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Frente a ciertos estímulos el virus puede reactivarse y producir un brote infectivo. Cuando ocurre esta reactivación, los virus se replican y se diseminan vía fibras nerviosas hacia la piel inervada por el ganglio respectivo. Dichos estímulos pueden ser: fiebre, enfermedades infecciosas, traumatismos periféricos (radiación UV, dermoabrasión, exfoliación cutánea facial, algunos tratamientos con láser, cirugía, agentes químicos), estado hormonal (menstruaciones, corticoides), inmunosupresión (estrés emocional, quimioterapia, radioterapia, VIH), algunos alimentos y aliños (ácidos). CLÍNICA Las lesiones iniciales características son vesículas con líquido claro sobre un fondo eritematoso, que evolucionan hacia pústulas, erosiones y costras, sin dejar cicatriz. Cuando las vesículas se ubican en una mucosa, adquieren rápidamente el aspecto de una ulceración por erosión de la parte superior de las vesículas. HERPES OROFACIAL Primoinfección. En general aparece durante la infancia. Es asintomática en el 90% de los casos. Cuando produce síntomas (10%), suele ser más intensa en sus manifestaciones cutaneomucosas y generales respecto al herpes recurrente. Puede acompañarse de afectación visceral, ocular o meningoencefálica. Gingivoestomatitis aguda: corresponde a la manifestación clínica más frecuente de la primoinfección por VHS-‐1. Afecta principalmente a niños entre 6 meses y 5 años y con menor frecuencia a adultos. Tras una incubación promedio de 6 días (2 a 12 días), la forma típica en el niño es de gran expresión clínica, con fiebre de 39-‐40 ºC. 27
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