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E n fer m ed a d t r o m b o em b ó l ic a EN EL EMBARAZO. MANEJO 37 Carlos Montúfar Rueda La trombosis venosa profunda (TVP) y el embolismo pulmo nar (EP) son dos manifestaciones de una misma enfermedad. La enfermedad tromboembólica venosa (ETV) tiene una inci dencia incrementada en 2-4 veces en la paciente embarazada en comparación a mujeres no gestantes. La incidencia es ma yor luego de una cesárea que de un parto vaginal. El tromboembolismo es la causa principal de mortali dad materna en los países occidentales, ocasionando hasta un 17% de las muertes (1). El embarazo y el puerperio son períodos en donde se incrementa el riesgo de tromboem bolismo venoso (hasta un 1,6%); sin embargo, la incidencia absoluta es relativamente baja con rangos de 9-65/100,000 mujeres por año para embolismo pulmonar y trombosis ve nosa profunda durante el embarazo, y de 70-180/ 100.000 mujeres por año para embolismo pulmonar y trombosis ve nosa profunda en el puerperio (1). F is io p a t o l o g ía Hace más de 140 años Virchow describió la tríada: activa ción de la coagulación sanguínea, daño de la pared vascular y estasis, como causa de trombosis (1). Existen diversas con diciones que cumplen con estos criterios y han demostrado ser factores de riesgo, como: trauma, infecciones, obesidad, enfermedad drepanocítica, neoplasias, choque y deshidra- tación, falla cardíaca congestiva, embarazo, puerperio, mul- tiparidad, parto instrumentado y operación cesárea. En el embarazo normal, la hemorragia decidual (útero) debe ser evitada durante: 1. La implantación 2. La placentación 3. En el tercer período de la labor de parto. La mujer gestante logra esto con cambios dramáticos en los sistemas de coagulación, sistemas anticoagulantes y sis temas fibrinolíticos, lo que hace al embarazo y puerperio ser momentos adecuados para la formación de trombos. Este estado de hipercoagulabilidad es secundario a un aumento en los niveles de los factores de coagulación I (fibrinógeno), V, VII, VIH, IX, X y XII. Sumado a esto, tenemos una activi dad fibrinolítica del plasma disminuida y al momento de separarse la placenta, la tromboplastina tisular es liberada al torrente sanguíneo (2). El agrandamiento del útero en el embarazo origina compre sión de las venas cava inferior e ilíaca, produciendo obstrucción y estasis. Los vasos sanguíneos, que normalmente permanecen intactos, son lesionados durante el parto y en especial en una operación cesárea, lo que completa el enunciado de Virchow. El plasma contiene un sistema anticoagulante formado por las proteínas S y C, y el sistema plasminógeno-plasmina con el fin de contrarrestar el estado de hipercoagulabilidad pro pio del embarazo normal. Cuando existen anomalías ya sean congénitas o adquiridas de estos anticoagulantes (deficiencia de antitrombina III, deficiencia de proteína C, deficiencia de proteína S, factor V Leiden, síndrome de anticuerpos antifos- folípidos) se pierde la protección, aumentando en forma con siderable el riesgo de desarrollar un tromboembolismo. Factores de riesgo Existen múltiples condiciones que predisponen al desarro llo de un evento tromboembólico venoso durante el emba razo y el puerperio, y se dividen en preexistentes y de inicio reciente y/o transitorio (tabla 1). D ia g n ó s t ic o El diagnóstico de TVP o EP en la embarazada representa un reto para el médico. El dolor y el edema de miembros infe riores, así como los síntomas respiratorios son una condición común en la gestante y son frecuentemente indistinguibles de los eventos patológicos. La inseguridad en el diagnóstico clínico hace necesarias pruebas diagnósticas para excluir o diagnosticar un TEV. Trom bosis venosa profunda La trombosis venosa profunda en la paciente embarazada inicia con mayor frecuencia en las venas profundas proxi- males y se ha visto predilección por el miembro inferior iz quierdo. El cuadro