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Dr. Fernando D. Saraví Los compartimientos líquidos corporales intracelular, intersticial e intravascular son esencialmente isotónicos entre sí porque las membranas biológicas tienen en general una elevada permeabilidad al agua. Por tanto, cualquier cambio en la osmolaridad de un compartimiento causa un desplazamiento de agua que rápidamente restaura la igualdad de concentración de partículas con los otros compartimientos líquidos corporales (ver FISICOQUÍMICA DE LOS LÍQUIDOS CORPORALES). No obstante, la restitución de todos los compartimientos a las condiciones iniciales exige que se incorpore o se elimine agua o solutos, según la naturaleza del cambio inicial que causó la redistribución del agua. El mantenimiento de una osmolaridad u osmolalidad normal (aprox. 300 mOsm/L ó 290 mOsm/kg H2O, respectivamente) requiere que la ingesta de agua y su eliminación renal sean procesos sujetos a regulación. Si bien existen otras vías de pérdida de agua (transpiración, vapor exhalado y en casos anormales vómitos y diarrea), estas pérdidas no están bajo el control neurohumoral que regula la sed y la eliminación renal de agua. En consecuencia, ellas pueden perturbar pero no regular la osmolaridad de los líquidos corporales.1 Dentro de un rango amplio, la excreción renal de agua es regulada de manera relativamente independiente de la excreción de solutos. Para lograr esto es necesario que la reabsorción de agua y de solutos se desacople en uno o más segmentos de la nefrona, es decir que se realice y regule por separado la una de la otra. En el caso que nos ocupa, el desacoplamiento permite que la excreción de solutos permanezca constante al tiempo que la excreción de agua varía, de modo que se produzca orina que, con igual cantidad de solutos, está diluida (hipoosmótica) o concentrada (hiperosmótica) con respecto al plasma. Véase Clearance de Agua Libre en CLEARANCE (DEPURACIÓN) RENAL. 1 Cabe notar que la concentración de Na+ en el sudor varía con la aclimatación a climas cálidos y es influida por la aldosterona. No obstante, el volumen de transpiración depende de los mecanismos que regulan la temperatura corporal. Además del citado desacoplamiento, la retención regulada de agua requiere algún mecanismo capaz de extraer el agua de los túbulos cuando sea necesario. La salida de agua es necesariamente pasiva, posibilitada por diferencias entre la osmolaridad del intersticio y la del líquido tubular. El intersticio de la corteza renal posee, como el de otros órganos, virtualmente la misma osmolaridad que el plasma. En consecuencia, en la corteza la reabsorción de agua es un fenómeno esencialmente isotónico que no permite desacoplar la reabsorción de agua de la reabsorción de solutos. En cambio, el intersticio de la médula renal posee una osmolalidad superior a la del plasma. Dicha osmolalidad crece desde la unión córtico-medular hacia la papila, donde puede alcanzar un valor máximo de aprox. 1200 mOsm/kg H2O en el ser humano (Fig. 1).2 Los solutos responsables de la mayor osmolaridad intersticial son NaCl y urea. La concentración de NaCl y urea es alta en toda la médula, pero el NaCl predomina en la capa medular externa y la urea en la interna. Por tanto, en los segmentos de los túbulos que atraviesan la médula renal (asas largas de Henle y túbulos colectores) puede producirse salida de agua si se cumplen dos condiciones: Que la osmolaridad intersticial sea mayor que la tubular y que el segmento en cuestión sea 2 Otras especies pueden alcanzar osmolalidades muy superiores; por ej. (en mOsm/kg H2O): 3000 la rata, 4000 el ratón y el hamster y 7600 la chinchilla. Concentración y dilución de la orina Fig. 1 Posgrado-00 Sello Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 2 permeable al agua. La permeabilidad al agua de los túbulos colectores está regulada por la vasopresina (hormona antidiurética), cuya función se trata más abajo, al igual que el origen de la hiperosmolaridad medular. CANALES DE AGUA: ACUAPORINAS La alta permeabilidad al agua de la nefrona proximal y los aumentos en la permeabilidad al agua observables en la nefrona distal bajo el efecto de la vasopresina no pueden explicarse por difusión del agua a través de la bicapa lipídica. Por esta razón se suponía que debía de existir algún tipo de molécula que mediara la transferencia de