo en la 
memoria sino más bien una declinación en los procesos de control que, además, 
claramente están influidos por nuestras actitudes y emociones. Otro hecho a favor de esta 
afirmación es que posean un vocabulario tan rico y extenso, pero que no coincide con su 
fluidez verbal. Cuando se los compara con adultos más jóvenes tienden a olvidar palabras y 
a decir, por ejemplo, “lo tengo en la punta de la lengua”. Además, recuerdan los nombres 
con mayor impresición y tienen peor ortografía. Todo esto sugiere que lo que está fallando 
no es del orden del lenguaje ni del orden del almacenamiento sino de la recuperación de la 
información. 
 
 Si recordamos la diferencia entre la memoria explícita y la memoria implícita 
podemos entender cómo funciona el priming (temas abordados en clase 11) y ayudar así a 
que las personas mayores recuerden lo que saben. Se puede propiciar un contexto adecuado 
para evocar fácilmente información almacenada en la memoria implícita, que es más difícil de 
recuperar verbalmente. La memoria explícita es particularmente inestable en personas 
mayores en las cuales declinan los procesos de control adecuados. 
 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
La memoria implícita es más fácil para los ancianos antes que realizar una tarea explícita 
Por ejemplo: para quienes aprendieron inglés, es más simple comprender una frase que se 
escucha antes que traducir una lista de palabras del español al inglés. Cuando Jean Piaget 
(1970) le preguntaba a las personas cómo hacían para gatear, su descripción era errónea o 
insuficiente; sin embargo otras, a quienes se les decía que podían usar el suelo, podían 
demostrar cómo se hacía. Eso es también “darles primming”. 
 
 
Ralentización de la mente 
 Aún con un buen priming, el proceso de envejecimiento es inevitable y produce 
consecuencias a nivel cognitivo en las personas de edad avanzada. En general, los adultos 
mayores reaccionan más lentamente que los adultos más jóvenes. Esto puede explicarse por 
la producción en menor medida de neurotransmisores (las moléculas de comunicación 
entre las neuronas que permiten al impulso nervioso pasar de una a otra por medio de la 
sinapsis) como el glutamato, la dopamina, la serotonina, entre otros. También la velocidad 
de los procesos cognitivos se ve afectada por una reducción del número y tamaño de 
células cerebrales, una corteza prefrontal menor y un flujo sanguíneo cerebral más 
lento. 
 La velocidad es muy importante en algunos procesos, fundamentalmente en la MCP 
ya que la información permanece por un corto período. Si la persona no puede procesar 
rápidamente la información, algo de ella se perderá para que otra información relevante sea 
colocada en la memoria inmediata. 
La lista de compras puede ser útil cuando falla la memoria explícita. Sin embargo, si esta 
señora hizo su lista y se la olvidó, puede hacer memoria y recordar los estantes de la 
alacena y la heladera de su casa. Probablemente la memoria implícita le permita comprar 
casi todolo que necesita 
 
 
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Como resultado de esta ralentización las personas mayores muchas veces no pueden retener 
información importante, no pueden analizarla de manera secuencial ya que se pierde antes, 
y no pueden responder a información nueva en base a esta información (ahora perdida). Por 
esto es que también muchas veces el pensamiento se vuelve más superficial y pierde nivel 
de abstracción (que se puede observar, por ejemplo, pidiendole a la persona que explique el 
significado de un refrán o dicho popular). Por eso, lo que se ve afectada es su inteligencia 
fluida y no su inteligencia cristalizada. La primera corresponde a la capacidad 
para adaptarse y enfrentar situaciones nuevas de forma ágil y rápida, sin que el aprendizaje 
previo, la experiencia o el conocimiento adquirido supongan una ayuda determinante para 
su manifestación. La segunda, por el contrario, incluye todo el conjunto de capacidades, 
estrategias y conocimientos que constituyen el grado de desarrollo cognitivo logrado 
mediante la historia de aprendizaje de una 
persona. 
 Por suerte, a pesar de que el 
procesamiento más lento complica en las 
pruebas de inteligencia, la velocidad de la 
cognición es menos relevante en tareasde la 
vida cotidiana. Los ancianos pueden ser más 
lentos que los jóvenes en muchas cosas, pero 
no por ello menos precisos. Muchos utilizan 
ese tiempo adicional para resolver problemas, 
repiten instrucciones que pueden ser confusas, 
les piden a otros qu bajen la velocidad, y se 
enfocan mucho mejor en tareas cognitivas más 
significativas. Todas estas estrategias ayudan a 
los adultos mayores a ajustar sus ritmos para 
procesar información. 
 
