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Lesiones del codo y del antebrazo Capítulo 134 | 1283 • La articulación del codo puede ser considerada la más importante del miembro superior, pues su mecanismo de flexo-extensión y pronosupinación es clave en las tareas ordinarias. • Una exploración exhaustiva y un diagnóstico preciso de su afección urgente es fundamen- tal a fin de evitar las máximas secuelas posibles y recuperar su funcionalidad. • Anatómicamente, el codo está compuesto por tres articulaciones: (1) húmero-cubital, (2) húmero-radial y (3) radio-cubital proximal. • El húmero distal es una estructura cilíndrica que se transforma en plana en su región más alejada. Este cambio de conformación, además de ser origen de diversos patrones de fractura, genera dos crestas supracondileas (columna medial y columna lateral), que terminan en dos prominencias óseas llamadas epicóndilo y epitróclea. Además, las super- ficies articulares del húmero descritas anteriormente tienen un nombre específico: tróclea (articula con cúbito, es medial y ancha) y capitellum (articula con la cabeza radial, es lateral y más estrecha). En la porción no articular encontramos la fosa olecraniana, que alberga el cúbito cuando el codo está en extensión, y la fosa coronoidea, que es ocupada por el mismo cuando se encuentra en flexión. El antebrazo está formado por el cúbito y el radio. En la visión lateral se observa posteriormente el olecranon y, anteriormente, la apófisis coronoides. El radio proximal está formado por un cilindro cuya cara anterior articula con el húmero y la latero-medial, con el cúbito (articulación radiocubital proximal), pudiendo hacer un movimiento de flexo-extensión y pronosupinación (siendo el radio el que rota sobre el cúbito). • El motivo de consulta y anamnesis es fundamental para orientar nuestro diagnóstico. Si el paciente presenta un antecedente traumático podemos sospechar el tipo de lesión según la caída que refiera. En la exploración física debemos observar (posición, deformidad, tumefacción, lesiones cutáneas, hematomas), palpar (triángulo de Nelaton, prominencias ósea) y mover (rango articular activo y pasivo, bloqueos, chasquidos). La movilidad nor- mal del codo es: flexión 150o, extensión 0o, supinación 80o y pronación 80o. Además, se debe prestar especial atención a la exploración neuro-vascular, realizando maniobras de exploración sensitiva y motora de los nervios radial cubital y mediano a nivel de la muñeca y mano, así como comprobar los pulsos de la arteria cubital y radial y su permeabilidad distal (Test de Allen). I. CODO INTRODUCCIÓN Y CONCEPTOS LESIONES DEL CODO Y DEL ANTEBRAZO MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS 1284 | Capítulo 134 El estudio radiográfico inicial se compone de radiografías simples en proyecciones AP y la- teral de codo (Figura 134.1). En esta última debemos prestar atención a la línea de Storen (radiocapitelar, no cambia en flexión ni extensión ni con la proyección), la línea humeral anterior (debe atravesar el capitellum) y el signo de la vela (o almohadilla grasa anterior o posterior, sospechando fractura oculta). FRACTURAS DE HÚMERO DISTAL Las fracturas de húmero distal tienen dos picos de incidencia: pacientes jóvenes (20- 40 años) que sufren traumatismo de alta energía (fracturas complejas intraarticulares) y pacientes mujeres mayores con hueso os- teoporótico que sufren caída simple desde su altura (fracturas extraarticulares). Por otro lado, están las fracturas supracondíleas de los niños, de las que hablaremos más ade- lante. Las clasificaciones más usadas son la clasi- ficación AO (Figura 134.2) y la de Bryan y Morrey para las que afectan únicamente al capitellum. Tratamiento En un primer momento debemos intentar, sin realizar gestos agresivos ni traumatismos aso- ciados, una reducción de las