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Dr. Fernando D. Saraví El caudal sanguíneo renal es de 20 a 25 % del gasto cardíaco en reposo. Aproximadamente 90 % de este caudal llega a los glomérulos. Esto representa aprox. 1100 mL de sangre por minuto. Si el hematocrito es de 45 %, este flujo plasmático efectivo renal es de algo más de 600 mL/min. Una fracción sustancial del volumen de plasma que llega a los glomérulos es filtrado. El porcentaje de plasma que es efectivamente filtrado se denomina fracción de filtración y es normalmente próximo a 20 %. Un adulto joven tiene una tasa de filtración glomerular (TFG) de aprox. 125 mL/min (el rango normal es de 90 a 140 mL/min en el varón y de 80 a 125 mL/min en la mujer). Una TFG de 125 mL/min corresponde a 180 L/día. Dado que el volumen de plasma es de aprox. 3 L, esto implica que el plasma es filtrado 60 veces por día en los riñones. Después de los 40 años, la TFG disminuye gradualmente en aprox. 1 mL/min por año. Generalmente la TFG se normaliza para una superficie corporal de 1.73 m2. La TFG normalizada (N) es igual a la TGF medida (M) por el cociente entre 1.73 m2 y la superficie corporal (SC) del individuo en m2: TFG (N) = TFG (M). 1.73/SC Aunque esta práctica está muy difundida, actualmente su uso es cuestionado en obesos y niños, en los cuales si se realiza una corrección ésta debiera hacerse por el volumen de líquido extracelular. Por simplicidad, en la presente descripción fisiológica se omitirá la corrección por superficie corporal; sin embargo, debe ser tenida en cuenta cuando se valoran datos de pacientes. La filtración se produce debido a las fuerzas de Starling descritas en MICROCIRCULACIÓN, a saber: Jw = Lp [(Pc – PCB) – σ (πP – πCB)] Donde Jw es el flujo de agua por unidad de superficie, Lp la conductividad hidráulica del capilar, Pc la presión hidrostática de los capilares y PCB la presión hidrostática de la cápsula de Bowman; σ (sigma) es el coeficiente de reflexión, πP es la presión oncótica del plasma y πCB la del ultrafiltrado. Esta última es virtualmente nula en condiciones normales, porque el filtrado contiene solamente trazas de proteínas. Por esta causa, este término puede omitirse de la ecuación. Igualmente, σ es prácticamente 1 y también puede omitirse. En consecuencia, la ecuación queda simplificada a: Jw = Lp (Pc – PCB – πP) La presión hidrostática del capilar favorece la filtración, mientras que la presión hidrostática de Bowman y la presión oncótica de las proteínas del plasma se oponen a ella. La filtración es además directamente proporcional a la superficie S en la cual se produce, que corresponde al área sumada de todos los capilares glomerulares y se estima en 2 m2 en el adulto. Adaptando la ecuación de fuerzas de Starling según lo dicho, la tasa de filtración glomerular (TFG) corresponde entonces a: TFG = Kf (Pc – PCB – πP) Donde Pc es la presión capilar glomerular media, πP es la presión oncótica media del plasma y Kf es el coeficiente de filtración, producto de la permeabilidad hidráulica Lp de los capilares por su superficie S. Si TFG se expresa en cm3/min y las presiones en mmHg, las unidades de Kf son cm3.min-1.mmHg-1. La permeabilidad hidráulica de los capilares glomerulares es la más elevada del organismo (exceptuando los sinusoides). Por ej., Filtración glomerular Fig. 1 Posgrado-00 Sello Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 2 es 10 veces mayor que la de los capilares de la mucosa intestinal, 600 veces mayor que la de los capilares del músculo esquelético y 50 000 veces mayor que la de los capilares cerebrales. La elevadísima permeabilidad hidráulica de los capilares glomerulares es apropiada para la función que deben cumplir. FUERZAS DE STARLING EN LA FILTRACIÓN GLOMERULAR La anatomía de los vasos renales permite una caída de presión media relativamente pequeña entre la aorta y las arteriolas aferentes. En otros lechos la presión hidrostática en el extremo arteriolar del capilar es típicamente de 35 mmHg, mientras que en los capilares glomerulares es de aprox. 60 mmHg. A medida que se ultrafiltra plasma, esta presión se reduce hasta 55 a 58 mmHg en el ingreso a la arteriola aferente, más delgada (Fig. 1). Por otra parte, la presión oncótica plasmática aumenta a lo largo de los capilares debido a que la salida del ultrafiltrado hace que las proteínas plasmáticas se concentren. La presión oncótica del plasma aumenta aprox. 