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Arrítmias: fibrilación auricular 94 2.1.2 Elección del anticoagulante Según el informe de posicionamiento terapéutico del Sistema Nacional de Salud de Diciembre del 201310, para el uso de los ACODS en la prevención del ictus y la embolia sistémica en pacientes con FA no valvular, y considerando los datos de eficacia y seguridad, se establecen las siguientes recomendaciones para la elección del tipo de anticoagulante: a. Situaciones en las que los AVK son la opción recomendada: - Pacientes ya con AVK y buen control del INR - Nuevos pacientes con FA no valvular e indicación de anticoagulación - FA con afectación valvular. De elección. b. Situaciones donde los ACODs pueden ser una opción terapéutica: - Hipersensibilidad o contraindicación específica al uso de AVK. - Antecedentes de hemorragia intracraneal (HIC) excepto en fase aguda. - Ictus isquémico que presenten criterios clínicos y de neuroimagen de alto riesgo de HIC: HAS-BLED 3 y leucoaraiosis grado III-IV y/o microsangrados corticales múltiples. - En tratamiento con AVK que sufren episodios tromboembólicos arteriales graves, a pesar de buen control de INR. - Si han iniciado AVK pero no mantienen INR dentro de rango, a pesar de buen cumplimiento terapéutico. - Imposibilidad de acceso a control de INR convencional. 2.2 Tratamiento para el control de la frecuencia y el ritmo 2.2.1 Manejo agudo1 El manejo agudo conlleva la protección aguda contra los episodios tromboembólicos y la mejoría aguda de la función cardiaca. La gravedad de los síntomas relacionados con la FA debe dirigir la decisión del manejo agudo de la frecuencia ventricular (en la mayoría de los pacientes) o del restablecimiento agudo del ritmo sinusal (cardioversión, en pacientes graves). a) Control agudo de la frecuencia cardíaca Una frecuencia ventricular inadecuada y una irregularidad del ritmo pueden causar síntomas y trastornos hemodinámicos graves. Los pacientes con una respuesta ventricular rápida normalmente necesitan un control agudo de su frecuencia ventricular (80-100 latidos por minuto). Esto se puede conseguir con administración ß-bloqueantes o antagonistas no hidropiridínicos de los canales del calcio. También puede utilizarse amiodarona, sobre todo en aquellos con función ventricular izquierda deprimida (Ver tabla 7).
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