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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (51)

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que la Iglesia cuenta muy poco o se ba refugiado en posiciones 
secundarias. En cierto sentido, vale decir, desde el punto de vista 
de la creencia religiosa, es verdad que el catolicismo se redujo 
en gran parte a una superstición de campesinos, enfermos, viejos 
y mujeres. 
En la filosofía, ¿qué papel desempeña hoy la Iglesia? ¿En 
qué Estado el tomismo es la filosofía prevaleciente entre los inte­
lectuales? Y socialmente, ¿dónde la Iglesia dirige y domina con 
su autoridad las actividades sociales? Justamente el impulso cada 
vez mayor dado a la Acción Católica demuestra que la Iglesia 
pierde terreno, aun cuando ocurra que retirándose se concentre 
y oponga mayor resistencia y "parezca" más fuerte ( relativamentP). 
El pe11samiento social de los católícos. Sobre el "pen.~amiento 
social" de los católicos se puede hacer esta observación crítica prt'­
liminar: que no se trata de un programa político obligatorio para 
todos ellos, hacia cuyo logro van dirigidas las fuerzas organizadas 
que los católicos poseen, sino que se trata pura y simplemente de 
un "complejo de argumentaciones polémicas" positivas y negativas 
sin concreción política alguna. Esto sea dicho sin entrar en cues­
tiones de mérito, es decir, en el examen del valor intrínseco de 
las medidas de carácter económico-social que los católicos colocan 
en la base de tales argumentaciones. 
En realidad, la Tglcsia no qui<>re comprometerse con la vida 
práctica económica y no se empeña a fondo ni en rc>alizar los prin­
cipios sociales que afirma y que no son realizados, ni en defen­
der, mantener o restaurar aqucllas situaciones en las cuales una 
parte de dichos principios habían sido realizados y postcriom1ente 
destruidos. Para comprender bien la posición de la Iglesia en la 
sociedad moderna, es preciso comprender que ella está dispuesta 
a luchar sólo para defender su particular libertad corporativa (de 
Iglesia como Iglesia, como organizadón eclesiástica), es decir, 
los privilegios que proclama ligados a la propia esencia divina. 
Para esta defensa no excluye ningún medio, ni la insurrección 
armada, ni el atentado individual, ni el llamado a la invasión 
extranjera. Todo el resto es descuidado relativamente, a menos que 
esté ligado a las condiciones existenciales propias. La Iglesia en­
tiende por "despotismo" la intervención de la autoridad estatal 
laica en la limitación o supresión de sus privilegios y no mucho 
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más que eso. Reconoce cualquier potestad de hecho, y para que 
no lesione sus privilegios, la legitima; si luego acrecienta dichos 
privilegios, la exalta y la proclama providencial. 
Dadas estas premisas, el "pensamiento social" católico tiene 
un valor puramente académico. Es preciso estudiarlo y analizarlo 
en cuanto elemento ideológico narcotizador, tendiente a mantener 
determinados estados de ánimo de expectativa pasiva de tipo 
religioso; mas no corno elemento de vida política e histórica 
directamente activo. Es ciertamente un elemento político e histó­
rico, pero de un carácter absolutamente particular; es un elemento 
de reserva, no de primera línea y por ello puede en todo momento 
ser "olvidado" prácticamente y "callado", aun sin renunciar a él 
por completo, porque podría volver a presentarse In ocasión en 
que fuera preciso utilizarlo. Los católicos son muy astutos, pero 
me parece que en este caso son "demasiado" astutos. 
Sobre el "pensamiento social" católico hay que tener presente 
el libro del padre jesuita Albert :\1uller, profesor de la escuela 
snperior comercial de San Ignacio en Amberes.' Muller expone, 
en mi opinión, el punto de vista más radical que puedan alcanzar 
los jesuitas en esta materia (salario familiar, coparticipación, con­
troL cog<:stión. <'te.). 
Un artículo que es necesario tener presente para comprender la 
actitud de la Iglesia ante los diversos regímenes político-estatales 
<'s "Autorita e 'oportunismo político'" en la Civiltii Cattolica del 
l'' de diciembre de 1928. Habrá que confrontarlo con los puntos 
correspondientes al Código Social. 
La cuestión se plant<'Ó en la época de León XIII y del rallie­
ment de una parte de los católicos a la república francesa y fue 
n·suelta por el Papa con estos puntos esenciales: 1) aceptación, 
o sea reconocimiento del poder constituido; 2) respeto pre,stado 
" él corno la representación de una autoridad venida de Dios; 
3) obediencia a todas las leyes justas promulgadas por tal auto­
ridad, pero resistencia a las leyes injustas con el esfuezo tendiente 
,¡ <'nmcndur la legislación y a cristianizar la sodedad. 
Notes d'économie polith¡ue. Iv ~ed(', f:ditions Epes, París, 1927, p. 428> 
del cual vf:ase la recensión en la Cil;iltá Cattolica del 1(1 de :;;ptíemhre de' 1928; 
"'Pcnslero t• ::>ttivit;.\ social e', (de A. Brucculeri). 
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Para la Civiltd Cattolíca esto no sería "oportunismo", ya que­
por tal debe ser entendida solamente la actitud servil y exaltadora 
en bloque de autoridades que lo son de hecho y no de derecho 
(la expresión" derecho" tiene un valor particular para los católicos). 