clínico es secundario a la obstrucción del flujo sanguíneo venoso y/o a una respuesta inflamatoria. Los síntomas más frecuentemente descritos son el dolor e GINECOLOGÍA Y O BSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS Tabla 1. Factores de riesgo preexistentes Previo tromboembolismo venoso Trombofilias congénitas Deficiencia de antitrombina Deficiencia proteína C Deficiencia proteína S Factor V Leiden Protrombina G20210A Síndrome antifosfolípidos Edad > 35 años Obesidad (BMI >30kg/ m2) Paridad > 4 Venas varicosas Paraplejía Hemoglobinopatía SS Síndrome nefrótico Factores de riesgo de inicio reciente Procedimientos quirúrgicos Hiperémesis Deshidratación Síndrome hiperestimulación ovárica Pielonefritis Inmovilización (>4 días) Preeclampsia Excesiva pérdida sanguínea Viajes largos Labor de parto prolongada Parto instrumentado Inmovilización posquirúrgica hipersensibilidad a la palpación de la extremidad afectada y edema. La hinchazón de una extremidad es considerada cuando la medida de su circunferencia es por lo menos 2 cm mayor a la extremidad sana. Se describen signos clínicos como aumento de la tempera tura local, cambio de color y muchas veces un cordón palpa ble. El diagnóstico se hace más evidente cuando producimos dolor en la pantorrilla a la dorsiflexión pasiva del pie (signo de Homans). Wells y colaboradores propusieron un sistema de puntuación clínico, para calcular la probabilidad diagnós tica (tabla 2) (3). Este modelo da una probabilidad elevada de TVP cuando la paciente acumula más de 3 puntos, una probabilidad moderada con 1 ó 2, y baja con puntaje 0. Tabla 2. Riesgo TVP según clínica. Cáncer +1 Inmovilización (parálisis, paresias) +1 Reposo por más de 3 días o cirugía en la últimas 12 +1 semanas Dolor local a lo largo del sistema venoso +1 Hinchazón de toda la pierna +1 Hinchazón unilateral de pierna con diferencia > 3cm +1 Colaterales venosos no varicosos +1 Hoyuelos por edema en pierna sintomática +1 TVP previa +1 Probabilidad de alternativa diagnóstica_____________________ -2_ El diagnóstico diferencial incluye celulitis, lesión mus cular o tendinosa, lesión de la articulación del tobillo, ruptura de quiste poplíteo, vasculitis cutánea, trom bofle bitis superficial y linfedema. La venografía es la prueba de oro para el diagnóstico de una TVP, con una sensibilidad y especificidad de 100%. Pero, este estudio está asociado con efectos secundarios como do lor muscular, edema de la extremidad y eritema hasta en un 24% de los pacientes, además compromiso renal por el medio de contraste y la exposición del feto a la radiación. La realiza ción de la venografía con campos de protección abdominal a la madre puede disminuir la radiación fetal de 0,314 a 0,05. Otras pruebas no invasivas utilizadas como el ultrasonido con compresión, el centelleo ventilación/perfusión (V/Q sean) y la tomografía helicoidal, han sido extensamente estudiadas en pacientes no-gestantes, pero no se han hecho las investiga ciones necesarias para validarlos durante el embarazo. Al momento, los expertos recomiendan el ultrasonido con compresión como la primera prueba para toda paciente embarazada con sospecha diagnóstica de TVP con una sen sibilidad y especificidad de 90-100% (4). Si la prueba resulta anormal, queda establecido el diagnóstico de TVP. Si el estu dio no documenta anormalidad, debe repetirse en 6-8 días. De reportarse el estudio sin anormalidades, pero existen fuertes sospechas diagnósticas, debe realizarse un dúplex- doppler de miembro inferior para confirmar el diagnóstico. Si esta prueba no documenta la TVP, y las sospechas son elevadas, se debe recurrir a la venografía (figura 1). Existen otros estudios como la pletismografía por impe dancia, el fibrinógeno radioactivo y la medición del dímero- D. El primero, la pletismografía por impedancia tiene una sensibilidad que ha sido cuestionada con reportes de sólo 65%. En el embarazo, la compresión de la