20 % (en proporción a la fracción ultrafiltrada), desde 25 mmHg hasta 30 mmHg. Finalmente, la presión hidrostática de la cápsula de Bowman permanece constante en un valor de 15 a 18 mmHg, ya que el volumen filtrado continúa su tránsito a lo largo de la nefrona, con una resistencia baja. El tránsito del filtrado se debe a la diferencia entre la presión en la cápsula de Bowman y la presión en la pelvis renal, que es próxima a cero. Por lo expuesto, normalmente el balance de presiones favorece la filtración en toda la extensión de los capilares glomerulares (Fig. 2), a diferencia de lo que ocurre en los capilares sistémicos (ver MICROCIRCULACIÓN). En condiciones normales, la presión oncótica de las proteínas del plasma y la presión de la cápsula de Bowman se mantienen constantes y por tanto no intervienen en la regulación de la TFG. Sin embargo, la TFG puede aumentar en condiciones anormales por una reducción en la concentración de las proteínas plasmáticas (en particular hipoalbuminemia). Por su parte, la presión en la cápsula de Bowman aumenta cuando existe una obstrucción al flujo normal de orina, como la causada por un cálculo impactado, estenosis o compresión extrínseca del uréter, o reflujo vésico-ureteral. El aumento de presión en la vía urinaria proximal a la obstrucción causa su dilatación (hidronefrosis), reduce la TFG y, de prolongarse, puede provocar atrofia del parénquima renal e insuficiencia renal crónica. LA BARRERA DE FILTRACIÓN La barrera filtrante está constituida por una triple capa: el endotelio capilar fenestrado, la membrana basal de los capilares glomerulares y los pedicelos (extensiones digitiformes) de los podocitos (Fig. Fig. 2 Fig. 3 Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 3 3). En conjunto, estas estructuras limitan el paso de macromoléculas pero dejan pasar libremente agua, iones, solutos cristaloides no iónicos como glucosa y urea. Los iones presentan una pequeña asimetría debida al efecto Donnan (ver FISICOQUÍMICA DE LOS LÍQUIDOS CORPORALES). Por ello, en el ultrafiltrado la concentración de cationes como el Na+, el K+ y el Ca2+ es 5 % menor, y la de aniones como Cl- , HCO3-, fosfatos y sulfatos es 5 % mayor que en el plasma. Los péptidos como la angiotensina y proteínas pequeñas como la insulina también filtran libremente. La barrera se comporta como un filtro por tamaño molecular, pero también la carga eléctrica de las macromoléculas influye en limitar su filtración. Experimentos con dextranos, polisacáridos que prepararse con masas moleculares diversas y carga eléctrica nula, positiva o negativa muestra que las macromoléculas catiónicas filtran con mayor facilidad que las neutras, y éstas con mayor facilidad que las aniónicas (Fig. 4). Por esta razón las proteínas plasmáticas, que son aniones al pH fisiológico, son excluidas casi totalmente del ultrafiltrado. La resistencia a la ultrafiltración se debe, por partes aprox. iguales, a la membrana basal y los pedicelos. Los capilares fenestrados, con poros de 70 nm de diámetro, presentan muy poca oposición a la ultrafiltración (2 % de la resistencia total). Se ha postulado que las cargas negativas del glicocálix del endotelio podrían contribuir a la exclusión de las proteínas plasmáticas. No obstante, la membrana basal glomerular y los pedicelos parecen tener mayor importancia a este respecto. La membrana basal tiene un espesor de 300 a 350 nm. Posee una red de colágeno tipo IV unidamediante la proteína entactina a una segunda red formada por la glicoproteína laminina. El colágeno proporciona resistencia mecánica pero tiene escaso poder ultrafiltrante. Los defectos congénitos en el colágeno tipo IV causan el síndrome de Alport, caracterizado por pérdida de eritrocitos en la orina (hematuria) con escasa pérdida de proteínas (proteinuria). En cambio la red de laminina se opone significativamente al pasaje de proteínas plasmáticas, pues las mutaciones de esta proteína causan proteinuria intensa. Los espacios entre los pedicelos son de 25 a 60 nm, y están parcialmente cerrados por puentes proteínicos con carga negativa, que constituyen el diafragma en hendidura. Los