 
PERMANECER SALUDABLE Y ALERTA 
De ninguna manera se pueden pensar las funciones mentales y la conducta del 
adulto mayor por fuera de su estado de salud y sus condiciones de vida. En muchos de ellos 
la cognición decrece prácticamente poco y nada, como en muchos otros la cognición se ve 
profundamente alterada. Existen muchas enfermedades crónicas, aparte de las que atacan 
específicamente al cerebro, que terminan incidiendo en la cognición: desde la hipertensión 
arterial, diabetes, enfisemas, arteriosclerosis, por nombrar algunas. La salud en general, en 
todos sus aspectos, es crucial para el intelecto y las habilidades cognitivas a través de 
la adultez. La nutrición adecuada, la actividad física y el evitar cigarrillos, alcohol y drogas 
puede ser tan importante para la “mente” como lo es para el cuerpo. 
 
DECLINACIÓN COGNITIVA EN LA ADULTEZ TARDÍA 
La declinación cognitiva no se encuentra tan enraizada en el cuerpo y el cerebro del 
anciano como en el contexto social que lo rodea. Las actitudes cutlturales pueden llevar 
directamente a diferencias en la cognición. Aquí nos encontramos nuevamente con la 
amenaza de los prejuicios y los estereotipos acerca de los adultos mayores. 
Según un estudio de Jastrembzi y 
colaboradores, en 2006, los 
jugadores mayores y expertos en 
ajedrez eran casi tan rápidos al 
evaluar los riesgos para el rey como 
los jóvenes jugadores expertos, y 
eran mucho más rápidos que 
jugadores menos experimentados 
más jóvenes, quienes eran precisos 
en sus juicios pero más lentos para 
decidir. 
Ser experto supera a la mayor parte 
de los efectos de la edad. 
 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
 
Los estereotipos son más nocivos cuando las propias personas mayores “se los creen” 
y los internalizan como propios, reaccionando con impotencia, dudas de sí mismos, 
enojo mal dirigido. Si temen perder sus facultades mentales es porque se han apropiado de 
la idea de que la vejez conlleva demencia, por ejemplo, y ese temor puede llevar a la 
persona autoboicotearse y producir algunas fallas, llevando a una “profesía autocumplida”. 
Las personas que se encuentran entre los 50 y 70 años ya comienzan a sobreestimar las 
habilidades de memoria que tenían en la adultez temprana. Se olvidan de que cuando eran 
más jóvenes también se olvidaban de muchas cosas. Con la influencia de las expectativas 
de declinación suele aparecer la desconfianza y es en sí misma un factor que hace dudar y 
traer consigo problemas de la memoria, como suele pasar en los estudiantes que tienen 
pánico ante un examen. Cuando se les habla a los mayores con un lenguaje “infantilizado” 
o cuando otros señalan ciertas conductas de ellos como lentas o fallas de memoria, el adulto 
mayor no sólo que se puede sentir “tonto” sino también menos inteligente que el resto. Las 
expectativas y las respuestas afectan a la cognición de muchas maneras. 
 
Los estereotipos negativos sólo son significativos si una persona se identifica con ellos. 
 
A pesar de que los experimentos de laboratorio reflejan una pérdida de memoria, muchos 
adultos mayores no lo consideran incapacitante en su vida diaria. Se preocupan al principio 
o cuando consideran que puede ser signo de alguna enfermedad, sino suelen tomarlo con 
tranquilidad. E incluso muchos de ellos se consideran mejores que los jóvenes para recordar 
pagar las cuentas, tomar sus medicamentos y mantener sus horarios o citas. Puede que 
tengan razón. 
En un estudio que imitaba las demandas diarias de memoria se les pidió a ancianos y a 
jóvenes que se comunicaran con un servicio de llamadas todos los días, en un momento del 
día específico que ellos mismos eligieran. Sólo el 20% de los jóvenes hizo todos los 
llamados, pero el 90% de los adultos mayores lo hizo. ¿por qué la respuesta de los jóvenes 
fue tan mala? (ver respuesta al final**). 
 
 
Síntesis: 
El procesamiento cognitivo de los adultos mayores se ve entorpecido por 
disminución de la sensopercepción, más interferencia y menos inhibición. La atención se ve 
debilitada y la selección suele ser más confusa. La memoria a corto plazo se ve afectada, 
sobre todo porque las reacciones se vuelven más lentas. En particular, los procesos de 
control se presentan con problemas. La actividad fisica puede prevenir algo del 
enevejecimiento secundario, que se sabe que afecta a la cognición. El envejecimiento y la 
amenaza de estereotipos pueden hacer a los adultos mayores menos inteligentes de lo que 
realmente son, en especial en sus tareas de la vida cotidiana. 
 
 
** Muchos de los jóvenes se confiaron en su memoria y, por lo tanto, no utilizaron agendas ni notas, alarmas 
o “ayuda-memoria”. Los adultos mayores fueron más proclives a usar recordatorios.

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