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1 „ANALOGÍA ESTRUCTURAL Y ESPACIOS ALÉTICOS EN LOGICA BIVALENTE Y TRIVALENTE‟ “Dios dijo: ¡Hágase el U-NO! … de inmediato, el Hombre hizo Todo lo demás…” ADVERTENCIA Para una intelección feliz del texo se requiere, únicamente, conocer las cuatro operaciones fundamentales de la aritmética y nociones muy elementales de geometría, álgebra y lógica. Aunque parezca increíble, en dos leyes matemáticas básicas, fáciles de entender, el teorema de Pitágoras y la ley del binomio de Newton, se sintetizan unos, por lo bajo, 2.300 años de creación en torno al pensamiento lógico-matemático. Esto es tan así que estoy por pensar que estas dos leyes no sólo expresan unas simples relaciones matemáticas, sino estructuras fundamentales del pensamiento humano. Estudios recientes, en Matemática Andina, así lo demuestran por lo menos en cuanto a la utilización práctica, que es lo importante, del que hicieron nuestros ancestros del teorema de Pitágoras. No obstante, éste no es un anexo para ser leído de la „a‟ a la „z‟, sino que es un texto de enseñanzas. Está escrito en un código logo-simbólico que funciona tanto como pictografía y como alfabeto, de manera que cada letra y cada palabra representan un escenario visual en una secuencia de significación mayor. La sintaxis del lenguaje está basada en una lógica multi-visionaria, otra forma de decir infinivalencia, más que en la simple racionalidad formal, es, por tanto, única y requiere de la experiencia vital directa para ser entendida. Está, por así decir, a disposición de todo aquel que busque el significado más profundo, con el ojo de la mente y el ojo del espíritu, en la nueva dimensión, donde la interacción de lo científico y la unión mítico-simbólica puede ser reconocida como una experiencia que transforma. Deseamos, de todas maneras, indicar o citar las razones por las cuales nos hemos servido del simbolismo lógico-matemático, para explicitar un 2 método de análisis de la matemática andina. Las nociones de „palabra‟ y „número‟, históricamente, son sinónimas. No olvidemos que la voz latina fraso significa, indistintamente, tanto nombrar como contar. Paralelamente, en toda agrupación humana, por lejos que nos remontemos en el tiempo, el hombre siempre ha tratado de expresar y representar esa cualidad propia de toda colección o conjunto de cosas. En el empleo de frases vagas como un poco, mucho, algo, y otras, se ha establecido, eventualmente, un sistema de signos, palabras y frases otras (meta-frases meta-logos), que permite representar esa potencialidad de las cosas agrupadas y, por consiguiente, comparar y combinar esas cualidades y potencias de las cosas entre sí. La invención del número se produjo por un procedimiento, que domina en todo pensamiento matemático, la correspondencia biunívoca, de uno a u-no entre cosas de diferentes grupos. Guijarro, piedra, muesca o señal cortada en una madera se corresponden con las cosas, pertenecientes a un conjunto, en el proceso de separarlas e identificarlas. Pronto, dando un nombre a cada uno de los guijarros apartados a medida que se separan las cosas del conjunto considerado, se crea un sistema de términos, una suerte de escala, independiente de la naturaleza de las cosas de la colección y susceptible de ser aplicado a toda otra pluralidad, formada también por cosas o unidades discontinuas. Surge, entonces, un sistema verbal de números. Así, el número, expresión exacta y fija de una pluralidad, nace en forma de una palabra hablada y un signo escrito, palabra y signo, poética y numérica, juntas, ocupan un lugar o espacio, punto sobre determinado y saturado, inequívoco en una serie ordenada de términos y símbolos que se suceden, el sucesor o el siguiente de un número según el lógico italiano G. Peano. El conocimiento lógico-racional, propio de esta serie, constituye un sistema de conceptos y símbolos abstractos, caracterizado por una secuencia lineal, típica de nuestro modo de pensar y de nuestro hablar. En la mayoría de los idiomas esa estructura lineal se evidencia en el uso de alfabetos, que sirven para comunicar experiencias y pensamientos mediante largas líneas de letras, palabras y números. Por otro lado, el mundo natural es un mundo de infinitas variedades y complejidades, un mundo multidimensional que no contiene líneas rectas ni formas absolutamente regulares, donde las cosas no suceden en secuencias sino todas juntas, un mundo ‒como nos dice la física moderna- donde incluso el espacio vacío es curvo. Es evidente que nuestro sistema abstracto de pensamiento conceptual nunca podrá describir ni entender por completo esta realidad. Al pensar en el mundo nos enfrentamos al mismo tipo de problema que afronta el cartógrafo que trata de cubrir la superficie curvada de la tierra con una serie 3 de mapas planos. Con tal procedimiento podemos sólo esperar una representación aproximada de la realidad, y por ello, todo el conocimiento racional estará necesariamente limitado. La lógica formalizada, o axiomatizada, cualquiera que ésta sea, no está dada por una serie de estructuras única que viniera, pues, a interpretar y traducir un universo de esencias inmutables y trascendentales; se presenta, al contrario, como una diversidad de sistemas entre los que es posible pasar de uno a otro con sólo modificar, sea por adición, atenuación o supresión, uno de sus axiomas obteniéndose así lógicas diferentes. Los teoremas que una lógica demuestra pueden ser diferentes y hasta contradictorios de los que otra lógica obtiene, ya que su „verdad‟ depende de la libre elección de la lista o catálogo de axiomas con los cuales trabaja. Además de estas distinciones también se pueden señalar otras. Se puede hacer, como nosotros, una distinción de las estructuras lógicas a partir de la valencia, o grado de verdad. Se parte de la de menor grado posible, la bivalente o clásica, que postula como axioma el tercero excluido. Este axioma del tercero excluido se expande al del cuarto excluido, para el caso de la lógica de tres valores o trivalente; luego se postula el quinto excluido y se obtiene una de cuatro valores y así sucesivamente se expande para obtener una lógica de n valores, en la que se postula el „n+1 excluido‟. Estas son las lógicas infinivalentes o multivalentes. Todo esto se hace posible por las diferentes acepciones del functor monádico de negación, el „no‟. El símbolo „F‟, como supernegación; y el „N‟, como negación débil o simple. En nuestra lógica trivalente, que luego se amplía a la infinitamente valente, el axioma fuerte del tercero excluido, ˹p v Fp˺: o bien es del todo falso que „p‟ o bien „p‟, se preserva; pero se introduce un nuevo axioma constituido por la supernegación del tercero excluido débil, ˹F(p v Np)˺ se niega totalmente „p o no-p‟, lo que equivale a la introducción, o a la afirmación del axioma del tercero incluido, ˹p ˄ Np˺; lo que implica, a su vez, postular el cuarto excluido. Esta forma de razonar lógico hace que todas las lógicas puedan ser estudiadas y analizadas en forma análoga, a partir de la más simple o bivalente en relación con la trivalente, como en el anexo aquí presentado. Para ser absolutamente exactos, en nuestra interpretación y traducción binomial de la lógica paraconsistente de Lorenzo Peña, se da un número infinito de negaciones cada vez más debilitadas a partir, claro está, de la falsedad total; y lo mismo acontece con la verdad total, se manifiestan un número infinito de afirmaciones cada vez más debilitadas: 4 F n = Falsedad Total o „F‟ („n‟, la enésima, es igual a „T‟, total o infinitamente falso, lo cual en término ontológicos es absurdo). F (n-1) V = “N n-1 . A 1 ”, „n‟ grados negativo menos uno (infinitamente negativo) y un primer gradoafirmativo (infinitesimalmente afirmativo). F (n-2) V 2 = “N n-2 . A 2 ”, „n‟ grados negativo menos dos y un segundo grado afirmativo (verdadero y falso = Ferdad o Valsedad). . . . F n-(r+1) V n-(r+1) = “N n-(r+1 ) . A n-(r+1 ) ”, es el término medio entre los dos extremos, Fn y Vn, el exponente „r‟ es igual a „n-1‟, con lo cual los grados de F y V son iguales si, „r‟ es par, y, alternadamente, „V r-1 F r ‟, „V r F r-1 ‟, si „r‟ es impar; en todo caso, indica el punto neutro o de equilibrio. Justo en el punto medio, la negación llega a su máximo de verdad y la afirmación a su máximo de falsedad; la negación es tanto, o igual, a la verdad, como la afirmación es tanto, o igual, a la falsedad, VF y FV: el 2VF. . . . F 2 V (n-2) = “A n-2 . N 2 ”, „n‟ grados afirmativo menos dos y dos grados negativo (penúltimo grado de negatividad). FV (n-1) = “A n-1 . N 1 ”, „n‟ grados afirmativo menos uno (infinitamente afirmativo) y un último grado negativo (infinitesimalmente falso). V n = Verdad Total o „V‟ (infinitamente verdadero). En el símbolo „N n‟ , el exponente „n‟ señala los diferentes e infinitos grados que adopta