poros de este diafragma son de 4 x 14 nm y constituyen el principal filtro que evita el paso de las proteínas plasmáticas (Fig. 5, A). La principal proteína que forma el diafragma es la nefrina, que posee una larga porción extracelular con ocho dominios tipo inmunoglobulina y un dominio tipo fibronectina, una porción transmembrana y una breve porción intracelular que se asocia con otras proteínas como la podocina y la proteína adaptadora CD2AP, que la vincula con los microtúbulos de actina del citoesqueleto (Fig. 5, B). Extracelularmente, la nefrina se asocia con otras proteínas similares más cortas, llamadas Neph. Las mutaciones de la nefrina causan proteinuria congénita severa (síndrome nefrótico tipo finlandés). La integridad del diafragma Fig. 4 Fig. 5 Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 4 también requiere la presencia de una proteína de adhesión llamada FAT1. REGULACIÓN DEL CAUDAL SANGUÍNEO RENAL Y LA FILTRACIÓN GLOMERULAR Aunque los riñones representan menos de 0.5 % de la masa del organismo, reciben –como se notó antes – aprox. 25 % del gasto cardíaco de reposo. El caudal sanguíneo renal es directamente proporcional a la diferencia entre la presión media de la arteria renal y la presión en la vena renal, e inversamente proporcional a la resistencia vascular renal. Autorregulación del caudal sanguíneo renal El caudal se mantiene relativamente constante en un rango de presiones arteriales medias dinámicas (Pmd) de 90 a 200 mmHg (Fig. 6). Debe notarse que esta relativa constancia responde sobre todo a aumentos de la Pmd por encima del nivel basal. Por el contrario, cuando la Pmd desciende por debajo de dicho nivel, el caudal sanguíneo y la TFG disminuyen proporcionalmente. Esto se indica en la Fig. 6 en valores absolutos a la izquierda y en valores relativos (porcentaje del valor normal) a la derecha). La propiedad de mantener la constancia del caudal frente a aumentos en la presión arterial se denomina autorregulación y depende de cambios en la resistencia vascular renal. Existen dos mecanismos responsables por la autorregulación: la respuesta miógena de la arteriola aferente y la retroalimentación túbulo- glomerular. Antes de describir estos efectos, es conveniente explicar cómo afectan la TFG y el caudal sanguíneo renal los fenómenos vasomotores. Efectos vasomotores sobre la filtración glomerular La resistencia vascular renal se debe principalmente a las arteriolas aferentes y eferentes, que se encuentran en serie entre sí y contribuyen en partes aprox. iguales a la resistencia total. Tanto la vasoconstricción de las arteriolas aferentes como eferentes causa un aumento de la resistencia vascular renal. Sin embargo, sus efectos sobre la TFG son muy diferentes (Fig. 7). La constricción de la arteriola aferente acentúa la caída de la presión desde la aorta, lo cual reduce la TFG porque disminuye la presión hidrostática capilar. En cambio, la constricción de la arteriola eferente aumenta la resistencia a la salida de sangre desde el glomérulo y aumenta la presión hidrostática en su interior, con lo que aumenta la TFG. Si hay constricción en la misma medida de ambas arteriolas, aferente y eferente, sus efectos sobre la TFG se cancelan, mientras que se suman sus efectos negativos sobre el caudal sanguíneo renal. Un aumento de la Pmd por encima del nivel basal tiende a producir un incremento importante de la TFG. Esto se debe a que el aumento de Pmd no se acompaña de cambios significativos en las otras presiones que determinan la TFG. Por ejemplo, si Pmd aumenta 20 %, de 100 a 120 mmHg, esto haría que la presión hidrostática en los capilares glomerulares subiese de 60 hasta 72 mmHg. Si la suma de la presión en la cápsula de Bowman y la presión oncótica de las proteínas permanece constante en 43 mmHg, esto haría que la presión neta de filtración aumentara casi al doble, de 17 mmHg (60 – 43) a 29 mmHg (72 – 43). Por tanto, un aumento modesto en la Pmd puede fácilmente duplicar la presión efectiva de filtración. Los fenómenos autorregulatorios que se tratan más abajo son muy importantes porque permiten desacoplar la función reguladora renal de las fluctuaciones de Pmd que se producen durante las actividades cotidianas. De otro modo, los cambios en la TFG producirían variaciones