agua. La primera de estas moléculas se descubrió en 1992. Originalmente llamada CHIP28 (CHannel-like Integral Protein de 28 kDa), actualmente se conoce como acuaporina 1 (AQP1).3 En total se han clonado en mamíferos 11 acuaporinas (otras se han hallado en anfibios, vegetales y bacterias). Todas permiten el pasaje de agua y algunas (AQP3, 7, 9 y 10) también de glicerol a través de la membrana. Estructura de las acuaporinas Las acuaporinas son proteínas con seis dominios transmembrana. Sus extremos N- y C-terminales se orientan hacia el citosol. El segmento que conecta el dominio 2 con el 3 y el segmento que conecta el dominio 5 con el 6 poseen la secuencia característica asparagina-prolina-alanina (NPA). En la molécula funcional, dichos segmentos están enfrentados y forman el poro permeable al agua (Fig. 2, A). Estos monómeros de acuaporina se asocian en tetrámeros (Fig. 2, B). 3 Por este descubrimiento el Dr. Peter Agre compartió el Premio Nobel de Química 2003 con el Dr. Roderick McKinnon, quien lo recibió por su trabajo en los canales de K+. La molécula de agua tiene un diámetro de aproximadamente 2.75 Å (0.275 nm) y el diametro del poro en la AQP1 tiene 3 Å (otras acuaporinas tienen poros algo mayores). Las dos asparaginas presentes en el poro crean un medio hidrofílico que establece puentes de hidrógeno con la molécula de agua, la cual gira 180º y atraviesa el poro. Las cargas electrostáticas en el poro tornan a la acuaporina impermeable a iones hidronio o hidroxilo. Si bien el poro permite el paso de una sola molécula de agua a la vez, la permeabilidad resultante es muy alta. Cada poro permite el pasaje de 3 . 109 moléculas de agua por segundo (5 femtomol/s). Localización en la nefrona Las principales acuaporinas renales son AQP1, AQP2, AQP3 y AQP4 (también hay AQP6, AQP7 y AQP8, pero su papel fisiológico no es claro). Las acuaporinas muestran una distribución característica a lo largo de la nefrona (Fig. 3). La AQP1 se localiza en las membranas apical y basolateral del túbulo contorneado proximal y la rama descendente del asa de Henle. Su permeabilidad no es afectada por hormonas ni neurotransmisores, y explica la alta tasa de reabsorción de agua en los segmentos mencionados. También hay AQP1 en el endotelio de los vasos rectos. No se ha localizado ninguna acuaporina en la rama ascendente del asa de Henle, lo cual es consistente con la impermeabilidad al agua Fig. 2 Fig. 3 Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 3 demostrada en esta parte de la nefrona. En las células del túbulo distal, conector y colector se encuentra AQP2 y AQP3. Las células del túbulo colector poseen también AQP4. AQP3 y AQP4 se localizan en la membrana basolateral de los segmentos citados. La localización de la AQP2 depende del estado funcional. Durante una diuresis acuosa, en la cual no se retiene agua, la AQP2 se localiza en vesículas concentradas bajo la membrana apical, mientras que durante la antidiuresis la AQP2 se encuentra insertada en la membrana apical. Como se verá con mayor detalle luego, la inserción de AQP2 en dicha membrana por efecto de la vasopresina es un fenómeno imprescindible para permitir la concentración de la orina. Además de aumentar la permeabilidad al agua en la nefrona distal, la vasopresina incrementa la permeabilidad a la urea en la porción medular internadel túbulo colector, y este fenómeno tiene un papel muy importante para la concentración de la orina. Para entender la razón es preciso conocer cómo se reabsorbe y se excreta la urea. UREA: MOVIMIENTOS INTRARRENALES Y SU EXCRECIÓN URINARIA La urea [(NH2)2CO] es un producto de la desaminación de aminoácidos. En mamíferos, aprox. 90 % del nitrógeno proveniente del catabolismo de proteínas se elimina por vía urinaria. La concentración plasmática de urea oscila normalmente entre 2.5 y 7.5 mmol/L. La urea filtra libremente, por lo cual para una filtración glomerular de 125 mL/min la cantidad diaria de urea filtrada es de 450 a 1350 mmoles (900 mmoles/día en término medio). La variabilidad normal depende del contenido de proteínas de la dieta. Con mayor ingesta proteica aumenta la carga de urea filtrada. La urea es cuantitativamente el principal soluto urinario, ya que se elimina aprox. 