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Neurocirugía, aspectos clínicos y quirúrgicos - Basso-1043

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NeuRociRugíA / Basso1042
N
er
vi
os
ir acompañados de signo de Tinel en el punto de 
perforación fascial.
Las radiografías simples pueden ser útiles para 
excluir las lesiones traumáticas, como una fractura 
proximal fibular cabeza, tumores óseos, o en la eva-
luación de la gravedad de las deformidades angulares 
de la rodilla. La tomografía computada y la resonancia 
magnética son útiles en la búsqueda de una lesión 
compresiva a lo largo del curso del nervio, más aún 
si se sospecha de lesiones ocupantes de espacio. Los 
estudio bioeléctricos son, sin duda, el mejor método 
complementario para evaluar la viabilidad nerviosa. 
En los pacientes con síntomas inducidos por el ejer-
cicio, estas pruebas se deben realizar antes y después 
del ejercicio.
El tratamiento médico inicial debe centrarse en 
aumentar al máximo la movilidad y la función, así 
como también resolver la causa de compresión ner-
viosa concomitante si la hubiera. Los AINE o corticos-
teroides orales pueden ser útiles en casos en los que 
el proceso inflamatorio está presente. Los corticoste-
roides inyectados en la región afectada puede reducir 
el edema y por lo tanto la compresión sobre el nervio 
en algunos casos. El tratamiento sintomático farmaco-
lógico del dolor incluye los antidepresivos tricíclicos 
(amitriptilina) o medicamentos neurolépticos como 
la gabapentina y carbamazepina.
En aquellos pacientes con discapacidad leve se 
debe evitar el agravamiento de la lesión por el des-
censo brusco del pie con el uso de una férula. El uso 
de calzado ortésico puede ser útil en ciertos casos 
puntuales, como en la corrección de la marcha debida a 
una alteración biomecánica, por ejemplo, en pacientes 
con pie cavus. Muchos autores han informado de la 
recuperación espontánea, por lo que el tratamiento 
médico inicial durante un mínimo de 3-4 meses se 
recomienda para los casos idiopáticos e indicativos 
de neuropraxia, luego de lo cual, ante la persistencia 
o progresión de los síntomas, se sugiere la descom-
presión del nervio. 7
Nervio peroneo profundo
La compresión del nervio peroneo profundo también ha 
sido llamada síndrome del túnel tarsal anterior, inclu-
yendo dentro de las etiologías más comunes, además de 
las traumáticas, masas de tejidos blandos como quistes, 
prominencias óseas como exostosis y osteofitos.
El nervio peroneo profundo es una de las ramas 
terminales del nervio peroneo común, originario justo 
distal a la cabeza fibular. Se dirige hacia abajo, den-
tro y delante, aplicado a la cara externa del peroné, 
entre las inserciones del músculo peroneo largo. Pasa 
después a través de las inserciones peroneales del 
extensor común de los dedos, bajo un arco fibroso que 
le forma el tabique intermuscular anterior, y se adosa, 
por delante del ligamento interóseo, a la arteria tibial 
anterior. En la garganta del pie, el nervio pasa, con la 
arteria, por debajo del ligamento anular anterior. Este 
es uno de los sitios más frecuentes de compresión, y 
por ello algunos autores lo denominan síndrome del 
túnel tarsal anterior. (Figuras 100.6 y 100.7)
Causas posturales como el uso de calzado con tacos 
altos, en la que el nervio se encuentra sometido a un 
estiramiento mayor y prolongado, o en posición senta-
do de forma repetitiva con flexión plantar como en la 
realización del Namaz en el Islam, son causas de esta 
patología. Otras etiologías comunes en la compresión 
proximal nerviosa pueden incluir lesiones proximales 
ocupantes de espacio sobre la fíbula, procedimientos 
quirúrgicos sobre el lateral de la rodilla (incluyendo 
la osteotomía tibial proximal), y el síndrome compar-
timental crónico anterior ante el esfuerzo, observado 
en deportistas.
Los pacientes con compresión del nervio peroneo 
profundo refieren vago dolor, sensación de quemazón 
y/o calambres sobre el dorso del pie. El signo de Tinel 
positivo y el bloqueo con anestésico que alivia los 
síntomas son criterios diagnósticos de importancia.
Radiografías para descartar compresiones osteo-
fitarias, RNM para determinar la existencia de com-
presiones tumorales, y estudios bioeléctricos con al-
teración en la conducción, terminan de confirmar el 
diagnóstico presuntivo.
Los cuidados más importantes que implican al 
paciente son los referentes a la educación, a fin de 
eliminar los factores predisponentes. Por ejemplo, el 
relleno de la lengüeta del zapato, en algunos casos, 
puede ser suficiente para resolver los síntomas.
La terapia física es útil para el fortalecimiento de 
los músculos peroneos en los casos asociados a la 
Figura 100.7: Relación entre el nervio peroneo profundo y 
el retináculo extensor del pie

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