en la excreción de agua y electrolitos no relacionadas con el mantenimiento de la constancia de la Fig. 6 Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 5 composición de los líquidos corporales. Respuesta miógena de la arteriola aferente Los aumentos de la presión arterial por encima del nivel de reposo distienden la arteriola aferente, lo cual produce la contracción de su músculo liso y un aumento de la resistencia hemodinámica. La respuesta miogéna es rápida, ya que comienza con una latencia de 300 ms y alcanza su máximo en pocos segundos (Fig. 8). La distensión activa canales mecanosensibles de la membrana de las células musculares lisas de la arteriola aferente. Los canales involucrados parecen curiosamente ser los canales epiteliales de sodio (ENaC) que, en el músculo liso, forman un complejo con integrinas y otras proteínas que los tornan sensibles a la distensión. El estímulo apropiado para la respuesta miógena es el estiramiento circunferencial de la arteriola. Si bien dicha distensión se puede lograr por un aumento de la Pmd, fisiológicamente el estímulo eficaz es la presión sistólica, ya que puede obtenerse la misma respuesta si se aumenta la presión sistólica aunque la Pmd disminuya. Normalmente el aumento de la presión sistólica se acompaña de un incremento en la Pmd, por lo cual la respuesta miógena contribuye a autorregular la TFG y el caudal sanguíneo renal. No obstante, su sensibilidad a la presión sistólica indica que la función principal de la respuesta miógena es proteger al glomérulo de presiones excesivas. En la hipertensión arterial, el daño a los órganos sensibles guarda más relación con el nivel de presión sistólica que con el de la Pmd. Aparato yuxtaglomerular y retroalimentación túbulo-glomerular La última porción del segmento grueso de la rama ascendente del asa de Henle hace contacto con el corpúsculo renal de la misma nefrona. En la zona de contacto, el epitelio tubular posee células especializadas que forman la mácula densa, en estrecho contacto con el mesangio extraglomerular (células de Goormantigh). con las células granulosas de la arteriola aferente, que son células de músculo liso vascular secretoras de renina. La mácula densa, el mesangio extraglomerular y las células granulosas forman el aparato yuxtaglomerular (Fig. 9). Como el resto de la porción gruesa del asa de Henle, la mácula densa posee en su membrana apical un cotransportador de Na+, K+ y Cl- (NKCC2) que permite la reabsorción de NaCl y se describirá en detalle en FUNCIÓN TUBULAR. Cuando aumenta la TFG, crece el flujo tubular y con él la carga de NaCl que llega a la mácula densa. Con concentraciones de NaCl de hasta 60 mmol/L, el aumento de actividad del NKCC2 causa una mayor tasa de bombeo de la Na,K-ATPasa en la membrana basolateral de las células de la mácula densa, lo cual aumenta la hidrólisis de ATP y la producciónde ADP, AMP y adenosina (Fig. 10, A). La adenosina y el ATP parecen ser los principales mediadores de la retroalimentación túbulo-glomerular. La adenosina es liberada como tal y también formada a partir de AMP en el intersticio por una 5’-ectonucleotidasa de la membrana basolateral. El ATP deja las células por Fig. 8 Fig. 7 Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 6 canales llamados maxianiónicos. La adenosina activa receptores A1AR en las células mesangiales y el músculo liso de la arteriola aferente. Las células mesangiales y musculares lisas están acopladas por nexos (uniones comunicantes). Los receptores A1AR están acoplados a proteína Gq y activan la fosfolipasa C, que produce diacilglicerol e inositol trifosfato. Estos mediadores aumentan el Ca2+ intracelular, causando la contracción del músculo liso de la arteriola aferente, con lo cual aumenta la resistencia de esta última. Simultáneamente la contracción del mesangio reduce la superficie de filtración. Ambos efectos reducen la filtración glomerular cuyo aumento inició la cascada de respuestas en la nefrona. Además, el aumento de la concentración de Ca2+ intracelular inhibe la secreción de renina por parte de las células granulosas de la arteriola aferente, lo cual indirectamente tiende a reducir la presión de perfusión. El efecto de la adenosina requiere la presencia en el intersticio de angiotensina II