20 g/L de orina en término medio, lo cual equivale a una concentración de 333 mmol/L. Con una dieta mixta occidental estándar, se elimina 30 g (= 0.5 mol) de urea por día, aunque esta cantidad puede duplicarse con dietas ricas en proteínas y en estados en los que aumenta el catabolismo de proteínas. Cualquier otro soluto que se eliminara en tan elevada cantidad requeriría una gran cantidad de agua y causaría una diuresis osmótica. No obstante, el riñón es capaz de excretar gran cantidad de urea sin requerir una cantidad proporcional de agua. Una proporción importante de la urea filtrada se reabsorbe a lo largo de los túbulos renales. La reabsorción de urea se realiza por un mecanismo constitutivo en la parte proximal de la nefrona, que explica la recuperación de aprox. 40 % de la urea filtrada (360 mmoles/día). El resto de la reabsorción se produce en la nefrona distal, mediante un mecanismo regulado, que depende en parte de la magnitud de la diuresis. Toda la rama ascendente del asa de Henle, el túbulo contorneado distal y el túbulo conector son esencialmente impermeables para la urea. El túbulo colector cortical y la parte inicial del túbulo colector medular poseen una permeabilidad muy baja. En cambio, la última porción del túbulo colector medular puede tener una permeabilidad mayor para la urea, que aumenta notablemente en presencia de vasopresina. La vasopresina también aumenta la permeabilidad del túbulo colector al agua, pero agua y urea son transferidos por diferentes proteínas de membrana. Transportadores de urea Las diferencias en permeabilidad a la urea a lo largo de la nefrona, sumadas al hecho que la permeabilidad en el túbulo colector medular es regulada por vasopresina, indican la existencia de uno o más transportadores de urea. En el mismo sentido apunta el hecho de que el transporte es saturable y puede ser farmacológicamente inhibido (por ej., con floretina o análogos de la urea). La transferencia de urea mediada por transportadores es independiente de Na+ y corresponde en todos los casos a difusión facilitada. Existen dos genes que codifican transportadores de urea: SLC14A2 y SLC14A1, ambos localizados en el brazo largo del cromosoma 18. El transportador codificado por SLC14A2 fue el primero identificado como tal, por lo que se llama UT-A; el otro es UT-B (43 kDa). El UT-A posee tres subtipos, llamados UT- A1 (97 a 117 kDa), UT-A2 (55 kDa) y UT-A3 (44 a 67 kDa), generados por variantes de empalme del mismo producto génico (Fig. 4, A). La estructura propuesta de tres de estos transportadores, su sitio extracelular de glicosilación y sus sitios intracelulares de fosforilación se indican en la Fig. 4, B. La distribución intrarrenal de los transportadores de urea es característica. UT-A1 y UT-A3 se localizan en la porción medular interna del túbulo colector, con UT-A3 limitado a la porción más próxima a la papila (Fig. 4, C). UT-A2 se encuentra en la rama descendente de asas de Henle cortas. Bajo Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 4 condiciones de antidiuresis (por ejemplo por privación de agua), UT-A2 puede también expresarse en la rama descendente de las asas de Henle largas de las nefronas yuxtamedulares. UT-B corresponde a una sola proteína, que se expresa en el endotelio de los vasos rectos ascendentes y descendentes, en el epitelio de la superficie de las papilas renales, el tracto urinario y la vejiga. Cabe destacar que UT-B está también presente en abundancia en la membrana de los eritrocitos, donde corresponde al antígeno Kidd. Esto puede ser importante para el mecanismo de concentración de la orina, pues los eritrocitos transcurren por los vasos rectos y pueden acarrear parte de la urea proveniente del segmento interno de la médula hacia regiones más superficiales.4 MECANISMOS DE CONTRACORRIENTE Se sabe que las asas de Henle tienen un papel destacado en generar el gradiente de osmolaridad de la médula renal que posibilita, en presencia de vasopresina, la conservación de agua mediante la 4 El UT-B se expresa asimismo en la próstata, astrocitos y células ependimarias, timo, corazón, pulmón, hígado, intestino delgado, colon, páncreas, músculo esquelético, médula ósea, bazo y en las células de Sertoli. concentración de la orina. Como se verá luego, los vasos rectos y la porción terminal de los túbulos colectores también tienen papeles importantes. Si bien quedan aspectos sin resolver, los principios generales del mecanismo de producción del gradiente osmolar son claros. Antes de