vena cava inferior por el útero puede originar resultados falsos positivos. La utilización de fibrinógeno marcadocon Iodo-125 (radioac tivo) es de utilidad para el diagnóstico de TVP con una es pecificidad del 92%. Lastimosamente el Iodo-125 atraviesa la barrera placentaria con una vida media de 60 días, sien do absorbido por la tiroides fetal. El Iodo-125 además, es aislado en la leche materna, lo que contraindica el estudio durante el embarazo y puerperio. El dímero-D es un producto de degradación de la fibrina; en presencia de trombos, su concentración aumenta. Su eva luación en el laboratorio ha sido propuesta para descartar la presencia de TVP. Un metanálisis realizado para evaluar la seguridad de la medición del dímero-D en comparación con el ultrasonido venoso y la venografía, demostró una amplia variación en la sensibilidad de la prueba, especificidad y su 248 PARTE III 3 7 / ENFERMEDAD TROMBOEM BÓLICA EN EL EMBARAZO. MANEJO T Figura 1. Algoritmo para diagnóstico de TVP (Krivak, 2007). valor predictivo negativo (<90%) (5). Otros estudios parecen indicar que los resultados dependen del tipo de prueba que se utilice para medir el dímero-D. La medición del dímero- D por la prueba de ELISA (Enzyme-Linked Inmunosorbent Assay) tiene una sensibilidad mayor del 95%. Al momento, se considera que la medición del dímero-D no es una prueba útil utilizada en forma aislada y debe complementarse con algunas de las otras pruebas no invasivas. Trom boem bolism o pulmonar Gran parte de las embolias pulmonares son asintomáticas y no ponen en peligro la vida del paciente. Las manifestaciones clínicas de la embolia pulmonar son influenciadas primaria mente por el número, tamaño y localización del émbolo. El inicio súbito e inexplicable de disnea y taquipnea son los hallazgos clínicos más frecuentes del tromboembolismo pul monar, y se presentan en un 80% y 90% de los casos respec tivamente. Otros síntomas son el dolor pleurítico (70%), apre hensión (60%), tos no productiva (50%) y taquicardia (40%). Con menos frecuencia encontramos estertores por atelectasia, hemoptisis, fiebre, diaforesis, frote por fricción pleural, ciano sis, acentuación del segundo ruido cardíaco, galope y soplo. Signos de falla cardíaca derecha, como ingurgitación yu gular, hepatomegalia y desdoblamiento del segundo ruido cardíaco, pueden ser vistos cuando la circulación pulmonar ha sido obstruida en por lo menos un 50%. Esta condición, denominada Cor Pulmonale es causada por un émbolo gran de o por múltiples émbolos pequeños (embolia pulmonar masiva). Como diagnóstico diferencial tenemos: neumonías, atelectasia, neumotorax, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, falla cardíaca, cáncer de pulmón, dolor muscular, espasmo esofágico pericarditis, pleuritis y ansiedad. Inicialmente debe realizarse una radiografía simple de tó rax, una gasometría arterial y un electrocardiograma (EKG). La radiografía de tórax es anormal en el 84% de los casos de EP, pero es más útil para excluir otras causas de dificultad respiratoria. La alcalosis respiratoria es un hallazgo común en la gasometría arterial al inicio del cuadro; posteriormente se observa acidosis respiratoria por el aumento del espacio muerto. Una PaO, mayor de 85 mmHg no excluye el diag nóstico de embolismo pulmonar. En contraste, la relación de tensión de oxígeno alveolar-arterial parece ser un indicador más útil para el diagnóstico de EP. Una diferencia A-a de más de 20 mrnHg se observa en más del 86% de los pacientes con EP. De cualquier forma, si la PaO, es baja y se sospecha embo lia pulmonar, se debe considerar la anticoagulación hasta que las demás pruebas determinen el diagnóstico definitivo. El EKG tiene como un hallazgo común, la taquicardia, y es anormal en el 87% de los pacientes con EP. Incluso, puede encontrar signos de Cor Pulmonale (eje desviado a la derecha, un patrón S1Q3T3, una onda-T invertida, bloqueo de rama derecha