generada localmente, pero ésta no actúa como un regulador, sino que tiene una acción permisiva. El ATP liberado al intersticio por la mácula densa causa efectos similares a la adenosina, pero actuando sobre receptores purinérgicos P2X, que se localizan en las arteriolas aferentes, pero no en las eferentes. Es posible que la importancia relativa de la adenosina y el ATP en la retroalimentación túbulo- glomerular sea variable según la especie. Otros mediadores locales Prostaglandinas. Las prostaglandinas como prostaciclina y prostaglandina E2 no parecen intervenir en la regulación del caudal sanguíneo renal en condiciones basales. Su síntesis es estimulada por la depleción de volumen, la angiotensina II y los nervios simpáticos. Cuando hay depleción de volumen y la carga tubular de NaCl decrece sustancialmente, las prostaglandinas citadas atenúan la reducción del caudal sanguíneo renal (sin modificar la TFG) y protegen al riñón contra la isquemia (Fig. 10, B). En personas predispuestas a la isquemia renal, el bloqueo de la síntesis local de prostaglandinas (con antiinflamatorios no esteroides) puede perturbar esta protección y causar nefropatía. Oxido nítrico. El óxido nítrico (NO) es un vasodilatador. La mácula densa posee sintasa de óxido nítrico I (neuronal) cuya actividad no causa vasodilatación pero atenúa la intensidad de la retroalimentación negativa frente a un aumento de la TFG que lleve la concentración de NaCl que alcanza la mácula densa por encima de 60 mmol/L (Fig. 10, C). Además de relajar directamente el músculo liso del mesangio, el NO inhibe la 5’- ectonucleotidasa y reduce la generación de adenosina en el intersticio del aparato yuxtaglomerular. Esto permite aumentar el caudal tubular de la nefrona distal durante una expansión de volumen, en la que debe aumentar la excreción de Na+ y agua. El endotelio de los vasos renales Fig. 10 Fig. 9 Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 7 también produce NO en respuesta al aumento en la tasa de corte y a agentes como bradikinina, acetilcolina, histamina y adenosina actuando sobre receptores A2AR (ver FUNCIÓN ENDOTELIAL). Endotelina. Las endotelinas son péptidos vasoconstrictores producidos por el endotelio. No participan en la regulación normal pero en ciertas enfermedades aumenta su producción. La endotelina-1 produce vasoconstricción de las arteriolas aferente y eferente, con reducción del caudal sanguíneo y la TFG. Dopamina. La dopamina es una catecolamina, producida localmente en el túbulo proximal, donde produce aumento del caudal sanguíneo e inhibición de la secreción de renina. Influencias extrínsecas El caudal sanguíneo renal (y la TFG) no depende solamente de la autorregulación, sino que es modificado por la inervación simpática y diversos agentes humorales. Inervación simpática. Las arteriolas aferente y eferente reciben inervación simpática y poseen receptores α1-adrenérgicos que causan vasoconstricción. La concentración de receptores α1-adrenérgicos es mayor en la arteriola aferente, por lo que la respuesta constrictora de ésta es más intensa que la de la arteriola eferente. La arteriola afrente tiene también receptores β1-adrenérgicos que estimulan la secreción de renina. El tono simpático es normalmente débil pero la hipotensión arterial causa un importante aumento mediado por el reflejo barorreceptor arterial sistémico. Entonces aumenta la resistencia vascular renal, lo que mejora la presión arterial a expensas de un menor caudal sanguíneo renal y una menor TFG, que por otra parte contribuye a retener agua y electrolitos (hecho ventajoso en caso de hipotensión). En caso de activación simpática generalizada, la adrenalina circulante también estimula los vasos renales. Sistema renina-angiotensina. La renina produce angiotensina I a partir del angiotensinógeno, y la angiotensina I es luego transformada a angiotensina II por la enzima convertidora que se encuentra en el endotelio, principalmente en los vasos pulmonares. Al revés que para la noradrenalina, la arteriola eferente es más sensible a la angiotensina II que la arteriola aferente. Por eso bajas concentraciones de angiotensina II circulante disminuyen levemente el caudal sanguíneo renal sin reducir la TFG. En la hipotensión arterial, la angiotensina II en