exponerlos, conviene reseñar el fenómeno de intercambio por contracorriente. En la Fig. 5 se presenta un ejemplo sencillo. Un horno es alimentado con aire fresco proveniente de la atmósfera, que penetra por un tubo en contacto con el tubo de escape por el cual se eliminan los productos de la combustión. Ambos tubos tienen alta conductividad térmica. Esta disposición hace que los gases de escape transfieran parte de su calor hacia el aire fresco, de modo que la temperatura de éste aumenta mientras que el escape se enfría. Nótese que en este sistema, la transferencia de calor es pasiva. El gradiente se mantiene por la inyección continua de aire fresco, lo cual impide que los gases de entrada y salida alcancen equilibrio térmico. En la Fig. 6 se muestra cómo puede teóricamente originarse el gradiente osmótico medular. En el asa de Henle, la rama descendente es permeable al agua pero no al NaCl. Por el Fig. 4 Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 5 contrario, la TALH transporta NaCl pero es impermeable al agua. Se parte de condiciones isotónicas del fluido endotubular y el intersticio (Fig. 6, A). La extracción activa de soluto (flechas rojas) sin agua reduce la osmolaridad endotubular de la TALH, pero aumenta la osmolaridad del intersticio (Fig. 6, B). Esto causa que salga agua de la rama descendente y por tanto se concentre el NaCl (Fig. 6, C). Ahora la concentración de NaCl que llega a la rama ascendente es mayor que antes, y la cantidad extraída es mayor, con lo cual aumenta adicionalmente la osmolaridad del intersticio y (por salida de agua) del líquido en la rama descendente. Luego de varios ciclos se establecen gradientes estables mucho mayores que los iniciales (Fig. 6, D). Este fenómeno se denomina multiplicación por contracorriente. En el riñón, la multiplicación por contracorriente es el proceso por el cual una pequeña diferencia de osmolalidad entre los segmentos descendentes y ascendentes del asa de Henle en cada nivel de la médula es amplificada por la configuración del flujo endotubular, para establecer una gran diferencia de osmolalidad a lo largo de la médula. El transporte activo de NaCl en la TALH es de una magnitud suficiente para crear el gradiente osmótico en la capa medular externa, pero no explica su generación en la capa medular interna, que es precisamente donde se producen los mayoresgradientes osmóticos. No se ha demostrado transporte activo de NaCl en la porción delgada ascendente del asa de Henle. Según el consenso actual, la generación del gradiente medular requiere multiplicación por contracorriente en las asas de Henle largas, mientras que su mantenimiento exige el intercambio por contracorriente en los vasos rectos. Sin embargo, los mecanismos precisos involucrados permanecen poco claros, incluso luego de décadas de investigación, por lo cual se reseñarán brevemente las principales hipótesis. “Mecanismo pasivo” En la llamada hipótesis del “mecanismo pasivo” la urea cumple un papel importante. La denominación de “mecanismo pasivo” no es la más apropiada, pues en realidad la hipótesis requiere transporte activo de NaCl en el segmento grueso de la rama ascendente de Henle (TALH). El mecanismo propuesto solamente es pasivo con respecto a la salida de NaCl desde el segmento delgado ascendente del asa de Henle y de urea desde el túbulo colector. Esta hipótesis tiene en cuenta que: 1. La concentración de urea en el intersticio medular interno es mucho mayor que la concentración de NaCl. 2. La concentración de NaCl en el asa de Henle es mucho mayor que la de urea. Fig. 6 Fig. 5 A B C D Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 6 Si la porción delgada de la rama ascendente tuviera una permeabilidad suficientemente alta para el NaCl y suficientemente baja para la urea, difundiría más NaCl desde el túbulo al intersticio que urea desde el intersticio hacia el túbulo. Efectivamente, la permeabilidad a la urea de la porción delgada es baja, y esta porción posee canales de Cl- ClC-Kb en la membrana apical y basolateral, que permiten la salida pasiva de cloruro. Sin embargo, la vía de reabsorción de Na+ se desconoce. La salida de NaCl, sin un ingreso osmóticamente equivalente de urea, resultaría en una reducción de la concentración de solutos en la luz tubular en el trayecto de la porción delgada de la rama ascendente del asa de Henle, con un aumento