la negación (niveles de negabilidad); lo mismo en „A n‟ , „n‟ da cuenta de los diferentes e infinitos grados que adopta la afirmación (niveles de afirmabilidad). La metodología que se asume inicialmente para investigar en esta pretendida analogía, entre estas dos lógicas, es aportada por la teoría de las potencias proposicionales, que se definen y tienen su antecedente, a nivel de estructura subyacente, en la ley del binomio. El método de las potencias proposicionales es un procedimiento que, en un principio, se desarrolló para poder reducir cualquier fórmula lógica a una única conectiva (por ejemplo a la conyunción), por medio de una concluyente simplificación, no sólo del número de pasos, sino también del número de signos empleados para la representación de una fórmula. Nuestro interés por este método se sitúa en un plano más general, o de epistemología de la lógica, 5 en el sentido de que hace uso de un vocabulario casi idéntico con los empleados al interior de las estructuras binomiales. I. LA LEY DE BIVALENCIA COMO SUSTRATO DEL TEOREMA DE PITÁGORAS Y LA LEY DEL BINOMIO Matemática de la Imagen En la antigüedad, antes de la introducción o invención de los números arábigos, el problema de formular o representar una determinada ley matemática, como el teorema de Pitágoras, pongamos por caso, era un asunto más bien complicado. Si reflexionamos un poco, encontraremos en ciertas ocasiones, todavía hoy, que para escribir números no se emplean cifras, sino grupos de signos iguales entre ellos, tantos como sean las unidades del número. Por ejemplo, en los dados los números están representados por puntos; en los naipes con «oros», «copas», «espadas» y «bastos», o con «corazones», «tréboles», «picas» y «diamantes». La representación de los números con puntos constituyó antiguamente una ciencia: la ciencia de los números figurados de los pitagóricos, discípulos de Pitágoras, que vivió en el s. VI a.C. Los pitagóricos denominaban a los números: triangulares, cuadrados, cúbicos, etc., según se originara dicho número, por la distribución regular de los puntos que lo representaba, un triángulo rectángulo «isósceles», con los dos lados menores iguales, un cuadrado o un cubo. Los números cuadrados son, naturalmente, los cuadrados de los números. En un grupo de estudios sobre matemática ancestral andina, dirigido por el investigador y profesor Marcos Guerrero, durante los años 2003-5, en el que tuve la oportunidad de participar, se llegó a la conclusión de que el teorema de Pitágoras no se agota en la mera forma matemática, sino que avanza a constituirse, verdaderamente, en una ley general del pensamiento humano, sobre todo, en cuanto a la aplicación práctica de sus contenidos; no de otra forma, se puede explicar que culturas antiguas que, sin haber llegado a desarrollar la escritura, hayan, sin embargo, puesto de manifiesto, en sus construcciones monumentales y confección de calendarios, tener el conocimiento suficiente de dicho teorema. Esta forma de entender el teorema, sólo podía ser concebible si es que antes se demostraba que su estructura básica es una ley lógica; posteriormente, para felicidad del grupo, se demostró, en efecto, que podía ser interpretado y reducido en términos de la ley del índice, o de bivalencia. El procedimiento, o método 6 de reducción, del teorema a la mencionada ley, que se detalla más abajo, fue propuesto y validado por quien escribe estas líneas. Podríamos llamar a esta forma de hacer cálculos, antiguos o modernos, una matemática de la imagen, geométrica, quizás, pero imagen al fin. Generalizando un poco más, diremos que la matematización de la imagen mental es la clave para entender los distintos espacios matemáticos de representación (E.M.R.). Es decir, la matematización de la imagen se despliega originariamente en el pensamiento, como producto del pensar o de la actividad pensante. La ley fundamental que rige este tipo de pensamiento es la “Ley de Bivalencia”. Ley que preside, según el estado actual de nuestras investigaciones, la estructura profunda tanto del teorema de Pitágoras como de la ley del binomio. A continuación, se describe un posible proceso lógico de matematización que demuestra lo afirmado. Consideremos la siguiente serie o ternas de números-imágenes: (x1 + y1 + z1) + (x2 + y2 +z2) + (x3 +y3 + z3) + ……+ (xn + yn + zn). Al interior de cada paréntesis podemos postular el siguiente principio lógico: El número „y‟es el punto medio (½) entre los números „x‟ y „z‟, por tanto se puede formular la siguiente identidad: y = x + z / 2, multiplicando por dos y elevando al cuadrado ambos miembros de la identidad, tenemos: 4y2 = (x + z)2, desarrollando el segundo miembro (binomio), 4y2 = x2 + 2xz + z2. La secuencia deductiva anterior, se encuentra perfectamente establecida mediante definiciones, axiomas y reglas de inferencia, previamente establecidos, según el modelo que rige cualquier sistema axiomático, los cuales los omitimos para comodidad del lector. Si ahora los números „x, y, z‟ son, respectivamente, iguales a las series de números: 1, 2, 3, o, 2, 3, 4, o, 3, 4, 5, etc. Y, luego, procedemos a construir su representación gráfica, o interpretación geométrica del Binomio de 7 Newton, bastante conocida desde la escuela secundaria. Tomando la primera terna de números, el „2‟ es el punto medio y los números „1‟ y „3‟ son, respectivamente, tanto, los lados del cuadrado menor y mayor, en color blanco, así como los lados menor y mayor de los dos rectángulos, en color negro: 3 11 3 ↔ 3 2 + 1 2 + 2(3) (1) = (3 + 1) 2 , 16 = 16, o la forma básica del binomio de Newton; su resultado numérico es “16”, equi- valente a las dieciséis leyes de la lógi- ca clásica. Seguimos desarrollando la idea, según la rastra y esquema de fórmulas anteriores, sean los números „x, y, z‟, el número „y‟ está a medio camino entre „x‟ y „z‟, es decir formalizando: y = x + z / 2, multiplicando ambos miembros de la identidad por dos y luego elevando al cuadrado tenemos: (2y)2 = (x + z)2, ejecutando las operaciones indicadas y desarrollando el segundo miembro (binomio), 4y2 = x2 + 2xz + z2, restando „2xz‟ a ambos miembros, 4y2 - 2xz = x2 + z 2, extraemos factor común, el 2, del primer miembro, 2(2y2 - xz) = x2 + z2. Interpretando este último resultado, desde el punto de vista del teorema de Pitágoras, los componentes del miembro derecho de la identidad, ˹x 2 + z 2 ˺, serían los catetos; y, los componentes del miembro izquierdo, 2 (2y 2 - xz), vendrían a ser la hipotenusa. Desde una perspectiva estrictamente lógica, la hipotenusa es el término medio que, sustraído a su vez del binomio de Newton, es también el famoso principio del tercero excluido, en la lógica clásica. En la serie de los números naturales cualquier número, excepto el U-no, puede hacer las veces de tercero excluido. Tomando en cuenta estas secuencias matemáticas, se puede demostrar fácilmente, como veremos más abajo, que el teorema de Pitágoras se encuentra o está incluido, de forma tácita o subyacente, en la ley del binomio Señalemos, de pasada, que esta interpretación del término medio como punto de enlace, entre el binomio y el teorema de Pitágoras, únicamente funciona para ternas de números iguales y no para diferentes; es decir, para ternas: „1, 1, 1‟; „2, 2, 2‟; „3, 3, 3‟, y así sucesivamente, concibiendo 8 idealmente la terna „x, y, z‟ como una abstracción de identidad pura (x = y = z) y haciendo de la pluralidad el predicado y, por tanto, contenida de antemano en U-NO; en realidad, así se procede en gran parte de la matemática (cualquier número puede ser expandido y reducido mediante la adición de unos), y, sobre todo, en las leyes y el cálculo de la lógica. La prueba, en términos analíticos, que identifica estructuralmente el binomio de Newton, mediante la ley de dualidad o del índice, con el teorema de Pitágoras, según se muestra en el gráfico „b‟, de abajo, indica claramente que el cuadrado, construido sobre la hipotenusa del triángulo rectángulo, de área „ab/2‟, tiene un área total igual a la suma de las áreas de los cuatro triángulos rectángulos internos, „4ab/2‟, es decir, simplificando, „2ab‟, y es equivalente, simultáneamente, al término medio del binomio y a la hipotenusa del Teorema. En el límite de abstracción, Teorema y Binomio son una sola y misma cosa o estructura. Los gráficos del binomio y del teorema de Pitágoras, en términos analíticos y lógicos, serían los siguientes: a. Gráfico de la Ley del Binomio: (a + b) 2 = a 2 + 2ab + b 2 . a b ab/2 b 2 b ab/2 ab/2 a 2 ab/2 a Las diagonales dividen, a los dos cuadrados de lados „ab‟, en triángulos rectángulos „ab/2‟. b. El Teorema de Pitágoras aparece si excluimos el término medio, representado por „2ab‟, en el binomio: H 2 = a 2 + b 2 . ab/2 b2 a 2 ab ab/2 ab/2 H 2 ab/2 ab/2 ab/2 b 2 a 2 ab 9 Las diagonales cruzadas dividen el cuadrado, construido sobre la hipotenusa, en cuatro triángulos rectángulos, „4ab/2 o 2ab‟. La suma, como se puede verificar, por simple inspección, de los cuatro triángulos rectángulos del cuadrado, en color naranja, es igual a „2ab‟, equivalente a la hipotenusa al cuadrado „H 2 ‟, q.e.d. Generalizando el procedimiento anterior para los números fraccionarios: El punto medio entre „0‟ y „1‟ es igual a un medio (½), formalizando: ½ = (o + 1) / 2, si desarrollamos la igualdad, multiplicando por dos y elevando al cuadrado ambos miembros, obtenemos el resultado final: 12 = 12, sustituyendo „1‟ por „x, tenemos: x2 = x2, o, más brevemente, la ley de bivalencia, dualidad o del índice: ˹x2 = x˺. La noción que de la realidad levantamos, clásica o compleja, precisa de una lógica. La lógica de la modernidad heredó la clásica construcción aristotélica. Como esencia fundamental ontológica, Aristóteles definió una Lógica de la Identidad, en base a las tres leyes lógicas siguientes: 1) Ley de Identidad: “lo que es, es”. 