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Afecta a la parte anterior de la cavidad bucal, y se caracteriza por mucosa roja, hemorrágica, con múltiples erosiones aftoides, erosivas y costrosas que afectan encías, paladar, lengua y labios. A veces se observa una faringitis. Se acompaña además de adenopatías submandibulares dolorosas y bilaterales. Puede haber disfagia, fiebre, vómitos y rechazo alimentario, que pueden conducir a una deshidratación, principal complicación en el niño. La evolución suele ser favorable y remite en 10 a 15 días, la que puede acortarse considerablemente con la administración de Aciclovir. Recurrencias. Herpes nasolabial recurrente: aparece tras algún factor desencadenante. Preferentemente se localiza en el borde externo del labio, los orificios nasales, la barbilla o las mejillas. Su inicio se manifiesta con algunos síntomas funcionales: dolor, prurito, sensación urente, que preceden a la aparición de una placa roja más o menos edematosa, sobre la cual se forman vesículas agrupadas en racimos (3 a 10, a veces más), sobre una base eritematosa, de contenido inicialmente claro que después se vuelve turbio. Estas vesículas pueden unirse para formar una flictena de contorno policíclico característico produciendo a continuación una ulceración que se cubre de costras negruzcas. En algunas ocasiones pueden encontrarse solo pústulas agrupadas. Estas lesiones remiten al cabo de 8 a 10 días, dejando una mácula eritematosa persistente o incluso una cicatriz. Excepcionalmente se producen síntomas generales, aunque a veces aparecen neuralgias en el territorio del trigémino. Herpes ocular: primera causa de ceguera de origen infeccioso en países desarrollados. En el 72% de los casos la afectación de la córnea se acompaña de una afectación cutánea o labial (autoinoculación). La infección herpética puede afectar el párpado (blefaritis), la conjuntiva (conjuntivitis), o la córnea (queratitis), pero también la úvea y la retina (uveítis y retinitis). 28
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