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LA PALABRA EN LA VIDA Y LA PALABRA EN LA POESÍA - VOLOSHINOV

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VOLOSHINOV "LA PALABRA EN LA VIDA Y LA PALABRA EN LA POESÍA"
Voloshinov teoriza acerca del enunciado como un todo pleno de sentido, formado por dos partes: una parte dicha, realizada verbalmente y, una parte no dicha, el sobreentendido. Es decir, establece que en el enunciado además de lo expresado verbalmente, se debe considerar también una parte extraverbal, no expresada pero sobreentendida, sin cuya comprensión no resulta posible entender la enunciación misma
Cada enunciación efectiva tiene un sentido determinado, que solo se puede comprender en una situación concreta. En condiciones distintas, en situaciones distintas, esta enunciación tendrá también sentidos distintos
La palabra en la vida no se centra en si misma, sino que surge de la relación con la situación extraverbal. La vida misma completa directamente a la palabra y si la separamos se pierde algo del sentido. Las palabras, ligadas a la situación extraverbal, realizan ciertas valoraciones. Se refieren a una totalidad en la cual la palabra directamente entra en contacto con el acontecimiento de la vida. La palabra tomada aisladamente como fenómeno puramente lingüístico no posee sentido, ni valoración.
Si consideramos una palabra en sí, por fuera de la situación en la que surge, es absolutamente incomprensible. El enunciado tomado aisladamente es vacío y carente de todo sentido. Y si lo estudiamos desde algún aspecto fonológico, morfológico y sintáctico no nos acercaremos a la comprensión del enunciado en sí. Por el contrario, una palabra perfectamente entonada, en una situación determinada está llena de sentido y de importancia. La entonación es fundamental para llenar el vacío semántico. Ese Enunciado está ligado al contexto extraverbal, en el que adquiere sentido.
CONTEXTO EXTRAVERBAL
 El contexto extraverbal está formado por tres momentos.
1. Un horizonte espacial compartido por los hablantes, es decir el espacio físico.
2. Conocimiento y comprensión de una determinada situación.
 3. Una valoración compartida por los hablantes.
Por ejemplo: "hay dos personas en una habitación. Están calladas y uno le dice al otro
'vaya'. El otro nada contesta" para nosotros que no nos encontramos en la habitación el 'Vaya' se vuelve incomprensible debido a que está aislado de la situación, es vacío y sin sentido. Solo tiene vida ligado al contexto extraverbal y con la entonación determinada 
En este ejemplo el contexto extraverbal toma vida si tenemos en cuenta que en el momento de la conversación ambos interlocutores estaban mirando por la ventana, de repente empezaba a nevar, ambos saben que es el mes de septiembre y hace tiempo que estaban esperando la primavera debido a que el invierno fue largo y la nieve repentina los entristece. La enunciación se apoya en todo esto 
1. Lo visto conjuntamente (espacio físico, la habitación). 
2. Lo sabido conjuntamente (que era septiembre y esperaban la primavera)
3. Lo evaluado conjuntamente (deseaban que llegue la primavera pero con la nieve repentina se entristecen). Todo esto es percibido por los interlocutores, aunque no es expresado verbalmente, no se ha dicho. De esta manera se comprende el enunciado 'vaya' pero no se explica.
El enunciado en sí, ligado a ese contexto, resuelve la situación y proporciona un resumen valorativo. Lo importante no es la palabra, sino como ese enunciado opera en la vida cotidiana porque siempre se relaciona con participantes que son copartícipes que igualmente conocen, entienden y evalúan una situación.
Entonces la enunciación se apoyó en su relación real contribuyendo a una comunidad material, una expresión ideológica y un desarrollo ideológico posterior. Es por eso que la situación extraverbal no actúa desde afuera, sino por el contrario forma parte de la enunciación como necesaria para la composición semántica.
Es esta la razón por la que Voloshinov sostiene que el enunciado cotidiano es un entimema, es decir, una forma de silogismo en que una premisa o la conclusión aparece silenciada pero puede ser recuperada fácilmente por el oyente. Establece que todo enunciado cotidiano es un entimema objetivo y social. Se constituye, así, como una suerte de “contraseña” conocida solamente por aquellos que pertenecen al mismo horizonte social. Jamás podrá comprenderse ni explicarse por fuera de ese vínculo con la situación
concreta. Entonces el carácter social impregna el enunciado ya que este está dirigido a alguien (lo que quiere decir que hay, como decíamos al inicio, por lo menos esa microsociedad formada por dos personas, el hablante y el oyente) y el mismo hablante es siempre un ser social.
La entonación establece el vínculo entre la palabra y el contexto extraverbal, se encuentra en el límite entre lo verbal y lo no verbal, lo dicho y lo no dicho, el discurso entra en contacto inmediato con la vida. Mediante la entonación el hablante entra en contacto con los oyentes: la entonación es social por excelencia ya que es el conductor más ágil, más sensible, de las relaciones sociales que existen entre los interlocutores en una situación dada. La orientación al oyente es uno de los aspectos de la entonación. Voloshinov marca que en la situación se abre también a un tercer participante, establece una actitud viva hacia el objeto del enunciado: Así entonación orientada en dos direcciones: con respecto al oyente, como aliado o testigo y con respecto al objeto del enunciado como si fuera un tercer participante vivo; la entonación amonesta, acaricia, rebaja o engrandece.

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