neto de la concentración de solutos en el intersticio circundante. Por supuesto, la reabsorción activa de NaCl en el TALH, sin ser acompañada por reabsorción de agua, tiene el mismo efecto en dicho segmento (ver FUNCIÓN TUBULAR RENAL). La hipótesis del mecanismo pasivo supone que las elevadas concentraciones intersticiales de solutos son mantenidas dinámicamente por continua difusión de urea desde la porción final del túbulo colector y salida de NaCl de la rama ascendente del asa de Henle. Para que esto último ocurra, la permeabilidad de la rama descendente para el NaCl y la urea deben ser adecuadas como para evitar la disipación de los gradientes transepiteliales. La absorción activa de NaCl en el TALH y, en presencia de vasopresina, la absorción pasiva de agua en la nefrona distal, hace que la urea endotubular se concentre. A su vez, la vasopresina aumenta la permeabilidad a la urea en el segmento medular interno. La salida de urea hacia el intersticio aumenta la osmolaridad intersticial y extrae agua de la rama descendente del asa de Henle, lo cual tiende a reducir (por dilución) la concentración intersticial de NaCl y mantiene un gradiente favorable para su salida pasiva en el segmento delgado. A su vez, parte de la urea proveniente de los túbulos colectores puede ingresar a las ramas descendentes del asa de Henle y aumentar su concentración en la luz. En resumen, el “mecanismo pasivo” puede explicar la generación del gradiente osmótico intersticial en la porción interna de la médula Fig. 7 Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 7 siempre y cuando existan determinadas permeabilidades de la rama descendente y la porción delgada de la rama ascendente a los principales solutos. Otros mecanismos postulados Aunque el “mecanismo pasivo” continúa siendo la hipótesis más aceptada para la producción de la orina concentrada, el hecho de que sea difícil conciliarla con ciertos resultados experimentales y simulaciones matemáticas ha motivado la búsqueda de explicaciones alternativas, como las tres siguientes: 1. La concentración final de la orina requiere de la actividad contráctil del músculo liso de la pelvis renal, tal vez empleando los hialuronatos instersticiales como transductores que acoplan el fenómeno mecánico con el trabajo osmótico. 2. La existencia de un soluto no identificado en la zona medular interna que contribuya a la elevada osmolaridad del intersticio. 3. La estructura tridimensional de la médula origina complejas relaciones entre los diferentes túbulos y vasos rectos, que permite la existencia de microzonas que generan favorecen el proceso de concentración. Cada una de estas hipótesis tiene sus propios problemas y limitaciones, de modo que ninguna está claramente establecida. La hipótesis basada en la relación tridimensional entre túbulos colectores, vasos rectos ascendentes y descendentes y asas de Henle tiene creciente apoyo experimental en la rata, pero se ignora si es aplicable al riñón humano. Debe notarse que la capacidad de concentración urinaria de la rata es 2.5 veces mayor que la del humano. EL ASA DE HENLE Como se vio en FUNCIÓN TUBULAR, en el túbulo proximal se reabsorbe una cantidad proporcional de agua y solutos, por lo que el fluido endotubular que deja el túbulo proximal es esencialmente isotónico con el plasma. El primer segmento de la nefrona donde la reabsorción de agua y solutos se disocia es el asa de Henle. Esto ocurre tanto cuando la orina final vaya a ser diluida como cuando vaya a ser concentrada. El fluido que llega al túbulo colector es marcadamente hipotónico, por lo que puede dar lugar a una orina diluida, o bien, en presencia de vasopresina, concentrarse en este segmento hasta una osmolaridad cuatro veces mayor que la del plasma. Rama descendente del asa de Henle Las asas de Henle reciben un cuarto a un tercio del caudal filtrado (45 a 60 L/día). La rama descendente posee canales acuosos del tipo acuaporina 1 que permiten el pasaje de agua por gradiente osmótico, al igual que el túbulo proximal. Sin embargo, a diferencia de éste, la rama descendente carece de mecanismos eficaces para el transporte transepitelial de solutos. El epitelio de la rama descendente es incluso poco permeable a la urea, soluto al cual la membrana de la mayoría de las células es permeable. De todos modos, existe un transportador de urea específico de la rama descendente, llamado UT- A2, cuya función se trata más abajo. La salida de agua no acompañada de solutos hace que el líquido tubular aumente su osmolaridad progresivamente, hasta alcanzar un máximo en el vértice del asa. En las asas largas de Henle de las nefronas yuxtamedulares, la osmolaridad del líquido tubular alcanza en el codo el valor de 1200 mOsm/L antes mencionado. En la rama descendente se reabsorbe aprox. 