2) Ley de la no-contradicción: “nada puede ser y al mismo tiempo no ser”. 3) Ley del tercero excluido: “todo debe ser o no ser”. De la lógica anterior se desprende que A es A, que A no puede ser No-A, y que Nada puede ser A y No-A al mismo tiempo. Según esto, o es una cosa, o es la otra, pero no ambas. Es disyuntiva y no inclusiva; es excluyente. Toda resolución de identidades debía ser “redonda”, pero esta redondez comienza a romperse con la aparición de explicaciones que arrojan distintas y alternativas soluciones de identidad de las cosas, y tales explicaciones provienen de la física cuántica, o del Teorema de la Incompletud de Gödel, entre otras propuestas. Con los descubrimientos de la física cuántica, junto con las estrategias de explicación lógica y re-presentación, más bien re-interpretación, de la realidad surgió la necesidad de cimentar una lógica más flexible y menos reductiva que, apartándose de la visión excluyente del mundo, pudiera 10 explicarlo en su carácter incluyente. El ámbito cuántico nos muestra que la realidad no puede ser encerrada en ellecho de Procusto, de la estrechez exclusiva puesto que, se reveló a los físicos el carácter subatómico de la realidad material, en el que se es simultáneamente onda y partícula, continuidad y discontinuidad, materia y energía, es decir, que el término A es A y el B es B, pero también ese A es B, es decir, A y B, simultáneamente. Es la validez de la cosa y su contradicción coetánea en el mismo escenario. Existe un tercer término que está a la vez en A y en No- A: el reconocimiento de ese legítimo tercer elemento es la Lógica del tercero incluido, que se incorpora al esquema clásico aristotélico, haciéndolo complejo y difuso. Actualmente, y proviniendo de los ámbitos de la lógica filosófica y la ingeniería de sistemas, se incorpora una importante y esclarecedora herramienta de análisis: la lógica multidimensional, y dentro de ella, la lógica paraconsistente. La Lógica Multidimensional modela la lógica paraconsistente. La lógica paraconsistente admite conclusiones contradictorias. Entrecruza sus operadores lógicos “y”, “o”, “no”, “si, entonces y sólo entonces” en identidad múltiple, no unitaria. La lógica clásica y booleana sólo encuentran paradojas o contradicciones, la lógica multidimensional las comprende y hace operaciones con ellas. Asigna valores relativos de verdad, al interior de una franja infinita de valores intermedios, y no un sólo valor (verdadero o falso). Modela conclusiones simultáneas de varios valores e identidades (verdadero y falso), donde el valor de verdad estaría entre las probables alternativas, y no en alguna de ellas. La limitación que pueda tener la mentalidad humana permite accesos parciales a configuraciones intelectuales o racionales, y lleva a levantar marcos universales de referencia. El hombre tiene que pensar dentro de los marcos de su medida, lo cual no excluye la visualización de otros marcos más elevados dentro de los que tengan cabida la imaginación, la especulación y el chispazo intuitivo de adelanto de dimensiones más amplias de lo real, terrenal, lo transrreal, lo transrreligioso o lo cósmico. 11 II. LÓGICA BIVALENTE Y LÓGICA TRIVALENTE La lógica bivalente es una versión modificada y más simple de la lógica que se empieza a desarrollar históricamente a raíz de la formulación de la “ley del binomio” de Newton, que no hay que confundir, de ninguna manera, aunque tenga ciertas afinidades, con la ley de dualidad, bivalencia o, en fin, ley del índice. Luego Leibniz, Lambert y después Boole hacen, cada uno a su tiempo, una interpretación y una muy buena síntesis para el esclarecimiento de las leyes lógicas que estarían subyacentes en esta ley. Por tal motivo, haremos una breve exposición de sus ideas más importantes. Cabe aclarar, no obstante, que nosotros no podemos saber, a ciencia cierta, si Leibniz y Boole eran conscientes en cuanto a que la ley de Newton estaba en la base de sus ideas lógicas; en lo que respecta a Lambert, la influencia de la misma no puede ser más evidente. Leibniz entiende la matemática como el estudio de la forma pura, en su sentido más propio y simple, que puede aplicarse para el análisis y el esclarecimiento de las leyes lógicas; idea anticipada, como muchas otras de Leibniz, de lo que después se conocería como estructuras isomórficas. Leibniz se propone como meta desarrollar una matemática del pensamiento lógico dividiéndola en tres partes fundamentales: 1.- La característica universal. 2.- El cálculo universal. 3.- La ciencia universal. No vamos a entrar en una exposición detallada de cómo ve Leibniz en los números primos un correlato matemático de los conceptos lógicos primitivos que vendrían a conformar el vocabulario de la característica universal, pues no implica mayor dificultad y puede ser consultada directamente por el lector en sus escritos lógicos. Lo que sí, en cambio, importa saber es cómo Leibniz interpreta, en términos puramente matemáticos, la estructura del juicio lógico „Todo S es P‟. El sujeto „S‟, término no primitivo representado por un número no primo, debe incluir todo lo del predicado, por consiguiente, “S” debe poder dividirse siempre por “P”, es decir: S/P = n. Donde „n‟ es un número entero o no primo. En otras palabras, „n‟, en última instancia y desde un punto de vista estrictamente lógico, es igual a „S‟ que incluye y contiene en sí mismo a „P‟, luego „S = SP‟. Esta última consecuencia es importante porque Leibniz, a su modo, hace una interpretación interesante de la ley de bivalencia (infra), si „S = SP‟, es fácil por simple analogía verificar que se trata de dicha ley. La fórmula anterior es una síntesis entre forma matemática y forma lógica. 12 J.H.Lambert (1728-1777) prosigue los intentos de Leibniz de encontrar los elementos matemáticos y algebraicos de la lógica clásica, es decir, su estructura puramente deductiva y formal. En lo que sigue utilizaremos los lineamientos sugeridos por García Bacca, en su libro „Introducción a la Lógica Moderna‟, para el esclarecimiento de cómo la ley del binomio y la ley de bivalencia presiden todos estos desarrollos. Empieza, Lambert, sirviéndose del modo como opera el proceso de definir una noción, A, que representa a “hombre”, en términos de su esencia, por género próximo y diferencia específica; es decir, en Ag (g es el género próximo de A) y en Ad (d es la diferencia específica de A), compondrían juntos la estructura orgánica de A: 1) A = Ag + Ad, a su vez Ag es también una noción; luego se compondrá igualmente por género y diferencia: Ag = (Ag)g + (Ag)d, multiplicando los subíndices tenemos: Ag = Ag 2 + Agd, fórmula que sustituyendo en 1), dará: 2) A = Ag 2 + Agd + Ad, si volvemos a escribir Ag 2 , tomada como noción, en términos de género y diferencia, tendremos: 3) A = Ag 3 + Ag 2 d + Agd + Ad, y así sucesivamente hasta “n”. Por tanto, hemos encontrado, en términos de género máximo (jerarquía de los géneros), la composición orgánica de la noción primitiva „A‟. La fórmula, como término general, será: α. A = Agn + Agn-1d +.........+Ag3d + Ag2d + Agd + Ad. Nótese que en la fórmula general sólo consta una diferencia específica, Ad, aunque haya “n” géneros de diferentes órdenes. Los exponentes no representan multiplicación o potenciación, así g 3 no será (g x g x g ), sino género de orden tercero, y así regresivamente desde “n”, hasta llegar al género segundo o penúltimo respecto del género próximo a la diferencia. Lambert es un representante digno de la lógica clásica y por tanto antidialéctico, ni siquiera podía haber imaginado y peor aún haber concebido el opuesto complementario de „α‟; en otras palabras, de un modo semejante a como procedimos con „α‟, podríamos definir la composición orgánica de „A‟ en función de la diferencia máxima, o última, para lo cual operamos en sentido opuesto al de los géneros, obtenemos así 13 la fórmula general de las diferencias, que en términos de lógica polivalente vendría a ser el siguiente: β. A = Ag + Adg + Ad2g + Ad3g +..........