fracturas desplazadas e inmovilización con férula braquio-pal- mar o dorsal, hasta las bases de los metacarpianos sin inmovilizarlos. En las fracturas sin desplazamiento y en pacientes mayores con escasa demanda funcional, optaremos por un tratamiento conservador inicialmente, realizando inmovilización con férula o yeso, en fun- ción del estado de las partes blandas, en 80-90o de flexión y pronosupinación neutra. Citare- mos al paciente para revisión en consultas tras una semana con control radiográfico. Figura 134.1. (1) Fractura supracondilea. (2) Fractura de capitellum. (3) Fractura olecranon. (4) Fractura de cúbito (Monteggia). (5) Fractura de coronoides. (6) Fractura de cuello cabeza radial. (7) Línea de Storen. (8) Línea humeral anterior. Figura 134.2. Clasificación AO fracturas. A1: AVULSIÓN A2: SIMPLE A3: MULTIFRAGMENTARIA C1: SIMPLE C2: METAFISARIA C3: MULTIFRAGMENTARIA B1: LATERAL B2: MEDIAL B3: CORONAL C1 B2 B3 A3 A2 A1 B1 C3 C2 8 2 5 6 7 43 1 Lesiones del codo y del antebrazoMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS Capítulo 134 | 1285 • Las fracturas intraarticulares, salvo que no estén desplazadas, son candidatas a tratamien- to quirúrgico. Las fracturas desplazadas tienen indicación quirúrgica. • Algunas excepciones: 1. Las fracturas supracondíleas extraarticulares con una angulación de hasta 20 o hacia anterior pueden tratarse de forma conservadora, no así el desplazamiento posterior. 2. Las fracturas de columna lateral o medial con componente intraarticular pueden tratar- se de forma conservadora si no existe desplazamiento, con inmovilización de muñeca en dorsiflexión (lateral) o flexión palmar (medial). 3. Las fracturas de capitellum no desplazadas pueden tratarse con inmovilización tres semanas para después colocar ortesis para movilización protegida. 4. Las fracturas de epicóndilo y epitróclea se pueden tratar de forma conservadora, siem- pre que el desplazamiento sea menor de 1 cm. Las fracturas de epitróclea nos deben hacer sospechar en una luxación de codo. FRACTURAS DE LA CÚPULA RADIAL La mayoría son fracturas estables. Aunque son intraarticulares, no están desplazadas y no producen mayor síntoma en el paciente que el dolor. Por ello, el tratamiento conservador es la norma. Sin embargo, existen tres tipos de fractura “con nombre propio” que precisan de una valoración más exhaustiva y tratamiento quirúrgico en todas ellas: 1. Essex- Lopresti: fractura de cúpula radial + lesión articulación radiocubital distal. 2. Monteggia: fractura/luxación/fractura-luxación de cúpula radial + fractura diafisaria de cúbito. 3. Triada terrible de codo: fractura de cúpula radial + luxación de codo + fractura coronoi- des. Sospecha de inestabilidad de codo a pesar de correcta reducción por daño ligamentario y óseo. La clasificación más usada en este tipo de fracturas es la de Mason (Figura 134.3). Tratamiento Como se ha indicado, la mayoría de los casos son candidatos a un tratamiento conservador, aunque hay que advertir al paciente de la pérdida de 5-10° en pronosupinación. Las fracturas Mason I y II se tratan de forma conservadora siempre que no existan bloqueos de la pronosupinación, mediante cabestrillo y movimiento de flexo extensión libre, hasta lo que permita el dolor. Las fracturas Mason II con bloqueo de pronosupinación y las tipo III se tratan de forma quirúrgica con previa inmovilización con férula antiálgica braquio-dorsal hasta bases de metacarpianos en flexión 80-90o y supinación de 0-30o de codo. Figura 134.3. Clasificación de Mason. TIPO I TIPO II TIPO III MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS 1286 | Capítulo 134 FRACTURAS DE OLECRANON Este tipo de fracturas suelen ocurrir por traumatismo directo por caída con codo fl exionado 90o. La clasifi cación más usada es la de Mayo (Figura 134.4). Suelen tener un buen pronóstico