23 % del agua filtrada. La suma de la reabsorción en el túbulo proximal y la rama descendente del asa de Henle es así aprox. 90 % del total de agua filtrada (~ 160 L/día; Fig. 8). Esta reabsorción es obligada, en contraposición a la reabsorción facultativa, dependiente de vasopresina, que puede producirse en los segmentos distales. Rama ascendente del asa de Henle En contraste con la rama descendente, la rama ascendente tiene escasa o nula permeabilidad al agua, pero permite la salida de solutos. El fluido tubular que ingresa a la rama ascendente (aprox. 20 L/día) tiene una elevada concentración de solutos, en particular NaCl, como consecuencia de la salida selectiva de agua en la rama descendente. El NaCl abandona la porción delgada de la rama ascendente por transferencia pasiva. Los canales de cloruro denominados ClC-K1, específicos de esta parte de la nefrona, tienen un papel importanteen la salida pasiva de NaCl, aunque el mecanismo de salida del Na+ es menos claro. En la porción gruesa (TALH) la salida de NaCl y otros solutos se produce en forma activa, como se describió en FUNCIÓN TUBULAR. Hasta 20 a 25 % del Na+ filtrado puede reabsorberse en la TALH. La TALH es impermeable a la urea. Como resultado de la pérdida selectiva de solutos, el líquido tubular se torna hipotónico con respecto al plasma. Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 8 Los fenómenos de transporte en el asa de Henle son esencialmente los mismos cuando la orina finalmente producida es concentrada que cuando es diluida. La regulación de la osmolaridad urinaria se produce principalmente a partir del túbulo contorneado distal, por influencia de la vasopresina. DESDE EL TÚBULO CONTORNEADO DISTAL AL TÚBULO COLECTOR: ORINA DILUIDA El líquido proveniente del asa de Henle tiene aprox. 50 % de la osmolaridad del plasma (150 mOsm/L). La siguiente porción de la nefrona también reabsorbe activamente NaCl (hasta 5 % del Na+ filtrado) y es impermeable a la urea. En ausencia de vasopresina, esta porción tampoco es permeable al agua. En estas condiciones, la osmolaridad del fluido tubular disminuye aún más, hasta alcanzar 50 a 100 mOsm/L cuando el túbulo colector ingresa a la médula renal. Para Fig. 8 Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 9 que se produzca orina diluida, debe impedirse la reabsorción del agua remanente en el túbulo colector medular, que es precisamente lo que ocurre en ausencia de vasopresina. En esta condición, se elimina hasta aprox. 10 % del agua filtrada, lo que equivale a 18 L/día. DESDE EL TÚBULO CONTORNEADO DISTAL AL TÚBULO COLECTOR: ORINA CONCENTRADA La vasopresina aumenta la permeabilidad al agua de la última porción del túbulo distal, el túbulo conector y todo el túbulo colector. La magnitud del efecto de la vasopresina es proporcional a su concentración plasmática. Cuando el efecto es máximo, solamente se elimina 0.3 % del agua filtrada (aprox. 600 mL; Fig. 8). Desde luego, en general la osmolaridad y volumen de la orina se encuentra normalmente en un punto intermedio entre la diuresis y la antidiuresis máximas. Paradójicamente, en condiciones de antidiuresis (alta vasopresina) la mayor parte de la reabsorción facultativa de agua tiene lugar en la corteza renal, cuyo intersticio es isotónico con el plasma (300 mOsm/L). En efecto, al túbulo distal ingresan diariamente ~18 L de líquido con una osmolaridad de 150 mOsm/L, que por reabsorción activa de NaCl puede decrecer hasta 50 mOsm/L en ausencia de vasopresina. No obstante, en presencia de vasopresina se reabsorberá agua hasta que el fluido tubular alcance 300 mOsm/L. Esto corresponde a 15 L/día, o cerca de 85 % del total que se reabsorbe en presencia de vasopresina. De los 3 L/día remanentes que ingresan a los túbulos colectores medulares en condiciones de antidiuresis, hasta 80 % (2400 mL) puede reabsorberse facultativamente por egreso del agua hacia el intersticio medular hiperosmótico (Fig. 8). Cabe reiterar