+ Adn-1g + Adn. Podríamos reunir ambas formas de definir „A‟, en función de su composición orgánica, α + β, es decir, integrando en A formalmente todos los géneros y todas las diferencias, con lo cual obtendríamos: γ. A = Agn + Agn-1d +.........+Ag3d + Ag2d + Agd + Adg + Ad2g + Ad 3 g +..........+ Ad n-1 g + Ad n . En honor a la verdad, tampoco García Bacca, en el libro citado, desarrolla el opuesto complementario, que acabamos de deducir en función de nuestra lógica, lo que podría interpretarse como un hallazgo teórico propio de nuestra cosecha; es, por deciralgo, un libro de juventud y en consecuencia no topa, ni siquiera tangencialmente la idea de la polivalencia lógica, lo que sí hizo, García Bacca, en sus escritos lógicos de la madurez. Para concluir este apartado, sobre lógica bivalente, queremos hacer notar que, nuestra intención fundamental del mismo, se resume en hacer evidente la identidad estructural, tanto de los procedimientos lógicos de Leibniz como de Lambert, en función de un principio lógico-matemático subyacente, la ley del binomio de Newton. Vale también, como corolario último, indicar que en el Tractatus de Wittgentein hay una suerte de entendimiento binomial de la lógica en las proposiciones 4.27 y 4.42, en las cuales adelanta las dos fórmulas siguientes, que “consignarían la especificación de todas las proposiciones elementales verdaderas que describirían el mundo completamente”: n 1) Kn = Σ (n, v ) ↔ (2 n ) v = 0 Kn 2) Ln = Σ (Kn, K ) ↔ (2 2 a la n ) K = 0 14 Y cuyos desarrollos algebraicos determinan los coeficientes numéricos de la ley del binomio. Por ejemplo, para el desarrollo de: Kn = (n, o) + (n, 1) + (n, 2) + ... + (n, n-1) + (n, n) (n, 0), (n, 1)…etc., significan n dividido por 0, n dividido por 1 …etc. Suponiendo estas definiciones: (1, 0) = 1; (2, 1) = 2 ÷ 1 = 2; (2, 2)= 2 x 1 ÷ 1 x 2 = 1 Para el caso de n = 2, tendríamos K2 = (2, 0) + (2, 1) + (2, 2) = 1 + 2 + 1, valores estos últimos que son los coeficientes numéricos, o binomiales, de: ( a + b ) 2 = 1a 2 + 2ab + 1b 2 . Es decir, el binomio de Newton en su versión más simple. 15 III. DEFINICIÓN DE FUNCIÓN DE VERDAD Una función „f‟ se define como un método efectivo que permite asignar a cada elemento „x‟, conjunto imagen, de su ámbito de variabilidad, un solo elemento „y‟ de su ámbito de valores, conjunto argumento. Formalizando: f(x) = y, es decir, en lenguaje natural, „f‟ de „x‟ es igual a „y‟, o el valor de la función „f‟ de argumento „x‟ es igual a „y‟. Una conectiva cualquiera se llama extensional cuando el valor de verdad de la proposición molecular que determina depende de los valores de verdad de las proposiciones atómicas que relaciona. Se dice que las conectivas extensionales son funciones de vedad porque permiten asignar a cada elemento de su ámbito de variabilidad (unidades o pares de valores de verdad), un único elemento de su ámbito de valores (la verdad o la falsedad, para la lógica bivalente, o cualquier grado de verdad para las polivalentes). El que los elementos del ámbito de variabilidad sean unidades o pares de valores, depende de que la conectiva sea monádica, como la negación, o diádica, como en el caso de las otras conectivas o conectores extensionales conocidos. Existen distintas formas de representar una función lógica, entre las que podemos destacar las siguientes: Algebraica Por tabla de verdad Numérica, y otras. El uso de una u otra, como lo estamos comprobando, dependerá de las necesidades concretas en cada cuestión a ser analizada desde un punto de vista lógico. Lo novedoso, en nuestro trabajo, es haber ubicado una forma matemática específica, la forma general del binomio, que subyace a todo un grupo de leyes y formulaciones lógicas, (proposiciones y conectores diádicos: la coyunción y la disyunción, por tomar dos casos ejemplares). Las „cosas‟ a las que se aplican, en nuestra concepción de la lógica como disciplina filosófica, las funciones de verdad no son sólo las „proposiciones‟, sino a todas las cosas existentes. De todas maneras, desde hace un buen tiempo atrás, nosotros habíamos notado la profunda relación, por no hablar de abierta identidad, entre las matrices de verdad, como prueba de validez de los conectores lógicos, y ciertas leyes matemáticas ‒ suma de productos y producto de sumas-, sencillas, como la ley del binomio y el teorema de Pitágoras. Pasamos a dar dos ejemplos simples, desde la lógica bivalente, de esta relación entre las tablas de verdad y su forma algebraica. 16 Una tabla de verdad debe contener todos los valores posibles de una función lógica determinada como las que a continuación anotamos: 1. F = A‟BC‟ + AB‟C‟ + AB‟C + ABC‟, suma de productos. 2. F = (A + B + C) (A + B + C‟) (A + B‟ + C‟) (A‟ + B‟ + C‟), producto de sumas. La coma que acompaña, como índice de las letras mayúsculas, significa que su valor es igual a cero, A‟ = 0; en caso contrario, A = 1. Cuyos rangos de valores dependen del número de sus variables. Estas dos formas algebraicas son expresiones canónicas: de suma de productos, la una, y de producto de sumas, la dos; su característica principal es la aparición de cada una de las variables (A, B y C) en cada uno de los sumandos o productos. Simplificando, las tablas de verdad son como una síntesis y combinación lógica entre la suma y la multiplicación y viceversa. El número de combinaciones posibles para una función de „n‟ variables vendrá dado por 2 n , para la bivalente; o 3 n , para el caso de una lógica trivalente. La siguiente tabla corresponde a las dos funciones lógicas anotadas: „2 3 = 8, ocho columnas‟. A 1 1 1 1 0 0 0 0 B 1 1 0 0 1 1 0 0 C 1 0 1 0 1 0 1 0 F 0 1 1 1 0 1 0 0 S 4 S 3 S 2 S 1 S 1 = A‟BC‟; S 2 = AB‟C‟; S 3 = AB‟C; S 4 = ABC‟. La manera más cómoda de ver la equivalencia entre una tabla de verdad y una expresión algebraica es cuando esta última se da en su forma canónica. Así, la función canónica de suma de productos, F = A‟BC‟ + AB‟C‟ + AB‟C + ABC‟, nos indica que será “1” cuando lo sea uno de sus sumandos, lo que significa que tendrá por lo tanto cuatro combinaciones (010 para A‟BC‟ o S 1 ; 100 para AB‟C‟ o S 2 ; 101 para AB‟C o S 3 ; y 110 para ABC‟ o S 4 ) siendo el resto de combinaciones 0. La fila F, es la función de equivalencia o el resultado de las operaciones lógicas en cuestión. Con la función canónica de producto de sumas: 17 F = (A + B + C) (A + B + C‟) (A + B‟ + C‟) ( A‟ + B‟ + C‟), se puede razonar de forma análoga, pero en este caso observando que la función será “0”, cuando sea cero uno de sus productos. IV. MATRIZ DE RELACIONES BIVALENTES (Urdimbre y Tapiz) Ley de Bivalencia o de Tercero Excluido („p o Np‟: o bien „p‟ o „no-p‟). Su número de operadores lógicos es 2 2 a la 2 = 4 2 = 16 Fn Fn 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 V V V V V V V V V V F F F F F F F F F V V V V V F F F F V V V V F F F F V F V V F F V V F F V V F F V V F F F F V F V F V F V F V F V F V F V F V. MATRIZ DE RELACIONES TRIVALENTES (Urdimbre y Tapiz) Ley de Trivalencia o de Tercero Incluido: ˹F(p o Np)˺˹p y Np˺, que traducida en lenguaje natural significa: Si es falso totalmente que „p o Np‟, entonces es verdad que „p y Np‟, dicho en otras palabras se acepta que hay contradicciones verdaderas, siempre que el functor monádico „N‟ sea la negación simple y no „F‟, la supernegación. Su número de operadores lógicos es 3 3 a la 3 = 27 3 = 19683. Es decir, en lógica trivalente tenemos 27 modos de combinarse los tres valores de verdad y 19.683 operadores lógicos. ƒn ƒn Fn 1 2 3 4 5 6 7... 6522 ... … … … … ... 13043 ... … … … .. n=19683 V V V 6521V V V V V V V... 6521VF ...VF VF VF VF VF VF... 6521F ...F F F F F... F V VF F 2187V V V V V V V... 2187VF ...VF VF VF VF VF VF... 2187F ...F F F F F... F V F VF 729V V V V V V V... 729VF ...VF VF VF VF VF VF...729F ...F F F F F... F VF V F 243V V V V V V V... 243VF ...VF VF VF VF VF VF... 243F ...F F F F F... F VF VF VF 81V V V V V V V... 81VF ...VF VF VF VF VF VF... 81F ...F F F F F... F VF F V 27V V V V V V V... 27VF ...VF VF VF VF VF VF... 27F ...F F F F F... F F V V 9V V V V V V V 9VF ...VF VF VF VF VF VF... 9F ...F F F F F... F F VF V 3V V V VF VF VF F.... 3VF ...VF VF F F F VF... 3F ...V. ...F VF VF F F... F F (*) F F 1V VF F V VF F V.... 1VF ...F V VF F V VF... 1F ...V VF F V VF.. . F 18 (*): La Matriz de Distribución de los Valores se realiza en base al teorema de Pappus, y no en función de su real tabla de valores que, en este caso, serían 27 combinaciones lo que elevaría, el total de distribuciones aléticas, a un número increíblemente grande (19.6833 = 7‟‟.625.597‟.484.987, cuya gráfica se despliega en la infinivalencia: imagen casi infinita que muy bien podría representar al universo en su conjunto). El Teorema de Pappus, nos dice: “Tres puntos situados en dos líneas paralelas, al ser unidos entre sí, se cruzan en tres puntos en el centro, determinando una tercera línea y configurando la estrella seis puntas”. 