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El herpes neonatal se presenta en 1/2.500 a 1/5.000 partos en EE.UU. En el 85% de los casos, se adquiere en el momento del parto a través del contacto con el virus presente en las lesiones o secreciones genitales maternas. El riesgo de transmisión es mayor en la primoinfección (30%) que en una recurrencia genital materna (3%). Con menor frecuencia se contagian en el período postnatal (10%), por lesiones cutáneas maternas o del personal de salud (generalmente por HSV-1). En un bajo porcentaje (5%), el hijo se infecta en el útero. Clínica En el herpes genital, tras un período de incubación de 2- 20 días, se observan vesículas agrupadas o erosiones dolorosas sobre una base eritematosa, que se ulceran y luego cicatrizan lentamente. La primoinfección se presenta como una vulvovaginitis o balanitis, con múltiples lesiones que se pueden acompañar de compromiso del estado general, fiebre, adenopatías inguinales y cefalea. Las manifestaciones clínicas y la excreción viral duran 2 a 3 semanas. En las recurrencias, hay menos lesiones, más localizadas y desaparecen en 7 a 10 días, mientras que el virus no se excreta por más de 5 días. Un 45% de los recién nacidos con herpes neonatal presentarán lesiones en piel, boca y/o ojos; un 35% presentará compromiso del sistema nervioso central y un 20% un herpes diseminado. Todos los niños que nacen infectados in útero presentan lesiones en la piel al momento de nacer, mientras que la mayor parte de los niños infectados al momento del parto desarrollarán lesiones dentro de la primera o segunda semana de vida. Las lesiones en piel son vesiculosas o ampollares, pero inicialmente pueden presentarse sólo úlceras orales o corneales. Diagnóstico El diagnóstico de laboratorio de infecciones por HSV-1 y HSV-2 se realiza a partir de muestras de lesiones activas cutáneas o mucosas, de secreciones, tejidos, sangre y LCR. La técnica de referencia es el aislamiento viral en cultivo celular, principalmente para muestras de lesiones de piel y mucosas. Su sensibilidad alcanza el 85% y su rendimiento dependerá de la precocidad y de la forma de toma y transporte de la muestra. Los aislamientos positivos deben ser confirmados con anticuerpos monoclonales que permiten identificar el virus. La PCR es la técnica diagnóstica de elección en patologías del SNC y en casos de lesiones antiguas o ya tratadas. La serología sólo es útil para estudios de seroprevalencia y para identificar a individuos susceptibles, ya que en las reactivaciones también se puede elevar la IgM. La mayoría de los ensayos comerciales presentan una alta reactividad cruzada entre HSV-1 y HSV-2, por lo que se deben utilizar técnicas que identifiquen IgG antiglicoproteína G del virus. Las técnicas rápidas de detección antigénica en frotis de lesiones o secreciones tienen menor rendimiento. Tratamiento y profilaxis.
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