en general. El principal problema es que se vea afectado el brazo de palanca del tríceps bra- quial, siendo imposible la extensión del antebrazo. Es imprescindible realizar radiografía lateral pura, prestando especial atención a la línea de Storen para descartar luxación-subluxación. Tratamiento Las fracturas de Mayo tipo Ise tratan de forma conservadora, al igual que las de tipo II, en pacientes mayores de 70 años o baja demanda funcional. Las fracturas tipo 2 en menores de 70 años y las tipo 3 deben tratarse de forma quirúrgica. LUXACIÓN DE CODO A pesar de ser una articulación muy congruente, los traumatismos de alta energía son una causa frecuente de luxación de codo. En un 90 % de los casos la luxación es posterior. Un 50 % de los pacientes presentan daño ligamentario asociado y el otro 50 %, lesiones óseas. La clasifi cación de Regan y Morrey sirve para valorar la afectación de la apófi sis coronoides: (1) Avulsión mínima; (2) Menor del 50 %; (3) Mayor del 50 %. La triada terrible de codo se compone de: luxación + fractura cabeza radial + fractura coronoides. Es necesario valorar las estructuras neurovasculares antes y después de la reducción. En la exploración es característico la desaparición del triángulo de Nelaton, a diferencia de las fracturas supracondileas. Tratamiento Existen varias técnicas de reducción. Con el paciente de decúbito supino, colocamos el hom- bro del paciente en antepulsión de 90o y rotación interna de 90o con codo fl exionado 90o. El ayudante se coloca en el lado contralateral y realiza movimientos de extensión de codo y pronosupinación leve, según las indicaciones del facultativo responsable que, colocado en el lado ipsilateral del paciente, reducirá el codo con ayuda de sus dedos. Tras la reducción es in- dispensable comprobar la estabilidad del codo a 0o y 30o grados de fl exión. Se colocará férula braquio-dorsal a 90o y se debe comprobar la correcta reducción mediante Rx. El tratamiento es conservador salvo inestabilidad evidente, lesión ósea o triada terrible. Figura 134.4. Clasifi cación Mayo de las fracturas de Olecranon. TIPO I: NO DESPLAZADA TIPO II: DESPLAZADA TIPO III: INESTABLE Lesiones del codo y del antebrazoMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS Capítulo 134 | 1287 OTRAS LESIONES DEL CODO 1. Epicondilitis-Epitrocleitis: dolor en inserción de musculatura extensora y flexora, respectivamente, a nivel del codo. El diagnóstico es clínico. El test de la silla y la maniobra de Cozen son características de la epicondilitis; el signo de Cozen invertido y signo del golfista son característicos de la epitrocleitis. El tratamiento es conservador inicialmente siempre. 2. Bursitis preolecraniana: tumefacción y tumoración a nivel de punta de olecranon, tras traumatismo de baja intensidad repetido o único, descartando lesión ósea. El tratamiento es conservador mediante antiinflamatorio no esteroideo (AINE) + analgésicos salvo que muestre signos de infección y colección. 3. Síndrome de atrapamiento túnel cubital: dolor en codo con signo de Tinel positivo en región medial y clínica de hipo-parestesias a nivel de territorio cubital. Tratamiento conserva- dor y derivación a consultas de traumatología. EL CODO EN LOS NIÑOS Las lesiones del codo de los niños se comportan de forma diferente a las de los adultos por dos causas principales: 1. Las estructuras óseas en formación hacen que tengan un patrón de fractura característico. 2. El no desarrollo completo de las mismas puede ocasionar consecuencias futuras al final del crecimiento. Podemos dividirlas en 5 lesiones típicas que se describen a continuación. 