y onda p pulmonar) en el 26-32% de los pacientes con embolismo pulmonar masivo. La prueba de oro para el diagnóstico de EP es la arterio- grafía pulmonar, con una sensibilidad y especificidad de 100%. Este procedimiento acarrea una morbilidad de 3% y mortalidad de 0,5%. Por tal razón, las pruebas no invasi vas como el centelleo ventilación/perfusión (scan V/Q) y la tomografía computada helicoidal deben ser considerados antes de la arteriografía, aunque no existan evidencias de OBSTETRICIA DE ALTO RIESGO 249 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS alta calidad de estos métodos en pacientes obstétricas. Otra prueba diagnóstica a realizar es un ultrasonido con compre sión de ambos miembros inferiores. Un scan V/Q con evidencias de grandes discordancias en tre la ventilación (reportada normal) y la perfusión (repor tada defectuosa) hace el diagnóstico de EP. El estudio PIO- PED (The Prospective Investigation of Pulmonary Embolism Diagnosis) para determinar la sensibilidad del scan V/Q en contró una certeza diagnóstica de EP de 87,2% para los estu dios reportados como de "alta probabilidad", y 33,3% cuando el sean se reportó como de "baja probabilidad" (6). La visualización de un defecto de llenado arterial en la tomografía helicoidal es confirmatoria del diagnóstico de EP con iguales tasa de detección que el sean V/Q, pero con menor radiación al feto. El ultrasonido con compresión puede utilizarse de pri mera línea para el EP, o como prueba adicional cuando el sean V/Q no arroja datos definitivos. Si el ultrasonido con compresión demuestra TVP, no es necesario realizar más estudios, y se considera el diagnóstico de ETV. Una nueva alternativa diagnóstica es la angiografía pulmo nar por resonancia magnética. Una revisión de estudios en contró una sensibilidad de 100% y especificidad de 95% con valores predictivos positivo y negativo de 87% y 100% respec tivamente (7). Si estos resultados se demuestran en estudios clínicos aleatorizados grandes, pudiera convertirse en la mo dalidad diagnóstica de primera línea para el EP. (figuras 2 y 3) Al igual que en la TVP, el papel diagnóstico que juega el dímero-D en el EP, no ha sido definido. Como se mencionó previamente, la técnica utilizada para la medición del díme ro-D, modifica los resultados. El dímero-D medido por ELISA (no así el aislado de sangre completa) tiene una sensibilidad 88-100% y especificidad de 29-50%. Actualmente los expertos consideran que un resultado negativo de dímero-D por ELI SA, en "pacientes de bajo riesgo para tromboembolismo", es tan útil como el sean V/Q para descartar un EP (8,9). Prevención y m anejo de la ETV A toda mujer debe realizársele una evaluación de riesgo para ETV (tabla 1), antes de embarazarse o durante las pri meras semanas del mismo. El solo hecho de estar embara zada aumenta 10 veces el riesgo de ETV. Una vez definido un riesgo elevado, deben tomarse medidas preventivas o profilácticas para evitar un evento tromboembólico venoso. Las estrategias de prevención actualmente aceptadas son la deambulación temprana posquirúrgica, el uso de medias de compresión graduada, dispositivos de compresión neumá tica y anticoagulantes (heparina no-fraccionada, heparina de bajo peso molecular y warfarina). Mujeres con trombofilia conocida y pacientes con historia previa de TVP tienen un particular riesgo aumentado. La profilaxis anticoagulante es recomendada durante TODO el embarazo en pacientes con TVP previa (riesgo de recurrencia de 5,6%), pacientes gestantes con reempla zo valvular mecánico y trombofilias de riesgo elevado (de ficiencia de proteína C, deficiencia de proteína S, factor V Leiden y protrombina G20210A). Ver dosis de heparina bajo peso molecular en tabla 3. Las pacientes sometidas a reposo prolongado, tienen un riesgo aumentado de ETV, pero los estudios no han sido contundentes en definir si la m ejor terapia profi láctica de anticoagulación es la heparina no fraccionada, la heparina de bajo peso m olecular o los dispositivos de compresión neumática. Figura 2. Algoritmo diagnóstico de EP (pacientes de alto riesgo). 