19683 Operadores divididos para tres valores: 6521 (1) 6521 dividido para 3: .......................................2187 (2) 2187 dividido para tres: .....................................729 (3) 729 dividido para tres: .......................................243 (4) 243 dividido para tres: .........................................81 (5) 81 dividido para tres: ...........................................27 (6) 27 dividido para tres: .............................................9 (7) 9 dividido para tres: ...............................................3 (8) 3 dividido para tres: ...............................................1 (9) El número „19.683‟ de operadores lógicos, que nos ha posibilitado construir la matriz anterior, coincide con el número, dado por el investigador boliviano, Guzmán de Rojas, en sus estudios sobre la lógica trivalente de la lengua aymara; aunque no explica cómo lo obtuvo, razón por la cual, así pensamos, no pudo ni siquiera sospechar que podía ser traducido a una matriz de relaciones lógicas, en forma análoga a la que se propone para la lógica clásica, con todas sus consecuencias. Recientemente, hemos descubierto que el número real no es „19.683‟, sino el número increíble de: (19.683) 3 = 7‟‟.625.597‟.484.987, siete punto seis Billones de Leyes Lógicas, puesto que la tabla de verdad correspondiente a los tres valores de verdad, V-VF-F, o 1-1/2-0, requiere de 27, „3 3 ‟, combinaciones posibles. Ampliación, del número total de leyes lógicas, desde la trivalente a la infinivalente: (7‟‟.625.597‟.484.987) ↔ (3 3 a la 3 ) ↔ (x x a la x ) ↔ (n n a la n ) ↔ (∞ ∞ al ∞ ). 19 Matriz algebraica del Teorema de Pappus: se tienen tres valores, por tanto su matriz es de “3 x 3 x 3, o 3 3 = 27”. ƒn V1 V1 V1 ƒn¨ V1 V2 V3 ƒn¨¨ V1 V2 V3 V1 V2 V3 V2 V2 V2 V2 V1 V3 V1 V3 V2 V3 V2 V1 V3 V3 V3 Abstrayendo la ley de la Matriz anterior, valores en rojo, tenemos: De ƒn: V1 V1 V1 De ƒn¨ V2 De ƒn¨¨ V3 V1 V2 V2 V2 V3 V1 V2 V3 V3 V3 Si ahora abstraemos los valores subrayados, se determinan las tres líneas horizontales, con sus tres respectivos puntos que, al ser unidos, se configura la estrella de seis puntas o figura geométrica de Pappus: V1 V1 V1 V2 V2 V2 V3 V3 V3 Representación geométrica de la Figura de Pappus: V1 V1 V1 V2 V2 V2 V3 V3 V3 El rombo del centro de la estrella reproduce la forma del dispositivo poiético (máquina semiótica-poética: productora de metáforas al infinito); enriquece, asimismo, el contenido lógico-poético del punto sobresaturado. 20 Podemos concluir que el espacio de la metáfora, analógicamente hablando, es siempre un espacio de naturaleza lógico-matemático. VI. PRINCIPIOS ESTRUCTURALES DE LA DIVISIÓN. El algoritmo de la División y la relación de Continente a Contenido Elementos estructurales de la división: divisor, es el número que divide; dividendo, es el número a dividir; cociente, es el resultado de la división; residuo, es lo que queda por debajo. El algoritmo de la división, dice: cociente por divisor más el residuo es igual al dividendo. Si tenemos la fracción 12/3 = 4, doce (12), el continente, contiene cuatro (4) veces al tres (3), el contenido; recíprocamente, el tres está contenido cuatro veces en doce. Además se postula para la división la siguiente propiedad: Propiedad Conmutativa de la División. Esta propiedad nos dice que si en una igualdad ( a/b = c ), cambiamos el divisor (b) por el cociente (c), también se cumple esta nueva igualdad ( a/c = b, por ejemplo en „8/2 = 4 y 8/4 = 2‟, la „b‟ es igual a „2‟). Asimismo de esta propiedad podemos entresacar los siguientes principios que caracterizan dicha propiedad: Principio de equivalencia: En cualquier división, el dividendo contiene „N‟ veces al cociente, siendo el mismo „N‟ el divisor, y si „N‟ = x, entonces „x/ x = 1 x‟. A partir de este principio, de equivalencia, podemos sacar la siguiente importante consecuencia: Cualquier número, elemento, sistema, idea, o cualquier otra cosa, dividida por sí misma nos da la unidad „1‟. Principio referencial. En toda división, el cociente toma como referencia de reparto a la unidad „1‟, y ésta será siempre considerada de forma tácita. Principio que da cuenta de las operaciones con el Conjunto Vacío. El conjunto vacío es un conjunto sin elementos que puede ser representado por el cero ( 0 ), pero sigue siendo un conjunto y por tanto puede ser sometido a operaciones de conjuntos. El cero, „0‟, será el conjunto vacío por excelencia. 21 Cuando operamos con conjuntos vacíos por lo normal nos fijamos únicamente en el resultado de sus elementos componentes que, al carecer de ellos, los datamos como cero. Pero olvidamos algo esencial, y es del número de conjuntos vacíos con los cuales estamos operando. Si tomamos un vaso vacío, cuyo contenido es „0‟, y lo multiplicamos por 3, el resultado real será que tenemos 3 vasos vacíos, pero el resultado parcial será que, por estar vacíos, el total en número de sus elementos es „0‟. Ejemplo, si ejecutamos la siguiente multiplicación, en términos algebraicos y luego en términos concretos (con vasos vacíos): „0 x (X)‟ = 0‟, si X = 3: „0 x 3 = 0‟, correcto. 0 X 3 = 0 , parcialmente correcto. 0 x 3 = 0 + 0 + 0 , correcto. De igual manera ocurre si sumamos tres conjuntos vacíos, sólo será parcialmente correcto el afirmar que su suma es igual a cero, ya que en verdad tendríamos tres conjuntos vacíos, de contenido „0‟. 0 + 0 + 0 = 0, correcto. 0 + 0 + 0 = 0 , parcialmente correcto. Así que en este último caso la operación se ajusta y se da un resultado sólo desus elementos, pero olvidamos que se está usando un grupo o serie de conjuntos (vacíos). Tal resultado, siendo parcial, tiene su importancia, pues este método de multiplicar entre conjuntos vacíos luego es generalizado sin distinción como una propiedad y justificación de lo que se está ejecutando: “si multiplicamos „cero‟, por cualquier número, „X‟, tenemos como resultado „cero‟: „X‟ x „0‟ = 0”. Y claro, al tomar como principio y explicación a un resultado parcial y no al resultado total de la operación, se termina por aceptar principios de indeterminación que en realidad no existen, sino sólo en matemática pura y su lógica (clásica). 22 Lo mismo acontece para la operación inversa, la división: si dividimos tres vasos de contenido vació, con cero elementos, para tres, tenemos como resultado total un vaso vacío y no cero o indeterminado: 0 + 0 + 0 = 0 3 „0 + 0 + 0‟ = 0 3 Si sustituimos, en fin, la „X‟ que representaba a cualquier número, por cuatro y uno, se obtiene „1x0 = 4x0 = 0‟, estamos aceptando que ambos términos son idénticos, cuando no lo son, pues en el primero hay solamente un conjunto vacío y en el segundo hay cuatro conjuntos vacíos, aunque el número de elementos contenidos, el cero, sea igual en ambos términos de la igualdad, como vimos en el ejemplo de los tres vasos vacíos, de contenido cero. Cuando operamos de este modo (X x 0 = 0) debemos de convenir, siempre, en que estamos operando parcialmente y sólo con relación a los elementos de los conjuntos vacíos que estamos usando. De igual manera, debemos aceptar que dicha operación es parcialmente indeterminada, puesto que tres conjuntos vacíos no puede ser lo mismo que un conjunto vacío. Y por esta misma razón no podemos usar este tipo de postulados para concluir que „0/0‟ sea una operación indeterminada. Según el principio de equivalencia, tenemos „X/X = 1‟. En donde „X‟, repitamos nuevamente, puede ser cualquier cosa: una estructura, un concepto, un número, una relación : ˹0/0 = 1˺; ˹ / = 1˺; ˹a/a = 1˺; ˹/ = 1˺. Una figura como el cuadrado dividido por sí mismo es igual a la unidad, es decir, a un otro cuadrado pero evidentemente más pequeño, esta diferencia en tamaño es descartada en lógica clásica. = 1x ; = 1x , normalmente el „1‟ no se coloca. 