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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (58)

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Católicos integrales, jesuitas y modernistas 
Cat6!icos integrales. • Los "católicos integrales" tuvieron mucho 
éxito bajo el papado de Pío X. Representaron una tendencia euro­
pea del catolicismo ubicada políticamente en la extrema derecha, 
aunque eran más fuertes en ciertos países como Italia, Francia y 
Bélgica, en los cuales las tendencias de izquierda en la política y 
en el campo intelectual se hacían sentir profundamente y de di­
ferentes maneras sobre la organización católica. Durante la guerra 
los alemanes secuestraron en Bélgica una gran cantidad de docu­
mentos reservados y secretos de los "integrales", que publicaron 
de inmediato, ofreciendo así abundantes pruebas de que habían 
constituido una verdadera asociación secreta para controlar, diri­
gir, "purgar" el movimiento católico en todos sus grados jerárqui­
cos, con lenguajes cifrados, comisarios, correspondencias clandes­
tinas, agentes de espionaje, etc. 
El jefe de los "integrales" era monseñor Umberto Benigni 
y una parte de la organización estaba constituida por el Sodali­
tium Pianum (del Papa Pío V). Monseñor Benigni, muerto en. 
1934, era un hombre de gran capacidad teórica y práctica y de 
una actividad increíble; escribió entre otras una obra de gran 
• .Con este nombre se designa la concepción según la cual todos los aspec· 
tos de la vida política y social deberían ser postulados y concretados sobre l:t 
hase de principios inmutables de la doctrina católica, condenando por consi­
guiente en fonna implícita todo el recorrido de 1a historia moderna. Surge con 
el Lamennaís de la primera etapa como reacción al iluminismo y al raciona .. 
lisrno del siglo xvm, logrando el má>dmo de desarrollo bajo los pontificados 
de León XIU y de Pío X. (N. del T.) 
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vuelo, La maria socíale della Chiesa, de la cual han aparecido 4 
volúmenes de alrededor de 600 páginas cada uno, en gran for­
mato, editados por Hoepli. Como se deduce de la Civilta Catto­
lica, Benigni jamás interrumpió su acción conspiradora en el inte­
rior de la Iglesia, no obstante las dificultades en que se encontra­
ron los "integrales" a causa del curso de la política de Pío XI, va­
cilante, titUbeante, tímida, pero sin ero bargo con una dirección 
popular democrática debido a la necesidad de nuclear grandes 
masas alrededor de la Acción Católica. Los "integrales" apoyaron 
en Francia el movimiento de la Action fra~aise, estuvieron en 
. contra de S ilion • y en especial contra todo modernismo • • po­
lítico y religioso. 
Frente a los jesuitas asumían una actitud casi jansenista, vale 
decir de gran rigor moral y religioso, contra toda forma de debi­
lidad, oportunismo y centrismo. Los jesuitas, naturalmente, acusan 
a los "integrales" de jansenismo (de hipocresía jansenista) y, más 
aún, de hacerles el juego a los modernistas (teólogos): 1) por su 
lucha contra los jesuitas; 2) porque ampliaban de tal manera la 
noción de modernismo y por consiguiente se desguarnecían ofre­
ciendo a los modernistas un comoclisimo campo de maniobra. En 
los hechos ocurrió que, en su lucha común contra los jesuitas, "in­
tegrales" y modernistas se encontraron objetivamente en el mismo 
terreno y colaboraron entre sí ( Buonaiuti habría csc1ito en la 
revista de Benigni). 
~.Qué queda hoy de los modernistas y de los "integrales"? Es 
difícil identificar y calcular su fuerza objetiva en la organización 
eclesiástica, especialmente la de los modernistas (los "integrales" 
han mantenido sus fuerzas casi intactas, aun después de la cam­
paña contra la Action fraru;aise). De todas maneras dichas fuerzas 
siempre constituyen "fermentos" que continúan actuando en cuan-
0 Revista de tendencia democrát:ca cristiana, fundada en París en 1894, Des­
de 1902, órgano de los cristianos sociales franceses; condenada por el P<\P<I 
Pío X por sus inclinaciones modernistas. (N. de) T.) 
>~~ ° Con el nombre de modernismo es desígnado aquel vasto movimiento del 
clero y del laicado católico, que hacia fines del siglo XIX y comienz.os del xx 
aspiraba a reformar el fondo doctrino] de la lglesia católica, teniendo en cttenta 
tanto el progreso científico como las nuevas exigencias sociales. Sus princ;v;r~ 
les exponentes fueron Loi.sy en Francia y Remolo Murrí y Ernesto Buonainti 
en Italia. El modernismo fue condenado en 1907 por el Papa Pío X medün:te 
la encídicá Pascendi. (N. del T.) 
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to representan la lucha contra los jesuitas y su poderío, lucha 
conducida todavía hoy por los elementos de derecha o de izquier- · 
da, bajo la indiferencia aparente de la masa del clero y con re­
sultados no despreciables en la masa de los fieles, que ignora estas 
luchas y su significado y precisamente por ello no puede alcanzar 
una mentalidad unitaria y homogénea de base. 
A estas fuerzas internas antagónicas y clandestinas (o casi) 
de la Iglesia (para el modernismo la clandestinidad es indispen­
sable) les conviene tener "centros" externos públicos, o que ejerzan 
una directa acción eficaz sobre el público, con periódicos o edicio­
nes de folletos y de libros. Entre los centros clandestinos y los 
públicos existen ligazones ocultas que se transforman en los cana­
les de las iras, las venganzas, las denuncias, las pérfidas insinua· 
dones, las maledicencias para mantener siempre viva la lucha 
contra los jesuitas (que tienen también su organización no oficial 
o directamente clandestina, a la cual deben contribuir los llamados 
"jesuitas laicos", curiosa institución copiada quizás de los terciarios 
franciscanos y que numéricamente parece representar cerca de 1f4 
de todas las fuerzas jesuitas. Esta institución de los "jesuitas laicos" 
merece ser estudiada con atención). Todo esto demuestra que la 
fnerza de cohesión de la Iglesia es mucho menor de lo que se 
piensa, no sólo por el hecho de que la creciente indiferencia de 
la masa Je los fieles por las cuestiones puramente religiosas y 
eclesiásticas da un valor muy relativo a la superficial y aparente 
homogeneidad ideológica, sino por el hecho mucho más grave de 
que el centro eclesiástico es impotente para aniquilar las fuerzas 
organizadas que luchan conscientemente en el seno de la Iglesia. 
La lucln contra el n10dcrnismo, en especial, ha desmoralizado al 
clero joven, que no vacila en pronunciar el juramento antimoder­
nísta, conservando no obstante sus opiniones.' 
De un articulo del padre Rosa, "Risposta ad 'U na polemica 
senza onesü e senza leggc' ", en la Cíviltú Cattolica del 21 de ju­
lio de 1928, son extraídas estas indicaciones: monsciíor Bcnigni 
continúa (en 1928) teniendo una notable organización. U na co-
1 Recordar los ambientes turincses de los jóvenes eclesiástíeos~ también do~ 
miniemos, antes de b guerra y sus desviaciones que llegaban hasta acoger con 
benevolencia IJ.s tendencb.s modernizantes de] islamismo y de1 budismo y a 
coneebir la religión como un sincretismo. mundial de todas las religiones supe­
riore.;;. Dios es como el sal, del cual las re!igiones son los rayos y cada rayo 
conduce al sol único. 
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