alta concentración tiene efectos sinérgicos con la noradrenalina sobre la circulación renal. En el riñón también se produce angiotensina II localmente, la cual participa en la autorregulación. Péptidos natriuréticos auriculares. También llamados atriopeptinas, son hormonas producidas en el corazón y secretadas por la distensión de la aurícula que ocurre cuando aumenta la volemia. Causan vasodilatación de la arteriola aferente y vasconstricción de la arteriola eferente, con lo cual modifican poco el caudal sanguíneo renal pero pueden aumentar notablemente la filtración glomerular. Efectos sobre el coeficiente de filtración (Kf) Un gran número de péptidos y otros mediadores modifican la actividad contráctil del mesangio (Tabla 1). Los de mayor importancia son la angiotensina II, que estimula la contracción, y los péptidos natriuréticos, que tienen el efecto opuesto. La contracción del mesangio reduce Kf, probablemente porque disminuye la superficie glomerular disponible para la filtración. APORTE Y CONSUMO RENALES DE OXÍGENO Como se indicó antes, los riñones reciben entre 20 % y 25 % del gasto cardíaco en reposo, lo que corresponde a un elevado aporte de oxígeno: Para Tabla 1: Estimulantes e inhibidores de la actividad contráctil del mesangio Efecto Péptidos Eicosanoides y otros lípidos Otros agentes Estimulante (reduce Kf) Angiotensina II Vasopresina (ADH) Endotelina Factor de necrosis tumoral (TNF) Factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF) Factor de crecimiento epidérmico (EGF) Prostaglandina F2α Tromboxano A2 Endoperóxidos Factor activador de plaquetas (PAF) Leucotrienos C4 y D4 Peróxido de hidrógeno (agua oxigenada, H2O2) Histamina Ciclosporina Adenosina Agonistas α-adrenérgicos Inhibidor (aumenta Kf) Péptido natriurético auricular Péptido relacionado con el gen de calcitonina (CGRP) Somatostatina (GHIH) Prostaglandina E2 Prostaciclina (PGI) Oxido nítrico (NO) Nitroprusiato Agonistas β-adrenérgicos Dopamina Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 8 un caudal de 1.2 L/min y un contenido arterial de oxígeno de 200 mL/L, el aporte de oxígeno es de 240 mL/min. Como en cualquierórgano o tejido, la disponibilidad de oxígeno en el riñón, reflejada por la pO2 tisular, depende del balance entre el aporte de oxígeno al tejido y su consumo por parte de éste. Consumo renal de oxígeno El consumo renal de oxígeno (RVO2) es normalmente del orden de 20 mL/min, por lo cual la extracción fraccional de oxígeno algo menor que 10 %, muy inferior al promedio del cuerpo que es de 25 %. En otras palabras, la diferencia arteriovenosa de oxígeno es normalmente muy baja, del orden de 20 mL/L (~ 10 %). El RVO2 puede dividirse en dos componentes: Por un parte el consumo basal que tendría el riñón si no hubiera transporte tubular de iones. Esta es la fracción del consumo relacionada con la mantención de la vitalidad e integridad de las células renales. Hay diversas estimaciones de la magnitud de este componente, pero supondremos aquí que corresponde a 25 % del RVO2 total (~ 5 mL/min) cuando la filtración glomerular es normal. El resto del RVO2 se debe casi exclusivamente al consumo de energía necesaria para el transporte de Na+, y es en condiciones normales de 75 % del RVO2 (~ 15 mL/min). El componente relacionado con la función tubular varía linealmente con la tasa de reabsorción de sodio (Fig. 11). Esto se debe a que está directamente relacionado con el consumo de ATP de la Na,K-ATPasa, la cual impulsa los fenómenos de reabsorción tubular. Se ha observado tal relación lineal tanto en condiciones normales como en diversas condiciones patológicas, aunque no necesariamente con igual relación de acoplamiento (número de iones Na+ reabsorbidos por molécula de O2 consumida). Por ej., para una tasa de reabsorción de Na+ dada, los riñones de ratas espontáneamente hipertensas requieren más O2 que los riñones de ratas normales. Distribución del caudal sanguíneo renal El caudal sanguíneo no se distribuye uniformemente en todo el riñón. La corteza renal recibe mucho mayor caudal que la médula. En parte la diferencia se debe a que el volumen de la corteza es de aprox. el doble que el de la médula. Pero incluso cuando el caudal se normaliza en mL/min por gramo de tejido, el caudal cortical es entre 2 y 3 