que, en los túbulos colectores medulares, la vasopresina no solamente incrementa la permeabilidad al agua, sino también a la urea. Este efecto es importante por una parte porque evita la diuresis osmótica que se produciría si no escapara urea al intersticio, y por otra porque la urea que egresa contribuye a la alta osmolaridad intersticial. El principal mecanismo para el reciclado es la reabsorción de urea desde la luz del segmento medular interno del túbulo colector hacia el intersticio, mediada por UT-A1 y UT- A3. Los ratones en los cuales se anulan los genes que codifican los transportadores de urea UAT-1 y UAT-3 presentan poliuria cuando son sometidos a una dieta normoproteica o hiper- proteica y son incapaces de reducir dicha diuresis cuando son privados de agua. En cambio, con una dieta hipoproteica, con la cual la producción de urea es escasa, la diuresis es virtualmente normal y se reduce frente a la privación de agua. Parte de la urea reabsorbida en la porción distal del túbulo colector permanece en el intersticio, pero parte ingresa a la luz de la rama descendente y, en menor medida, al segmento delgado de la rama ascendente de Henle de la porción más interna de las nefronas con asas largas. En la rata, las reconstrucciones tridimensionales muestran que en la porción interna de la médula los túbulos colectores y los segmentos delgados de las ramas ascendentes se encuentran en estrecha proximidad. La urea que ingresa a la luz del extremo de las asas largas alcanza una concentración elevada que tiende a crecer aún más pues los siguientes segmentos tubulares son virtualmente impermeables a la urea, excepto la porción final de los túbulos colectores (UAT-1 y UAT-3). Una segunda vía de reciclado de urea comprende el ingreso de urea proveniente del segmento medular interno del túbulo colector a vasos rectos ascendentes y descendentes (UT-B). Parte de la urea transportada por los vasos rectos Fig. 9 Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 10 ascendentes recicla a nivel medular externo a las asas de Henle cortas de las nefronas yuxtamedulares (UT-A2). En la región medular externa, la urea puede reciclar entre el segmento grueso del asa de Henle y la porción final del túbulo contorneado proximal. El resultado neto del reciclado es limitar la pérdida de urea en la médula, particularmente en la porción más interna, donde este soluto es imprescindible para mantener la elevada osmolalidad intersticial, la cual a su vez es fundamental para permitir la concentración de la orina. Mecanismo del efecto de la vasopresina Las células de la nefrona distal, desde el túbulo conector en adelante, poseen constitutivamente acuaporinas AQP-3 y AQP-4 en su membrana basolateral, pero en ausencia de vasopresina la membrana apical carece de acuaporinas, por lo que la permeabilidad transcelular para el agua es baja. La falta de la acción de la vasopresina causa diabetes insípida, caracterizada por la producción de un gran volumen de orina hipotónica. La diabetes insípida puede ser de origen central, cuando no hay secreción de vasopresina, o periférico cuando hay un defecto en el receptor o alteraciones tubulares que impiden responder a la vasopresina. La acuaporina AQP-2 es indispensable para el efecto antidiurético de la vasopresina (Fig. 9). Luego de su síntesis, AQP-2 es fosforilada y glicosilada en el aparato de Golgi. Luego es incorporada en vesículas que se ligan a los microtúbulos (Fig. 9, A). Las proteínas asociadas con estas vesículas se esquematizan en la Fig. 9, B. La dineína es una proteína motora que, asociada con dinactina, permite el desplazamiento de las vesículas hacia el polo negativo de los microtúbulos. Otras proteínas asociadas a las vesículas incluyen proteína kinasa A (PKA), ligada por proteínas de anclaje (AKAP). Las vesículas poseen también proteínas que median el amarre e inserción de la AQP-2 en la membrana apical: VAMP-2, VAMP-3 y SNAP-23, como también la ATPasa asociada con esta última, Hrs-2. En la membrana apical hay proteínas que son el blanco (target) de unión con estos complejos o t-SNARE. En condiciones de antidiuresis, la vasopresina actúa sobre receptores de la membrana basolateral V2R lo cual activa la adenilato ciclasa y, mediante cAMP, la PKA. Ésta fosforila la AQP-2 en las serinas 256, 261, 264 y 269, lo cual inicia la exocitosis e inserción de unidades