Los católicos deben distinguir entre "función de la autoridad", 
que es un derecho inalienable de la sociedad, que no puede vivir 
sin un orden, y "persona", que ejerce tal función y que puede ser 
un tirano, un déspota, un usurpador, etc. Los católicos se someten 
a la "función", no a la persona. Pero Napoleón III fue llamado 
hombre providencial luego del golpe de Estado del 2 de diciem­
bre, lo que significa que el vocabulario político de los católícos 
difiere del común. 
En otoño de 1892. se realizó er. Génova un congreso católico ita· 
liano de los estudiosos de ciencias sociales. Se señaló allí que ''la 
necesidad del momento presente, no por cierto la única necesidad, 
pero tan urgente como cualquier otra, es la reivindicación cientÍ· 
fica de la idea cristiana. La ciencia no puede dar la fe, pero puede 
imponer a los adversarios el respeto y puede conducir las inteli­
gencias a reconocer la necesidad social de la fe y el deber indi­
vidual (!) ". En 1893, por impulso de tal congreso, patrocinado 
por León XIII o (la encíclica Rerum Novarum es de 1891) fue 
fundada la Revista Internazi01wle di Science Sociale e Discipline 
Ausiliare, que todava se publica. En el fascículo de enero de 1903 
de la revista se resume la actividad del decenio. La actividad de 
esta revista, que íamás ha sido muy «ruidosa", debe ser estudiada 
sin embargo en rela0ión con la de la Critica Socíale, de la cual de· 
bía ser d contra-altar. 
a León XUI (Jonquín Pecci, li:HO~l903), que sucedió al Papa Pío X eu 
1878, trató de elevar el prestigio de la Iglesia y de salvarla del aislamiento eu 
que estnLa cayendo mediante el mejommlento de hs relaciones con los diversos 
Estados, incluida Italia. Se aproximó .n. Dismarck poniendo fiu a la Kuftttr~ 
kampf, exortó a los católi<:os franceses t1 ;Jdherírse (ralliement) a la repúblic-<l. 
etc. Tratando de contranestar la influencia asnm¡da por el movimiento socia~ 
lista y obrero en todo el mundo, publicó en 1891 la encíclica Rerum Noca~ 
nnn, c.:onsiderada hoy como el documento fundnmental de la doctrina social 
cristiana. Tal encíclica no propone, ni mucho mt-nos, ona solución a la cues­
tión social y se limita a propugnar un mayor intervencionismo estatal y una 
cierta libertad de acción para las organizaciones obreras. (N. del T.) 
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El conflicto de Lille. En la Ci~iltá Cottolica del 7 de setiembr<' 
de 1929 se publica el texto íntegro del_ juicio pronunciado por la 
Sagrada Congregación dd Concilio sobre el conflicto entre indus­
triaks y obreros católicos de la región Roubuix-Tomcoing. La sen­
tencia está contenida en una carta de fecha .5 de junio d<' 1929 
del cardenal Sbarretti, prefecto de la Congregación del Coucil io. 
a monseñor A chille Liénart, obispo de Lillc. 
El documento es important<•, en parte porque integra el Código 
Social y también porque amplía el cuadro, como por ejemplo al 
reconocer a los obreros y a los sindicatos católicos d derecho a 
formar un frente únicocon los obreros y sindicatos socialistas 
en las cuestiones económicas. Es preciso tener en cuenta que si 
el Código Social es un texto católico, es sin embargo privado <> 
solamente oficioso y podría ser desaprobado por el Vaticano en 
todo o en parte. Este documento en cambio es oficial. 
El documento está ligado ciertamente a la labor del Vatica­
no en Francia tendiente a crear una democracia política católica 
Y a la admisión del «frente único», aunque sea pasible de inter­
pretaciones sutiles y restrictivas. Es un .. desafío" a la Action Frall­
¡;aise y un signo de détente con los radicales socialistas y la C.G.T. 
En el mismo fascículo de la Civiltcl Cattolica hay un exten­
so. e interesante artfculo de comentario de la sentencia vaticana. 
Dicha sentencia está constituida por dos partes orgánicas: en la 
primera, compuesta de siete breves tesis, acompañadas cada una 
de amplias citas extraídas de los documentos pontificios, especia]. 
mente de León XIII, se da un resumen claro de la doctrina sindical 
católica; en la segunda se trata del conficto específico en examen. 
es decir, las tesis son aplicadas e interpretadas en los hechos 
reales. 
Los catúlico.s !J la insurrección. A propósito el(' las m.__·didao,; toma­
das en 1931 contra la Acción Católica italiann " es interesante el 
• Gramsci se ref;ere nquí a las medidas tomadas por el gobierno Ltscist,I 
contra la Acción Católica en 1931 debido a Ia influencia de qne gozaha esta 
última entre los jóvene.s trabajadores y los estudiantes. Todo tern~inó con la 
victoria de los fascistas. que lograron limitar y controlar la actividad de ]a 
Acción Católica en el campo juvenil y _una mayor colaboración en el campo 
sindical, reforzándose de tal manera las ligazones t·ada vez más estrechas 
entre la Iglesia y el régimc'Il fascista. (N. del T.) 
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