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Identidad social y personal

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Identidad social y personal
Proporcionar una breve síntesis de los aspectos esenciales de las teorías de la identidad y de la 
categorización del yo expuestos en capítulos anteriores de este manual.
Resaltar, a continuación, las tres aportaciones más innovadoras y de mayor impacto de la Teoría 
de la categorización del yo como introducción a los desarrollos recientes que han profundizado 
más en las dos teorías de partida (identidad social y categorización del yo) y han conseguido su 
extensión y ampliación.
Exponer los dos desarrollos elegidos: el Modelo SIDE, propuesto por Spears (2001), y el Modelo 
SAMI, propuesto por Simon (2004):
• En el Modelo SIDE (por sus iniciales en inglés, Social Identity of Deindividuating Effects)
destacan la atención a los aspectos estratégicos del manejo de la identidad y la importancia
de las audiencias ante las que la identidad se despliega.
• El Modelo SAMI (por sus iniciales en inglés, Self-Aspects Model of Identity) examina la
identidad personal, sus funciones psicológicas, sus componentes y su evolución histórica.
Objetivos
 Introducción
En el Capítulo 1 “Definición de la Psicología social” se señaló que la identidad social es, según 
Tajfel, el resultado de la autodefinición a partir de la pertenencia a un cierto grupo social, 
mientras que la identidad personal se aplica a los casos en los que la persona se define a partir 
de sus rasgos únicos e idiosincrásicos. 
Henri Tajfel (1919-1982)
A lo largo de este manual, se han dedicado muchas páginas 
al análisis de los conceptos de identidad y categorización, 
en claro reconocimiento del papel central que desempeñan 
estos conceptos en muchos procesos psicosociales. 
La categorización y la identidad (social y personal) con-
tribuyen a organizar la experiencia de la persona en su 
mundo social. Por ello, constituyen una especie de eje 
articulador o hilo conductor de todos o la mayoría de los 
procesos psicosociales, como se tratará de mostrar en 
este capítulo.
En el próximo apartado se realizará un breve recorrido por los aspectos de la identidad y la 
categorización analizados en distintos capítulos del manual para ilustrar el papel articulador 
que desempeña la identidad dentro de la Psicología social.
 Una breve síntesis de los contenidos identitarios en los 
capítulos del manual
El Capítulo 1 del manual (Definición de la Psicología Social) propone la Teoría de la Identi-
dad Social como un ejemplo de la complejidad de los procesos que estudia la disciplina. La 
identidad social es el resultado de procesos cognitivos, evaluativos y emocionales. Además, su 
surgimiento, estabilidad y cambio descansan sobre procesos de naturaleza individual, grupal 
y colectiva. Es lo que muestra la Figura 1.1 del Capítulo 1.
Identidad social como identidad colectiva
El Capítulo 24 (Comportamiento colectivo y movimientos sociales en la era global) pone un 
cuidado especial en señalar la fusión entre identidad social e identidad colectiva. De la defini-
ción de esta última se deduce que los dos términos son intercambiables, En efecto, la identidad 
colectiva es la autodefinición grupal, es decir, la definición que el grupo hace de sí mismo, el 
resultado final de las percepciones que los miembros tienen de su grupo, que viene a ser la 
suma de “las cualidades y características atribuidas a un grupo por sus miembros” cuando 
estos piensan en sí mismos como un “nosotros”. 
Necesidad de una identidad social
En ese mismo capítulo (24), se afirma que la identidad social es el “cemento aglutinador del mo-
vimiento colectivo” y se da a entender que, en la sociedad contemporánea, las personas sienten 
una necesidad de identidad social. Se atribuye la aparición de nuevos movimientos sociales a la 
existencia de una “cierta confusión de identidad”. Y es que las experiencias de las personas en el 
mundo actual se caracterizan, en gran medida, por la desorientación y la pérdida de sentido. 
Necesidad de una identidad social positiva
En el Capítulo 23 (Prejuicio y estigma: efectos y posibles soluciones) se sugiere indirectamente 
la necesidad de que esa identidad social sea positiva ya que, de acuerdo con el planteamiento de 
Major (véase, por ejemplo, Major, McCoy, Kaiser y Quinton, 2003), cuando la propia identidad 
está devaluada, y existe en la sociedad un consenso amplio sobre esta devaluación, se genera 
un estrés similar al causado por otros tipos de estresores. 
Flexibilidad de la identidad social
El Capítulo 25 (Memoria colectiva y social), por su parte, subraya la flexibilidad de la identi-
dad social, como demuestran los estudios sobre identidad social étnica, que ponen de relieve 
la gran capacidad de adaptación de este tipo de identidad a distintas situaciones y coyunturas. 
Algo parecido ocurre con la expresión de la identidad colectiva en la memoria histórica, dado 
que se ha constatado que en las reconstrucciones del pasado se inventan elementos que luego 
acaban por considerarse centrales en la definición del propio grupo.
Regulación de la autoimagen de la persona 
La memoria colectiva ayuda a conseguir una cierta identidad social. Las personas se apropian 
de algunos hechos del pasado y los convierten en elementos centrales de la identidad, aunque 
ello sea a costa de forzar la imagen de la historia hasta que resulte positiva y se la pueda hacer 
encajar con las aspiraciones y deseos del momento actual. Este proceso se explica con detalle 
en el Capítulo 25 y se completa en el Capítulo 26 (Representaciones sociales de la historia: es-
tudios y aplicación a sociedades con un pasado traumático), en el que se atribuye a la necesidad 
de mantener una identidad social positiva los intentos que hacen las personas para dotar de 
significado a los hechos del pasado.
Regulación de la conducta dentro del propio grupo
El Capítulo 6 (Categorización Social y construcción de las categorías sociales) acentúa el papel 
de la identidad en la desindividuación, lo que desmiente la afirmación de muchos autores que 
hablan de una conducta caótica e impulsiva en las multitudes. No es eso lo que ocurre. Las 
personas, lejos de perder su identidad en las multitudes, actúan sobre la base de la identidad 
social relevante en ese momento: en otras palabras, cuando las personas están en un grupo o en 
una multitud, “actúan en función de las normas propias del grupo en el que se encuentran”. 
La identidad ejerce un poderoso impacto sobre los estereotipos a través de varias vías 
diferentes, como se señala en el Capítulo 8 (Estereotipos). La primera vía es la tendencia de 
las personas a tener una imagen más positiva de su propio grupo. Además, las personas del 
mismo grupo generan estereotipos similares sobre los miembros de otros grupos, puesto que 
los estereotipos ayudan a representar al propio grupo como “diferente y mejor” que los grupos 
rivales u opuestos. Aunque no tiene por qué ocurrir así necesariamente, ya que depende de 
ciertas condiciones, ello suele desembocar en la discriminación del exogrupo. 
Regulación de la conducta hacia los otros grupos
El papel central de la identidad social en la regulación de la conducta hacia los otros grupos 
se manifiesta en el Capítulo 22 (El estudio del prejuicio en la Psicología social: definición y 
causas): la Teoría de la identidad social es la más utilizada en Psicología social a la hora de 
intentar explicar las relaciones intergrupales.

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