23 La división ˹0/0 = 1˺, es una aparente contradicción pues se entiende, según el principio de equivalencia, que debería ser igual a cero. Si se quiere averiguar el resultado concreto de la división de „0/0‟, se debe plantear la ecuación siguiente: ˹0/0 = 1X˺, con lo cual, ˹0X = 0˺. Se observará, adicionalmente, que cero e infinito, considerados como relaciones, no son del tipo de „uno a uno‟. Cero es una relación de „uno a varios‟, e infinito es una relación de „varios a uno‟ (Aritmética de la Relación). La „X‟, acompañada de la unidad de modo tácito, denota también lo indeterminado (no hay que olvidar nunca, en matemática pura, que el „1‟, el „0‟ y el „‟, no son simples números sino meta-números, siendo números están más allá del número. Es decir, „X‟ al ser cualquier número, incluido el mismo cero, lo que nos daría el extraño resultado ˹00 = 0˺, de donde „0 2 = 0‟. De esta forma cualquier número multiplicado por cero cumplirá el resultado de dicha ecuación, siendo por tanto tal solución a esta división (0/0) siempre indeterminada. Ahora bien, esta solución a la división entre ceros parece incorrecta, o ilógica. Para entender plenamente la división hay que tener en mente la multiplicación, porque indistintamente, se aplica la norma o ley única de la multiplicación a la división; pero al ser „0/0‟ una división deberíamos esperar aplicar normas, propiedades y leyes propias de la división. La propiedad estructural más importante de la división es precisamente la relación o el principio de equivalencia y sus consecuencias. Siguiendo este razonamiento, la conclusión de que „0/0‟ es indeterminada y que cualquier número debería cumplir esta condición es, como dijimos, a todas luces incorrecta, puesto que si, ˹0/0 = 5˺, entonces, según el principio de equivalencia, el dividendo, que en este caso es 0, tendría que ser cinco veces superior que el divisor, y como se ve esto no es así porque ambos son ceros. Por tanto, para que se cumplan las condiciones de la división, principio y consecuencias, es necesario que cero sobre cero sea igual a uno, ˹0/0 = 1˺, de esta forma se obtiene lo siguiente: cualquier número dividido por sí mismo nos da la unidad „1‟; 3/3 =1; 5/5 =1; 0,7/0,7 =1, etc. No debemos, por este motivo, atribuir siempre al „0‟ otras propiedades, ni tampoco al infinito. En otros términos, el cero es también un número como los demás, pero infinitamente chico; y, el infinito, es un número pero, asimismo, infinitamente grande. En la división de números iguales el resultado es igual-a-la-unidad, pero de „uno‟ mismo, para ser enteramente matemáticos, y no del todo, lógicamente hablando, cuando se trata de „U- 24 NO‟, pues su núcleo es dialéctico o contradictorio. En todos los demás casos,-si-el-dividendo-y-divisor-son-diferentes, no-equivalentes o iguales,- el-cociente nunca será „1‟. En el primer caso, entendiendo a cero como meta-número, se puede decir que el „0‟, como dividendo, contiene 1(una) vez la unidad, como cociente, y al „0‟ también como divisor, luego ˹0/0 = 1˺, resultado diferente, o igual tal vez, de ˹0/0 = 1(0)˺. Esta propiedad de equivalencia o igualdad, entre dividendo y divisor, cuando el cociente es la unidad, „1‟, es posible generalizarla a cualquier otro elemento, no importando su naturaleza; si al cero, lo interpretamos como si fuera un círculo, la división entre dos círculos nos dará siempre la unidad „1‟ y no otro círculo, pero esto contradice lo que nos dice el sentido común, si divido nada (cero o círculo) entre nada, entonces no estoy dando nada, o ˹0/0 = 0˺. Esta contradicción, como veremos más adelante, la hemos detectado y está presente en el centro mismo de la ley de bivalencia, y es posible que sea el fundamento del principio de indecibilidad que caracteriza a los sistemas axiomáticos, estudiado en los años veinte del siglo pasado por Godel. Insistamos, el fundamento de la traslación de esta propiedad a cualesquiera otros elementos es debido a que la propiedad de equivalencia de la división afirma igualdad entre dividendo y divisor cuando el resultado es „1‟. Luego si tenemos dos elementos, de naturaleza física idéntica, dos vasos, como dividendo y divisor y dicha división nos da la unidad, esto quiere decir que los elementos físicos que intervienen en la división son iguales o equivalentes. Y viceversa, la unidad es el resultado de la división entre dos elementos iguales o equivalentes. Así, si tenemos dos elementos desconocidos „V‟ y „F‟ pero sabemos que cumplen la ecuación V/F =1, entonces sabemos que son elementos equivalentes o iguales (en el límite) o en, el caso contrario, que no son iguales. De la igualdad „0/0 = 1(0)‟, entendida como división entre círculos, obtenemos, multiplicando por círculo o cero ambos miembros, las siguientes relaciones: 0 = 1(0) x (0) 0 = 1(0)2 0 = 02, equivalente a la ley del índice: x = x2. La „x‟, como hemos visto, puede ser cualquier número o cosa. En las operaciones lógico-matemáticas (0/0 =1; infinito/ infinito = 1; elemento/elemento = 1), sus soluciones particulares tienen preeminencia, por sobre las operaciones, comúnmente aceptadas, con los otros números 25 de la aritmética elemental;debido a que los términos cero, infinito, elemento, o cualquier cosa, en lógica, no son o no representan valores numéricos concretos –aritmética común y corriente- y sólo se concretizan y se determinan así cuando se comparan –aritmética de la relación- con ellos mismos, en cuyo caso habrá igualdad entre dividendo y divisor. Por tanto, las operaciones que con ellos se ejecuten carecen de las propiedades de los otros números (suma, multiplicación, etc.). La Unidad, como Propiedad Referencial, es la Característica Formal de (U-NO) En toda división, el cociente toma como referencia de reparto a la unidad „1‟. Esto significa que, sin importar si el dividendo a repartir es superior a la unidad o inferior, siempre se tomará el resultado como “cantidad que le correspondería a la unidad”. Si dividimos 60 dólares entre 5 personas le corresponderán 12 dólares a cada U-NO (12 dólares a 1). Esto se comprende fácilmente. Pero si dividimos ½ tarta entre una ½ clase de estudiantes, en sentido tácito, la división nos dirá cuánto caben a 1(una); pero, no es que a la media clase de escolares le corresponda un pastel entero, sino que el cociente resultante es para cada unidad y, en consecuencia, lo que nos dice la división es que a una clase entera de escolares le correspondería un pastel. Del mismo modo, si dividimos 4 dólares entre 0,5 (4/0,5 = 8) no quiere decir que a 0,5 le corresponden 8, sino que sería a la unidad a quien corresponde 8. Es esto último lo que, en verdad, se quiere decir cuando „0/0 = 1‟. No que al divisor (0) le corresponde la unidad 1, sino que al ser dividendo y divisor iguales, a cada unidad sobre “la que se reparte” le tocaría una unidad “de lo que se reparte”. Así si repartimos 0 dólares entre 0 personas (0/0 = 1), no quiere decir que a cero personas le toque un dólar, sino a la unidad de referencia (u-na persona, en sentido tácito) le tocaría un dólar. En conclusión, vemos que las divisiones de números racionales son porcentajes a la unidad, tanto por unidad; „0/0 = 1‟ es también un porcentaje a la unidad, U-NO por cada unidad: „0 = 1 x 0; 0 = 0‟. Es muy interesante resaltar esta singular propiedad del cero, „0 / 0 = (1,2,3,4,5,6,7,8,9,0)x‟, „x‟ puede ser cualquier número, pero escojamos el cero lo que nos daría: „0/0 = (un cero, cero veces más pequeño que) 0‟, escrito en forma breve: „0/0 = 1(un)0‟; cuando cero se divide por sí mismo revela su naturaleza, no de un simple número, sino de un meta o hipernúmero (los subíndices numéricos de „X‟, están revelando la existencia muy interesante de una matemática subyacente, o tácita, que acompaña a la explícita). Cualquier cosa material, cuando se la concibe dividida por sí misma, indudablemente 26 no es igual al número “1”, en sentido abstracto, sino a la misma (una) cosa aunque disminuida o potenciada. Un cuadrado dividido por un cuadrado sigue siendo igual a un cuadrado, pero acaso más pequeño; o, también, al contrario, un cuadrado potenciado al cuadrado sería un cuadrado más grande. Lo mismo podríamos afirmar, si es posible concebir tal división, de un hombre dividido por sí mismo nunca sería igual al „uno‟, sino un (U-NO) hombre, pero, tal vez, disminuido o potenciado. En los fractales, esta propiedad singular de la división, se conoce como homotecia; en la técnica del holograma, es conocida, también, esta propiedad cuando, al recortar un trozo de película holográfica, aquél preserva la imagen original de ésta, pero más pequeña. Según el matemático y filósofo francés René Guenón, la postulación aritmética de los números negativos, en su naturaleza enteramente contradictorios, evidencian la imposibilidad de su existencia, aunque de alguna manera tienen que poseer „ser‟ puesto que son indispensables para el completo funcionamiento del sistema de coordenadas. Al graficar en la recta real los números negativos y positivos, que más bien parece una recta bastante irreal (surreal, sub-real y anti-intuitiva), se hace necesario estudiar detenidamente con argumentos claros y, en lo posible sencillos, las complicaciones, que presenta la recta numérica en su relación con la representación lógica binomial, el sistema se configura así: 0 -∞ .… -3 -2 -1 +1 +2 +3 ….