Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
ROSÁCEA GENERALIDADES: Dermatosis facial inflamatoria crónica y benigna que afecta a personas de edad media, más frecuente en mujeres y con fototipo I y II. Se caracteriza por comprometer ciertas zonas de la cara: mejillas, mentón, nariz y frente. Se presenta con remisiones y exacerbaciones, llamado flushing, que corresponde a eritema en aquellas zonas mencionadas que es gatillado por distintos factores como el calor, calefacción, comidas calientes, picantes, aliñadas, alcohol, ejercicio, estrés y otros. Afecta a 4-‐5 % de la población, desde los 25 años en adelante, no existe un tratamiento curativo, tiende a la cronicidad, el diagnóstico es clínico y por la anamnesis, el tratamiento es para detener la enfermedad y evitar la progresión de fases inflamatoria y fimatosa. Su etiología no es clara y se cree que es multifactorial: genético, ambiental, estrés emocional. CLÍNICA Etapa eritemato-‐telangiectásica: El aspecto más importante es la historia de rubefacción (flushing), generalmente desencadenado por algunos agentes. Etapa pápulo-‐pustular: Presencia de pápulas y pústulas, sin comedones. (forma de diferenciar con acné) Etapa fimatosa: Más frecuente en hombres. Se presenta engrosamiento de la piel, con una acentuación de los orificios foliculares. Suele presentarse en la nariz (rinofima), aunque se puede encontrar en el mentón (gnatofima), la frente (metofima), etc. Etapa rosácea ocular: Se centra en los párpados, la conjuntiva y la córnea. Habitualmente va acompañada de lesiones cutáneas, aunque no son obligatorias para el diagnóstico. La afectación ocular puede preceder a la cutánea en un 20 % de los casos. Se presenta en hasta un 50% de los pacientes con rosácea. La blefaritis y la conjuntivitis son los hallazgos más frecuentes. 103
Compartir