de AQP-2 en la membrana apical e incrementa rápidamente la permeabilidad transcelular al agua. Para este efecto es necesaria también la despolimerización de la F-actina del citoesqueleto de la membrana apical (Fig. 9, C). La respuesta es muy rápida. En ausencia de vasopresina, o si se bloquea el receptor V2R, la AQP-2 sufre endocitosis mediada por clatrina y es recicladaa vesículas citoplásmicas o degradada (Fig. 9, D). La vasopresina también estimula, por medio del cAMP, la expresión del gen de la AQP-2 por un efecto sobre el promotor, mediado en parte por la proteína de intercambio (Epac) y la kinasa Erk 1/2. Por esta razón, cuando la Fig. 10 Concentración y dilución de la orina Dr. Fernando D. Saraví 11 secreción de vasopresina está ausente por tiempo prolongado, como en la diabetes insípida central o en la polidipsia psicogénica (potomanía), la respuesta aguda a la vasopresina es deficiente. Se requiere cierto nivel sostenido de vasopresina circulante para mantener la capacidad de respuesta antidiurética a la hormona. En la Fig. 10, A se diagraman los efectos rápidos y lentos (genómicos) de la vasopresina. En la Fig. 10, B se muestran las vías de acción de diversos antagonistas endógenos de la acción de la vasopresina en el túbulo colector. Dos de estas sustancias endógenas son la prostaglandina E2 y la dopamina. La prostaglandina E2, actuando sobre receptores acoplados a proteína Gq, inhibe el aumento de permeabilidad causado por vasopresina o cAMP en el segmento interno del túbulo colector. La dopamina también tiene un efecto inhibitorio, mediado por receptores cuya activación inhibe la adenilato ciclasa, en el citado segmento y también en el túbulo colector cortical. Otros inhibidores incluyen factor de crecimiento epitelial, acetilcolina (receptores muscarínicos), endotelina y bradikinina. Es posible que la dopamina y la prostaglandina E2 también contribuyan a la regulación de AQP-2 a largo plazo, como se observa en aumentos crónicos de la vasopresina causado por el síndrome de secreción inapropiada de ADH (vasopresina). En esta condición, los fluidos corporales son hipotónicos pero se produce un fenómeno de escape (reducción del efecto de la vasopresina) por regulación negativa de la expresión de AQP-2. Es interesante que el litio, que se emplea en psiquiatría para tratar el trastorno bipolar, puede causar diabetes insípida. La diabetes insípida causada por litio se asocia con una importante supresión de la expresión del gen de AQP-.2. El efecto de la vasopresina sobre la permeabilidad a la urea se limita al segmento interno del túbulo colector (Fig. 11). El efecto también es mediado por activación de receptores V2R con estimulación de la adenilato ciclasa y aumento del cAMP, que activa la PKA y una proteína de intercambio activada por cAMP (Epac). Estas promueven la inserción de UT-A1 en la membrana apical (UT-A1 y UT-A3 se expresan también en la membrana basolateral). Al finalizar la acción de la vasopresina, el UT-A1 es endocitado, ubitiquinado y degradado en proteosomas. En resumen,la mayor parte de la reabsorción de agua se efectúa en el túbulo proximal. La reabsorción de agua y electrolitos se desacopla en el asa de Henle. El fluido tubular que abandona el asa de Henle es hipotónico. En ausencia de vasopresina, se secreta una orina hipotónica. En presencia de vasopresina, la mayor parte del agua que sale del asa de Henle puede abandonar la nefrona distal hacia el intersticio por diferencias de presión osmótica mediante la AQP2 insertada en la membrana apical. Cuantitativamente, la mayor parte de la reabsorción facultativa, dependiente de vasopresina, tiene lugar en la corteza con un gradiente osmótico túbulo-intersticial muy pequeño. El pequeño caudal de fluido tubular que ingresa a la médula renal en esta condición isotónica puede luego alcanzar una concentración máxima en el túbulo colector medular, por transferencia de agua hacia el intersticio, cuya tonicidad crece hacia la papila. En este caso la orina será hipertónica con respecto al plasma. Por su parte, el aumento de permeabilidad a la urea causado por la vasopresina contribuye a su efecto antidiurético porque evita la diuresis osmótica que la urea podría causar y porque aumenta la osmolaridad del intersticio, lo cual favorece la reabsorción de agua. Fig. 11
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