250PARTE II 3 7 / ENFERMEDAD TROMBOEM BÓLICA EN EL EMBARAZO. MANEJO Figura 3. Algoritmo diagnóstico de EP (paciente de bajo riesgo). Tabla 3. Dosis de heparina de bajo peso molecular. TPT Infusión < 50 seg Repetir bolo 70 UI/Kg +200UI/hr 50-59 seg +100 Ul/hr 60-80 seg igual 81-99 seg -100 Ul/hr > 100 seg Suspender infusión por 60 minutos -200 Ul/hr Análisis retrospectivos han observado que el riesgo de ETV por reposo prolongado es menor del 1%; y que el riesgo de efectos secundarios por el uso de heparina es de 1%. De aquí que algunos expertos propongan el uso de dispositivos de compresión neumática o las medias de compresión graduada como una alternativa de menor riesgo que la heparina. La operación cesárea tiene un riesgo mayor de tromboem bolismo comparado con el parto. Pero, se considera que los riesgos de sangrado postoperatorio y de trombocitopenia in ducida por heparina (HIT) no justifican su uso, y se propone la utilización de los dispositivos de compresión neumática. La terapia de anticoagulación profiláctica en pacientes em barazadas con prótesis valvular mecánica es controversial. Los estudios admiten que la anticoagulación con heparinas (no fraccionadas o de bajo peso molecular) en presencia de válvulas mecánicas, tiene mayores tasas de trombosis que cuando se utiliza derivados coumadínicos. También es cono cido que la warfarina (derivado coumadínico) produce em- briopatía, abortos y muerte fetal in útero. Algunos expertos recomiendan el uso de heparina no-fraccionada o heparina de bajo peso molecular (vía subcutánea ambas) el primer tri mestre y continuar luego con warfarina, para minimizar la exposición fetal a la droga. Durante el segundo trimestre de gestación, la warfarina también está asociada a hipoplasia del hueso nasal, lesiones epifisiarias, y defectos del sistema ner vioso central como la agenesia del cuerpo calloso. No hay estudios aleatorizados que nos indiquen el mane jo al momento del nacimiento, pero algunos recomiendan programar la inducción del parto a las 37 semanas de gesta ción y suspender la terapia 24 horas antes. Se retoma la anti coagulación a las 4-8 horas posparto ó 24 horas poscesárea. La dosis profiláctica de heparina no-fraccionada más utilizada es de 5.000 unidades vía subcutánea (SC) 2 veces al día, aunque algunos estudios concluyen que la dosis de 5.000 U/d SC, 3 veces al día para pacientes de alto riesgo ofrece mejores resultados sin aumentar los riesgos de san grado (10). Dentro de las heparinas de bajo peso molecular tenemos la enoxaparina con dosis de 40 mg SC/día; la dal- teparina 2,500 U/día y fraxiparina 03 g/día (11). En pacientes con contraindicaciones para el uso de anticoa gulantes (sangrado activo, trombocitopenia inducida por hepa- rina, alergia a heparina, úlceras pépticas sangrantes, y reciente cirugía) puede utilizarse un filtro de vena cava inferior para la prevención del tromboembolismo pulmonar, que diferentes estudios han demostrado es seguro y efectivo (12). Estudios relacionados al uso de dispositivos de compre sión neumática han demostrado una disminución de fenó menos trombóticos venosos de un 34% a 12,7% (40), y una eficacia similar al uso profiláctico de heparinas (13). Una vez haya ocurrido un evento tromboembólico veno so en una paciente obstétrica, y se vayan a determinar los regímenes terapéuticos, debe considerarse la seguridad de la droga para el feto y la madre, la eficacia del régimen y las dosis para el manejo agudo y el tratamiento secundario por el resto del embarazo y/o puerperio. La paciente gestante con un evento trom boem bólico agudo debe recibir terapia por lo menos por 20 semanas, y continuar con terapia a dosis profiláctica hasta un m íni mo de 6 sem anas posparto. Los fármacos disponibles son la heparina