+∞ Se puede apreciar, en la recta anterior, que parece lógico suponer que „-3‟ es mayor que „-2‟ y éste es mayor que „-1‟; pero, es al contrario, „-1‟ es mayor que „-2‟, mayor que „-3‟, mayor que „-4‟ y, en el límite, muchísimo mayor que „-n‟ („-n‟ se identifica con el „-∞‟). Lo que tiene como consecuencia, que „-2‟, intuitivamente hablando, debería encontrarse al interior de „-1‟, como fracción negativa, justo en el punto medio; „-3‟, en la mitad del lado derecho de „-2‟, en el 1/4; „- 4‟, en la mitad del lado derecho de „-3‟, en el 1/8; y así hasta el „- n‟, cuyo punto, o fracción negativa con denominador siempre par, estará situado, en la recta, en la mitad del lado derecho de „ –n+1‟, en el (1/2 de „-n+1‟): Giro de 1800 hacia arriba -1 -2 - 3 - 4 +1 27 0 - ½ -¼ -1/8 En el límite, el „-n‟, equivalente a „-∞‟, sería igual a „0‟, según se aprecia en la recta, números en rojo; esto es así, porque el „- ∞‟, en realidad, es el número negativo infinitamente menor con relación a „-1‟; o, mejor, tiene una carga negativa infinitamente menor que „-1‟. Las sucesión creciente de cifras significantes en la recta numérica, con la cual regularmente operamos („-2‟, „-3‟, „-4‟, „-5‟. ….. , „- ∞‟), como se ve es pura apariencia, ya que para que puedan determinar un contenido significativo, cada vez más negativo, tienen que, al contrario, disminuir cada vez más su valor numérico con respecto a „-1‟, que es el totalmente negativo (aumentan- disminuyendo); por este motivo, si mis razonamientos son correctos, deben efectuar un salto al „vacío‟, como cambiando de dimensión en otro plano, dando un giro hacia arriba de 180 0 y teniendo como punto de giro el „-1‟. Sólo entendido así, el número „- ∞‟, podría ser equivalente, de modo provisional, a lo totalmente falso (F); pero justo antes, en el enésimo, menos uno, número negativo, lo positivo, o la verdad, se hace infinitesimal, arribando a su grado ínfimo, o „F n-1 V 1 ‟. Los valores lógicos de la representación binomial, si bien aparecen asociados a cada punto de la recta, no presenta tales ambigüedades, puesto que cada valor lógico no es un simple número aislado, sino un par ordenado, en el plano complejo. Cada grado de verdad está compuesto por dos valores algebraicos, el uno en una sucesión decreciente y el otro en una creciente, y viceversa. Por el otro lado, ocurre precisamente lo contrario, cualquier cifra fraccionaria, desde el „-1/2‟ hasta el „-1/∞‟, es mayor que „-1‟, puesto que empiezan a poseer cada vez más un algo o grano de verdad; demostrando en todo caso, de forma evidente, que el „-1‟ es el único número con el mayor potencial negativo, lo totalmente falso (F); las „cifras significantes‟, las fracciones negativas decrecientes, tienen un „contenido o significado‟ cada vez más positivo, o tienen un potencial negativo cada vez menor que „-1‟ (decrecen-aumentando). La fracción „-1/∞‟, en el límite, sí es igual a „0‟, y a partir de ahí, del „0‟, como punto neutro, se suceden los números positivos (+1, +2, +3,+ 4, …, +∞), con su respectiva carga creciente de verdady decreciente de falsedad; y, finalmente, posicionados ya en el otro límite, no de „0‟ sino de „+∞‟, la positividad se hace totalmente verdadera (V); pero antes, en el enésimo, menos uno, lo negativo, o la falsedad, se hace infinitesimal, arribando a su grado ínfimo, o „F 1 V n-1 ‟. De esta forma, lo negativo siempre estará presente, como sombra, en lo positivo, excepto en lo totalmente positivo y viceversa. Esta última reflexión, permitiría introducir, según la lógica de Peña, la constante „', tal que v()=n∞, con 28 los siguientes rasgos: son tautologías: „‟, „ →p≡p‟, vale este secuente: Bp sys B p. „‟es el enunciado infinitamente más verdadero de los verdaderos, o el infinitamente más verdadero de los que no son deltodo verdaderos. El análisis anterior está denunciando que, los números negativos, son también meta-números o hiperreales, necesarios únicamente para el correcto funcionamiento de un sistema. Valga esta digresión sobre los números negativos, sobre todo si tomamos en cuenta que ciertas lógicas multidimensionales como las “transitivas”, en sus modalidades paraconsistentes (aquellas que aceptan más de un valor designado o afirmable y no sólo el „1‟ o „V‟, en el límite infinitos; así como su contrapartida, infinitos valores antidesignados o negables; al tiempo que rechazan la versión débil del principio de Cornubia, ˹(p ˄ Np) → q˺, esto es dada una contradicción afectada por el functor de negación débil “N”, no se obtiene como inferencia cualquier proposición), parece como si, al momento de formalizar los grados de verdad, lo hicieran dentro del intervalo, „0 y el ∞‟, incluidos ambos, siendo el „∞‟ infinita falsedad y el „0‟ total falta de falsedad, es decir, plena verdad, sin percatarse, conscientemente, así parece, de esta singular forma de ser de los números negativos. Lo que sí queda totalmente claro es que, entre „0‟ y „1‟, entre „1‟ y „2‟, etc., etc., el sistema lógico binomial propuesto necesariamente debe funcionar con exponentes fraccionarios. No obstante, para que todas las operaciones, entre números positivos y negativos, siempre sean posibles de ejecutar con lógica, habría que suponer, algo arbitrariamente, pero en todo-nada bien justificado, que la distancia, entre „0‟ y „-1‟, siempre estarían expandiéndose, en proporciones iguales a las que se estarían dando entre las distancias que se cubren en los números positivos, entre „0‟ y „1‟, entre „1‟ y „2‟, etc. etc. El menos dos, „- 2‟, por ejemplo, intuitivamente, al ser menor, cuantitativamente, que „-1‟, estaría situado en algún lugar, como hemos dicho, tal vez en el punto medio, al interior de la distancia que se da entre „0‟ y „-1‟; y tendría, por así decir, dos propiedades: por una parte, sería el número negativo casi infinitamente más grande, inmediatamente delante de „-1‟, antes del giro de 180 0 ; por otra parte, el „-2‟, de la recta de los números reales, comúnmente reconocida por los matemáticos, tendría, también, que ser identificado con el segundo número infinitamente más negativo, después del „-1‟ (el más cercano a „0), a igual distancia, pero en sentido opuesto, en que esté situado „+2‟, el siguiente de „+1‟. Es como si, por arte de magia, no hay otra forma de entenderlo, la „distancia infinita‟, existente entre „0‟ y „-1‟, volviera sobre sí misma, como mordiéndose la cola, transmutándose en la escala normal negativa: „-∞‟, .…., „-4‟, „-3‟, „-2‟, „-1‟. Con la puesta en existencia 29 de los números negativos se hace patente, acaso, más que en ninguna otra parte de la aritmética, la intervención de una lógica contradictorial y no de la identidad. En base a la interpretación de los números reales, incluidos los negativos, arriba graficados, si se toma, meta-numéricamente hablando, al número „1‟ como referencia, y haciendo corresponder, para ubicar cualquier número „r‟ e inclusive el opuesto de „1‟ (habría que suponer que lo mismo acontece con toda la serie: „2‟, „3‟, „4‟, …, „n‟, puesto que entre „1 y 2‟, entre „2 y 3‟, etc., asimismo, hay infinitos números), no es el punto equidistante o medial de ningún número, sino sólo a condición de tomar el inverso de cada número „r‟ pero en el campo de los números negativos (el -2, el -3, el -4, …., -„n‟.), „1/r‟, o „1/2r‟para ser más precisos, por cuanto el denominador siempre es un número par. Únicamente así se podría interpretar, a la función del inverso (como se aprecia, de modo claro y evidente, a simple vista, en la recta de arriba), en relación a „1‟, como teniendo la propiedad de la negación simple o débil; y no como se afirma, según algunos defensores de las lógicas transitivas: “…Como primer paso, tomemos como valores de verdad todos los números reales en el intervalo entre 0 y ∞, ambos inclusive, siendo ∞ infinita falsedad y 0 total falta de falsedad, e.d., plena verdad. Tomemos al número 1 como equidistante o punto medial, y hagamos corresponder a cada número r, como inverso suyo, 1/r. Esa función del inverso será la que asignemos a la negación [simple]; expresado un poco menos informalmente: para toda valuación, v, y toda fórmula p: v(Np)=1/v(p). Añadimos un functor de verdad total, que leemos: „Es totalmente cierto que‟, „H‟, tal que v(Hp)=0 si v(p)=0, y en caso contrario = ∞”. (Ver opúsculo, “Algunas Aplicaciones Filosóficas de Lógicas Transitivas”, de Lorenzo Peña, pág. 11 y ss, versión digital, Theoria, 1992). Esta manera de “formalizar” los grados de verdad tiene, en mi criterio, un grave problema el que sólo se formalicen, y por tanto visualicen, los infinitos grados de veracidad, pero no los de la falsedad. Esto da pauta a que se desarrolle más la imaginación metafísica para que se produzca el arte de entender los grados y matices de veracidad, en contra de la imaginación (lógica) matemática, más simple y mucho más esclarecedora de lo que la multidimensionalidad implica. En el opúsculo de Peña, se afirma que el „∞‟ es el equivalente numérico de la falsedad total „F‟, pero parece ser, siendo más exactos, que la falsedad, al aproximarse cada vez más a menos uno, „-1‟, según la recta hiperreal, vendría a ser falsedad total en el „-∞‟, coincidiendo totalmente „-∞‟ con „- 30 1‟. El cero, „0‟, en cambio, en mi opinión, vendría a ser comprehendido como „una nada de falsedad y de verdad simultáneamente‟ (no como lo que es totalmente