1. Fracturas supracondileas de codo Son las más frecuentes dentro de las fracturas de codo. Se ocasionan, en la mayoría de casos, por una caída con el codo en extensión, generando un desplazamiento del fragmento distal posterior, proximal, medial, en varo y rotación interna. La exploración neurovascular antes y después de la inmovilización es indispensable. Las complicaciones más frecuentes de forma aguda son las lesiones neurovasculares, con lesión de la arterial braquial (espasmo o disec- ción de la íntima) y lesión del nervio interóseo anterior (nervio mediano), seguido del nervio radial y el síndrome compartimental. La clasificación más usada es la de Gartland (Figura 134.5). Una alta sospecha de fractura supracondilea con radiografía normal debe tratarse como una Gartland tipo I. Figura 134.5. Clasificación de Gartland. MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS 1288 | Capítulo 134 Tratamiento Las fracturas tipo I y IIA se tratan de forma conservadora, con yeso o férula braquiopalmar, a 70-90o de flexión y pronosupinación neutra. Las fracturas IIB y III son quirúrgicas y precisan de reducción y fijación con agujas en el quirófano, aunque deben inmovilizarse previamente. Las fracturas supracondileas IIB en adelante son una urgencia y deben intervenirse en el pe- riodo más breve posible, salvo control estricto neurovascular cada hora por parte del equipo de traumatología. 2. Fracturas de cóndilo lateral (Milch) Son mucho menos frecuentes (15 %) aunque, debido a las características óseas de los pa- cientes, están relacionadas con mal unión o no unión. Por ello, lo realmente importante es el grado de desplazamiento, ya que aquellas fracturas con menos de 2 mm de desplazamiento mantienen una continuidad articular. La clasificación más usada es la de Milch. Tratamiento Las fracturas Milch I se tratan de forma conservadora, con inmovilización con yeso o férula (en función de tumefacción) y control radiográfico a la semana. Las tipo II, debido a su des- plazamiento, precisan de tratamiento quirúrgico. 3. Fracturas de epitróclea Son las terceras en frecuencia (10-14 %) y el 50 % están relacionadas con luxaciones de codo. El tratamiento suele ser conservador con inmovilización con yeso, salvo desplazamien- to mayor de 5 mm o lesión completa de nervio cubital. 4. Epifisiolisis de cabeza radial Es la extrapolación de la fractura de la cabeza radial en el adulto. Es infrecuente. La epífisis es visible en radiografía a partir de los 4 años, por lo que en ocasiones está indicado realizar una ecografía para valorar la misma. El tratamiento es conservador siempre que exista una angulación menor de 45o. En casos de mayor angulación o desplazamiento grave, la indica- ción es quirúrgica. 5. Pronación dolorosa Más frecuente en niñas de 2-3 años, raro a partir de los 5 años. Es una subluxación de la cabeza del radio tras un mecanismo de pronación y tracción forzada con brazo en extensión. El paciente acude con brazo en semiflexión de codo y pronación. La radiografía no está indi- cada en un primer momento. La reducción se realiza con hiperpronación y flexión de codo. No precisa inmovilización posterior. La mayoría de las que no se reducen de forma aguda lo hacen de forma espontánea. II. ANTEBRAZO INTRODUCCIÓN Y CONCEPTOS El antebrazo está compuesto por un hueso recto (cúbito) y otro con dos curvas imprescindi- bles para su movilidad (radio). Asimismo, presenta dos extremos articulares, donde, además Lesiones del codo y del antebrazoMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS Capítulo 134 | 1289 de articularse el uno con el otro, lo hacen con las estructuras óseas proximales y distales a los mismos. La conservación de la curvatura del radio y congruencia de estas articulaciones es fundamental para la realización de los movimientos de pronosupinación y flexo extensión. Por ello, es fundamental explorar estas articulaciones cuando se observe una fractura de hueso aislado de antebrazo, pues se comporta como un único bloque y la lesión de ambas estructuras (hueso-hueso o hueso-articulación) es la norma. FRACTURAS DEL ADULTO 1. Fracturas de ambos huesos: la indicación quirúrgica es la norma, salvo en fracturas no desplazadas con un contacto casi completo de ambos extremos y sin componente rotacional. Sin embargo, es imprescindible realizar un intento de alineación y recuperar longitud previa a la colocación de la inmovilización hasta la cirugía. 