no-fracciona- da (administrada intravenosa o subcutánea), la heparina de bajo peso molecular, el danaparoide sódico, y los derivados coumadínicos (Warfarina). Los tres primeros no atraviesan la barrera placentaria, distinto a la warfarina, que tiene un riesgo potencial de teratogenicidad y hemorragia fetal. Las principales complicaciones maternas de la terapia anticoa gulación incluyen el sangrado (para todos los anticoagu lantes), además de necrosis cutánea por warfarina, y osteo porosis, trombocitopenia (HIT) y molestias en los sitios de inyección con el uso de heparinas. Un estudio encontró una tasa de sangrado mayor por el uso de heparina no-fraccionada de 2%, siendo mucho me nor cuando se utiliza heparina de bajo peso molecular. La frecuencia de HIT es de más o menos 3% con el uso de hepa- rina no-fraccionada, y menos probable con el uso de hepari- OBSTETRICIA DE ALTO RIESGO 251 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T na de bajo peso molecular. En casos de HIT se recomienda el uso de danaparoide sódico, ya que no atraviesa la placenta y no hace reacción cruzada con la heparina no-fraccionada. La osteoporosis es un serio problema con el uso pro longado de heparina. Se han reportado tasas de fracturas vertebrales sintomáticas en 2-3%, y una disminución de la densidad ósea hasta en 30% de las pacientes. Es probable que la heparina de bajo peso molecular origine menos com plicaciones osteoporóticas, pero faltan estudios. Se han propuesto múltiples esquemas de dosis para la ad ministración de la heparina no-fraccionada. Las dosis deben regularse para alcanzar un tiempo parcial de tromboplasti- na activada de 1,5-2 veces el límite superior de lo normal. Uno de los esquemas (14) sugiere un bolo intravenoso de heparina de 100 UI/Kg con un mínimo de 5.000 U1 seguido de una infusión de 15-25 UI/Kg/hr con controles de TPT cada 4-5 horas hasta alcanzar 60-80 segundos. Se modifica la infusión de acuerdo a resultados: Para la administración de heparina de bajo peso molecu lar, podemos utilizar las dosis de enoxaparina de 30-80 mg dos veces al día, a través de todo el embarazo. La warfarina puede iniciarse con dosis de 5 mg/día, hasta alcanzar un INR (International Normalizad Ratio) de 2-3. Los expertos concluyen que la terapéutica de elección, en tér minos generales, en la paciente embarazada y un evento trom bótico venoso, es la heparina de bajo peso molecular (14,15). Para pacientes con contraindicación de uso de anticoa gulantes (sangrado activo, antecedente de HIT, historia de úlcera sangrante, historia de anafilaxia por heparina y pro cedimiento quirúrgico reciente) puede utilizarse el filtro de vena cava inferior. Existen otras opciones interesantes aún en fase de estudio. La fondaparina es un pentasacárido sintético de la heparina, con una inactivación selectiva del Factor Xa, y parece no ori ginar trombocitopenia inducida por heparina. El hallazgo de niveles del fármaco en cordón umbilical del neonato ha limitado la difusión de su utilización. Los fenómenos tromboembólicos venosos siguen siendo una causa importante de morbilidad y mortalidad materna. El diagnóstico requiere de una evaluación de riesgo clínico de la paciente, y la realización de los estudios diagnósticos confirmatorios. El tratamiento efectivo requiere de un inicio temprano de terapia anticoagulante, pero la prevención es mucho más importante, y puede lograrse con la identifica ción de las pacientes de riesgo, y la intervención oportuna de medidas farmacológicas y no-farmacológicas disponibles. R e f e r e n c i a s 1. Koonin LM, Atrash HK, Lawson HW, Smith Je. Maternal mor tality surveillance, United States, 1979-1986. MMWR CDC Sur- veill Summ. 1991; 40:1-13. 2. Bonnar J. Venous thromboembolism and pregnancy. Clin Obs tet Gynecol 1981; 8: 445-473. 3. Wells PS, Hirsh J, Anderson DR, Lensing AW, Foster G, Kearon C, et al. 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