veces mayor que el medular. Los valores medidos por resonancia magnética en humanos son, respectivamente, de ~ 3.5 mL/min/g y de ~ 1.3 mL/min/g. La pO2 tisular también es mayor en la corteza que en la médula (Tabla 2). La menor perfusión medular tiene un papel importante en preservar la hiperosmolaridad del intersticio medular (ver CONCENTRACIÓN Y DILUCIÓN DE LA ORINA), pero torna a la médula renal vulnerable al daño por hipoxia o isquemia. Esto es particularmente cierto acerca de la capa medular externa, debido al elevado consumo de Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 9 oxígeno generado por la reabsorción activa de Na+ en el segmento grueso de la rama ascendente del asa de Henle (ver FUNCIÓN TUBULAR). Cortocircuito de gases en la corteza En la mayoría de los tejidos, la pO2 venosa es igual a la pO2 tisular. En cambio, la pO2 de la sangre venosa renal es mayor que la pO2 en la arteriola eferente y en el intersticio cortical (Fig. 12). Este hecho se explica por un fenómeno característico de la circulación renal, que es el cortocircuito arteriovenoso de oxígeno. Los vasos arteriales y venosos del riñón se encuentran en una vecindad mucho más estrecha que la de otros tejidos, como por ej. el músculo esquelético (Fig. 13). En estas circunstancias, la diferencia de pO2 entre la sangre arterial y venosa impulsa la transferencia de O2 por un fenómeno de contracorriente (este fenómeno se explica en CONCENTRACIÓN Y DILUCIÓN DE LA ORINA). Como consecuencia, la pO2 arterial decrece a medida que las arterias progresan en el parénquima renal, mientras que la pO2 venosa aumenta mientras sale del mismo. Se recordará que la función depuradora del riñón requiere que posea un caudal sanguíneo muy superior al necesario para suplir sus necesidades metabólicas. El control de los vasos renales está en gran medida determinado por los mecanismos que regulan la tasa de filtración glomerular y la tasa de reabsorción tubular de Na+ (descriptos previamente). Por esta razón, el RVO2 en general aumenta con la tasa de filtración glomerular, lo cual tiende a mantener la correspondencia entre el caudal sanguíneo renal y el RVO2. La magnitud del cortocircuito de oxígeno varía con el caudal renal. Debido a las características del intercambio de contracorriente, dentro de ciertos límites la magnitud del cortocircuito es inversamente proporcional al caudal. De este modo, es mayor con caudales bajos – que se asocian con bajos RVO2 – y menor con caudales altos, en los que la filtración glomerular, la reabsorción tubular y el RVO2 aumentan. El resultado es que el cortocircuito de oxígeno tiende a mantener relativamente constante la pO2 cortical. Tal estabilización de la pO2 cortical cumple dos funciones importantes. Una es impedir un excesivo estrés oxidativo en la corteza renal. La otra es proporcionar un ambiente apropiado para que las células corticales peritubulares puedan detectar cambios sostenidos en el aporte de oxígeno a la corteza, variable que regula la secreción de eritropoyetina (véase HEMOPOYESIS). En este sentido, cabe destacar que en la microcirculación renal, una disminución pequeña del hematocrito (a 39 %) ya causa disminución de la pO2 cortical, mientras que en otros órganos, como el intestino o el miocardio, la pO2 tisular solamente baja con reducciones mucho mayores del hematocrito. Además, en el riñón la respuesta a una baja pO2 arterial (hipoxemia) es mucho menor que en la circulación coronaria, cerebral o del músculo esquelético. Ambos fenómenos hacen de la corteza renal un ambiente tisular óptimo para la regulación de la secreción de eritropoyetina. El cortocircuito de oxígeno no solamente afecta a la pO2 de la corteza renal, sino también a la pO2 de la médula. Estímulos que reducen el caudal cortical sin afectar el caudal medular son capaces de reducir la pO2 medular (Fig. 14 A). La razón es que el cortocircuito reduce la pO2 de la sangre que irriga los glomérulos yuxtamedulares, cuyas arteriolas eferentes originan los vasos rectos descendentes (Fig. 14 B). Tabla 2: Distribución del caudal sanguíneo renal Región Caudal total (%) Caudal (mL/min/g) pO2 tisular (mmHg) Corteza 85 a 90 5 50 Medular externa 2 30 Medular interna 10 a 15 0.5 15 Los datos de la 3ª y 4ª columnas son según Evans RG y col., Clin Exp Pharmacol Physiol 40: 106-122, 2013. Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 10 Aunque no se ha estudiado con igual detalle, es probable que también exista un cortocircuito de dióxido de carbono entre las venas y las arterias renales. El mecanismo sería similar al del oxígeno, pero el dióxido de carbono es 20 veces más difusible. La corteza renal tiene una pCO2 elevada, de 65 mmHg (en parte vinculada con la reabsorción de bicarbonato), mientras que la pCO2 de la sangre venosa renal es de 45 mmHg. La elevada pCO2 cortical mantiene la curva de disociación de la oxihemoglobina bien desviada a la derecha, lo cual contribuye a detectar pequeños cambios de oxigenación por parte de las células peritubulares secretoras de eritropoyetina. Cortocircuito de gases en la médula El caudal sanguíneo en la médula renal debe regularse de modo que se mantenga un equilibrio entre dos exigencias fisiológicas: 1. Debe ser lo suficientemente bajo como para preservar la hiperosmolaridad del intersticio necesaria para permitir la regulación de la osmolaridad urinaria (ver Concentración y dilución de la orina). 2. Debe ser lo suficientemente alto como para satisfacer las demandas metabólicas de las células tubulares, en particular en el segmento grueso de la rama ascendente del asa de Henle. Como el sentido de circulación de la sangre en los vasos rectos descendentes y ascendentes es opuesto,existe también cortocircuito de oxígeno y de dióxido de carbono en todo el espesor de la médula (Fig. 15), que hace a la capa medular interna hipóxica con respecto a la capa medular externa (Tabla 2). En la médula también se ha demostrado la existencia de un cortocircuito de dióxido de carbono (desde los vasos descendentes a los ascendentes), de modo que la pCO2 en la papila es mayor que en partes más superficiales; esto también se evidencia por un pH de la capa medular interna 0.2 unidades menor que en la corteza. Filtración glomerular Dr. Fernando D. Saraví 11 Adicionalmente, el aporte de oxígeno a la médula está limitado porque el hematocrito de la sangre que la perfunde es notablemente menor que el de la circulación sistémica. Esto se debe en parte a una reducción del volumen eritrocitario causado por la hiperosmolaridad medular, pero además por fenómenos hemorreológicos como el efecto sigma y el efecto de Fåhraeus (ver REOLOGÍA DE LA SANGRE). Las variaciones en el aporte de oxígeno tienen relativamente poco efecto sobre la función de la capa medular interna, porque esta región tiene gran capacidad metabólica anaerobia. Por el contrario, la reducción del aporte de oxígeno a la capa externa es un riesgo importante en diversas condiciones patológicas, debido al elevado consumo de oxígeno necesario para mantener el transporte de Na+ en el segmento grueso de la rana ascendente de Henle. La regulación del caudal sanguíneo medular es, en general, menos sensible a estímulos que afectan mucho el caudal cortical, como la estimulación de los nervios simpáticos o la infusión de angiotensina. El caudal sanguíneo medular parece ser regulado por agentes vasoactivos producidos localmente, como óxido nítrico, adenosina y prostaglandinas. La concentración de sintasas de óxido nítrico es mucho mayor en la médula que en la corteza renal. El óxido nítrico no solamente causa dilatación de los vasos rectos, aumentando el aporte de O2 a la médula, sino que además reduce la utilización mitocondrial de O2 en las células tubulares; ambos efectos contribuyen a mantener o elevar la pO2 medular. Si bien la microcirculación medular renal carece de músculo liso, en cambio posee pericitos, células individuales con capacidad contráctil y extensiones citoplasmáticas que rodean parcialmente a los vasos rectos descendentes. La contracción de los pericitos se asocia con un aumento de la resistencia de los vasos rectos y, con presión de perfusión constante, con una disminución del flujo sanguíneo. La regulación del estado contráctil de los pericitos es compleja, ya que son sensibles a múltiples agentes, tanto dilatadores como constrictores (Fig. 16). Actualmente se considera importante la influencia de las propias células tubulares sobre la resistencia vascular de la médula, que constituye un fenómeno denominado diálogo túbulo- vascular.