2. Fracturas de radio: aunque son muy infrecuentes, de forma aislada pueden tratarse de fracturas de tercio distal. Más común es que estén asociados a daño ligamentario y luxa- ción-subluxación: • Fractura de Galeazzi: fractura de radio (más frecuentetercio medio o distal) y luxación de articulación radio-cubital distal. Son 3 veces más frecuentes que las de Monteggia. • Fractura de Essex-Lopresti (ver fracturas del codo). Todas, salvo las de radio distal aisladas y no desplazadas, son quirúrgicas, debiendo inmovilizarlas con férula braquio-dorsal. 3. Fracturas de cúbito: la más frecuente es la fractura aislada de cúbito o nightstick, que suele ocurrir por traumatismo directo a nivel de diáfisis de cúbito. El tratamiento es conser- vador si el desplazamiento es menor al 50 % de la fractura y/o la angulación es menor de 10o. Fractura de Monteggia: fractura de cúbito asociada a luxación de cabeza de radio. La clasificación de Bado es la más usada. El tratamiento es quirúrgico salvo que se consiga una reducción exacta de la cabeza radial y el cúbito. Existen, además, las fracturas de Monteggia equivalentes, asociaciones de fracturas que biomecánicamente se comportan como las de Monteggia. Deben sospecharse cuando existe hemartros asociada a fractura de cúbito. FRACTURAS DE ANTEBRAZO EN LOS NIÑOS La mayoría de este tipo de fracturas se tratan de forma ortopédica en los niños, aunque mu- chos de ellos precisan reducción previa. Dadas las características biomecánicas de sus huesos, el patrón de fractura es diferente, pudiendo enumerar cuatro distintos: 1. Fractura en tallo verde: solo una cortical presenta discontinuidad. Algunos autores reco- miendan completar la fractura de la otra cortical para efectuar la reducción (la literatura no lo aclara). La reducción se debe realizar en sentido inverso a la deformidad, inmovilizando en supinación o pronación, según el ápex de la fractura sea dorsal o volar, respectivamente. 2. Fractura en rodete: región metafisaria y no desplazadas. No precisa reducción. Solo inmo- vilización antiálgica. 3. Deformidad plástica: ninguna de las corticales es discontinua. Debemos corregir la cur- vatura con fuerza constante y progresiva e inmovilizar (antiálgica).3. Fracturas completas: similares a las del adulto, aunque el tratamiento suele ser conservador. Se debe reducir la fractura e inmovilizar. MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIASMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS 1290 | Capítulo 134 DEFORMIDAD TOLERABLE (SIEMPRE QUE QUEDEN 2 O MÁS AÑOS DE CRECIMIENTO) 1. ANGULACIÓN: 20° DISTAL; 15° TERCIO MEDIO; 10° PROXIMAL. 2. ACORTAMIENTO 1 CM 3. ACABALGAMIENTO HASTA 100 % (BAYONETA) SIEMPRE QUE ACORTAMIENTO < 1 CM 4. NINGÚN GRADO DE ROTACIÓN ES TOLERABLE. EL CRECIMIENTO ÓSEO CORRIGE EL ACORTAMIENTO Y LA ANGULACIÓN, NO LA ROTACIÓN. Los criterios quirúrgicos son: fracturas abiertas, Monteggia/Galeazzi y sus equivalentes, frac- turas inestables tras la reducción, fracturas con compromiso NV. BIBLIOGRAFÍA Green D, Pederson WC, Hotchkiss RN, Wolfe S. Green s Cirugía de la Mano. Vol 1. 5.ª ed. Madrid: Marbán Libros S.L.; 2007. Morales JA. Laredo R. Ruiz N. Lesiones de codo y antebrazo. En: Julián A, coordinador. Manual de protocolos y actuación en urgencias, 4.ª ed: Madrid; 2016. pp. 1121-5. White T, P Mackenzie S, J Gray A. McRae´s Orthopaedic Trauma and Emergency Fracture Management. 3.ª ed. Edinburgh; 2016.
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