cierto, según Peña, y, más bien, el „0‟, vendría a ser en verdad el punto medial o neutro, que correspondería a la negación débil „N‟); debería, pues, el „0‟, ser entendido como el lugar, o momento, a partir del cual lo verdadero comienza y se hace cada vez más verdadero hasta arribar a lo totalmente verdadero, o „+∞‟ ; y por el contrario, es decir, en sentido opuesto y del mismo modo, como el lugar, o momento, a partir del cual lo falso comienza y se hace cada vez más falso hasta arribar a „-1‟, o „- ∞‟. Peña, no obstante, da a entender que, al menos intuye, sino es que sabe, de la naturaleza controversial o paradójica de los números negativos. El mismo Lorenzo peña no está satisfecho con una lógica transitiva definida en esos términos: “Hay una razón para no estar satisfechos con el resultado, y es que, si bien la lógica que hemos obtenido es genuinamente infinivalente, no contiene ningún vocablo que exprese algo así como „más bien‟, „bastante‟, „un tanto‟, „muy‟, etc…..Otra razón es que …. Hay coyunciones copulativas que no son semánticamente reducibles a „y‟…. P.ej. la partícula discontinua „no sólo…sino [que] también‟— en la cual parece que los conyuntos interactúan en el sentido de que el grado de falsedad resultante podrá ser mayor que los grados de falsedad de sendos conyuntos. Representemos esa conyunción copulativa más fuerte como „•‟: aseverando „p •p •p •…•p m ‟ , donde para cada i≤n „p i ‟ tiene un valor de verdad infinitamente más falso que elvalor mínimo (el cual en nuestra representación es la Verdad [total]), se estará haciendo un aserto cuyo grado de falsedad será, cæteris paribus, tanto mayor cuantos más conyuntos haya (y no sólo cuanto menos verdaderos sean). La introducción de esa superconyunción nos permite obtener, como definidos, muchos functores de matiz alético. En el intervalo [0, ∞] podemos tomar v(p•q)=v(p)+v(q). Este functor tiene los rasgos siguientes: conmutatividad, asociatividad, elemento neutro (el elemento mínimo, 0); además, • es distributivo con respecto a los functores ˅y ˄. Hay todavía una razón para pensar que está incompleta nuestra busca de operaciones: para pasar al cálculo cuantificacional necesitaremos una operación infinitaria que venga asignada como imagen semántica del cuantificador universal; esa operación tiene que ser la que dé la menor cota superior, o sea el supremo. Pero el supremo de un conjunto de asertos todos verdaderos —en algún grado— puede que sea ∞, la falsedad total. Para evitar eso tomamos como dominio de valores de verdad a uno resultante de incrementar el ya dado añadiendo, para cada número real r<∞, un nuevo número hiperreal, nr, infinitesimalmente mayor que r, y para cada r>0 uno infinitesimalmente menor que r, mr. La combinación de esos functores nos permite obtener infinitos functores definidos de matiz alético y, además, lograr que el sistema resultante sea una extensión cuasi-conservativa de cada sistema posible de lógica que tenga una matriz característica con sólo un número finito de valores de verdad. Eso quiere decir que para cada sistema así S hay en el nuestro un functor de afirmación, „☼‟, definible mediante los ya introducidos, tal que p es una tautología de S sys „☼p‟ es una tautología del sistema que estamos elaborando. 31 Lo mejor de todo es que ahora podemos tener una constante, „‟, tal que v()=n∞ con estos rasgos: son tautologías: „‟ , „ p p‟ ; vale este secuente: p sys p. „‟ es el enunciado menos verdadero de los verdaderos, o el más falso de los que no son del todo falsos. Expresa la verdad meramente infinitesimal, el grado ínfimo de verdad”. Debo pedir disculpas por la introducción de esta extensa cita, pero es necesaria para resaltar lo complicados que pueden ser los razonamientos lógicos de Peña. En efecto, se pone a „0‟, primero como el elemento mínimo representando la total falta de falsedad, es decir, la plena verdad. Y luego, se lo reinterpreta, al ser el elemento mínimo, también como elemento neutro. En otro lugar, nosotros hemos señalado que el „cero‟ siempre tiene un valor „neutro‟ tanto en la recta de los números reales como al interior de las coordenadas cartesianas. La navaja de Ockham debería funcionar, en este lugar, mejor que nunca cuando Peña propone tener la constante „‟como: “v()=ncon estos rasgos: son tautologías: , pp; vale este secuente: Ap sys A p. „‟es el enunciado menos verdadero de los verdaderos, o el más falso de los que no son deltodo falsos. Acaso, me pregunto yo, con nuestro sistema binomial de lógica (∞ - 1) L∞, no quedaría mejor definida la constante „‟ como „F n-1 V 1 ‟, para expresar la verdad meramente infinitesimal, el grado ínfimo de verdad, o el más falso de los que no son del todo falsos (ya que hay por lo menos un grado de „V)‟, sin descartar, y aceptando de buena manera, las mismas tautologías y el secuente incluido. La semántica veredictiva de Peña recuerda mucho a la astronomía ptolemaica que, al constatar empíricamente algunos movimientos irregulares de los astros y que demandaban para su esclarecimiento el cambio de modelo astronómico, se buscaba, en cambio, un tanto tozudamente, extender y complicar sus leyes, a más no poder, para explicarlos y mantener la armonía y consistencia aparente de ambos sistemas. Esto es lo que acontece con el modo, esencialmente numérico, de representar los valores de verdad de las lógicas paraconsistentes, como son en estos casos los sistemas lógicos de Peña. Para ser lógicos habría que insistir en el hecho de que tales números no son simples números, sino “hipernúmeros”, pues representan en sí mismos valores y relaciones entre valores, escalares o tensoriales (mezcla o matices de valores). Para explicar los grados y matices de verdad, en su sistema numérico de representación, Peña se ve obligado a introducir la noción de número 32 “hiperreal”, en el intervalo [0,1], además, claro está, del número “real” que irían asociados a cada valor de verdad. “Un hiperreal (en palabras del autor) es el resultado de dejar tal cual a un número real, o de aumentarlo o disminuirlo infinitesimalmente. Quiere ello decir que, en el intervalo abierto ]0,1[ ‒o sea: excluidos de él 0 y 1-, a cada número real le corresponderán tres hiperreales: 1°) el número real mismo; 2°) el resultado de darle un incremento infinitesimal; 3°) el resultado de disminuirlo infinitesimalmente. En el intervalo cerrado [0,1] habrá, además, los cuatro siguientes hiperreales: 0; el resultado de aumentar infinitesimalmente a 0, el resultado de disminuir infinitesimalmente a 1; y 1 mismo.” (Ver “Apuntes Introductorios a la Lógica Matemática Elemental”, pág. 26, 1980). Hasta aquí llego en mi intento de seguir y acoplarme, con mi método lógico, a los razonamientos de Peña, en cuanto a las lógicas transitivas, por qué no estoy tan seguro de que tal acoplamiento sea ni siquiera mínimamente posible. En otras palabras, procedo a explicar todo lo anterior, sobre las lógicas transitivas, con el método binomial de lógica infinivalente. Para lo cual, me valgo de la interpretación de la „recta real‟ como la „recta alética‟, o de la verdad: F n FV V n - ∞ 0 +∞ FV Se nota enseguida las ventajas de nuestro sistema de representación binomial de los grados y matices de verdad, aparte de ser auténticamente algebraico y no numérico, incluye todo los hiperreales, no sólo en el intervalo entre cero y uno, abierto o cerrado, sino también entre cero y cualquier otro número (0-1-2-3…n) según se grafican en el sistema de coordenadas. Adicionalmente, para las lógicas aquí consideradas, también se puede hablar de tablas de verdad, según lo demuestra la construcción del rectángulo infinito, realizado más abajo, y no solamente de „asignación‟ de valores. Para visualizar mejor el modelo, procedemos a ejemplificar con una lógica infinivalente „n‟, pero por motivos prácticos de entendimiento, se reduce „n‟ a un valor de cinco o pentavalente, con las mismas propiedades numéricas descritas para los intervalos abierto o cerrado, ]V n , F n [; [V n , F n ]: V n F 0 = valor de „n‟, en número real, igual a 5. V n-1 F 1 = valores en números hiperreales, como resultado de disminuir y aumentar infinitesimalmente un valor o número: 4 y 1. 33 V n-2 F 2 = valores en números hiperreales, como resultado de disminuir y aumentar más que infinitesimalmente un valor o número: 3 y 3. V 1 F n-1 = valor en hiperreales, como resultado de aumentar y disminuir infinitesimalmente un valor o número: 1 y 4. V 0 F n = valor de „n‟, en número real, igual a 5. En el intervalo cerrado, [V n F 0 , V 0 F n ], se dan simultáneamente, es decir, son visualizables directamente, los siguientes valores hiperreales: partiendo de lo absolutamente nada de verdad, „V 0 ‟, empezamos, pues, con „V 0 F n‟ , o lo totalmente falso; el resultado de disminuir infinitesimalmente a „V 0 F n‟ , o „F n-1‟ ; el
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